El
alto costo del crecimiento chino
Por
Tim Luard
BBC, China, 04/03/05
La
gigantesca escala de la transformación económica china sólo es
comparable con el tamaño de los nuevos retos y peligros que ha
originado.
Ninguno
es tan grande como la amenaza al medio ambiente.
Darle
alimento a una quinta parte de la población mundial con apenas el 7%
de tierra arable nunca iba a ser una tarea fácil, y esa tierra se ha
estado reduciendo a un ritmo de un millón de hectáreas al año.
"Cuando
uno sale de la ciudad ya no ve más el campo", protesta un
residente de Shangai. "Sólo más ciudades".
Las
fábricas grises y torres de apartamentos en las zonas en desarrollo
de China están absorbiendo la mayor migración rural de la historia
de la humanidad.
El
plan es mudar a aproximadamente 400 millones de personas a las
ciudades en los próximos 25 años, gente que necesita nuevas
carreteras, viviendas y obras de infraestructura en una escala
verdaderamente masiva.
Tal
es el frenesí económico chino, que de ser un país casi
autosuficiente ahora importa, no sólo granos, sino enormes cantidades
de otros recursos naturales.
Es
el mayor consumidor de cobre, aluminio y cemento del mundo y sólo es
superado por Estados Unidos en la lista de mayores importadores de
petróleo.
Además
de despertar preocupación sobre el impacto a largo plazo que provocará
en las materias primas mundiales, sus propios recursos naturales también
se ven afectados: su aire, tierra y mar.
China
ya se convirtió en el segundo mayor emisor de dióxido de carbono y
podría superar a Estados Unidos como la mayor fuente de gases
invernadero en tres décadas.
Pekín
está intentando reducir la contaminación del aire, pidiendo a los
residentes que cambien su sistema de calefacción a gas natural.
Sin
embargo, el enorme aumento en el número de autos en las calles de la
ciudad no ayuda a frenar el problema.
Cada
cierto tiempo, la propiedad de vehículos se ha ido duplicando. Si
llega a los niveles de EE.UU., China tendría que encontrar espacio
para 600 millones de autos, más de los que hay actualmente en todo el
mundo.
Falta
de agua
Al
volar en avión hacia el oeste de la capital se puede apreciar la más
grave amenaza de todas.
Polvorientos
bancos de ríos secos se ven en medio de interminables colinas grises
y desiertos.
Más
de la mitad de los ciudadanos chinos enfrentan problemas de falta de
agua o contaminación.
"Cuando
era joven, había agua en todas partes", señaló Dai Qing, una
reconocida escritora.
"Las
afueras de Pekín estaban llenas de lagunas de loto y campos de arroz.
Pero ahora todo desapareció. El agua más cercana está a más de 100
metros bajo suelo. Sin embargo, la gente todavía quiere tener casas
con piscinas, como en Estados Unidos", indicó.
Qing
encabezó una campaña sin precedentes contra la construcción de la
represa Tres Gargantas en el río Yangtze. Ya en su fase final, será
el proyecto hidroeléctrico más grande del mundo y se espera que
genere electricidad para la ciudades chinas en expansión.
También
ha provocado críticas. Ya han ocurrido problemas con sedimentación e
inundaciones indicó Dai Qing. "Sin embargo, los máximos líderes
chinos han impedido que se mencionen en los medios de comunicación -
incluso en internet, donde tienen su propia policía".
Ubicada
río arriba desde Tres Gargantas se encuentra la ciudad de Chungking
que espera beneficiarse de la represa, porque ahora podrán llegar allí
grandes barcos provenientes de la costa.
Sin
embargo, dado que China tiene 16 de las 20 ciudades más contaminadas
del mundo - según el Banco Mundial - y Chungking es una de las
principales, el gran río a veces casi no se ve entre tanta
contaminación.
La
ciudad también enfrenta problemas sanitarios porque sus aguas negras
van directamente al río, una situación que sólo en los últimos
tiempos ha comenzado a movilizar a las autoridades.
Costo
humano
Las
reformas económicas chinas han beneficiado a cientos de millones de
personas, dándoles una mejor dieta y un mejor nivel de vida.
Sin
embargo, mientras la atención se concentra en el daño a los recursos
naturales del país como costo de los cambios, no se debe descuidar el
perjuicio a las personas más vulnerables.
El
asesor empresarial en materia de ambiente Michael Ma, encontró a
trabajadores chinos abarrotados en fábricas oscuras y llenas de humo
en escenas que le recordaron a Europa en el siglo XVIII.
"Algunas
multinacionales son tan culpables como las compañías locales en
aprovecharse de los relajados controles laborales y ambientales".
"Encuentras
lagunas legales para poder hacer dinero rápido. Y si hay algún
problema, simplemente se internan más en el campo".
A
pesar de la escala de los retos que enfrenta China, no todo el
panorama es negro.
Al
parecer, se está desarrollando una nueva conciencia pública sobre
los peligros de destruir los recursos que China necesita para su salud
y prosperidad a largo plazo.
La
presión de pequeños grupos de base también ha logrado un éxito
limitado, generando esperanzas de que el medio ambiente pueda ser un
tema que anime al gobierno a ser más responsable a nivel general.
Pekín
anunció una serie de iniciativas para sembrar árboles y otras campañas,
aunque el organismo estatal para el ambiente se negó a dar una
entrevista al respecto o discutir su contenido.
Existen
propuestas para hacer que a las compañías les resulte más caro
contaminar que no hacerlo y convertir los temas ambientales en un
factor que se debe tomar en cuenta cuando se evalúen las
posibilidades de ascenso de funcionarios locales.
Sin
embargo, deshacer el daño provocado por el vertiginoso crecimiento
necesitará mucho más que eso.
"Destruir
es fácil", comentó Dai Qing, "proteger y tratar es más
difícil".
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