Ante
la VI Asamblea Nacional de Trabajadores
¿Adónde
va la ANT?
Por Roberto Sáenz
Socialismo o Barbarie, periódico, 12/03/04
El
27 y 28 de marzo se realizará una nueva edición de la Asamblea
Nacional de Trabajadores, en la cual son hegemónicos el PO [Partido
Obrero] y el MIJD [Movimiento Independiente de Jubilados y
Desocupados].
Lamentablemente, la discusión de su organización ha estado cerrada
bajo siete llaves. Entre otros, el MAS y el FTC (Nacional)
[Frente de Trabajadores Combativos] no hemos
podido participar para plantear nuestro punto de vista y crear las
condiciones para abrir un debate entre nosotros. De todos modos, el
debate se está llevando adelante por abajo entre el activismo e
incluso en Internet (www.indymedia.com.ar.:
“Debate MAS-PO-PTS).
El
texto de convocatoria de la ANT, recientemente aparecido, aclara
expresamente que “no está orientada a imponer posiciones de una u
otra fracción contra el programa de las demás, sino a desenvolver
los objetivos comunes políticos y de lucha contra el gobierno
fondomonetarista”. Es decir, las corrientes que –como es nuestro
caso– no vienen acordando con la orientación y estrategia
que le vienen imprimiendo a la ANT el frente único del PO y el MIJD,
directamente nos está vedada la participación.
El
debate de fondo planteado
Desde
ya hace varias ediciones de la ANT venimos planteando dos
consideraciones: una respecto de su orientación política mas
general y otra referida a la metodología. Comencemos por el
primer aspecto.
De
mil maneras, prácticamente desde el inicio mismo del proceso del
“argentinazo”, hemos planteado que los movimientos de la
vanguardia y la izquierda (en particular desde el movimiento de
trabajadores desocupados) se debía poner al tope de la agenda la estrategia
de la unidad de clase entre trabajadores ocupados y desocupados.
Hemos machacado en que la gran debilidad del proceso iniciado
el 19 y 20 de diciembre ha sido la dificultad del ingreso pleno a la
lucha de los trabajadores ocupados.
Junto
con esto, también hemos venido insistiendo que el movimiento
“piquetero” (en su mayoría) expresa una enorme dificultad para
volcar sus esfuerzos realmente hacia la pelea por trabajo genuino.
Esto es, que vive la inmensa contradicción de un movimiento de
desocupados cuyo centro no es el trabajo. Pelea para la que,
evidentemente, se requiere ganar a los mismos trabajadores ocupados.
De
mil maneras, también, se ha tratado de evadir esta
responsabilidad. En la tercera ANT de septiembre del 2002 se votó
expresamente en contra de ordenar su programa de lucha
alrededor de la pelea por obtener puestos de trabajo genuinos.
Más
recientemente, en oportunidad de la derogación trucha de la ”Ley
Banelco” y la votación de una nueva ley laboral para legitimar lo
esencial de la flexibilización de los ’90, otra vez el eje fue
errado. Se salió corriendo detrás de la ocupación mediática (y
fracasada) del Ministerio de Trabajo por parte de Castells y el MST y
se unificó la acción con el Bloque Piquetero alrededor del mismo y
equivocado programa de siempre: el reclamo sólo por los planes.
De este modo, el conjunto del movimiento se encolumnó de hecho detrás
de la conducción de Castells (ver “A la rastra de Castells”,
periódico Socialismo o Barbarie Nº 36).
En
consecuencia, a la hora de movilizar realmente por el rechazo a la
maniobra de la nueva ley el 25 de febrero en el Congreso, el FTC junto
al MAS movilizamos más compañeros que todo el resto de las
agrupaciones (desde el MIJD hasta una pequeña columna del PTS),
rodeando solos tres de las cuatro cuadras del Parlamento, como lo
reflejaron los medios de comunicación.
Ahora,
la convocatoria a la VI Asamblea de la ANT, se llama a la transformación
del movimiento “piquetero” en un “movimiento de masas”. Pero
se pasa lisa y llanamente por alto la evidente realidad de que no
se podrá transformar al movimiento de desocupados en un movimiento de
masas clasista si no se le disputa y se le gana a la burocracia
sindical la clase trabajadora ocupada.
Esto,
que no se resuelve con menciones a los “sindicatos clasistas" o
con listas conflictos, se vuelve más urgente en la medida en que se
empieza a calentar el ambiente entre los ocupados. La combinación
del aumento de la producción con la creciente carestía de la vida,
sumado a que en distintos gremios se esta haciendo notar el cansancio
de los compañeros con el imperio de la burocracia en todas sus
variantes, está dando lugar a un sinnúmero de luchas y
de oportunidades en las elecciones sindicales, que plantean
cambios en la organización y dirección de los trabajadores.
Más
allá de la necesaria discusión de la táctica en cada caso,
es lo que ocurre con las discusiones abiertas por la vanguardia en ferroviarios,
el sindicato de la alimentación, la discusión que comienza sobre la
lista nacional docente, la posibilidad de montar una alternativa
antiburocrática en el gremio de la carne, en metalúrgicos, etc.
