Después
del Argentinazo
Ha
comenzado un proceso revolucionario
Texto
votado en el 2º Plenario Nacional de Cuadros del MAS de marzo 2002,
y
ratificado en el 8 º Congreso (31/05/02)
3.
“Reforma o revolución” en el siglo XXI
Problemas
teóricos y estratégicos
Es
un apasionante hecho que el proceso revolucionario abierto en la
Argentina, es, de manera general, “la primera revolución” del
siglo XXI. Pone así sobre la mesa, una multitud de problemas teóricos
/ estratégicos centrales, de los cuales, en este texto, queremos
destacar dos: el reestablecimiento de la perspectiva de la revolución
como una “posibilidad objetiva”, la que –aparentemente- había
sido desplazada del escenario histórico todo a lo largo de la década
del ’90 y que vuelve a replantear -en las nuevas condiciones- el
debate histórico de “reforma o revolución”. Y, al mismo tiempo,
la posibilidad del relanzamiento del genuino contenido de democracia
y autodeterminación que deben tener la revolución y el
socialismo, afirmándonos sobre la experiencia viva del comienzo del
“argentinazo” y, sobre todo, en el balance de los “Estados
Burocráticos”.
Relanzar
la perspectiva de la revolución
Desde
esta doble perspectiva, esta planteada una inmensa pelea político,
ideológica y estratégica contra el CTA, el Frenapo y el conjunto
de las corrientes frente populistas. Su propuesta de “humanización
del capitalismo” supone dos cosas. Por un lado, que sería imposible
pelear por una perspectiva que vaya más allá del capitalismo, que
la revolución y el socialismo estarían fuera de el marco de las
posibilidades “objetivas”. Por el contrario, para estas
corrientes, si seria posible “humanizar” el sistema, esto es,
introducir otra forma de regulación y funcionamiento del capitalismo,
distinta a la “neoliberal”, que pondría al mismo “mas al
servicio de las necesidades humanas”.
Estos
argumentos son completamente falsos. Hacen parte del andamiaje
“teórico” de las corrientes del “nuevo reformismo”, muchas de
las cuales se dieron cita en el reciente “Foro Social Mundial” e
intentan monopolizar la vanguardia con propuestas de “gestión”,
de “mejora” del sistema y de la democracia capitalista.
Si
por un lado el carácter degenerativo de esta fase de
mundializacion del capital imperialista acentúa las tendencia más
destructivas del capitalismo,y no parece dejar lugar –en la
escala mundial- para ninguna veleidad de “humanización” del
capital, al mismo tiempo, las jornadas revolucionarias del 19 y 20 de
diciembre, han puesto sobre la mesa -como un hecho objetivo-,
el que las más amplias masas han sido capaces de llevar
adelante una acción histórica independiente y revolucionaria.
Por
esto, cuando señalamos que esta planteado comprender la perspectiva
de la revolución como una de las posibilidades objetivas en estos
comienzos del siglo XXI en la Argentina actual, lo que queremos decir
es que no hay ninguna posibilidad de que el capitalismo, atenuando
de conjunto sus contradicciones, pueda abrir una fase de progreso de
las fuerzas productivas que nos reintroduzcan en un periodo general
“reformista”, mas bien todo lo contrario, es la barbarie la que se
abre paso en las dos terceras partes del globo.
Si
esto es así, si la barbarie capitalista que avanza desata -a la vez-
la reacción revolucionaria del movimiento de masas (como está
ocurriendo en la Argentina hoy), entonces, las condiciones de
posibilidad de la realización efectiva de la revolución
socialista están en otro lado: en el desarrollo de todos los
elementos de la subjetividad de los explotados y oprimidos que la
hagan posible. Y de eso se trata la acción de los socialistas
revolucionarios en el argentinazo actual: la de trabajar duramente
desde la perspectiva de que este pueda transformarse en revolución
socialista. Porque la otra “alternativa” no será “la
reforma”, sino, en las diversas variantes políticas burguesas que
se puedan dar, la mas
profunda reacción o la lisa y llana contrarrevolución.
Así,
la alternativa “reforma o revolución”, se conjuga íntimamente
-dadas las características del capitalismo mundial en estos comienzos
del siglo XXI-, con la otra alternativa dialéctica de la cual forman
–en el fondo- una y misma cosa: “socialismo o barbarie”.
Autodeterminación
y socialismo
En
segundo lugar, queremos destacar que el argentinazo, como proceso en
curso a
posteriori
de la caída del estalinismo, expresa -en su profundo contenido
democrático y de autodeterminación- un aprendizaje histórico
latente en las masas trabajadoras y una característica completamente
distinta a las revoluciones anticapitalistas / burocráticas (pero no
socialistas) que jalonaron a la segunda posguerra. Esto es de una
importancia inmensa y se conecta con el análisis que desde nuestra
corriente venimos haciendo, en el sentido de que la caída del
estalinismo significaba -potencialmente- un acontecimiento positivo
que abría la posibilidad de “relanzar la batalla por el
socialismo” en el sentido mas autentico y cabal del mismo. El
proceso actual, con sus fuertes elementos de democracia desde abajo
y acción independiente de grandes sectores de masas, parece
expresar esta característica distinta a la mayoría de las
revoluciones de la II post guerra, con el tremendo peso de los
aparatos burocráticos que sufrieron las mismas. Así, el argentinazo
expresa aspectos centrales de una acción de masas autodeterminada,
que el resto de la izquierda revolucionaria es completamente
incapaz de comprender y / o respetar.
Tenemos,
entonces, una batalla por el pleno aliento, respeto y valoración
del decisivo carácter de la democracia directa, de los trabajadores y
de la autoderminación, no como factor instrumental, sino como
factor estratégico, en el sentido de que son los trabajadores mismos
los que deben llevar adelante la obra de su propia liberación.
Al mismo tiempo, sin embargo, no hay que perder de vista que desde
algunas corrientes del pensamiento e incluso, desde algunas
organizaciones políticas (como el caso de Autodeterminación y
Libertad) que son, desde un punto de vista general, de izquierda y / o
“revolucionarias”, se tiende –de manera sumamente equivocada-
a la idealización o a la
lisa y llana adaptación al aspecto “democrático general” del
proceso en curso, desvalorizando la esencial pelea por los motivos
“sociales”, de transformación revolucionaria obrera y popular,
socialista, de la sociedad. En esto, hace parte una elaboración
teórica unilateral y en gran medida abstracta y superficial, que tiende
a reducir solo en el Estado y no en la transformaciones del conjunto
de las relaciones sociales y de producción, la tarea de la
revolución social, y que por lo tanto reduce al solo ángulo
“democrático radical” las tareas planteadas por el
“argentinazo”. Parte de esto es la actual “moda” que anida en
sectores de la vanguardia a nivel mundial, de que podría ser cambiado
el mundo sin que los trabajadores “tomen el poder”. Para
estos sectores, las obras de Toni Negri o de John Holloway son la
inspiración, obras que en el fondo son “una fuga hacia
delante” en relación a los complejos problemas de la revolución y
de la transición al socialismo. Contra esta posible recaída, que
busca, “idealistamente”, desentenderse del terreno real en
el cual se desarrolla la lucha de clases, también se debe pelear.
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A la parte 4. Elementos de tareas y orientación
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