Exclusiva de
CounterPunch traducida por Rebelión. Revelaciones trascendentales de
enviado secreto afgano
Los talibán
ofrecieron entregar a bin Laden a Bush
Por
Alexander Cockburn y Jeffrey St. Clair
CounterPunch, 03/11/04
Traducido para Rebelión
por Germán Leyens
George Bush, el
hombre cuyo pilar principal en la campaña electoral ha sido su
capacidad de conducir la guerra contra el terror, podía haber
recibido la cabeza de Osama bin Laden sobre una bandeja en su primer día
en el puesto, y mantuvieron la oferta hasta el 2 de febrero de 2002.
Es la acusación de un afgano-estadounidense empleado por el gobierno
de EE.UU. como intermediario entre los talibán y las administraciones
Clinton y Bush.
Kabir Mohabbat es un
empresario de 48 años de Houston, Texas. Nacido en la provincia
Paktia en el sur de Afganistán, es del clan Jaji (del que también
provino el último rey de Afganistán.) Educado en la Universidad St.
Louis, pasó gran parte de los años 80 supervisando relaciones
exteriores para los muyahidín afganos, y al hacerlo desarrolló
amplios contactos con el establishment de política externa de EE.UU.,
y también con altos miembros de los talibán.
Después de la
expulsión de los soviéticos, Mohabbat volvió a Estados Unidos para
desarrollar un negocio de exportaciones con Afganistán y pasó a ser
ciudadano de EE.UU. Parte de sus amplios tratos con los talibán a
fines de los años 90 fue una gran inversión de tiempo y esfuerzo
para conseguir un contrato para desarrollar el propuesto oleoducto a
través del norte de Afganistán.
En una prolongada
entrevista y en un memorando Kabir Mohabbat nos ha dado un relato y
documentación detallados para apoyar su acusación de que la
administración Bush podría haber recibido a Osama bin Laden y a sus
principales ayudantes entregados a EE.UU. o sus aliados como
prisioneros, o matados en su base afgana. Como ha mostrado una búsqueda
en la base de datos, partes del papel de Mohabbat han sido objeto de
una serie de informes noticiosos, incluyendo un material noticioso de
CBS de Alan Pizzey transmitido el 25 de septiembre de 2001. Ésta es
la primera vez que hace pública la historia completa.
A fines de 1999 las
sanciones de EE.UU. y el ostracismo político casi global costaban
caro a los talibán y habían llegado a ver a Osama bin Laden y sus
campos de entrenamiento como, en palabras de Mohabbat, “sólo un
maldito lastre”. Mohabbat dice que la dirección de los talibán
también había sido informada del modo más claro posible por un
diplomático de EE.UU. que si algún ciudadano de EE.UU. era dañado
como consecuencia de una acción de al Qaeda, EE.UU. considerarían
responsables a los talibán y atacarían al ulema Omar y a los
dirigentes talibanes.
En el verano de 2000,
en uno de sus viajes regulares a Afganistán, Mohabbat tuvo una sesión
en la cumbre con el alto comando talibán en Kandahar. Le pidieron que
organizara una reunión con funcionarios apropiados de la Unión
Europea, para mediar un camino por el cual pudieran entregar a Osama
bin Laden. Mohabbat recomendó que enviaran a bin Laden al Tribunal
Penal Internacional en La Haya.
Poco después, en
agosto de 2000, Mohabbat organizó una reunión en el hotel Sheraton
en Frankfurt entre una delegación de los talibán y Reiner Weiland de
la UE. Los enviados talibanes repitieron la oferta de deportar a bin
Laden. Weiland les dijo que llevaría la oferta a Elmar Brok, director
de relaciones exteriores de la Unión Europea. Según Mohabbat, Brok
informó entonces al embajador de EE.UU. en Alemania sobre la oferta.
En este punto el
Departamento de Estado de EE.UU. llamó a Mohabbat y dijo que el
gobierno quería contratar sus servicios, incluso antes de su período
oficial en la nómina, que duraba de noviembre de 2000 a fines de
septiembre de 2001, punto hasta el cual, nos dice, le habían pagado
115.000 dólares.
