La responsabilidad del peronismo
¿Qué fue la Triple A?
Por Oscar Alba
Socialismo o Barbarie, periódico, 25/01/07
La Alianza Anticomunista Argentina fue una
organización paramilitar surgida de las propias entrañas del
tercer gobierno peronista bajo responsabilidad del propio Juan
Domingo Perón y de Isabel Martínez de Perón. Como decimos en el
editorial de nuestro periódico, el avance (no exento de azares,
contradicciones y respuestas fascistas como la desaparición de López)
que se está produciendo en las causas por genocidio, de manera sin
precedentes, está llegando a los casi 2.000 asesinatos producidos
entre 1974 y 1976.
Es un hecho que la nueva vanguardia obrera y juvenil conoce
poco y nada de las Tres A, dada la cantidad de años pasados desde
estos asesinatos. Y, sobre todo, el pacto de impunidad
suscripto en la década del 80 entre el gobierno radical de Alfonsín
y el PJ para circunscribir la política del “nunca más” sólo
a los hechos a partir de la dictadura militar.
Es en este mismo desconocimiento en el que se pretenden
amparar connotados dirigentes del PJ y la burocracia sindical para
insistir que “Perón no tuvo nada que ver”, “el peronismo esta
libre de manchas” y mentiras por el estilo.
Pretendemos hacer un racconto de qué fue esta organización
fascista y algunos de sus crímenes de más arteros, al servicio de redoblar
la pelea por que se vaya hasta el final en el castigo a estos asesinos
y en desnudar la responsabilidad del PJ en su formación.
Desde las entrañas del gobierno de Perón e Isabel
Con la llegada de Perón al gobierno por tercera vez en
octubre de 1973, se profundiza el ataque en todos los terrenos políticos
y sindicales contra el movimiento obrero. El pacto social acordado por
la patronal, la burocracia sindical y el gobierno peronista de Héctor
J. Cámpora en mayo del mismo año imponía mayor esfuerzo y explotación
a los trabajadores. Y un importante sector obrero comenzó a
resistirlo. El ascenso obrero detonado en el mayo del 69, aún con
mediaciones y ritmos distintos, continuaba su curso. Perón, ya en la
presidencia de la nación, va a impulsar una serie de leyes y medidas
destinadas, fundamentalmente, a frenar las luchas y golpear al
activismo. Entre estas medidas se contaban, una nueva Ley
Universitaria, la Ley de Seguridad Nacional y la reforma al Código
Penal, ésta última preveía condenas por asociación ilícita o por
distribuir volantes y hasta por organizar una huelga. El accionar de
los grupos armados guerrilleros era una excusa más que tenía
el gobierno para avanzar en la represión hacia el activismo obrero y
estudiantil. Pero junto a estas medidas que se amparaban en la
legalidad burguesa también se fueron organizando (desde sus
propias entrañas) grupos parapoliciales que se encargaran de eliminar
físicamente a la vanguardia combativa y de izquierda. Así va a
surgir la Triple A.
Nace la Triple A
A principios de 1974 la Triple A se hizo conocer públicamente.
“El 30 de enero, la Triple A envió a los medios de prensa su
primera lista de condenados a muerte: los coroneles César Perlinger y
Juan Jaime Cesio, el obispo de La Rioja, Luis Angelelli, el senador (FREJULI)
Luis Carnevali, los dirigentes trotskistas Homero Cristaldo (Jorge
Posadas) (PORT), Hugo Bressano (Nahuel Moreno) (PST), los abogados
Silvio Frondizi, Mario Hernández y Gustavo Rocca, los jefes
guerrilleros Mario Santucho (PRT), y Roberto Quieto (Montoneros), los
gremialistas Agustín Tosco, Raimundo Ongaro, René Salamanca y
Armando Jaime, el dirigente del PC, Ernesto Giúdice, los directores
de los diarios Noticias, Miguel Bonasso y El Mundo,
Manuel Gaggero, el ex rector de la UBA, Rodolfo Puiggrós y el ex
subjefe de la policía Julio Troxler” (La voluntad, E.
Anguita y M Caparrós).
La lista distribuida por la banda fascista revelaba donde
iban a golpear centralmente: la izquierda y el activismo; en el
caso del ex comisario Julio Troxler, se enrolaba en la izquierda
peronista.
Si bien la organización de este grupo parapolicial fue
dirigida por el entonces ministro de Bienestar Social, José López
Rega, y los comisarios Almirón y Alberto Villar, la idea de armar un
cuerpo de represión selectiva y clandestina ya estaba en la cabeza
de Perón, quien en algunas ocasiones había insinuado la
organización de un grupo al estilo del que había organizado el
franquismo, una vez en el gobierno para eliminar físicamente a la
oposición. El accionar de la Triple A comenzó estando Perón como
Presidente de la Nación. No obstante, nunca se esclareció ningún
crimen del grupo parapolicial, y es evidente la responsabilidad política
del mismo en el accionar de esta banda.
Movilización y autodefensa obrera independiente
La Triple A nació de las entrañas del gobierno peronista.
Primero durante la presidencia de Perón y luego se continuó bajo el
gobierno de Isabel Perón. No obstante, el ataque que sufrió en ese
momento el movimiento obrero, en general y la vanguardia en particular
las luchas continuaron y la movilización obrera demostró ser la
mejor herramienta para parar a las bandas fascistas. Y aunque la
burguesía luego impuso el genocidio de la vanguardia de los 70 con la
dictadura militar, debe quedar la experiencia que indica que en la
medida en que el régimen capitalista vea amenazadas seriamente sus
ganancias y su dominación va a recurrir a los métodos violentos
para aplastar a los que luchan.
Se hace necesario, entonces, tener presente esto para incorporar
las medidas de autodefensa de los trabajadores y la vanguardia
luchadora en el momento que es necesario. Es en ese sentido que
las luchas que se avecinan deben poner como tarea el resguardo de
los posibles ataques, como es ahora el caso de la necesidad del
cuidado por parte de las organizaciones independientes de los testigos
a los próximos juicios, los que no pueden quedar en manos de la
Bonaerense o el Estado burgués. Es aquí donde las corrientes que se
reivindican de la izquierda revolucionaria deben aportar, sin
intereses mezquinos, a la organización de los trabajadores.
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