La
distribución del ingreso sigue siendo mala
Página
12, 21/12/06
Los datos de
distribución del ingreso del tercer trimestre del año muestran una
mejora respecto del mismo período de 2005, pero empeora respecto del
segundo trimestre. Hoy el ingreso del 10 por ciento más rico es 35
veces mayor al ingreso del 10 por ciento más pobre.
Los números
difundidos ayer por el Indec (Instituto Nacional de Estadística y
Censo) muestran que la distribución del ingreso no mejora a la par de
otros indicadores económicos y que, incluso, en el tercer trimestre
de este año empeoró respecto del segundo trimestre. Según las
cifras oficiales, en el tercer trimestre de 2006 el ingreso del 10 por
ciento más rico era 35 veces mayor al ingreso del 10 por ciento más
pobre, cuando esa brecha un año atrás era de 42 veces. Sin embargo,
durante el segundo trimestre de este año era de 31 veces.
De acuerdo con los técnicos
del Indec, en los primeros y terceros trimestres impacta en la
distribución el pago del medio aguinaldo, que siempre mejora la porción
de la torta que se llevan los segmentos más altos. Pero, más allá
de la comparación puntual, lo cierto es que la inequidad distributiva
es hoy menor a la que hubo en el pico de la crisis posdevaluación,
cuando la diferencia entre los extremos de la pirámide llegó a 56
veces en el año 2003. Pero aun así, la desigualdad sigue siendo, en
el mejor de los casos, similar a la que había durante la
convertibilidad. Aunque las comparaciones son difíciles, porque el
Indec realizó este año una polémica revisión metodológica de la
medición, en el año ’97, la brecha entre el grupo más alto y el más
bajo era de 32 veces, y en el ’99, cuando la recesión ya golpeaba
esa diferencia, era de 34 veces.
Asimismo, el
“coeficiente de Gini”, otro indicador tradicional para medir la
distribución del ingreso, también mejoró en los últimos años,
sobre todo si se lo compara con el pico de la crisis en 2002–2003.
Pero es hoy (0,492) equivalente al que había durante la segunda mitad
de los años ’90, en pleno gobierno menemista, una de las épocas de
mayor concentración económica.
Para el sociólogo
Artemio López, “la causa fundamental de la discreta mejora en la
distribución del ingreso”, pese a tasas de crecimiento económico
record y a una fuerte baja en la tasa de desocupación en los últimos
tres años, “es la informalidad laboral”. En un documento
reciente, el titular de la consultora Equis explica que el 43,2 por
ciento de trabajo en negro es una tasa elevadísima si se la compara
con el pasado. En los ochenta, la informalidad rondaba el 20 por
ciento, a principios de los ’90 era del 25 por ciento, y antes de la
devaluación había llegado al 38 por ciento. Dicho de otro modo: si
bien se redujo en 6 puntos durante los últimos tres años, todavía
continúa en niveles superiores a la década del ’90.
Los trabajadores en
negro no sólo sufren la falta de cobertura de salud y previsional,
sino que la brecha entre sus ingresos y la de los asalariados en
blanco alcanzó un record en los últimos años. De acuerdo con los cálculos
de Equis, el sueldo del empleado en negro es en promedio un 62 por
ciento menor al del trabajador formal.
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