Los grandes grupos capitalistas han definido su
apoyo a Cristina K
Wall Street ya tiene candidata
Editorial de Socialismo o Barbarie, periódico,
17/08/07
El lanzamiento oficial de la fórmula Cristina
Kirchner-Julio Cobos en el Luna Park tuvo lugar en una atmósfera política
enrarecida por varios frentes problemáticos: los casos de corrupción,
la inflación que se va haciendo galopante, los peligros en ciernes
por la crisis de los mercados internacionales…
Sin embargo, hubo otro dato que no debe pasar
inadvertido. Los grandes grupos económicos, nacionales y extranjeros,
ya asumieron que Cristina K será la próxima presidenta del país,
a la vez que la candidata se esfuerza por presentar su próxima gestión
como “garante” de sus
intereses y de un curso sostenido de “normalización” del país.
La oposición
patronal no termina de hacer pie
En los últimos días, lo más estridente en los
medios (pero no necesariamente lo más importante) son los casos de corrupción que afectan a diversos niveles del gobierno. El último
de ellos, el episodio de la valija, corona una sucesión de
escandaletes de diversa entidad: empezando por el caso Skanska
(cayó el titular del Enargas), siguiendo por el bolso de plata en un
baño del Ministerio de Economía
(cayó Felisa Miceli), continuando por embates mediáticos contra la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti (es cantado que saldrá
volando ni bien asuma Cristina), luego con el negocio de subfacturación
por la venta de repuestos de
armas (la ministra de Defensa Garré zafó porque primero cayó el
juez que la investigaba) y ahora el caso de las
valijas y billetes voladores (renuncia de la mano derecha del
ministro De Vido, que difícilmente
siga en su cartera después de diciembre).
Lo anterior se suma al interminable sainete del INDEC,
que emite cifras a cuál más risible en medio de justas denuncias de
los propios empleados. Sin duda, las actuales cabezas de la
“intervención” y de quien la ejecutó, el secretario de Comercio
Guillermo Moreno, son firmes candidatas también a rodar más pronto
que tarde.
Buena parte de las clases altas y medias que
detestan a Kirchner y su gobierno se regodean con este espectáculo,
así como los medios que se suman al “tire y pegue” contra los
evidentes flancos “desprolijos” de la administración K. Unos y
otros claman por una oposición de derecha sólida y coherente –esto es, que pueda
hacerle fuerza a los Kirchner–, pero que no se ve por ningún lado.
Esto es así, ante la falta de consistencia de un
Lavagna, el desprestigio de los “peronisaurios” (Menem, Duhalde,
Rodríguez Saá o Puerta, con socios tan “atractivos” como el
asesino Sobisch), el mesianismo estéril de Carrió o la
insignificancia política de López Murphy, para no hablar de la
inexistencia de la UCR. A lo que se suma el hecho de que Macri ya ha
decidido dedicarse a la Capital.
Sólo así –o recurriendo a la teoría de las
encuestas manipuladas– puede explicarse que Cristina K (que resulta
demasiado “fría” hasta para sectores que veían bien al gobierno)
encabece la intención de voto con ventaja apabullante sobre la
oposición. Eso le da margen a
la candidata para una campaña corrida al “centro”, e incluso
para instalarse como “garante” ante los empresarios, como veremos.
¿Se acabó
la “primavera” en la economía?
El segundo frente de problemas es la inestabilidad de los mercados financieros internacionales, algo que
empieza a tener su repercusión
local. Si bien el tema se analiza en nota aparte, cabe señalar
algunos elementos que venimos anticipando desde hace un tiempo y cuyos
efectos pueden potenciarse peligrosamente
en la nueva coyuntura económica.
Por empezar, la abundancia de liquidez –esto
es, capitalistas ávidos de invertir en lugares como Argentina, que
ofrecían ganancia financiera jugosa y fácil– está en retroceso en el mercado internacional. Eso significa el regreso
a un lenguaje que nos era muy familiar durante la crisis de 2001-2002:
“suba del riesgo país”, “dificultades para conseguir crédito”,
“vencimientos pesados de la deuda”, “caída de los bonos
argentinos”, inversiones que se “cancelan”...
Sin duda, las circunstancias son distintas; no se
trata de esperar una reedición del default. Pero es un hecho que las condiciones favorables y extraordinarias con que contó el
gobierno K durante casi toda su gestión están
cambiando, y para mal. Es cierto que los precios de los bienes que
exporta el país siguen altos; pero otros indicadores internos y
externos están dejando de ser
favorables.
El que todos perciben es la inflación, cuyo valor real para los primeros siete meses debe
rondar el 10-12% por lo menos.
La “magia” estadística del INDEK, que nadie cree en el país ni
en el exterior, tiene patas cortas, y uno de los problemas del
ministro Peirano es cómo y cuándo llegar a un “sinceramiento”
del índice inflacionario
(que igual se hará después de
octubre, como todo).
Pero hay otras patas chuecas, como el famoso superávit
fiscal, que se mantiene pero cada vez más
“flaco”, debido a la sangría del gasto
público. El grueso de ese gasto, por otra parte, no es
directamente “social” –aunque por supuesto que se anunciarán
los típicos aumentos de jubilaciones preelectorales– sino que se
relaciona con la política de subsidios
a los empresarios del transporte y el costo de la crisis energética.
