Con la represión, el gobierno interviene la UBA
Escándalo en la Universidad de Buenos Aires
Por Sergio Revelli
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/12/06
Finalmente, el lunes 18, en una bochornosa sesión,
la reaccionaria Asamblea Universitaria sesionó en el Congreso y eligió
como rector y vice de la UBA a la fórmula Hallú-Sorín, acordada
previamente entre el conjunto de los decanos. Con un megaoperativo
policial y violando el derecho a la presencia pública de la Asamblea,
el Gobierno fue el principal garante de que las camarillas
profesorales sigan en el poder de la universidad y vaciando la
educación pública. Con camiones hidrantes, carros de bomberos y más
de 500 policías y la Guardia de Infantería, ante el intento de
entrar a la Asamblea Universitaria por parte de los estudiantes, la
respuesta del Gobierno fue una salvaje represión y 7 detenidos,
llegando incluso a abrir causas penales. Con esto queda demostrado el
papel del gobierno de los “derechos humanos”: justo el día en que
se cumplían tres meses de la desaparición de Jorge Julio López
manda al mismo aparato represivo a apalear a los estudiantes.
Desde ya queda planteada la necesaria masificación
de la lucha por la democratización de la universidad y contra los
planes del Gobierno, porque ahora que pusieron el rector vienen con la
CONEAU abajo del brazo.
El
PaKto de los DeKanos: dime con quién andas y te diré quien eres
Cuando Alterini era el principal candidato de la
mayoría de la Asamblea Universitaria y el movimiento estudiantil, con
la FUBA, los Centros de Estudiantes y las corrientes luchadoras
salimos a denunciarlo, un grupo de decanos “progres” (entre los
que estaba Sorín) salieron a manifestarse, presionados por las
circunstancias, contra Alterini y por la democratización de la
universidad. La crisis entre las camarillas profesorales se
profundizaba, el gobierno de Kirchner no lograba imponer ningún
candidato oficialista que ganara como rector y desde el movimiento por
la democratización impedíamos las sesiones tanto de la Asamblea
Universitaria como del Consejo Superior.
A mediados de año, ya el Gobierno empieza a
negociar con sectores del alterinismo: propone a Buzzi como candidato
a rector, logrando que el bloque de los decanos progres lo apoye, pero
éste no lograba contar con la mayoría, por lo que se vería
frustrado este intento de relegitimar el podrido régimen
universitario e imponer un rector K.
¿Qué fue lo que hizo que Buzzi no tenga la mayoría
de los votos y sí los consiga Hallú, cuando no hay diferencias
sustanciales entre ellos y los dos responden a Kirchner? La respuesta
es una sola y se resume al rol que juega la propia Franja Morada en el
nuevo reparto del botín de la UBA. ¿No se venía una administración
progresista? Para nada; veamos cómo queda la repartija. El rector y
vicerrector se referencian en el gobierno nacional. Las caras visibles
de la UBA pasan a ser kirchneristas. Pero como a la Franja la dejaron
sin el máximo sillón, le asignaron las muy tentadoras Secretarías
General, de Hacienda y Extensión. Esto significa que la caja de la
UBA, es decir, los fondos presupuestarios y los convenios de
trabajo con empresas o entidades públicas, queda en manos de los
radicales, una oferta no poco tentadora. El paquete para la Franja
cierra al quedarse también con la Secretaría de Ciencia y Técnica,
obteniendo así cuatro cargos fundamentales en la gestión de la UBA.
El bloque progresista, aparte de quedarse con los cargos máximos del
rectorado, completaría su negocio con dos secretarías mas, la Académica
y una a crearse. Queda en evidencia que los pilares de la nueva gestión
quedan en manos de los sectores alterinistas, con lo cual a la
consigna que se llegó a escuchar de “no pactar con el alterinismo”,
por parte de los progresistas, se la llevó el viento. El gobierno con
esto no sólo tuvo que transar con la derecha, sino que tuvo que darle
un rol protagónico en la “UBA progre”.
