8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora
¡Legalización ya del derecho al aborto!
Las Rojas
Socialismo o Barbarie, periódico, 09/03/07
Para conmemorar el Día de la Mujer, el gobierno anunció
que comenzará la distribución de “pastillas del día después”
en salas y hospitales de todo el país. La Iglesia católica salió a
decir que es un método abortivo, cuando es anticonceptivo, ya que su
acción evita la unión del óvulo con el espermatozoide.
Como siempre, el gobierno K tiene la habilidad de tomar un
reclamo histórico del movimiento de mujeres, para que no cambie casi
nada. Desde hace cuatro años el movimiento de mujeres viene dando una
pelea a partir del encarcelamiento de Romina Tejerina, condenada por
la justicia patronal y clerical a 14 años de prisión por no haber
podido practicarse un aborto, para interrumpir el embarazo producto de
una violación. Hace cuatro años se viene discutiendo concretamente
la cuestión del aborto clandestino, que se cobra anualmente casi 800
muertes de mujeres pobres.
Los defensores del gobierno ponen la excusa es que la
Iglesia tiene tanto poder que no le deja despenalizar el aborto. Pero
el anuncio de la distribución de la pastilla, si es que se cumple,
demuestra que el gobierno no necesita rendirle cuentas a la Iglesia, y
que es él quien no quiere avanzar con la despenalización del aborto.
Lo demostró con los casos de las chicas violadas en Guernica y
Mendoza: ni siquiera pudo garantizar abortos terapéuticos
contemplados en la ley. Lo demuestra manteniendo presa a Romina
Tejerina. Lo demuestra Cristina K cuando declara que hay temas más
importantes para tratar que el aborto.
Con la pastilla del día después no alcanza. Para lograr
que las mujeres tengamos derecho a decidir cuándo y cuántos hijos
tener, en primer lugar hace falta educación sexual. La Ley de educación
sexual del gobierno no dice una palabra sobre los contenidosr. Rápidamente,
la Iglesia editó manuales de la “educación para el amor”, donde
el gran método anticonceptivo es… la abstinencia. Mientras tanto,
el gobierno no capacita a los docentes que transmitirán los
contenidos de la educación sexual.
Pero además de una educación sexual científica, laica y
con perspectiva feminista, hace falta un plan de educación sexual en
hospitales públicos, con reparto gratuito de todos los métodos
anticonceptivos. Y nadie puede creer seriamente que si hoy la salud pública
está en terapia intensiva, el gobierno realmente destine partidas a
la píldora del día después. Eso puede durar unos meses para la
foto.
Por último, para garantizar la libre elección de las
mujeres sobre nuestra vida, es necesaria la legalización del derecho
al aborto. Porque aunque hubiera educación sexual en serio y reparto
gratuito de anticonceptivos, todavía sería necesario poder
realizarse un aborto en condiciones sanitarias en caso de que todo lo
anterior falle.
Por todo esto, las mímicas del gobierno de K y su ministro
progre Ginés González García no deben confundirnos. Es necesario
que las organizaciones luchadoras y las mujeres que vemos la
importancia de conseguir el derecho al aborto libre, legal, seguro y
gratuito pongamos en pie una gran campaña nacional de lucha por su
legalización y por la libertad de Romina Tejerina.
Kirchner y la Iglesia son responsables de las muertes por
aborto clandestino. Exigimos:
Libertad inmediata a Romina Tejerina
Educación sexual para decidir
Anticonceptivos para no abortar
Aborto legal, seguro, libre y gratuito para no morir
Taller de Las Rojas
Historia de la lucha de las mujeres
Por Patricia
Socialismo o Barbarie, periódico, 09/03/07
En el mes de febrero, la agrupación Las Rojas (mujeres del
MAS, FTC e independientes) realizamos un taller, dedicado a rescatar,
a través de la historia, la relación de profunda síntesis entre la
lucha de las mujeres contra la opresión de género y la de los
trabajadores y los pueblos por liberarse de la explotación
capitalista. El taller fue un éxito, con la asistencia de más de
cien compañeras
¿Por qué creemos que esta relación debe ser rescatada?
La clase dominante no sólo ha combatido al socialismo reprimiendo por
la fuerza las rebeliones obreras y populares, sino también mintiendo,
ocultando y falsificando la verdad histórica: por muchos años
llamaron “socialismo” a un régimen contrarrevolucionario y
opresor, el estalinismo, que arrasó también las grandes conquistas
que las revolución había logrado para las mujeres. Durante décadas,
la idea del socialismo quedó degradada a un mero pasaje de la
propiedad a manos de una burocracia antiobrera y opresora, cuyo régimen
nadie podría asociar con una elevación de la condición humana en
general ni de las mujeres en particular.
También en el campo del feminismo la burguesía tiene sus
agentes para confundir. Sobre todo en los años 80 y 90, las
seudofeministas “académicas”, pagadas por la ONU, la Comunidad
Económica Europea y demás guaridas de saqueadores imperialistas, se
han hecho expertas en disecar la lucha feminista aislando a las
mujeres pobres en ONGs de miseria, y quieren convencernos de que, en
medio de la feminización de la pobreza y del sida, de la epidemia de
acoso sexual en los trabajos y del crecimiento descontrolado de las
redes de prostitución, las mujeres nos vamos para arriba porque hay
muchas profesoras feministas que consiguen jugosos puestos en los
organismos internacionales. El lema de esta pandilla es: “La lucha
de clases divide a las mujeres, no hagamos política”.
