Las
minorías, los votos y su lucha
Se
lanzó la campaña por el matrimonio homosexual
Por
Manuel Riveiro y César Rojas
Agrupación
Carne Clasista - Contra la opresión sexual y social
Socialismo
o Barbarie, periódico, 22/02/07
Como
lanzamiento de la campaña por el matrimonio homosexual, el 15 de
febrero la Federación Argentina LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y
trans) junto con María José Lubertino, presidenta del INADI
(Instituto Nacional contra la Discriminación), Marta Maffei, diputada
por el ARI, y Eduardo Di Pollina, diputado del PS, presentaron un
recurso de amparo de anticonstitucionalidad por la negativa de
otorgarles matrimonio a María Rachid y Claudia Castro, las dirigentes
de La Fulana, agrupación de lesbianas y mujeres bisexuales,
que preside la Federación. Se basan para esto en el derecho a formar
familia y a la no discriminación, pautados en la Constitución y los
tratados internacionales que ésta suscribe. Entre los antecedentes de
esta campaña, se cuenta con la Ley de Unión Civil en la Ciudad de
Buenos Aires, sancionada en el 2002, y el proyecto de ley de la Unión
Civil Nacional, presentado por la Comunidad Homosexual Argentina en el
2004.[1]
El
voto
La
campaña por el matrimonio homosexual encaja en la política
“progresista” de derechos humanos del gobierno de Kirchner y tiene
como referente inmediato la política del gobierno español de Rodríguez
Zapatero en materia de minorías sexuales. Recordemos que la política
de derechos humanos fue el caballito de batalla del gobierno K en la
reabsorción de la crisis de legitimidad producto del
“Argentinazo”, y a través de la cual logró cooptar a sectores
importantes de los movimientos piqueteros, de mujeres y de minorías.
La
Campaña por el matrimonio (que equipara derechos como adopción,
herencia y beneficios sociales) se lanza en un año electoral. Sus
organizadores buscan claramente venderla como un “caza votos”
progresista, esperando que el gobierno en su conjunto (toda la
justicia y el Congreso K, e incluso la pingüina candidata) la tomen
como parte de la plataforma electoral.
Tras
la crisis en la política del gobierno en materia de derechos humanos
(generada por la desaparición de López y el secuestro de Gerez), no
es de extrañar que el gobierno busque reubicarse mediante
iniciativas progres que recompongan su deshilachado “perfil democrático”
frente a los votantes y las encuestas de opinión. A su vez, para las
organizaciones reformistas impulsoras del matrimonio, el año pasado
al menos un sector del gobierno hizo un claro gesto de aprobación
cuando el ministro Fernández manifestó como “viable en la
Argentina la posibilidad del matrimonio homosexual” ante la visita
del activista gay Pedro Zerolo (candidato y orgánico colaborador del
gobierno de Zapatero). Estos elementos permiten pensar que la Campaña
puede terminar en una cooperativa transversal entre los que buscan el
matrimonio homosexual y los que buscan el voto progre en el país.
La
lucha
Como
sostuvimos el año pasado en el debate realizado por Carne Clasista
sobre la Unión Civil con La Fulana y la CHA, como parte
de la pelea por los derechos democráticos, está bien luchar por la
igualdad de derechos de las parejas no heterosexuales y en un sentido
esta reforma sería un avance en conseguir la igualdad legal para las
minorías sexuales. Pero el problema es que no podemos luchar por
estos derechos de la mano del gobierno, que sostiene la situación
de la superexplotación de los trabajadores, que ya anunció junto con
la burocracia sindical que
va a ponerle un techo a los justos reclamos salariales hoy planteados
y que además es el responsable de la desaparición del compañero López.
Kirchner es el garante político de este orden de desigualdad social,
clasista, donde siempre busca, de la forma que sea, mantener y
consolidar el poder de los grandes capitalistas.
Esto
tiene su importancia, ya que cambiando la letra de la ley no se
termina con la opresión (en este caso de las minorías
sexuales), porque la ley no garantiza que esos derechos se transformen
en conquistas ni que se realicen plenamente, porque su ejecución cae
en manos de un gobierno que es contrario a las mayorías explotadas y
oprimidas, donde se encuentran las minorías sexuales por su condición.
Creemos
que sólo con nuestra organización y movilización, en alianza con el
movimiento de mujeres y el resto de los explotados y oprimidos,
podemos arrancar triunfos duraderos que sean bases sólidas para
nuevas conquistas bajo el gobierno de Kirchner en particular y estos
gobiernos capitalistas en general.
Separar
la lucha por los derechos democráticos de las minorías de la lucha
del conjunto de reivindicaciones de los trabajadores y el pueblo lleva
a la lucha por la conquista de los derechos de un pequeño grupo
social, cuyo único problema es que no tienen “esos” derechos (y sí
claro, todo el resto). La única garantía de que esos derechos se
puedan hacer efectivos para el conjunto de la sociedad, es luchar
por el conjunto de condiciones sociales que los posibiliten. Sin
trabajo y un salario digno, sin derecho a la vivienda, sin acceso a la
salud y a la educación, el matrimonio homosexual se convierte en un
derecho para una minoría privilegiada, que es lo único que en
materia de minorías sexuales el gobierno de Kirchner quiere y puede
aceptar.
Notas:
1.
Para más información sobre las diferencias entre unión civil y
matrimonio homosexual y sobre el tema general, consultar “Opresión
sexual, unión civil y la perspectiva socialista” en el segundo
boletín de Carne Clasista.
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