Ante
las próximas elecciones, un llamado al PO, al PTS y a IS
Por
un acuerdo de los trabajadores y socialista
Socialismo
o Barbarie, periódico, 22/02/07
Después
de amagues, marchas y contramarchas, finalmente hay una fecha
concreta: 3 de junio. Será entonces cuando se realice la elección a
jefe de gobierno porteño (que seguramente tendrá una segunda
vuelta). Independientemente de los cálculos políticos de los
personajes involucrados, una cosa es cierta: la definición apura los
tiempos de la danza de candidatos en el oficialismo y en la oposición
burguesa.
Este
escenario se plantea en momentos en que el “año político”, en términos
de luchas sociales y políticas, todavía no ha empezado. El
gobierno salió al cruce del conflicto del Hospital Francés por la vía
de ceder una conquista importante como la estatización –que hay que
vigilar que no se transforme en trampa o quede en letra muerta–. Y,
por otro lado, la inesperada resolución de la Corte de La Haya
respecto de los cortes, le quitó presión a Kirchner en ese tema.
En
este marco, el principal frente de problemas que se sostiene es el de
los derechos humanos, con la causa de la Triple A y la
desaparición de López y que va a tener un punto de referencia
obligado en la próxima marcha del 24. Junto con esto, seguramente las
negociaciones salariales en el marco de las paritarias y la evolución
de la inflación, van a ser parte importante de la vida política
del año más allá de lo electoral. Allí se va a ver cuánta
consistencia tiene el intento del gobierno por reprimir a la vez la
inflación y los aumentos salariales. Pero si la economía no se
desboca y no asoma algún frente de conflicto serio, difícilmente
el escenario electoral se modifique demasiado, aunque es muy prematuro
todavía para asegurarlo.
La
discusión en la izquierda
Las
fuerzas de la izquierda obrera y socialista han empezado a esbozar
algunas propuestas electorales. En ese sentido, cabe hacer una
aclaración. Tal como viene planteado hasta ahora el panorama –que,
por supuesto, bien puede cambiar en las próximas semanas, sobre todo
a caballo de la lucha democrática y la pelea salarial–, a priori no
parece que se abra un gran espacio político electoral independiente
para la izquierda “roja”. Es sabido que, desde hace varios años,
hay una evidente desigualdad entre el peso conquistado por las fuerzas
de la izquierda revolucionaria en el seno de la vanguardia obrera,
estudiantil, de los movimientos de desocupados y sociales, etc., y la
manifestación electoral de esa innegable influencia. Sin embargo,
esto podría tener dos “atenuantes”: situaciones particulares,
locales, en determinadas provincias, que requieren un análisis
concreto que escapa a los efectos de este artículo. Así como el
eventual desarrollo de alguna de las crisis contenidas o en ciernes
que hagan que algunos sectores de la vanguardia obrera y juvenil
avancen en su experiencia política con el gobierno K.
Sin
embargo, esto no significa que la pelea en el terreno electoral sea
una cuestión de menor importancia: hay que buscar la forma de que en
el escenario electoral, se pueda configurar un claro polo contra el
gobierno de Kirchner y por la independencia política de la clase
trabajadora. Esto, desarrollando básicamente dos ejes: el
incondicional apoyo a las luchas obreras; así como el impulso en la
lucha por la aparición de López y causas importantísimas como las
de la Triple A.
Desde
este punto de vista, desde el nuevo MAS, consideramos que sería
progresivo poner en pie un Acuerdo de los Trabajadores y Socialista
entre las principales fuerzas de la izquierda revolucionaria, que podría
incluir al PO (Partido Obrero), al PTS (Partido de los Trabajadores
por el Socialismo), a IS (Izquierda Socialista) y a nuestro partido.
Se trata de las fuerzas políticas con las que, más allá de las
conocidas diferencias políticas y metodológicas (por ejemplo, el
hecho de que el PO esté llamando a un frente electoral... consigo
mismo), en principio parecerían existir coincidencias de tipo
general alrededor de la ubicación frente al gobierno y la necesidad
de la independencia de clase.
El
llamado podría –a priori– ser extensivo al MST (Movimiento
Socialista de los Trabajadores), pero éste debería primero abandonar
su oportunista política de continuar llamando al PC (Partido
Comunista) a “reconstituir Izquierda Unida”. No está mal
detenernos un poco más en esto. Izquierda Unida estuvo integrada, la
última vez que se presentó, por el MST, el PC y el PS (Partido
Socialista, socialdemócratas). Su candidato a gobernador bonaerense,
Rivas (PS),
hoy busca un lugar bajo el sol kirchnerista, lo que demuestra que el
acuerdo con él fue puro oportunismo electoral. Y el PC, sólo
duda hoy detrás de cuál candidato o espacio burgués de “centro
izquierda” alinearse. Esto, por no hablar de la “gran personalidad
política” que evidenciaba la “amplitud” de la “nueva
izquierda”: a saber, Mario Cafiero. No sólo defendió la
actuación de su padre Antonio en el gobierno de Isabel, en la época
de la Triple A,, sino que acusó a Kirchner de querer “destrozar el
peronismo”, principal partido del orden burgués argentino. Todo lo
cual configura un verdadero balance de los resultados del oportunismo
en política, oportunismo del que el MST parece no querer
retroceder.
Por
candidaturas obreras y socialistas
Es
evidente que un acuerdo entre fuerzas obreras y socialistas debe
prescindir de tan dudosas “personalidades”, que son unos (pocos)
votos para hoy y un bochorno político para mañana. Pero una cuestión
de naturaleza enteramente distinta es que junto con el acuerdo de
partidos, está planteada la necesidad de hacer parte del acuerdo o
frente electoral independiente que se pueda poner en pie, al conjunto
o algunas de las experiencias “clasistas” que han madurado en
el movimiento obrero en los últimos años.
Si
en general esto se ha presentado difícil, no deja de ser una
necesidad el dar esta batalla porque compañeros como los del Hospital
Francés, del Subte, del Hospital Garrahan, etc., sean parte
importante de la conformación de las listas de este acuerdo
electoral. Esto, en la perspectiva para la cual hoy no hay
condiciones, pero mañana sí podría haberlas, de la puesta en pie
de un Movimiento Político de Trabajadores que de pasos hacia la
independencia política de nuestra clase.
Hacemos
entonces nuestro llamado para poner manos a la obra por un Acuerdo
de los Trabajadores y Socialista.
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