La crisis de las relaciones
clientelares de la izquierda con las masas
Estallido
en SASETRU
Por Isidoro Cruz Bernal
(Socialismo o Barbarie –periódico– 04/12/03)
La
Interbarrial de Avellaneda que ocupó las instalaciones de SASETRU (fábrica
de fideos abandonada por la patronal hace 20 años) conjuntamente con
el Polo Obrero y el Partido Obrero, acusa a este último de querer
manejar todo sin respetar en lo más mínimo la opinión de los
trabajadores desocupados que están tratando de poner en marcha la fábrica.
La Interbarrial los acusa de aparatearlos en las asambleas y en la
dirección cotidiana del trabajo, de comportarse como verdaderos
“patrones”. A esto se agrega que militantes del PO desalojaron por
la fuerza a los miembros de la Interbarrial que se encontraban
cuidando la fábrica.
A
su vez, el Partido Obrero ha acusado a los miembros de la Interbarrial
de ser agentes del estado burgués, al recurrir al INAES (organismo
estatal que controla las cooperativas) para dirimir quién dirige
SASETRU y de actuar en complicidad con el PJ.
La
situación en SASETRU es muy importante para el conjunto de la
izquierda. Una solución sana y a través de un método democrático y
de clase evitará que el problema se convierta en un daño de conjunto
para la vanguardia. Lo contrario, acentuará la crisis entre los
movimientos sociales y la izquierda y fortalecerá al estado burgués.
Sea
cual sea el resultado a que arribe este verdadero “estallido” en
SASETRU, desde el MAS creemos que es necesaria una reflexión para
reorientar la política de la vanguardia y la izquierda en este tipo
de instancias.
Los
hechos
La
ocupación de SASETRU fue propuesta por la Interbarrial, organización
compuesta principalmente por desocupados, y posteriormente apoyada por
el Partido Obrero. Incluso el tema SASETRU fue uno de los ejes de la
campaña electoral del PO en Provincia de Buenos Aires. En ella se
quería mostrar a la “clase obrera piquetera” poniéndose de pie,
recuperando fábricas y convirtiéndose en el eje político del país.
Es
decir que, en cierto sentido, intentaba confirmar de hecho, una tesis
política que cada día va más a contramano de la realidad política.
SASETRU
es una fábrica cerrada hace más de 20 años. Los trabajadores de la
zona que habían trabajado en la planta podían contarse con los dedos
de la mano. Esto introducía una dificultad adicional que lo
diferenciaba de la mayoría de las recuperaciones de fábricas de los
últimos años, realizadas por los obreros que trabajaban en ellas.
Esto daba elementos de implantación “artificial” a todo el
proceso, dificultad de la que habrá que dar cuenta. El PO no lo hizo
nunca.
La
ocupación de la planta abandonada se hizo en enero deL 2003 y fue
objeto de desalojo y represión por parte de la policía. Después de
varias idas y vueltas que incluyen el armado de una cooperativa
manejada por el PO y la Interbarrial, se aprobó una ley de expropiación
en agosto de este año, lo que permitió que se volviera a entrar el
25 de ese mes. El PO, como dijimos, hizo de la puesta en marcha de
SASETRU uno de los ejes de su campaña electoral y llevó como
candidata a Alicia Gutiérrez, principal referente de la Interbarrial
y miembro del PO en ese momento.
Posteriormente,
el proceso de SASETRU pasó a una fase de organización interna hasta
principios de noviembre. En ese momento nos enteramos de que la mayoría
de la Interbarrial, con Alicia Gutiérrez a la cabeza, se proponía
sacar al Partido Obrero de la fábrica. Aclaraban que hacían una
diferencia con los desocupados del Polo Obrero que pudieran sumarse a
la experiencia, pero que querían afuera a la gente más directamente
vinculada al Partido Obrero, quienes habían acaparado los puestos
dirigentes al momento de ser inscripta la cooperativa ante el Estado.
La Interbarrial acusaba también al Partido Obrero de mantener
desinformado al colectivo de trabajadores y de maltratar a los compañeros
que participan en el movimiento pero que no han avanzado en su
politización (les decían que “eran buenos piqueteros, pero malos
trabajadores”) así como de haber llevado a cabo daños y desaparición
de materiales y herramientas.
Todas
estas acusaciones alcanzaron su máxima intensidad cuando el viernes
14/11 el PO se movilizó hacia la planta y la cercó como paso previo
a recuperarla por la fuerza (según la Interbarrial, mediante palos,
piedras y cosas mas contundentes).
