Proyecto
de Reforma Laboral de Kichner
Patrones y burócratas... agradecidos
Por
Oscar Alba
(Socialismo o Barbarie –periódico– 19/02/04)
La Comisión de Trabajo y
Previsión del Senado
nuevamente se ha convertido en una tienda de mercachifles donde, bajo
el rótulo de “ronda de consultas”, se negocia y se acuerda la
redacción final y la aprobación de la nueva reforma laboral que
propone el presidente Kichner.
Por ese recinto desfilan los representantes de las cámaras de la pequeña
y mediana empresa, especialistas en derecho laboral (léase
flexibilizadores), la Confederación General Económica, la Unión
Industrial Argentina y sobre todo los representantes de los diversos
sectores de la burocracia sindical.
La reforma laboral de Kichner, tal como lo venimos denunciando junto a
otras organizaciones obreras y de la izquierda, en general, salvo
algunos matices, está siendo avalada tanto por el sector patronal
como por los burócratas sindicales.
Uno de los puntos que beneficia a las patronales, la reducción de
aportes, es presentada como una medida que permitirá un aumento de
empleo. El problema es que ese mismo argumento se usó en los 90 y
terminamos con cinco millones de desocupados. Los mismos funcionarios
que trabajaron en el proyecto reconocen que “la tijera estadística
es perfecta. durante la vigencia de las reducciones, cuanto más hacia
abajo fue la línea del monto de los aportes, más hacia arriba fue la
línea del desempleo” (Clarín,17/02/04) Hay que tener en
cuenta que, para esta ley, una Pyme es una empresa de hasta 80
trabajadores, lo cual entraña el peligro de que, a fin de lograr el
beneficio de la reducción de aportes, más de un empresario, alegando
la necesidad de bajar costos, despida personal para quedar encuadrado
dentro de las Pymes.
El proyecto del gobierno también mantiene los convenios por empresa y,
aunque reconoce el convenio nacional como marco general para la
negociación, permitiría que un nuevo convenio por empresa modifique
el convenio general de la rama. Ahora bien, si una patronal propone
pagar un plus salarial a cambio de mayor productividad, la patronal,
el gobierno y los burócratas pueden determinar que esto es ”más
beneficioso para los trabajadores”, imponiendo así peores
condiciones de trabajo y superexplotación a los empleados.
Este proyecto de Reforma Laboral que se muestra como superadora de la ya
tristemente célebre “Ley Banelco”, además de mantener las
condiciones de flexibilización y superexplotación para los
trabajadores sirve a su vez para fortalecer el papel de
“negociadores de los intereses de los trabajadores” a los nefastos
dirigentes que durante años posibilitaron que fuéramos perdiendo una
conquista tras otra. Dicho de otra manera, son los que no movieron un
dedo para impedir el ataque sistemático de la patronal sobre las
condiciones de trabajo.
Adolfo
Daer, uno de los que impulsó la Ley Banelco, recibió con mucho
agrado su “derogación” ya que la anulación hubiera dejado sin
efecto el convenio esclavista que firmara hace poco tiempo en el
gremio de la alimentación, sin consultar a los trabajadores, por
supuesto, y acordando con la patronal.
Para el “jefe” de los camioneros y de la CGT “disidente”, Hugo
Moyano, ”el proyecto modificatorio que consensuamos con la CGT
oficial y la CTA es lo que más se adapta a la realidad política y
social que vivimos...(y) le permite a los trabajadores recuperar su
dignidad” (La Prensa, 2/01/04).El caradurismo de estas
declaraciones pretende encubrir la verdadera
“realidad política y social” de los trabajadores: bajos
salarios y desocupación, por un lado, y jornadas agotadoras de
trabajo, por otro,
Por su parte, la CTA de De Gennaro y compañía, que naciera como
alternativa a los viejos aparatos sindicales y terminara apoyando a De
la Rúa, hoy se ha encolumnado junto a Moyano y Daer en este nuevo
ataque que preparan el gobierno y las patronales contra el pueblo
trabajador. Así, sus dirigentes en la lucha contra los despidos en
Firestone reconocen “la buena llegada que tienen con el ministro
Tomada”.
Cuando se empezó a discutir la “derogación” de la Banelco, la CTA
salió a alardear pidiendo la anulación, alarde que rápidamente se
transformó en pedido de “derogación”. En otro sentido, la
burocracia sindical se beneficia con el restablecimiento de la
ultraactividad contemplado en el proyecto del gobierno, ya que al
mantener los convenios que aún rigen de la década de los 70, siguen
dueños de un importante arma para la negociación y un férreo
control de los sindicatos.
