La elección de la izquierda
Socialismo
o Barbarie, periódico, 01/11/07
La
elección de la izquierda estuvo dentro de los parámetros esperados.
Es decir, cualquier observador más o menos atento sabe que, en la
Argentina, la escasa tradición política de masas a la izquierda de
los partidos tradicionales siempre ha sido una barrera muy difícil
de sobrepasar por la izquierda a la hora de las elecciones.
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El balance del nuevo MAS
Pelear por poner en pie
una Mesa por la independencia de clase
Creemos
que fue un acierto de nuestro partido haber salido, desde principios
de agosto, a plantear la necesidad de dar pasos hacia un Movimiento
Político de los Trabajadores, y para las elecciones que acaban de
pasar, haber motorizado con fuerza la puesta en pie de un frente de la
izquierda clasista y socialista.
Al
mismo tiempo, desde el nuevo MAS realizamos una de las campañas
electorales más “políticas” de la izquierda, bien enfocada a
alertar y armar a la vanguardia de los trabajadores frente a los desafíos
que se vienen, en particular la trampa del pacto social.
E
hicimos todo esto sin perder el primer eje de nuestra actividad, que
en los últimos meses siguió siendo
jugarnos por cada lucha de los trabajadores, como últimamente el
“camazo” en el Hospital Francés o la dura lucha de la textil
Alcoyana. De ahí también la representación que aportamos desde el
nuevo MAS a las listas del Frente, así como las delegaciones obreras
(FATE y ALCOYANA) que estamos orgullosos de haber llevado al acto de
cierre de la campaña.
Esta
política queremos “resumirla”, en estos momentos, en nuestro
llamado a los compañeros del PTS y la IS para que mantengamos el
frente y hagamos un llamado común al PO, el MST y sectores de la
vanguardia obrera independiente a poner en pie, perentoriamente,
una MESA por un Movimiento Político de los Trabajadores.
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Y
a pesar de que la experiencia de lucha y organización de una amplia
vanguardia ha tenido una enorme importancia en los últimos años, en
ningún momento se ha logrado traducir esto en una influencia
política de masas de la izquierda entre amplios sectores, más allá
del radio de acción de la lucha.
Esta
dificultad se potencia, además, por las condiciones de relativa
estabilización burguesa capitalista, y porque, entre muchos sectores,
se llega incluso a considerar a Cristina K o a la Carrió como
candidatas de (centro) izquierda.
No se estuvo cerca de octubre del 2001, pero tampoco de
1995
Para
poder evaluar la elección de la izquierda en su conjunto y del FITS
en particular, se requieren un par de parámetros más.
Por
un lado, muchos analistas han destacado en estos días que la elección
del conjunto de la izquierda considerada “roja” ha quedado lejos
de guarismos como los de octubre del 2001, cuando se bordeó el millón
de votos. Claro que así es. En esa oportunidad (y en las elecciones
que ocurrieron un poco antes y un poco después de esa fecha) el voto
a la izquierda mayor que el habitual estaba reflejando –por
anticipado– la profundización de la crisis económica, política y
social y el enorme ascenso en la lucha popular que estalló en rebelión
el 19 y 20 de diciembre.
El
otro parámetro es el opuesto: las votaciones de la izquierda en el
pozo más profundo de la década reaccionaria que encarnó Menem en
los ’90. Los guarismos de la izquierda en las elecciones de ahora
tampoco se parecen a ese momento en los que se expresó una votación
meramente “estadística”: en las elecciones presidenciales de
1995, por ejemplo, no se
logró superar los 150.000 votos sumando al PC, el MST, el PO, el PTS
y el MAS. El resultado de las presidenciales del 2007 ha quedado en un
lugar intermedio entre ambos extremos.
Se
ha tratado de una votación claramente de vanguardia y que
expresa algo previsible: en estas elecciones de ninguna manera se iba
a verificar un giro a izquierda de amplios sectores entre las masas;
hecho al que contribuyó el total y consciente “borramiento” de la
izquierda por parte de los medios masivos de comunicación.