Los
compañeros del PO plantean que estas acusaciones son hechas por
Alicia Gutiérrez y un reducido grupo de 5 miembros de la directiva de
la cooperativa y que, por lo tanto, no representan la opinión
mayoritaria de los trabajadores. Acusan a la Interbarrial de querer
meter al estado burgués en la cooperativa y afirman que el 28/10 se
realizó una asamblea de trabajadores que resolvió rechazar cualquier
ingerencia estatal en SASETRU. El PO acusa a Alicia Gutiérrez y su
grupo de haber intentado copar la planta el 13/11, de lo que se deduce
que el desalojo llevado a cabo por el PO al día siguiente fue una
respuesta a esto. Alicia Gutiérrez y la Interbarrial responden que la
asamblea del 28/10 se hizo con una mayoría de 118 miembros del Polo
Obrero venidos de otras zonas y no con los trabajadores que habían
intentado poner en marcha SASETRU.
Llegado
a este punto varias organizaciones (MST, MAS, FTC y otras menores)
intentamos mediar entre las partes, partiendo de la razonable premisa
de que un enfrentamiento a fondo y sin retorno sólo podía favorecer
a la burguesía y al gobierno.
Este
intento no pudo prosperar merced a la intransigencia de ambas partes.
El grupo de Alicia Gutiérrez afirma que no desea hacer la denuncia
ante la justicia para echar al PO de la fábrica, pero tampoco ha dado
pasos que permitan una salida sana y acorde a las tradiciones del
movimiento obrero. Al charlar con ellos hemos podido palpar un rechazo
visceral hacia los métodos y el manejo despótico con el que el PO ha
abordado este desgraciado asunto. Pero también hemos advertido que
ese componente difícilmente pueda hoy ser canalizado hacia pasos que
permitan una solución de clase. El contenido predominante de este
“estallido” en SASETRU, es el de una explosión no-política
(plebeya) de odio hacia el PO. Explosión que es la continuación
desbordada y por otros medios del clientelismo llevado adelante por el
propio PO. Como producto de esta situación, hizo su aparición, el
Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas conducido por Caro. El
objetivo de este agrupamiento es avivar mucho más el odio (entendible
pero ciego) en contra del PO (y por elevación, hacia el conjunto de
la izquierda). Lamentablemente la actitud del PO mas la confusión política
de la Interbarrial y el oportunismo de algunos de sus dirigentes, ha
sido terreno propicio para la demagogia del MNER, que busca someter
políticamente a los cooperativistas a la regimentación burguesa y
someterlos socialmente mediante la autoexplotación ¡A pan y agua! es
un slogan que levanta el MNER para glorificar esto.
Por
otra parte, tampoco puede sostenerse la tesis de “Prensa Obrera”,
donde se afirma que el MNER “reintroduce el capitalismo” allí
donde hay gestión obrera ¡como si ésta no se organizara en un
mercado capitalista y sometida a la ley de valor! Este tipo de
razonamientos forma parte de una práctica habitual en la izquierda,
consistente en embellecer acríticamente sus propias experiencias sin
ser capaces de ver sus límites. Cosa que tiene como efecto el engañarse
a sí mismo en la lucha cotidiana. Una cosa es que peleemos porque los
emprendimientos sean independientes del estado patronal y otra que
afirmemos que por este solo hecho, "todo vale”, que en su ámbito
ya rigen relaciones sociales emancipadas.
Ante
el dilema concreto que los hechos de SASETRU han colocado a la
izquierda, desde el MAS creemos necesario destacar 3 ejes: 1) rechazo
a la injerencia del INAES 2) asamblea de los trabajadores como
instancia resolutiva y, como modo de garantizar esto, 3) el retiro de
todos los que no puedan acreditar su pertenencia al colectivo obrero
ni su trabajo en la planta.
Algunas
reflexiones
El
estallido en SASETRU es responsabilidad política del PO. Esta
organización no asumió criterios de clase y socialistas en su forma
de llevar adelante esta experiencia. Su conducta práctica en SASETRU
es la misma que predomina en el movimiento de trabajadores
desocupados: la organización de sectores populares exclusivamente a
través del mecanismo clientelar basado en la administración de
planes y bolsas de comida. Esto que es común a todos los movimientos
de desocupados, y que les ha permitido ganar base social, tiene dos
formas de llevarse adelante. Dos formas opuestas.
La
primera, es erigir un gendarme al que se le da la atribución de
manejar el mecanismo del reparto de los medios de subsistencia. Este
papel ha sido llevado adelante a través de los cuadros de las
organizaciones. Este método, más allá de la conciencia subjetiva de
quienes asumen ese papel (es obvio que en lo subjetivo los cuadros de
la izquierda no son iguales a los punteros del PJ), tiene como efecto
práctico mantener la esencia del vínculo clientelar con la base de
los movimientos. Los trabajadores desocupados, de esta forma, no
superan su situación de ser tratados como mera “gente necesitada”
a la que se dan cosas a cambio de una “lealtad” política hacia
quién se las provee. Esta práctica conspira contra la organización
a partir de métodos de clase y socialistas. El aspecto puramente
reivindicativo de la lucha, en este modelo de organización,
“castra” el progreso colectivo de la mayoría de los compañeros.