Cambiar algo para que todo siga igual
En realidad, este “nuevo” proyecto de Reforma Laboral, con algunos
matices, no es más que la fachada para mantener la vigencia de la
flexibilización tal como la reglamentara la ley de De la Rúa. Por
otro lado, las patronales saben que negociar con la burocracia, sea
del signo que sea, es un mal menor que les conviene aceptar.
Las jornadas de diciembre del 2001 conmovieron la estantería del régimen
capitalista y dieron lugar a nuevos actores sociales, como el
movimiento de los desocupados y otras expresiones combativas. Hoy,
cuando el gobierno ha logrado parcialmente reconstituir las
instituciones sacudidas por el Argentinazo, la burocracia sindical, de
saco y corbata o de campera y zapatillas, busca también reconstituir
su poder político, sobre todo cuando sectores de trabajadores
ocupados pelean contra los despidos, los bajos salarios y por mejores
condiciones de trabajo.
Tenemos que fortalecer la lucha por la anulación de las leyes de
flexibilización laboral movilizándonos, denunciando y
desenmascarando, sistemáticamente, la nueva trampa que nos prepara
Kirchner.
Esta lucha es antipatronal y antiburocrática y debe comenzar en cada
lugar de trabajo, en cada conflicto, ya sea salarial o en defensa de
las fuentes de trabajo. Tenemos que pelear para hacer masiva esta
lucha partiendo de la necesaria unidad de todos los trabajadores.
¡Hagamos una gran campaña
por la anulación de todas las
leyes esclavistas!
En los próximos días se estará tratando en el Parlamento la nueva ley
laboral presentada por Kirchner derogatoria de la ley “Banelco”.
La realidad es que entre las maniobras con las que es presentado el nuevo
proyecto y el error de varios movimientos piqueteros de acentuar en
esta coyuntura el reclamo por planes, entre los trabajadores hay
confusión.
Es que la reforma del gobierno otorga dos “dulces” para que la
misma sea digerida por los compañeros. Por un lado, reduce el período
de prueba a tres meses. Pero es un hecho que, más largos o más
cortos, los períodos de prueba no han impedido ni limitado que
existan millones de trabajadores en negro.
Junto con esto, se restablece la llamada ultraactividad, que no impidió
en los últimos 15 años la perdida de casi todas las conquistas de
los trabajadores.
Una
ley a la medida de la burocracia sindical
Mediante estas “concesiones”, lo que se quiere hacer pasar es la
legitimación de toda la legislación antiobrera anterior. La
ley de trabajo eventual, contrataciones y agencia continuará tal
cual, lo mismo que las leyes de AFJP y ART. Aún más: se redoblarán
las condiciones de explotación en el caso de los trabajadores de las
Pymes y se pasará a considerar como tales a empresas que tengan hasta
80 trabajadores. Incluso se habla de que a fin de marzo se acaba la
doble indemnización por despido: esto es, en vez de aumentar, bajarán
las indemnizaciones. Y
por supuesto, no hay en la nueva legislación ni una palabra respecto
de acabar con las jornadas de trabajo de 12, 14 o 16 horas, ni de la
necesidad de otorgar salarios acordes a la canasta familiar.
Pero ¿cómo entonces los dirigentes de las CGT’s y la CTA han salido a
“vendernos” esta ley? Es que se trata una norma a su medida.
El gobierno ha convencido a las patronales acerca de la “sensatez”
que han mostrado los dirigentes a lo largo de estos años de crisis y
movilizaciones. Si hasta los llamados “combativos” como Moyano y
De Gennaro se escondieron debajo de la cama.
La ley es entonces un “premio a la conducta” de estos burócratas
mediante el cual les restablece la potestad a la hora de la negociación
de los convenios, excluyendo toda posible participación de las
bases. Porque en ningún caso se establece lo que haría falta: que
sean paritarios elegidos en los lugares de trabajo los que tomen a su
cargo la negociación de los convenios.
Por
una gran campaña de agitación política
Desde el MAS, en conjunto con el FTC, venimos llevando adelante una
amplia campaña por la anulación de toda la legislación
esclavista. Esto pasa por las movilizaciones que venimos
realizando hacia el Congreso. Pero con esto no alcanza. Es necesario
realizar la actividad de agitación, de carteles, de pintadas, de
volantes, para intentar esclarecer en los lugares de trabajo y en los
barrios la verdadera naturaleza tramposa de la derogación de
Kirchner y la necesidad de multiplicar la lucha por acabar con todas
las leyes de esclavitud laboral.
Para esto, hay que trabajar por unir a los trabajadores ocupados y
desocupados pasando por encima de los dirigentes vendidos de las CGTs
y CTA que están en el apoyo a la ley del gobierno, así como también
obligando al cambio de orientación de los dirigentes de la mayoría
de los movimientos de desocupados independientes.
¡Manos a la obra!
¡Despleguemos una amplia campaña
de esclarecimiento político entre los trabajadores!
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