Luchas
de los trabajadores:
1
– Fate: más agachadas de la burocracia
Crece
la bronca
Socialismo
o Barbarie, periódico, 28/12/06
Corresponsal.–
En la seccional de San Fernando, dirigida por Antico y sus secuaces,
se comprometieron ante los compañeros a reunirse con la empresa para
pedir un aguinaldo entero, que serían entre $600 y $800, según la
categoría. La propuesta no era para nada despreciable, pero
conociendo el prontuario de la Bordó (agente por excelencia de la
empresa), la gente tenía un mal presentimiento. Volviendo a encender
el descontento siempre latente, la intervención de los compañeros de
manera espontánea, realizó paros en varios sectores, fortaleció y
reivindicó a las bases tan golpeadas, haciendo surgir propuestas
interesantes. Hubo muchos enardecidos que denunciaban: ¡las fiestas
no tienen porqué ser la excusa para ir a reclamar limosnas!
El
techo salarial para la próxima paritaria que rondaría según
el gobierno y la burocracia sindical cerca del 13% de aumento
al básico, no va a ser suficiente. Muchos compañeros mocionaron que
para equiparar los desfasajes adquisitivos son necesarios, además del
aumento, recategorización para todos y que se paguen las horas de los
fines de semana al 200%.
Las
discusiones se prolongaron, causando revuelo en toda la fábrica, y
como efecto dominó se trasladó a todos los turnos. Los días
subsiguientes después de haber hablado con la empresa, los cipayos de
la Bordó vinieron vestidos con un taparrabos: habían conseguido la
irrisoria cifra de 40 a 50 horas básicas. En la gráfica los
porcentajes habían caído catastróficamente, de los 600 a 800 pesos
prometidos a 300 ó 400 (¡y en tickets!), que fue lo conseguido...
era impresentable. ¡Si la empresa facturó este año 200 millones de
dólares! Así, convencieron a todos de que no se puede esperar nada
gratificante de ellos, la patronal y el gremio.
La
confabulación de los burócratas se ponía de manifiesto al ver a la
lista supuestamente contraria: la pasividad de la Violeta, que estando
presente en las reuniones no apoyaba a los compañeros en las
protestas, mostró que no hay diferencias verdaderas entre ellos y la
Bordó. ¿Y ahora con qué nos van a arreglar, con las misas de Monseñor
Casaretto?
El
trabajador se enfrenta contra todos aliados de todos los tonos en el
campo enemigo pero también se empiezan a visualizar nuevas
recomposiciones clasistas dentro de una perspectiva de lucha.
2 – La columna de
Abogados Laboralistas de Izquierda (ALI)
Las trampas de la
ley de Riesgos del Trabajo
Socialismo o Barbarie, periódico,
28/12/06
La Ley 24.557, denominada Ley de Riesgos de Trabajo,
sancionada en 1995, puede ser definida sin exageraciones como el más
grande mamarracho jurídico de la década menemista. Esta ley hoy
sigue vigente, a pesar de los proyectos de modificación que nunca
pasaron de eso, como el presentado por el diputado oficialista
“Barba” Gutiérrez en abril de 2003.
El sistema de riesgos del trabajo tiene asegurados a cinco
millones de trabajadores de 480.000 empresas, que en promedio implican
el pago de $ 18 mensuales por cada uno de esos trabajadores para las
ART.
¿Qué pasa si el empresario no hubiera contratado ART?
Entonces será el empleador el responsable ante los trabajadores y sus
familiares de brindar todas las prestaciones médicas y dinerarias
previstas en la ley 24.557. Si el caso es de un empleado “en
negro”, ninguna ART lo cubrirá, por lo que deberá gestionar
judicialmente el pago de la indemnización que corresponda.
La ley declara entre sus objetivos reducir la
siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos
derivados del trabajo. Lo que oculta esta bonita frase es que en
esta ley se otorga el poder de “policía de trabajo” a las ART,
encargadas de controlar que los patrones cumplan con las medidas de
seguridad en el ámbito laboral. Algo a todas luces totalmente inútil
en el marco del capitalismo, puesto que si una ART intentara presionar
a fondo a un patrón para que cumpliera con las normas de seguridad,
éste optaría por irse a otra ART que lo controlara menos. Los compañeros
notarán en los trabajos que comúnmente les cambian la ART, lo que se
debe precisamente a eso.
El
Art. 6 de la ley define que se
considera accidente de trabajo a todo acontecimiento súbito y
violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo, o en el
trayecto entre el domicilio del trabajador y el lugar de trabajo,
siempre y cuando no hubiere interrumpido o alterado dicho trayecto por
causas ajenas al trabajo.
Luego
se definen lo que se consideran enfermedades profesionales: son
aquellas que se encuentran incluidas en el listado que elaborará y
revisará el Poder Ejecutivo. El listado identificará agente de
riesgo, cuadros clínicos, exposición y actividades en capacidad de
determinar la enfermedad profesional. Las enfermedades no incluidas en
el listado, como sus consecuencias, no serán consideradas
resarcibles. Vemos entonces que quien establece que una enfermedad
es o no “enfermedad
profesional” es el Poder Ejecutivo Nacional.
