A
más de un mes de su secuestro
¿Qué
política para pelear por la aparición de López?
Socialismo
o Barbarie, periódico, 26/10/06
A
un mes de la desaparición del compañero López, existe bastante
confusión sobre cómo seguir la lucha entre los organismos de
derechos humanos, estudiantes y trabajadores independientes del
gobierno de Kirchner que están a la cabeza en la pelea por la aparición
con vida de López y por encarcelar a todos los genocidas.
En
la multisectorial de La Plata, donde se dio el proceso de movilización
que puso entre rejas a Etchecolatz por genocidio y se reaccionó
inmediatamente ante el secuestro del testigo; en Memoria, Verdad y
Justicia, en Buenos Aires, y en cada ciudad del país en la que se
conformaron espacios, existe cierta desmoralización ante la evidencia
de que todo lo hecho hasta el momento no alcanza. Esto debe llevar a
hacer un balance de las orientaciones que hay sobre la mesa sobre cómo
encarar la lucha y reencauzarla.
En
primer lugar, tiene que quedar claro que el gobierno, con la
complicidad de los medios de comunicación, decidió sacar de la
agenda política el “caso López” luego de su marcha del 6 de
octubre, convocada por Abuelas de Plaza de Mayo y otra serie de
organizaciones afines a Kirchner. En esa ocasión, Estela de Carlotto,
abonó la hipótesis de que López está escondido por miedo y no
desaparecido. “Esta plaza te tiene que dar fuerzas para que salgas,
Julio”, dijo Carlotto. En la misma línea, pero con un estilo más
brutal, Hebe de Bonafini había atacado a la víctima López.
A
esta altura queda claro que el gobierno y sus amigos, tras las
crecientes movilizaciones independientes y después del exabrupto de
Bonafini, debieron movilizar pero intentando sembrar confusión, y
convirtiendo la lucha por la exigencia al gobierno nacional por la
aparición con vida en un pedido a “Julio para que salga”.
En
la marcha a Plaza de Mayo del 18, a un mes de la desaparición,
Carlotto y compañía se ausentaron y sólo la CTA y los kirchneristas
de Libres del Sur (ex Patria Libre y PC Congreso Extraordinario entre
algunos de ”izquierda”) participaron con modestísimas
delegaciones. Igualmente se negaron a entrar a la Plaza, ya que el
documento consensuado le exige al gobierno nacional.
Creemos
que es evidente a esta altura el callejón sin salida que nos propone
el MST-Unite de “no ser sectarios” y hacer un gran frente único
democrático con los kirchneristas. La necesidad de masificar la
movilización no puede ser a costa de cambiar el contenido de lucha,
que es por la aparición con vida del desaparecido López y no por que
“López aparezca”.
En
tanto, el PCR, que busca defender a los espacios independientes como
dirección del movimiento ante el kirchnerismo, con su lógica de
“unidad”, se niega a avanzar en las críticas al gobierno “para
no echarlos de las movilizaciones”. Nos parece que este tipo de política
que correctamente hace centro en la exigencia al gobierno nacional
pero se niega a avanzar en la crítica al propio gobierno, es limitada
e impide golpear a Kirchner. ¿Cómo? Exigiéndole que rompa el
silencio sobre la investigación, denunciando que aún hoy toma el
caso López como si estuviéramos frente a un caso de búsqueda de
paradero, mostrando que su acción es limitada porque sabe que ir a
fondo en la búsqueda puede atacar al aparato de seguridad; el mismo
que el gobierno necesita para reprimir a los trabajadores y demás
sectores populares que salen a reclamar.
En
este momento el gobierno es visto por muchos trabajadores como
responsable de la agresión de la patota en el Hospital Francés y de
encubrir a sus amigos los sindicalistas que desataron el escándalo en
San Vicente. Pero justamente cuando mejores condiciones hay para
acorralarlo y obligarlo a hacerse cargo de su obligación de que
aparezca López vivo o eventualmente su cuerpo, se sigue sosteniendo
que no hay que pegarle al gobierno para no romper la unidad.
A
este tipo de políticas que diluyen la responsabilidad de Kirchner, se
llega también por vías de caracterizaciones equivocadas como la del
PCR, que sostiene que “el fascismo se está rearmando”, e incluso
llegan a pegarle por derecha a Kirchner diciendo que el gobierno da
pie a ese resurgir “por atacar en bloque a las fuerzas armadas”,
lo que daría lugar a que sectores descontentos por bajos salarios,
“patriotas y malvineros”, presten oídos a los sectores fascistas.
Irónicamente, el mismo PCR niega aún hoy que en los 70 la triple A
actuaba desde el gobierno de Isabel Perón, donde sí se venía el
fascismo y organizado desde el propio gobierno.
Hoy
está claro que no es Kirchner el que manda a secuestrar a López, más
allá de su responsabilidad por sostener el aparato represivo en el
que se incuban las bandas fascistas. Hoy las burguesías de la región
y de Argentina no quieren hacer olas, buscan evitar la polarización
social, y tienen como política enterrar las rebeliones populares con
gobiernos “progres” como el de K, que reabsorban las demandas del
período anterior. No hace falta caracterizar que se viene el fascismo
para tomar con toda seriedad la pelea por la aparición de López y
por aplastar a los sectores de derecha que quieren la amnistía.
Para
eso hay que profundizar la movilización. Hay que seguir exigiendo a
la CGT y la CTA que llamen a paro, pero a la vez hay que construirlo
por abajo, como se hizo en el Astillero Río Santiago o en el Hospital
Francés que encabezó la marcha. Y junto con eso, golpear al
gobierno, que es quien tiene que dar respuestas.
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