Pero
la ANT no da cuenta de nada de esto. Estas cuestiones ni figuran en su
convocatoria.
En
un largo debate desarrollado semanas atrás en Indymedia, varios
militantes del PO le reprochan al MAS que exige una representación especial
para la clase trabajadora ocupada en el seno de la ANT. No tenemos
inconveniente en reconocer que eso es verdad. Desde el MAS y el
FTC hemos venido peleando en cada ANT en la que pudimos participar,
para que se jerarquice la participación en ellas de los
sectores representativos de las experiencias de los trabajadores
ocupados.
Esto
tiene dos motivos. Primero, porque potencialmente la clase
ocupada tiene una “prioridad estructural” en la medida en que, de
ponerse en acción, puede tener en sus manos una palanca decisiva de
la que el trabajador desocupado carece: los medios de producción.
Esto no es ninguna elucubración del MAS, sino un concepto marxista
elemental.
En
segundo lugar, porque como es un hecho que los ocupados vienen más
atrás en el proceso de la lucha y de la reorganización, debe ser
parte de un esfuerzo denodado lograr que las Asambleas y Congresos que
realice la vanguardia se pongan en gran medida al servicio de que
los sectores clasistas de los ocupados participen y se comprometan
cada vez más.
A
contramano de esta estrategia, el PO sólo busca afirmarse a partir de
su peso en desocupados para hacerlo valer sobre el conjunto de la
vanguardia. Es por eso que allí sí aparecen novedosas teorías
autojustificatorias, como la definición de que “el movimiento
piquetero es la más profunda acción histórica de la clase
trabajadora desde el Cordobazo”. Teoría que, aun conteniendo un
elemento de verdad, no sirve para la necesidad estratégica que
tiene la clase en su conjunto de lograr su unidad de clase y que los
compañeros ocupados entren a tallar en el proceso, sacándose de
encima a la burocracia.
El
problema de una oposición clasista a Kirchner
Esta
es la segunda cuestión que va a estar presente en esta ANT, y entre
el PO y el MIJD hay diferencias. Sobre todo porque Castells ya se
autoproclamó candidato a presidente para el 2007. No es esto lo que
necesita la vanguardia para proyectarse como alternativa frente al muy
probable deterioro del gobierno de Kirchner en los próximos meses.
Por
un lado, se trata de poner en pie una oposición clasista al
gobierno, no cualquier oposición. Las formulaciones de
Castells no apuntan para ese lado sino para el populismo, para una ensalada
donde lo que se busca no es la independencia política de clase de los
trabajadores, sino un frente con personajes como Manusovich de Fedecámaras
(agrupación de la patronal PyME) o Nito Artaza (que milita en el ala
derecha de la UCR).
Por
el otro, la conformación de una oposición de clase al gobierno no
pasa, por supuesto, por el “vedetismo” de una candidatura para
el 2007 del caudillo Castells, sino por la constitución de un
frente político de lucha de clases, cuya participación
electoral se discutirá en todo caso en su momento y bajo determinadas
condiciones.
Como
mínimo, habría que comenzar una seria discusión sobre estas
cuestiones en el seno de la vanguardia y entre todas las corrientes de
la izquierda. Pero es la posibilidad de ese y otros debates la que el
armado ultimatista y burocrático de la ANT quiere coartar.
Sin
democracia, lo que hay es un frente sin principios
En
las condiciones de las reales diferencias entre los convocantes a la
ANT, barrerlas bajo la alfombra y cerrar toda posibilidad de discusión,
lo único que se puede dar lugar es un frente único sin principios,
un frente de aparatos y acuerdos por arriba que deja a la base afuera
de todo debate.
No
estamos en contra de que se lleven acuerdos a una reunión. La ANT no
es un organismo de masas, ni siquiera un verdadero “Congreso de
Trabajadores”, sino esencialmente, hoy por hoy, un frente único de
tendencias. No obstante, en tanto que ámbito de reagrupamiento de la
vanguardia, la ANT puede y debe procesar una discusión real.
Este
es otro punto de eterno conflicto con los compañeros del PO. Para
ellos, nunca ningún ámbito es para debatir. No lo es la ANT ahora;
tampoco debían serlo actos como los del 20 de diciembre o el 1° de
mayo. Preguntamos: si no es en las oportunidades en que la vanguardia
se reúne para plantear o definir un rumbo político, ¿dónde y cuándo
se puede desarrollar el debate democrático que nos debemos en el seno
de la vanguardia, debate que hace al contenido de la democracia de los
trabajadores?
La
orientación aparatista que le imprime el PO, restringe la participación
en la ANT sólo a los que están dispuestos a someterse a este
mecanismo. Incluso impide que sus propios miembros discutan los
problemas estratégicos planteados. Los llamamos, compañeros, a rever
esta metodología ultimatista. Si así ocurriera, se vería
facilitada la participación de todos.
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