En la mañana del 12
de octubre de 2000, Mohabbat estaba en Washington DC, preparándose
para una reunión a las 11 de la mañana en el Departamento de Estado,
cuando recibió un llamado del Departamento diciendo que pusiera la
televisión y que fuera inmediatamente. El USS Cole había sido
atacado. Mohabbat tuvo una sesión con el jefe de la sección del
Sudeste Asiático del Departamento de Estado y con funcionarios del
NSC. Le dijeron que EE.UU. iba a “bombardear de lo lindo a Afganistán”.
“Denme tres semanas”, respondió Mohabbat, “y les entregaré a
Osama a su puerta”. Le dieron un mes.
Mohabbat fue a
Kandahar y comunicó la noticia del inminente bombardeo a los talibán.
Le pidieron que organizara una reunión con funcionarios de EE.UU.
para arreglar las circunstancias de la entrega de Osama. El 2 de
noviembre de 2000, menos de una semana antes de la elección de
EE.UU., Mohabbat organizó una reunión cara a cara, en el mismo hotel
Sheraton en Frankfurt, entre líderes talibanes y un equipo del
gobierno de EE.UU.
Después de un
comienzo incierto el primer día de la sesión de Frankfurt, Mohabbat
dice que los talibán comprendieron la gravedad de las amenazas de
EE.UU. y describieron varias maneras de tratar a bin Laden. Podría
ser entregado a la UE, matado por los talibán, o presentado como
objetivo para misiles crucero. Al final, dice Mohabbat, los talibán
prometieron “la entrega incondicional de bin Laden”. “Todos
estuvimos de acuerdo”, dice Mohabbat a CounterPunch, de que “la
mejor manera era juntar a Osama y a sus lugartenientes en un sitio y
que EE.UU. enviara uno o dos misiles crucero”-
Hasta esa ocasión,
Osama había estado viviendo en los suburbios de Kandahar. En algún
momento poco después de la reunión de Frankfurt, los talibán
mudaron a Osama y lo pusieron, con su comitiva, bajo arresto
domiciliario en Daronta, a 50 kilómetros de Kabul.
Después de la elección
de 2000, Mohabbat viajó a Islamabad y se reunió con William Milam,
embajador de EE.UU. en Pakistán, la persona designada por la
administración Clinton para tratar con los talibán sobre la suerte
de bin Laden. Milam dijo a Mohabbat que era trato hecho y que el
bombardeo mismo de bin Laden tendría que ser dirigido por la nueva
administración Bush.
El 23 de noviembre de
2000, Mohabbat recibió un llamado del NSC diciendo que querían
ponerlo oficialmente en la nómina como contacto del gobierno de
EE.UU. con los talibán. Unas pocas semanas después un funcionario
del recién instalado NSC de Bush le pidió que continuara en el mismo
rol y poco después recibió una carta de la administración (Mohabbat
dice que tiene una copia) pidiendo excusas a los talibán por no
haberse ocupado de bin Laden, explicando que el nuevo gobierno recién
se estaba estableciendo y solicitando una reunión en febrero de 2001.
La administración
Bush mandó a Mohabbat de vuelta a Afganistán tres veces más en
2001, llevando las noticias adecuadas de retrasos y disculpas a los
talibán, la última en septiembre, después del ataque del 11-S. Cada
vez le pidieron que expresara las mismas excusas por no haber actuado
según el plan acordado en Frankfurt. Esta falta de decisión se
convirtió en un chiste familiar con los talibán, declaró Mohabbat a
CounterPunch. “Me dijeron que si EE.UU. no tenía suficiente
combustible para los misiles crucero para atacar a Osama en Daronta,
donde estaba bajo arresto domiciliario, ellos se lo pagarían”.
El último viaje de
Kabir Mohabbat a Afganistán bajo la nómina del gobierno de EE.UU.
tuvo lugar el 3 de septiembre de 2001. El 11 de septiembre Mohabbat
actuó como traductor para algunos de los dirigentes talibán en Kabul
mientras ellos miraban la cobertura televisiva de los ataques contra
el World Trade Center y el Pentágono. Cuatro días más tarde, el
Departamento de Estado de EE.UU. le pidió a Mohabbat que organizara
una reunión con los talibán. Mohabbat dijo que los talibán fueron
llevados a Quetta en dos aviones C-130. Allí estuvieron de acuerdo
con las tres exigencias presentadas por el equipo de EE.UU.: 1)
Inmediata entrega de bin Laden. 2) Extradición de los extranjeros de
al Qaeda que eran buscados en sus países. 3) Cierre de las bases y
campos de entrenamiento de bin Laden. Mohabbat dice que los talibán
aceptaron las tres exigencias.