Sin embargo, entre el MST, el PO y el FITS se bordeó los 350.000
votos, una cifra nada despreciable considerando que el votante
a candidaturas “de trabajadores y socialistas” evidentemente debe
estar entre los más conscientes y politizados entre los
trabajadores, la juventud y los sectores populares.
El significado de la paridad electoral en la izquierda
Redondeando
las cifras, el MST alcanzó 140.000 votos, el PO 120.000 y el FITS
100.000 votos. Estas cifras suponen claros elementos de balance político.
Creemos no faltar a
la verdad si decimos que, en cuanto al MST y al PO, teniendo en cuenta
su perfil político y sus propias expectativas electorales, la votación
les deja muchísimo que desear.
El
MST tiene el “karma” de ser una corriente crecientemente
“electoralista” pero con muy pocos votos. Lo de la “nueva
izquierda” no pasa de ser un eslogan sin contenido alguno.
Esta organización vive un proceso de doble vaciamiento. Vaciamiento
político como corriente obrera y socialista, ya que se está
pasando a una identidad “nacional y popular” y abandona toda
referencia a la clase obrera. Pero esto tiene un problema adicional.
El espacio político que pretende para sí, tiene ocupantes mucho más
“legítimos” como Solanas, Lozano y la CTA, aunque ellos
también hayan hecho una elección bastante mediocre. En cuanto a su
construcción orgánica, ya hemos señalado el bajísimo nivel de
actividad militante y entre la clase obrera que expresa esta
organización.
Con
respecto al PO, está claro que ha vuelto a sufrir los rigores de
cierto “repudio” entre franjas de los votantes a la izquierda por
su ridícula autoproclamación. Con una campaña que no ofreció un
eje político claro (se la pasaron agitando consignas reivindicativas
como si fueran a hacer una elección de millones de votos...), quedó
sólo unas décimas por encima de nuestro Frente de Izquierda. Y esto
sucede cuando el PO estaba llamado a encabezar este frente, lo que de
haberse concretado le hubiera deparado un lugar de más importancia en
las elecciones generales, desplazando al “socialismo nacional” a
la Chávez del MST y, quizás, compitiendo más de igual a igual
con el centroizquierdismo nacionalista de Solanas.
La elección del FITS y del nuevo MAS
Dentro
de los parámetros generales que han afectado a toda la izquierda en
estas elecciones, la elección del FITS fue más que digna y su
constitución como frente un triunfo político. Sin dejar de
obtener, claro está, una votación de vanguardia y de caberle las
“generales de la ley”, el frente logró sin embargo pelearle de
igual a igual a fuerzas como el MST y el PO, que en el terreno
electoral venían siendo más fuertes.
Y
creemos que entre los sectores más activos de los votantes de la
izquierda y sobre todo entre los trabajadores de vanguardia, el FITS
hizo posiblemente la mejor elección de las tres alternativas de la
izquierda.
Más
allá de suposiciones, la elección tan “paritaria” entre las
principales fuerzas de la izquierda, es otra muestra más –si hacía
falta– de que la hegemonía dentro de la izquierda roja no esta
resuelta y que hay espacio para una perspectiva que claramente busque
poner en pie en nuestro país, entre la vanguardia y a partir de ella
en franjas de masas, de una tradición obrera, socialista y
revolucionaria.
Porque,
insistimos: las elecciones del 28/10 vinieron a ser otra demostración
de que no hay hegemonías establecidas en la “izquierda roja”; que
este proceso está abierto y requiere de “combinaciones”,
es decir, de apelar
a las herramientas de la unidad de acción y el frente único.
Una
votación que sigue siendo de vanguardia y que no demuestra influencia
entre amplias masas reafirma, una vez más, la necesidad de poner
en pie un Movimiento Político de Trabajadores que extienda y
masifique la pelea por la independencia política de los trabajadores.
Y este balance nos debe servir también para que desde el FITS (que
creemos se debe reafirmar después de las elecciones) llamemos
al PO (e incluso al MST si abandona sus posiciones abiertamente
reformistas, nacionalistas y no clasistas) a sentar las bases para
poner en pie una MESA por la construcción de este Movimiento Político
de los Trabajadores.
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