Un resumen del taller
Nuestro recorrido empezó en la Revolución Francesa, con
la heroica Olimpia de Gouges, guillotinada por Robespierre por
atreverse a poner la Declaración de los Derechos de la Mujer junto a
la Declaración de los Derechos del Hombre. Conocimos a las
sufragistas, hijas de la lucha antiesclavista en EE.UU., y a la gran
Flora Tristán, la primera en escribir “La liberación de los
trabajadores será obra de los trabajadores mismos”, y también
“La liberación de las mujeres será obra de ellas mismas”. Y nos
detuvimos especialmente en la época de las revoluciones obreras y
socialistas de principios del siglo XX.
El congreso de la Internacional Socialista nombra en 1910
al 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, y llama a los
trabajadores del mundo a realizar en esa fecha acciones callejeras en
reclamo del sufragio femenino, reivindicación que también levantaban
las feministas burguesas. Pero la I Guerra Mundial divide aguas en el
movimiento de mujeres: las socialistas revolucionarias dicen “Guerra
a la guerra”, y las burguesas callan, o apoyan a sus estados en los
esfuerzos de guerra.
El 8 de marzo de 1917 (febrero en el calendario ruso), una
huelga de amas de casa y obreras textiles en Rusia es la patada
inicial de la revolución que derroca al zar. En octubre de ese año,
los soviets de obreros y campesinos toman el poder, y con el inicio
del estado obrero, las mujeres del país más atrasado y medieval de
Europa consiguen de un plumazo todas las conquistas por las que las
mujeres venían luchando desde hacía siglos: el voto, igualdad ante
la ley, aborto legal, abolición de la figura de “hijo ilegítimo”,
y se comienzan a construir guarderías, comedores, lavaderos
comunitarios, etc.
Obligados por este peligroso ejemplo que deja muy mal
paradas a las “democracias” de Occidente, en los años 20 muchos
estados conceden el voto a las mujeres.
Algo similar ocurre en la revolución española: en un país
donde el analfabetismo femenino llegaba al 90% y el marido tenía
derecho legal de cobrar el salario de la mujer si ésta trabajaba, la
revolución obrera y socialista, con sus milicias populares llenas de
jóvenes mujeres, consiguió para ellas conquistas que las mujeres de
los países más avanzados ni siquiera habían soñado.
La contrarrevolución estalinista y fascista barrió con
estas conquistas al derrotar a la revolución, y el feminismo oficial
las barrió de la historia: según su relato, entre las sufragistas
burguesas y la década de 1960 no ocurrió nada digno de mención para
el movimiento de mujeres.
Relancemos la unidad de la lucha socialista y el movimiento
de mujeres
El siglo XXI comenzó con una ola de rebeliones populares
protagonizada por movimientos sociales en los que las mujeres son
mayoría. La tragedia de la maternidad en la pobreza, la destrucción
de la familia obrera por la desocupación, la violencia familiar, toda
la barbarie capitalista salió a la luz cuando las mujeres pobres, sus
principales víctimas, salieron a la calle, echando por tierra los
siniestros engaños del “empoderamiento” y demás gansadas de las
“posfeministas”.
El Encuentro de Mujeres de Argentina se vio invadido por
los movimientos sociales que junto con las mujeres de la izquierda
revolucionaria patean el tablero de las académicas. Estamos seguras
de que, con la entrada en acción del movimiento obrero que ya
comienza, resurgirá también la lucha de la mujer trabajadora y sus
históricas reivindicaciones laborales, que fueron la punta de lanza
de las luchas obreras en los tiempos de la pelea por las 8 horas.
Próximamente Las Rojas editaremos el material de este
taller como un aporte a esta pelea del socialismo y el feminismo
revolucionarios en el relanzamiento de la batalla por el socialismo en
el siglo XXI. Adelantamos estos párrafos de Trotsky, que nos han
iluminado:
“Los marxistas decimos que el valor de una estructura
social está determinado por el desarrollo de las fuerzas productivas.
Esto es indiscutible. Pero (…) el desarrollo de las fuerzas
productivas no es necesario en sí mismo. En última instancia, es
necesario para construir los cimientos de una nueva personalidad
humana, consciente, que no obedezca a ningún amo en la tierra, que no
tema a ningún señor que esté en el cielo. Una personalidad humana
que resuma en sí lo mejor de lo creado por el pensamiento de épocas
pasadas, que avance solidariamente con todos los hombres, que cree
nuevos valores culturales, que construya nuevas actitudes personales y
familiares, superiores y más nobles que las que se originaron en la
esclavitud de clases.
“Desde ese punto de vista, podemos decir que será
posible evaluar a una sociedad por su actitud hacia la mujer, hacia la
madre y el niño; y esto no sólo se aplica a la sociedad, sino a la
personalidad individual.
“Lenin nos enseñó a evaluar a los partidos de la clase
obrera de acuerdo con su actitud hacia las naciones oprimidas. ¿Por
qué? Si tomamos por ejemplo al obrero inglés, será relativamente fácil
despertar en él la solidaridad con el proletariado de su propio país;
pero que se sienta solidario con un coolie chino, que lo trate
como a un hermano explotado, será mucho más difícil, ya que eso
implicará romper con una caparazón de arrogancia nacional
solidificada durante siglos.
“De la misma manera, camaradas, se ha solidificado
durante milenios la caparazón de los prejuicios del jefe de familia
hacia la mujer y el niño; la mujer es el coolie de la familia.
Ustedes deben ser la topadora moral que arrase con este
conservadorismo enraizado en la esclavitud, en los prejuicios
burgueses y en los de la misma clase obrera. Y todo revolucionario
consciente se sentirá obligado a apoyaros con todas sus fuerzas”.
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