Un
nuevo escenario para el año que viene
Algunos elementos de la nueva gestión ya los expresó
el reaccionario Hallú apenas fue votado. En líneas generales podemos
decir que, aunque lo haya logrado a través de un pacto con la Franja,
el gobierno de Kirchner impuso el rector, y va a hacer política con
el primer “rector peronista”. Éste, a su vez llega con los límites
que le impone la vanguardia tanto al Consejo Superior como la Asamblea
Universitaria, agarrando el cargo en el marco de un descrédito político
feroz, en el que se combina tanto la sesión bochornosa que lo impuso
como el proceso de lucha que desgastó a la Asamblea Universitaria
propiamente dicha. Para el “gobierno de los derechos humanos” no
hay nada más contradictorio que tener a su rector gracias a un
megaoperativo policial y reprimiendo estudiantes, lo cual le trae un
costo político muy alto.
A su vez, por boca de Hallu se evidenció un fuerte
ataque hacia la vanguardia del movimiento estudiantil, llegando a
llamarla “grupo de delincuentes”. Esto habla de una derechización
que puede desembocar en una campaña contra la FUBA, los Centros
combativos y la izquierda en general. También quedan claros los
planes políticos para el año que viene, ya que Hallú fue quien
avanzó con la LES en la Facultad de Veterinaria y es uno de los
voceros de la acreditación en la CONEAU de varias carreras de grado
de la UBA. Respecto a la democratización, plantea una convocatoria de
reforma de los estatutos para julio, dejando en claro que su intención
no es siquiera aumentar la representación estudiantil, sino que
buscará una reforma cosmética para que parezca democratizada.
Con esto queda en evidencia que la nueva gestión va
a ser, y no sólo desde un punto de vista formal, la correa de
transmisión de la política de Kirchner-Filmus.
El
rol de la vanguardia
En primer lugar, hay que hacer una lectura precisa
del escenario político a partir de la imposición de Hallú como
rector. A pesar de que fue una sesión absolutamente trucha, bajo
custodia policial y en el marco de una represión en las puertas del
Congreso, el hecho de que hayan elegido al rector es un retroceso.
Pero no se puede obviar que este avance de las camarillas está
plagado de elementos contradictorios. En primer lugar, una crisis
objetiva presupuestaria, edilicia, de falta de salarios y de
deslegitimación política que pone a la nueva gestión a la
defensiva. En segundo lugar, la gran lucha que da la vanguardia, a la
que no pueden reventar desde arriba, es un elemento muy importante en
la política universitaria.
Esto pone sobre la mesa un desafío enorme para el
movimiento estudiantil: luchar a brazo partido contra el Consejo
Superior y el Rectorado, contra los planes de la CONEAU y
privatizadores, por el desprocesamiento de los compañeros estudiantes
luchadores y para avanzar en la lucha por la democratización, que
tiene que pasar a ser una bandera de lucha permanente.
Es necesario tener una política audaz para derrotar
a los planes de Kirchner-Filmus-Hallú. La primera tarea es hacer
asambleas en todas las facultades e interfacultades para discutir el
balance de lo que sucedió todo este año y masificar al movimiento
para estar en condiciones de armar un plan de lucha que le tuerza el
brazo a la política del gobierno e imponga nuestras demandas.
Un primer balance de la lucha por la democratización
de la UBA
Falta un programa político y espacios de
participación
Por Sergio Revelli
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/12/06
Durante
todo este año, los estudiantes de la UBA dimos una durísima pelea
contra el régimen universitario y contra el gobierno por la
democratización de la UBA. Esta lucha tuvo como eje los sucesivos
boicots a la Asamblea Universitaria y el Consejo Superior, llegando a
enfrentarnos físicamente a las patotas de las camarillas
profesorales, a la burocracia de APUBA y a la propia Policía Federal.
Durante
todo este proceso desde el Ya Basta!-MAS dejamos en claro que se
necesitaba abrir canales de participación para masificar la lucha y
un programa claro que expresara un horizonte para esta pelea.
