Asia-Pacífico

 

China y su protagonismo mundial

Por Tim Luard
BBC, China, 03/03/05

A medida que China se ha vuelto más rica y más fuerte, el mundo ha comenzado a compartir el criterio de que merece ser reconocida y respetada como una gran potencia.

A través de una combinación de dinamismo económico, una hábil diplomacia y una comedida amenaza, el país está recuperando gran parte de su antigua supremacía en toda Asia.

Al llenar el vacío dejado por la antigua Unión Soviética, también emergió como el más probable reto para Estados Unidos en la categoría de superpotencia mundial.

¿Pero está China dispuesta, o puede, llegar tan lejos? Y sí lo está ¿qué tipo de superpotencia podría ser, benevolente o no?.

"No tengo duda de que China va camino a convertirse en una gran potencia, y como tal hará añicos el status quo", señala Jeffrey E Garten, decano de la facultad de Administración de la universidad estadounidense de Yale.

Falta mucho para eso, opina Yan Xuetong, director del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Tsinghua en Pekín.

Para Yan, en un futuro previsible China no será rival para Estados Unidos, aunque eso no significa que esté a gusto con el papel que le toca jugar, ya que todo país tiene el deseo de convertirse en líder mundial.

"China no acepta el liderazgo estadounidense. La confrontación es inevitable".

Por su parte, Gary Milhollin, de la organización no gubernamental sobre control de armas nucleares Wisconsin Arms Project , destaca que es raro que un país que logra primacía económica no tenga ambiciones militares.

"En estos momentos, China no puede competir militarmente con Estados Unidos. Sin embargo, es importante recordar que el poderío militar estadounidense fue construido sobre la base de la superioridad económica estadounidense. El día en que China tenga más dinero que los demás, tendrá un mejor sistema de defensa que nadie".

Auge regional

Durante más de 40 años después de la llegada de los comunistas al poder, China fue considerada por otras naciones asiáticas como pobre y peligrosa. Por lo tanto era mejor evitarla.

Sin embargo, ahora cuando el largamente prometido "Siglo del Pacífico" comienza a desarrollarse, el país ha dejado a un lado sus raras ideas de revolución y está retomando su rol anterior de cabeza de familia.

Cada vez más, Pekín está llevando la agenda de Asia Oriental, asumiendo un papel conductor en sus organizaciones multilaterales y alimentando su resurgimiento económico.

Japón sigue estando muy cerca de Estados Unidos, pero también está mirando a China y sus mercados para salvarse del estancamiento.

Países del sudeste asiático, donde los chinos son cada vez más poderosos, ya no ven a Japón como una alternativa de liderazgo regional.

Al mismo tiempo, si bien China pudiera ser el nuevo paladín de Asia, también es visto como un competidor por economías similarmente exportadoras. Además, también persisten dudas sobre sus intenciones.

"Para el sudeste asiático China representa no sólo un reto económico, sino una amenaza cultural y militar convencional", señala el prominente político tailandés Kobsak Chutikul.

"Antes de empezar a volar, un dragón suele respirar fuego", dice.

Mientas tanto, el gobernante Partido Comunista de China está ansioso de calmar cualquier temor relacionado con dragones iracundos.

El partido comenzó a hablar del "ascenso pacífico" del país, pero dejó de hacerlo, aparentemente porque algunos líderes pensaron que la palabra "pacífico" podría enojar al ejército, mientras que otros llegaron a pensar que la palabra "ascenso" podría provocar alarma en el exterior.

Consultado por la BBC, el portavoz de la cancillería china, Liu Jianchao, admitió que hubo una discusión al respecto.

El mensaje deseado, explicó, era que el desarrollo de China no se haría a costa de los otros países.

Señalando que China era una potencia regional y mundial y desempeñaría un rol cada más influyente, Liu aclara que su protagonismo debe ser visto como una oportunidad, y no una amenaza.

El portavoz evitó cuidadosamente utilizar la palabra "ascenso" y, como todos los demás funcionarios chinos, reaccionó horrorizado a la mención de la palabra "superpotencia".

Pero mientras siguen existiendo superpotencias, la mayoría de observadores pronostica que China será una de ellas. Y si bien puede seguir siendo un país en desarrollo, demuestra mucha determinación.

Fuerza poderosa

Según Barry Buzan, profesor de relaciones internacionales del London School of Economics, tener el tren asiático detrás ha fortalecido su aspiración como potencia mundial, pero otros deberían estar en guardia.

"Los chinos quieren subir tranquila y suavemente, pero queda por ver si van a cambiar cuando lleguen", señaló.

"El 'hipernacionalismo' está bullendo bajo la superficie", agrega, añadiendo que existen "comparaciones sorprendentes" con el ascenso de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial.

Otros dicen que ahora China es un firme aliado de los mismos principios de libre mercado de Estados Unidos.

Para esos analistas, la mayor amenaza es la desintegración y el caos que podría traer una proliferación de refugiados o armas de destrucción masiva.

Destacan que históricamente China es una nación que mira hacia adentro, y que no es dada a la expansión agresiva.

"China tiende a comportase como alguien que se sabe poderoso y, por lo tanto, no necesita imponerse sobre los demás", indicó Hugh Baker de la Facultad de Estudios Orientales y Africanos.

Y para ilustrar su comentario, Baker citó un clásico proverbio chino.

"El caballero no pelea. De hacerlo, ganaría".

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