Triple A: la historia no está cerrada
Kirchner y el PJ en apuros
Socialismo o Barbarie, periódico,
25/01/07
“Si Perón viviera debería estar
preso.” De esta frase anónima (pero muy justa) se quejó días atrás el
secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano. Este salió en
defensa del fundador del PJ con un cartel con tono de amenaza: “No
jodan con Perón”; una muestra más del incrementado clima de
polarización social y política que seguramente se avecina.
Pero no se trata sólo de Maturano.
También el jefe de las 62 organizaciones salió con los tapones de
punta, y Moyano acaba de manifestarle su “preocupación” porque se
“manche” la figura de Perón al propio Kirchner.
Quizá la burocracia sindical
peronista busque con esto curarse en salud ante el hecho archiconocido
de que fue parte integrante fundamental de las bandas paramilitares
que asolaron el país bajo el tercer gobierno peronista.
Es que del país “oficial” (es
decir, el país de los capitalistas) hay pocos que se salvan por lo
ocurrido bajo Perón e Isabel. Pero estos hechos habían sido
convenientemente barridos bajo la alfombra con el advenimiento de la
“democracia” en 1983. Es que el “Nunca Más” y el
juicio a las juntas militares impulsados bajo el gobierno de Alfonsin,
buscaron (y casi lograron) dejar fuera de la “historia oficial”
las responsabilidades tanto del PJ como de la UCR, DE los grandes
empresarios y la burocracia sindical en los arteros asesinatos
anteriores al golpe (por no hablar de la complicidad de todos ellos
con el golpe mismo).
Perón, Isabel, Luder, Ruckauf y
Cafiero (por sólo nombrar algunos; los últimos cuatro fueron citados
ahora por los jueces Acosta y Oyarbide); la UCR de Balbín, con su
“no tengo soluciones” y sus diatribas contra la “guerrilla
fabril”, y la ya señalada burocracia del PJ (con su complicidad en
infinidad de asesinatos de activistas obreros). Todos ellos fueron cómplices
de la obra de la liquidación de una generación de explotados y
oprimidos que despertó en el Cordobazo y terminó por ser masacrada
bajo la dictadura militar.
Argentinazo e
impunidad
Sin embargo, hay que explicar por qué
30 años después de los acontecimientos y luego de dos décadas en la
que funcionó casi a la perfección este pacto de impunidad, los casi
2.000 asesinatos de la Triple A y la responsabilidad en ellos no sólo
de Isabel sino del propio Perón comienzan a salir a la luz.
En el fondo, no hay otra explicación
posible y material que la que revela muchos de los acontecimientos de
nuestro país en los últimos años: el “que se vayan todos”. Es
decir, por detrás de toda una serie de determinaciones o elementos más
menudos y concretos, lo que está es el hecho de que aún pervive la
profunda conmoción que produjeron en el régimen político las
jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, que pusieron en cuestión
la democracia de los ricos y todas sus instituciones tal y como venían
funcionando hasta ese momento.
Y si bien bajo el gobierno K (con mínimos
retoques aquí y allá) este mismo régimen es el que ha seguido
actuando, uno de sus puntos más débiles y evidentes, la impunidad de
las leyes de Obediencia Debida, Punto Final e Indultos, es el que
termina por saltar por los aires. Pero cuando este andamiaje se está
viniendo abajo (aunque no de manera directa, sino mediada y
“administrada” por la misma “justicia”), termina de ocurrir lo
propio con la frontera puramente formal que se había trazado respecto
de los acontecimientos anteriores al 24 de marzo del ’76: los
horrendos hechos llevados adelante desde el propio aparato de Estado
por el peronismo de Perón e Isabel en el poder.
Un gobierno en aprietos
¿Cómo queda y qué rol cumple el
gobierno K en todo esto? Desde varios medios de comunicación se ha
lanzado la teoría de que el gobierno estaría detrás de estas
causas. Esto no está tan claro. Una cosa es que los jueces –que se
mueven en función de lo que creen es la “bendición del poder”,
pero también de los aires de la opinión pública– sientan que
tienen un terreno fértil para incursionar con determinadas causas, y
otra muy distinta es que la reapertura de estas causas haya provenido
de una orden directa de K. Por ejemplo, según el diario La Nación,
Moyano habría dejado trascender que a Kirchner “le parece un
despropósito que se aprovechara la actuación de la justicia para
poner en tela de juicio lo que significa Perón para todos los
argentinos” (24-01-07).
En todo caso, hay algo que ya es un
hecho: el gobierno ha quedado metido en un muy serio aprieto. Si bien
eventualmente podría venirle bien con que la Justicia haga su trabajo
intentando saldar algunas “cuentas del pasado” al servicio de la
relegitimación de las instituciones de la “democracia” y sus
partidos, no está muy claro como haría para trazar una raya que le
permita poner límites a las consecuencias que la causa de la Triple A
puede conllevar.
Insistimos: si como dicen algunos
medios (aunque no es nuestra opinión) se trata de una jugada de
Kirchner para fortalecer sus propias bases de sustentación con un PJ
“refundado” (o incluso un nuevo partido K), hay que subrayar que,
en todo caso, la causa se puede llegar a parecer a una caja de
Pandora. Porque sus consecuencias podrían llegar, eventualmente, muchísimo
más lejos de lo que el “aprendiz de brujo” gubernamental podría
manejar.
Es que todo este proceso, como ya
hemos señalado más arriba, pone en entredicho el principal partido
del orden burgués, que es el rol que hoy por hoy sigue cumpliendo el
PJ, así como a su principal dirigente histórico y fundador. Por otra
parte, podría liquidar
del todo a lo que resta de la UCR, para no hablar del lodo con que
enchastraría a burócratas y empresarios. Y esto sucedería cuando
todavía NO es un hecho la aparición de un nuevo sistema de partidos
y un régimen político (burgueses) remozados y/o alternativos al
actual.
La clave es la movilización
En todo caso, desde ya que la
vanguardia obrera y estudiantil, los organismos de derechos humanos y
los partidos de izquierda que estuvimos entre los principales
damnificados por las masacres perpetradas desde el Estado patronal
bajo el PJ y los militares no podemos confiar ni por un minuto ni en
la Justicia patronal y Oyarbide, ni mucho menos en el gobierno de
Kirchner.
En todo caso, sólo intentan legitimar
las instituciones maltrechas por el Argentinazo, y nunca podrían ir
hasta el final en la verdadera justicia, el castigo y la verdad.
Presentarnos colectiva e
individualmente como querellantes en estas causas (un punto de apoyo
necesario y obligado) debe ir de la mano de la tarea principal para
lograr que estas causas avancen: el impulso a la más amplia
movilización y lucha obrera y popular, que es la que ha logrado, en
última instancia, la reciente condena a Etchecolatz, la reaparición
de Gerez y la que se debe profundizar hasta la aparición de Julio López.
En síntesis: la más amplia
movilización para que se pudran en la cárcel Isabel y demás
responsables políticos y materiales de la Triple A. Peronistas y no
peronistas.
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