Desde la dirección de la Federación no se tuvo una
política para masificar, para que el conjunto del movimiento
estudiantil –no sólo su vanguardia– hicieran propia esta lucha.
Por el contrario, la gran preocupación de la conducción de la FUBA
fue ir de evento en evento (hubo actos casi semanales antes de
finalizar el primer cuatrimestre en Rectorado, Medicina, Derecho...)
pero sin tener una política audaz que abriera las puertas al
estudiantado para que entrara masivamente en el proceso.
En vez de tener iniciativas de participación,
llegaron a hacer una parodia de Seminario en julio, que prometían que
iba a ser el gran evento de miles de estudiantes. Esto fue acompañado
con la no convocatoria a las Asambleas Interfacultades. La conducción
de la Federación se negó a someter a votación tanto las políticas
como las actividades, llegando al colmo de
negarse a aprobar el programa de la lucha en el mismísimo
Congreso de la FUBA, tan manijeado desde arriba que votó la dirección
sin votar la política. Los compañeros independientes que
concurrieron al congreso se fueron muy frustrados por culpa de la
presidencia de la Federación.
Todas estas maniobras fueron alejando a la conducción
de la FUBA (que fue la dirección en el proceso) de la base del
movimiento estudiantil, que si bien sigue apoyando a la izquierda en
los centros de estudiantes por acordar en líneas generales con la
lucha, se muestra muy crítica de los métodos utilizados por las
conducciones.
En suma, la política llevada adelante por el frente
PO-CEPA-MST llevó a aislar a la vanguardia de la masa estudiantil,
una vanguardia sin un programa votado democráticamente y sin espacios
de discusión, donde todo quedaba abrochado en la rosca del local de
la FUBA en Uriburu.
Hubo en el medio de todo este proceso un escándalo
político cuando la CEPA y el MST quisieron votar a Buzzi como rector.
Se dio una pelea durísima para que la conducción de la FUBA no
capitulara ante Buzzi, pero ni esto motivó abrir la discusión al
conjunto del movimiento estudiantil. Por otro lado, este triste
episodio no habría sido posible si el programa de lucha hubiese sido
votado democráticamente en alguna instancia.
Respecto a los métodos de la FUBA, el frente PO-CEPA-MST
dejó claro que consiste en negociar todo entre cuatro paredes sin
fomentar la participación en espacios democráticos de discusión y
resolución. Fue un paso atrás cuando Izquierda Socialista, que,
aunque tibiamente, daba una pelea por abrir los espacios de discusión,
se empezó a incorporar a la conducción... “para dar la pelea por
dentro”, cosa que nunca hizo. Aún más llamativo fue el giro político
dado por el PTS, que pasó de vociferar casi irresponsablemente
contra la FUBA en el 2005 a pasar a dar la lucha también “por
adentro de la FUBA”. A partir de esto pasó a ser el furgón de
cola del frente PO-CEPA-MST. Actualmente En Clave Roja se jacta en
todos lados de pertenecer a la conducción de la Federación, y dejó
de dar discusiones políticas de manera consecuente hacia la FUBA.
Como tampoco el PTS desmintió nunca públicamente haber acordado
junto al frente del PO-MST-CEPA no hacer la Interfacultades después
de la multitudinaria marcha al Rectorado contra la patoteada de APUBA
en Medicina.
Por
un movimiento estudiantil y una FUBA basada en Asambleas e
Interfacultades
Para nosotros hay que discutir darle un giro de 180
grados a la conducción de la FUBA. La falta de masificación tiene
que llevar a replantear los métodos de organización y empezar a
construir un movimiento estudiantil y una FUBA basada en asambleas e
interfacultades.
Ahora se abre la pelea contra la nueva gestión,
votada de manera escandalosa, por el desprocesamiento de los compañeros
y contra los planes del gobierno. Superar estas limitaciones va a
reorientar al movimiento estudiantil y a su conducción. Abriendo los
canales de participación saldaremos ese vacío entre la vanguardia y
la masa del movimiento estudiantil y estaremos en condiciones de pasar
a la ofensiva con mucha más fuerza.
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