De
esta forma, si un trabajador sufriere una enfermedad no contemplada en
la ley no sería resarcido por ella, y sólo le quedaría la vía
judicial para reclamar, por medio de una Acción Declarativa de
Inconstitucionalidad.
Pero aún no hemos llegado a lo más criticable de este
monstruo jurídico: las compensaciones dinerarias y la responsabilidad
“civil”
del empleador.
Las
compensaciones dinerarias “tarifadas” son un tope a las
reclamaciones del trabajador, que arbitrariamente impone la ley
24.557, cuyo máximo luego de ser modificado ronda los $ 110.000 por
la vida de un trabajador. Ese tope es el barómetro con el que se
indemniza al trabajador por los accidentes y/o enfermedades que
pudiera sufrir el trabajado por causa de la relación laboral.
El pilar donde se asienta el basamento legal del tope son
los Art. 39 y 46. El primero sostiene que “las prestaciones de esta
ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil
frente a sus trabajadores y a los derechohabientes de éstos, con
la sola excepción de la derivada del articulo 1072 del Código
Civil”. Esto, en criollo, significa que el empleador sólo paga si
comete un acto ilícito a sabiendas y con intención de dañar a otra
persona.
El
artículo 46 impedía a los trabajadores cuestionar ante la justicia
ordinaria las resoluciones de las comisiones médicas, admitiendo únicamente
recursos ante la justicia federal: “Las resoluciones de las
comisiones médicas provinciales serán recurribles y se sustanciarán
ante el juez federal con competencia en cada provincia ante el cual en
su caso se formulará la correspondiente expresión de agravios, o
ante la Comisión Médica Central a opción de cada trabajador”. Las
comisiones médicas provinciales, al igual que la comisión médica
central, están compuestas por médicos que son meros empleados de las
ART, y según esta ley sus dictámenes sólo podrán ser apelados ante
la justicia federal.
En
un intento por “lavarle la cara” y darle más “transparencia”,
la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de los artículos 46
y 39 de la Ley 24.557. Ambas normas eran fundamentales para cerrar el
paso de juicios contra los empleadores.
El
7 de septiembre del 2004, el Tribunal se inclinó por la invalidez de
esa norma, en el recurso de hecho deducido por La Segunda ART en la
causa “Castillo Ángel Santos c/ Cerámica Alberdi SA”. La
decisión se basó en el carácter común y no federal que tienen las
leyes del trabajo en la Constitución Nacional. Y el 21 de septiembre
del 2004, cuando la Corte también dejó sin efecto el artículo 39 de
la LRT a raíz del caso “Aquino Isacio c/ Cargo Servicios
Industriales”. El Tribunal consideró que en ese caso las
indemnizaciones previstas en la LRT eran insuficientes para reparar
integralmente los daños ocasionados al actor. Consecuentemente,
confirmó la responsabilidad del empleador de tener que solventar
el pago de las sumas adicionales necesarias para que, sumadas a las
indemnizaciones otorgadas por la LRT, cumplan con el principio de
reparación integral establecido en el Código Civil.
No
obstante, debe tenerse presente que, para ser asimilable, se deberá
demostrar en cada caso concreto que las prestaciones
establecidas en la LRT son insuficientes para reparar los daños
ocasionados. Esto es así toda vez que las sentencias de la Corte
Suprema son para cada caso en concreto y no modifican la Ley.
3
– Autopartista de Lanús
Se
caldean los ánimos
Socialismo
o Barbarie, periódico, 28/12/06
Es
evidente que las estadísticas del gobierno están hechas a medida y
sirven para justificar los topes miserables para los aumentos
salariales. Mientras tanto, el costo de vida real sube casi tanto como
las ganancias empresarias. Publicamos
esta nota como ejemplo de una situación que se repite en muchísimos lugares de trabajo y que probablemente desencadene una ola de
conflictos el próximo año
Corresponsal.–
En octubre pasado una metalúrgica autopartista de Lanús despidió a
7 operarios en el lapso de una semana y amenazaba con más despidos
para noviembre, argumentando una reestructuración en la producción
por una baja en las ventas. Esta medida se venía anunciando por lo
bajo, generando incertidumbre y preocupación. Aunque la producción
se venía desarrollando con relativa normalidad, no se consideró por
parte de los delegados tomar ninguna medida en solidaridad con los
cesanteados. Optaron por el silencio, y así avalaron el accionar de
la empresa, dando por válidos los motivos de los despidos.
Lamentablemente,
los compañeros no están preparados para enfrentar estos avances de
la patronal, que prepara el terreno para encarar el 2007 con aprietes
y despidos pero con aumento de la productividad. Por esto es necesario
resaltar algunas cuestiones que sucedieron en los últimos tiempos,
para saber dónde estamos parados.