Pizzey informó en términos
cuidadosamente vagos sobre esta reunión en Quetta el 25 de septiembre
y mencionó el nombre de Mohabbat. Nos dice que la administración
Bush se inquietó mucho más por esta historia que por ningún otro
evento en el programa demorado y finalmente abandonado de matar a
Osama.
El 18 de octubre, nos
dice Mohabbat, fue invitado a la embajada de EE.UU. en Islamabad y se
le dijo que “veían luz al final del túnel para él”, lo que se
traducía en una invitación para ocupar el papel que más adelante
fue asignado a Karzai. Mohabbat declinó diciendo que no deseaba el
papel de títere y de probable chivo expiatorio.
Unos pocos días más
tarde la historia de Pizzey fue emitida y Mohabbat atrajo la ira de la
administración Bush en la que ya tenía un enemigo en la persona de
Zalmay Khalilzad, nombrado el 22 de septiembre como enviado especial
de EE.UU. en Afganistán. Después de echarle una reprimenda, los
funcionarios de EE.UU. dijeron a Mohabbat que el juego había cambiado
y que debía transmitir a los talibán las nuevas condiciones: rendición
o ser matados. Mohabbat se negó a ser portador de esas noticias y
salió de la nómina del gobierno de EE.UU.
Hacia el fin de ese
mismo mes de octubre de 2001, Mohabbat estuvo negociando exitosamente
con los talibán por la liberación de Heather Mercer (actuando en
calidad privada a pedido de su padre) cuando los talibán dijeron
nuevamente que entregarían incondicionalmente a Osama bin Laden.
Mohabbat nos dice que trasmitió la oferta a David Donahue, cónsul
general de EE.UU. en Islamabad. Se le dijo, en sus palabras: “el
tren se movió”. Poco después comenzaron los bombardeos de EE.UU.
contra Afganistán.
En diciembre,
Mohabbat estuvo en Pakistán siguiendo con sardónica diversión el
ataque contra el supuesto reducto montañoso de Osama bin Laden en
Tora Bora, en las montañas fronterizas con Pakistán. En esa época,
dice, informó a funcionarios de la embajada de EE.UU. que los ataques
eran una pérdida de tiempo. Los líderes talibán le dijeron que bin
Laden no estaba ni cerca de Tora Bora, sino en Waziristán. Sabiendo
que EE.UU. estaba controlando sus comunicaciones celulares, Osama había
enviado un señuelo a Tora Bora.
De los documentos que
nos ha suministrado y de su detallado relato, consideramos que la
historia de Kabir Mohabbat es verosímil y nos complace publicar su
historia sobre el hecho verdaderamente increíble de que la
administración Bush no haya aprovechado la oferta de los talibán de
eliminar a bin Laden. Como consecuencia de este hecho murieron más de
3.000 estadounidenses y miles de afganos. El propio Mohabbat escapó
apenas a la muerte en dos ocasiones cuando al Qaeda, informados de su
papel, trataron de matarlo. En Kabul, en febrero de 2001, detonó una
bomba en su hotel en Kabul. Más tarde el mismo año, en julio, una
granada de mano lanzada a su habitación en un hotel en Kandahar no
estalló.
Relató su historia a
la Comisión del 11-S (cuya principal preocupación, nos dice, era que
no divulgara su testimonio a nadie más), también a las Familias del
11-S que iniciaron un proceso basado en la suposición de fallas de la
inteligencia de EE.UU. del FBI y de la CIA. Dice que sus declaraciones
no fueron de mucho provecho para las familias, ya que su opinión era,
y sigue siendo, que no fueron fallas de la inteligencia las que
permitieron los ataques del 11-S, sino negligencia criminal de la
administración Bush.
|