Que la política de subsidios tiene un sesgo cada
vez más electoral lo
demuestra el hecho que del total de subsidios para sostener el sistema
energético pagados en lo que va de 2007 –3.575 millones de pesos,
que ya superaron lo presupuestado para todo el año–, el 84%
(3.016 millones) fue para Capital y GBA. Lo mismo ocurre con los
subsidios al transporte: se llevan gastados 1.766 millones
–excediendo un presupuesto anual de 1.578 millones–, de los cuales
el 99% fue destinado a
Capital y GBA (datos completos en interesante nota de Alcadio Oña, Clarín,
11-8-07). Son los distritos clave en la elección presidencial. El
primero, por su tono opositor tras el triunfo de Macri. Y, el segundo,
porque su volumen de votos puede darle a la candidata oficialista una
ventaja decisiva.
El dilema es que si se quiere asegurar la salud
del superávit fiscal, este
nivel de dispendio no puede continuar. También aquí habrá un “sinceramiento” después de octubre.
Wall Street y el Departamento de Estado: voto
kantado
Entre valija va y denuncia viene, pasó casi
inadvertido un hecho de primera importancia para entrever el rumbo de
una futura presidencia de Cristina K: su discurso
ante el Consejo de las Américas (y, no menos importante, la
encendida defensa de Cristina
que hizo la titular del Consejo en reunión privada con lo más
granado de los representantes del imperialismo yanqui en el país).
La cita fue el 7 de agosto en el Alvear Palace
Hotel –símbolo del menemismo y los 90 si los hay–, frente a los
principales empresarios nacionales y extranjeros con intereses en la
Argentina. Allí, Cristina y medio gabinete dieron todas las garantías
que se les pidieron, y algunas más.
La definición central de la candidata fue
tajante: “Señores, la
Argentina es una muy buena oportunidad de negocios”. Y lo dice
en serio: ya en México, ante el presidente Calderón y algunos de los
más importantes capitalistas mexicanos –incluido el hombre más
rico del mundo, el magnate de medios Carlos Slim–, Cristina había
prometido que “si llego a la
Presidencia no regirá la ley de doble indemnización”. El
sentido de ambas declaraciones es inequívoco: beneficios
para los empresarios a expensas de los trabajadores.
Y Alberto Fernández, jefe de gabinete, aclaró
en la reunión del Consejo que “hasta
ahora hemos gobernado en la emergencia, pero ahora
vamos a gobernar con las reglas de la normalidad”. Entiéndase: basta
de contemplaciones con los que protesten contra el normal desarrollo
de las “oportunidades de negocios”.
Es justamente en el contexto de estas
definiciones como debe leerse la señal clara que dio el gobierno al mandar la Gendarmería al Hospital Francés. ¡Ésas serán las
“reglas de la normalidad” del gobierno de Cristina!
En la reunión del Alvear también estuvieron
Peirano, que prometió “previsibilidad financiera” y con la
cotización del dólar, y Julio De Vido, que anunció el fin de los
cortes de energía... por ahora. El evento fue todo
un ejemplo de cómo el personal político de la clase capitalista rinde
examen frente a la representación de esa clase y del imperialismo. Susan Segal, titular del Consejo, quedó encantada:
“Nunca esperé discursos tan positivos”, confesó.
Y la propia Segal, en reunión reservada en las
oficinas de Microsoft ante los ejecutivos de las multinacionales
yanquis, puso en su lugar las quejas habituales contra el “estilo
K” con una defensa categórica de la candidata oficialista: “Ustedes
deben saber que el actual
escenario político no ofrece expectativas adicionales a las de
Cristina (...) la
gobernabilidad en la Argentina por ahora se garantiza sólo con un
triunfo de Cristina”. Según M. Bonelli, que relata el
encuentro, “Segal manifestó la
opinión que existe entre los miembros del poder financiero y económico
de Manhattan” (Clarín,
10-8-07).
Hay que echar a la Gendarmería del Francés
Con Cristina postulándose como garante de la buena marcha de los negocios capitalistas y el
ambiente económico deteriorándose, no es difícil prever el rol “disciplinador”
que tendrá el tan anunciado “pacto social”. Una prueba de ello lo
pueden tener los docentes de las seccionales opositoras del SUTEBA.
Han debido enfrentar el jueves 16 el operativo conjunto del gobierno
K, la dirección del gremio e, incluso, sectores de “izquierda”
como la lista Azul y Blanca (CCC), que, al desautorizar estas medidas de fuerza independiente y quitarles
“legalidad” votando en contra
de su cumplimiento (en la reunión de secretarios generales del
gremio), han dado lugar al gobernador Solá para amenazar
con descuentos de los sueldos de los que cumplan el paro.
Pero hay otra muestra más grave aún: se trata de la
Gendarmería, instalada desde hace días en el interior del Hospital
Francés, con el objetivo de intimidar a este sector de vanguardia de
los trabajadores del país que viene de imponer la estatización del
Hospital. El gobierno hace esta “muestra de autoridad” como
para intentar dejar en claro que el Hospital (que ha sobrevivido
gracias a la abnegada lucha de sus enfermeras, médicos y personal) es
de ellos y “no de los trabajadores”...
Es decir, lo que se preanuncia para después de
las elecciones es un escenario con tendencias
contrapuestas, entre el giro hacia la “normalización” y el
pacto social que intentará imponer desde arriba Cristina K (con la
CGT y la CTA de perros guardianes o falderos), y la eventualidad de la
salida a la lucha de sectores de trabajadores, en condiciones de un
deterioro de la economía.
En estas circunstancias, y en lo inmediato, las
tareas centrales pasan por el compromiso de poner, desde la izquierda
y los sectores clasistas, todo lo que haya que poner por echar
a la Gendarmería YA del Francés y apoyar
la lucha de sectores de trabajadores como las opositoras de
Provincia de Buenos Aires, al tiempo que se coloca más en alto que
nunca la bandera por un Movimiento
Político de los Trabajadores y se redobla la apuesta por concretar
un Frente Socialista y de los Trabajadores para las elecciones de
octubre próximo.
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