Mientras K y Macri se dan la mano
La procesión va por dentro
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/06/07
El posible corrimiento al centro del próximo
gobierno K ha abierto una discusión en la vanguardia. La mayoría
agita el espantajo de que estaríamos transitando, o se viene, un
redondo “giro a la derecha” del conjunto de la situación política
del país. Veamos esto más de cerca.
Es
verdad que las elecciones capitalinas expresaron un claro giro a la
derecha electoral, y que las señales que va a ir dando el gobierno
nacional muy probablemente apunten a robarle banderas a la oposición
burguesa. También es un hecho que a lo largo de todo el año –a
través de una coyuntura de duras luchas– el gobierno ha acumulado
acciones represivas sobre la amplia vanguardia que sale a pelear.
De ahí la importancia que cobran las reivindicaciones
democráticas, como la denuncia por la desaparición del compañero
López o la pela contra la impunidad por el asesinato de nuestro compañero
Carlos Fuentealba.
Choques sociales en el horizonte
Sin
embargo, toda la realidad no puede definirse por uno solo de sus
elementos, ni las tareas son meramente “democráticas” y/o
“defensivas”. Porque si del 2001 a esta parte no todo está igual
y el proceso de reabsorción de la rebelión popular ha ido avanzando,
más de conjunto el ciclo de rebelión popular que estamos transitando
está lejos de haberse cerrado.
Por
lo demás, hay otro elemento de importancia: ha
empezado la experiencia con el gobierno de Néstor Kirchner. Y de
ninguna manera lo mas factible es que se vaya a expresar
electoralmente en el país como en la Capital. Sigue siendo lo mas
probable que el gobierno K gane las elecciones de octubre. ¿Pero qué
va a pasar cuando –eventualmente– a Cristina se le ocurra
“sincerar” las variables económicas con, por ejemplo, un brutal
aumento de los transportes? ¿O si hubiera un apagón generalizado en
la ciudad de Buenos Aires? Está casi descartado que la respuesta
popular no se haría esperar. Ahí nomás está el estallido de furia
en la estación Constitución semanas atrás, que podría repetirse en
cualquier vuelta de la esquina. No se pueden descartar, en esas condiciones, duros choques sociales en
el horizonte.
En este marco y de
conjunto, lo que se verifica es una tendencia a la polarización
de las contradicciones sociales con tres “actores”: el
centroizquierdismo K (más corrido a la derecha), la oposición
burguesa presionando por derecha y las luchas obreras, populares y
sociales por “izquierda”, con el grave déficit de la falta de una
expresión política genuina del proceso de la recomposición.
Las luchas
obreras
Y
es precisamente en el marco anterior que, al mismo tiempo que de las
elecciones capitalinas salió el resultado que salió, los
trabajadores de ninguna manera han dado signos de “amilanarse”.
Por el contrario, se viene transitando una coyuntura de muy duras
luchas que sigue sin mostrar signos de cerrarse. O las durísimas luchas
obreras y de trabajadores de Salta, Neuquén, Santa Cruz, Fate, el
Casino de Buenos Aires, Aluar, Pirelli, Mafisa y un largo etcétera.
Es
que ha continuado y no se ha detenido el proceso de acumulación y
recomposición de los trabajadores que viene por
abajo, heredero directo de
las jornadas del 19 y 20 de diciembre. Este es el fenómeno más
importante para los socialistas revolucionarios, al que debemos
dedicar nuestros mayores esfuerzos. Proceso que está dando lugar –en determinadas
circunstancias– a verdaderas rebeliones
obreras contra las condiciones de esclavitud laboral (ver articulo
sobre la tragedia obrera en Aluar) y las direcciones burocráticas y
que expresa un estratégico
despertar del gigante proletario.
Rebeliones obreras que recurrentemente se cobran nuevas
“víctimas”: que lo diga si no Vera Fleitas, burócrata de estilo
cegetista, con reloj de oro y 4 x 4, dirigente de Pirelli, que, como
reflejo de la experiencia de Fate, fue también profusamente
“surtido” por la base obrera de esa fábrica, harta de 15 años de
esclavitud laboral garantizada por los burócratas.
En
las condiciones señaladas, la
primera y fundamental tarea sigue siendo el apoyo
a las luchas obreras, el aliento al proceso de desborde
a la odiada burocracia y la coordinación
efectiva de las peleas en curso.
Hace falta un
Movimiento Político de Trabajadores
Pero
junto con alentar con todo este proceso de recomposición, hay que
buscar las vías para resolver un problema que se hace cada vez más
cuesta arriba: la falta de una expresión política independiente de este proceso de la
vanguardia obrera. Es decir, la aguda contradicción de que a
falta de una auténtica alternativa política por izquierda y de
clase, la experiencia con el gobierno K la terminan capitalizando
expresiones burguesas como el PRO o el ARI en Tierra del Fuego.
Lamentablemente,
en oportunidad misma del Argentinazo desde el nuevo MAS insistimos en
que era el momento de dar este paso: la puesta en pie de un Movimiento
Político de los Trabajadores. Sin embargo, el MST en su
oportunismo electoral (“la única alternativa es Izquierda
Unida”... con el PC); el PO, por su autoproclamación (“somos EL
partido”); y el PTS, por su sectarismo habitual (“partido
revolucionario o nada”), se negaron rotundamente.
Y
sin embargo, ahora mismo, aun en un momento distinto, esta tarea vuelve
a hacerse acuciante. Es decir, la puesta en pie de un movimiento o partido político de los Trabajadores que conjugue las
principales experiencias de la vanguardia obrera y las corrientes de
la izquierda revolucionaria. Un paso hacia el cual puede ser la
formación de un bloque
clasista y socialista para las elecciones de octubre próximo.
|