Tabaré militariza la planta de Botnia
Todos con la Asamblea de Gualeguaychú
Socialismo o Barbarie, periódico, 07/12/06
Como si faltaran argumentos para desenmascarar al
“izquierdista” Tabaré Vázquez como continuista total al servicio
del capitalismo, el presidente uruguayo tomó la decisión de
militarizar la pastera que Botnia está construyendo en Fray Bentos.
Hasta los mismos funcionarios frenteamplistas decían en voz baja que
la medida era una exageración. Pero en materia de sobreactuación de
la defensa de los intereses de las multinacionales, Tabaré no deja
nada librado al azar.
Bastó que en el Washington Post se citara que una
mujer de 88 estaba dispuesta a actuar como bomba suicida contra la fábrica
–la fuente fue el ambientalista y esposo de la secretaria de Medio
Ambiente Piccoloti, Daniel Taillant– para que la paranoia invadiera
a las autoridades uruguayas. El intendente de Fray Bentos, Omar Lafluf, defendió la
intervención militar para custodiar Botnia con los insólitos
argumentos de que “alguien [de la asamblea de Gualeguaychú] dijo
que iba a venir un Bin Laden” y que entre los asambleístas se decía
que la frontera argentino-uruguaya sería “como la de Israel y el Líbano”.
Kirchner, por su parte, ya no sabe qué hacer. Después
de la mediación del rey Juan Carlos de España (que Uruguay aceptó)
propuso la de ¡Gorbachov! (que Uruguay rechazó). Tal vez como
castigo por las imprudencias de su marido, el gobierno puso a
Picolotti en el freezer, y no formó parte de la última delegación
negociadora argentina.
La cuestión de las pasteras ya permea toda la política
entrerriana. Los candidatos del PJ se dividen entre los defensores de
la asamblea de Gualguaychú y los que opinan –como el intendente de
Colón, por ejemplo– que la cosa ya se salió de madre. En el medio
están los que proponen “relocalizar” Botnia (¡con el 70% de la
construcción terminada!) o hacer un canal de desagüe de 20 ó 30 km
río abajo.
Mientras tanto, la asamblea de Gualeguaychú sigue
firme con su plan de cortes. Incluso tuvieron tiempo de hacerle una
tomada de pelo a la paranoia de Tabaré con una parodia de “invasión
terrorista”. Una cosa es segura: más allá de su heterogénea
composición social y de que su programa no contempla una salida para
los trabajadores de ambas orillas (incluso a veces se filtra un
peligroso tono chauvinista), la asamblea de Gualeguaychú se
mantiene independiente de los gobiernos y de las gestiones diplomáticas
que son sólo maniobras para ganar tiempo.
Por eso y porque aumenta el coro histérico en ambas márgenes
del Plata para que sean desalojados de una buena vez, más que
nunca hay que apoyar a los asambleístas de Gualeguaychú y a sus
medidas. Una buena oportunidad será la marcha que realizarán en
Buenos Aires el próximo martes 12.
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