A
fines del 2005, el presidente de la empresa anuncia que ése había
sido un “gran año”, ya que se llegaron a récords de producción
y ventas, y nos invitaba a encarar el año siguiente renovando
esfuerzos, y bla, bla, bla. Ahora, a fines del 2006 por un “problema
de ventas”, despide una tanda de trabajadores y nadie los defiende.
Este
año se generaron algunos desfasajes entre producción y ventas, pero
esto fue debido al crecimiento de la empresa, que adquirió un nuevo
depósito e implementó un nuevo sistema informático, que incluía métodos
como el just in time, Kan Ban, etc., que concretamente sirven para
optimizar la producción y eliminar puestos de trabajo. Está claro
que si el año pasado la empresa ganó mucho dinero y en éste hace
inversiones, no está pasando por ninguna crisis. En cambio, nuestro
puesto de trabajo está en peligro y, al igual que el año anterior,
nuestro salario sigue estando muy por debajo del costo de la canasta
familiar, que según el INDEC es de $2500.
A
fines de noviembre, en una reunión con los delegados, la empresa
anuncia que no va a despedir a ningún operario y que se mantendrá el
mismo plantel hasta el año próximo, ya que hay buenas perspectivas
de crecimiento, las ventas se están recuperando, etc.
Pero
uno de los puntos de la reunión era discutir el pago de la bonificación
extraordinaria que se percibe a fin de año, que es una suma de dinero
en tickets canasta. Este año se pagarían sólo $150, a diferencia de
los $250 del año pasado. Los delegados rechazaron esta propuesta, ya
que consideraron que al menos deberían pagar lo mismo que el año
anterior. Esto fue avalado por los compañeros de base en una reunión,
pero además se habló de algo más importante: no permitir a la
empresa ningún avance en lo que respecta a productividad. Incluso se planteó la posibilidad de “tomar una medida de
fuerza” en un hipotético conflicto. A pesar de que se está
discutiendo una diferencia de dinero muy pequeña, esto puede preparar
el camino hacia otros reclamos que se vienen planteando en los últimos
tiempos: pago de categorías, mejora de las condiciones laborales,
aumento de tickets, etc.
Para
calmar la cosa, la empresa ofreció un asado “sin cargo” en el
comedor de la planta, lo que empeoró los ánimos, ya que los
compañeros lo tomaron como una burla y también fue rechazado. Por
primera vez desde hace mucho tiempo en este lugar se están comenzando
a ver gestos de disconformidad, y seguramente se transformarán en
luchas reivindicativas. Sorpresivamente, la iniciaron los delegados
que hicieron la vista gorda a los despidos de octubre. Difícilmente
en lo que queda de este año haya novedades, pero al regresar a las
tareas luego del receso vacacional de enero, debemos retomar la
conversación que tuvimos para ganarle de mano a la patronal, que
proyecta ganancias millonarias a cambio de trabajadores descartables.
4
– COTO: yo te conozco
Por
la reincorporación ya de Carlos Acuña
Por
“Un explotado por Don Alfredo”
Socialismo
o Barbarie, periódico, 28/12/06
En
la cadena de supermercados Coto se viene llevando adelante una serie
de reclamos, que si bien están en sus comienzos en cuanto a
organización, están empezando a generalizarse en varias sucursales.
Es que con el correr del tiempo queda en evidencia que las condiciones
laborales negreras que sufrimos no se corresponden con las abultadas
ganancias que Alfredo Coto goza diariamente.
Este
señor, que es un adicto al poder y al dinero, exprime, acosa,
discrimina, amenaza y despide laburantes para bajar sus costos y
aumentar sus ganancias. En los últimos 6 meses ha despedido a mas del
25% del personal en toda la región, habiendo aumentado sus ganancias
en el mismo período. Es un hecho que esto lo hace para amedrentarnos
en la medida en que nos empezamos a organizar para pararle la mano a
Don Alfredo.
El
caso más emblemático de este atropello patronal es el de Carlos Acuña,
delegado en la ciudad de Rosario, que fue despedido por negarse a
trabajar los feriados, ya que se los pagan como un día normal. Este
reclamo justo es sentido en muchas sucursales, donde los horas
trabajadas los feriados, sábados y domingos no se liquidan al 100%,
que es lo que corresponde y se hace en cualquier trabajo como horas
extras. El descanso hebdomadario (esto es, sábados y domingos) es
algo por lo que Carlos pelea con sus compañeros y es un reclamo que
se tiene que seguir generalizando. Trabajar los sábados y domingos es
algo que se ha vuelto normal en los últimos años y que no podemos
seguir permitiendo.
El
reciente escrache llevado a cabo en varios sucursales de Coto a nivel
nacional es una buena medida para que se reincorpore a Carlos Acuña y
también para que tanto trabajadores como clientes vayan conociendo un
poco más a este negrero.
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