Hace que las vicisitudes de la vida de los movimientos se organicen a
partir de “quién me da algo” o “quién me soluciona mi
problema” sin que interese mayormente el carácter de clase de la
organización social o política que canaliza los reclamos.
La
segunda solución es luchar concientemente por contrarrestar la fuerza
objetiva del vínculo clientelar mediante la politización y la
organización de los compañeros a través de formas democráticas y
de adhesión lo más voluntaria posibles, que les permitan ubicarse
como trabajadores... desocupados. Es decir, como parte de una sola
clase trabajadora. Al mismo tiempo, se dejan las cuestiones de la
administración estrictamente en manos de los compañeros reales del
movimiento (que también incluye a militantes políticos, pero en
calidad de miembros del movimiento y no de militantes del partido). En
este segundo caso, el partido no usufructúa para sus fines ni un plan,
ni se mete -como tal- en la administración de los mismos.
Esta es la única solución acorde con los criterios de clase y
socialistas. Y es la perspectiva con la que el MAS intenta trabajar.
Ante
la complejidad que tienen los problemas de gestión (tanto en los
movimientos como en las empresas recuperadas) los compañeros del PO
hace tiempo que han elegido el primer modo de organización, el que
estimula la persistencia del vínculo clientelar y soluciona los
problemas de reparto a través de “gendarmes rojos”. El estallido
en SASETRU es producto de que se intenta resolver por vía
administrativa problemas que tienen su origen en contradicciones
sociales propias de los movimientos. Esta práctica genera que los
problemas reales no son resueltos sino que se “reprime” su aparición...
hasta que estallan. Esta manera de enfrentar los problemas en los
movimientos sociales tiene que ser desterrada porque, además de anti
socialista, impide que una vez aparecidos los problemas puedan ser
canalizados mediante la democracia obrera. Son la vía más directa a
un “estallido”, hacia una explosión de odio ciego y
despolitizado.
La
lucha por criterios de clase y socialistas
Por
otra parte, está el tema de la ingerencia estatal en SASETRU. Estamos
totalmente en contra de esto y nos posicionamos claramente por sacar
las manos del INAES de SASETRU. Por lo tanto no acordamos con el
amparo que en cierta medida ha buscado el sector de Alicia Gutiérrez en este ente estatal.
Pero
la acusación del PO de que fue la Interbarrial la que trajo la
ingerencia estatal, debe relativizarse. SASETRU es una cooperativa y,
por ende, el encuadramiento estatal es inevitable. Si el PO fuera
consecuente en ese cargo, debería terminar auto-acusándose. Lo que
se puede y debe pelear bajo las formas cooperativas es el grado de
encuadramiento estatal, colocarlo lo más alejado posible de la
ingerencia estatal. Ayudar a que sean cooperativas independientes de
la burguesía y su estado. Pero eso depende de la correlación de
fuerzas más general y, en concreto, del nivel de involucramiento y
participación de los propios trabajadores en la empresa. Es decir, de
la conciencia de clase. La manera en que el PO llevó adelante estos
problemas produjo el resultado opuesto. Ahora está pagando el precio
político de ello. Su reacción ha sido una fuga hacia adelante.
Simplemente acusa de agente de la burguesía a los que disienten con
sus métodos. De esa forma sí ayudan a que estos compañeros caigan
en brazos de la burguesía. Persistiendo en su acusación el PO quiere
salvar la ropa y ser sacado por vía judicial, cosa que aparentemente
corroboraría su versión de la historia.
Las
raíces de esta nefasta práctica de instrumentalizar las luchas
creemos que reside en la afirmación no demostrada de que el PO es el
partido revolucionario “por esencia”. Esta curiosa petición de
principios los fortalece en la convicción -común a gran parte de la
izquierda- de que están por fuera de toda regla de clase, que pueden
hacer y deshacer a su antojo. Para un verdadero partido revolucionario
las cosas nunca pueden ser así. El partido no está por encima del
desenlace de los hechos de la lucha de clase. El partido no puede
obrar cualquier acción por encima de los criterios mas generales de
clase y socialistas que están por encima de cualquier partido. Cuando
los intereses del partido se contraponen a los del avance subjetivo de
la propia clase, esto tiene que ser una señal de alerta para los
miembros de ese partido. No es un pretexto para la irresponsabilidad
de aparato ni para la autoafirmación ciega en las mismas prácticas.
El
“estallido” en SASETRU, con lo grave que es en sí mismo, es sólo
una parte del replanteo más general sobre la orientación y los
criterios de clase que debe asumir la izquierda revolucionaria para
poder encauzar las tareas que el actual período presenta.
|