Bush,
vete a casa
Por
Arundhati Roy (*)
The Guardian / La Jornada, 01/03/06
Traducción de Tania Molina Ramírez
Durante
su gira triunfalista por esta parte del mundo, en la que espera
saludar imperiosamente a gente a la que considera sus potenciales súbditos,
el itinerario del presidente Bush se pone cada vez más curioso. Para
su escala en Nueva Delhi, el 2 de marzo, el gobierno indio se esforzó
en conseguir que Bush se dirigiera al Parlamento. Un número no
insignificante de miembros del Parlamento amenazó con interrumpirlo,
así que el Plan Uno fue archivado apresuradamente. El Plan Dos era
que se dirigiera a las masas desde el terraplén de la magnífica
Fortaleza Roja, donde el primer ministro indio tradicionalmente
pronuncia su discurso del Día de la Independencia. Pero la Fortaleza
Roja, al estar rodeada de población predominantemente musulmana de la
Vieja Delhi, fue considerada una pesadilla en términos de seguridad.
Así que ahora estamos en el Plan Tres: el presidente George W. Bush
habla desde Purana Qila, la Vieja Fortaleza.
¿A
poco no es irónico que el único lugar público seguro para un hombre
que recientemente se ha mostrado tan entusiasta con la modernidad de
India sea una fortaleza medieval que se está desmoronando?
Como
el Purana Qila también alberga al zoológico de Delhi, la audiencia
de George W. Bush serán unos cientos de animales enjaulados y una
lista palomeada de seres humanos enjaulados, que en India están bajo
la categoría de "personas eminentes". Son, sobre todo,
ricos que viven en nuestro pobre país como animales cautivos,
encarcelados por su propia riqueza, encerrados tras las rejas de sus
doradas jaulas, protegiéndose de la amenaza de las vulgares y
revoltosas multitudes, a las cuales sistemáticamente han desposeído
durante siglos.
Así
que, ¿qué le va a pasar a George W. Bush? ¿Será aclamado por los
gorilas? ¿Los gibones observarán con desprecio? ¿Los ciervos de Eld
se burlarán? ¿Los chimpancés harán ruidos groseros? ¿Los búhos
ulularán? ¿Los leones bostezarán y las jirafas batirán sus
hermosas pestañas? ¿Los cocodrilos reconocerán a un espíritu afín?
¿Las codornices estarán agradecidas de que Bush no viaje con Dick
Cheney, su compañero de cacería con célebre mala puntería? ¿Los
directores ejecutivos empresariales estarán de acuerdo?
Ah,
y el 2 de marzo Bush será llevado al monumento de Gandhi en Rajghat.
No es el único criminal de guerra que ha sido invitado por el
gobierno de India a colocar flores en Rajghat. (Recientemente tuvimos
al dictador birmano, el general Than Shwe -otro que no guarda bajo
perfil.) Pero cuando George W. Bush coloque flores en esa famosa losa
de piedra pulida, millones de hindúes se estremecerán. Será como si
hubiera vertido un litro de sangre sobre la memoria de Gandhi. De
verdad preferiríamos que no lo hiciera.
No
está en nuestro poder frenar la visita de Bush. Sí está en nuestro
poder protestar contra ella, y lo haremos. El gobierno, la policía y
la prensa pro empresarial harán todo lo que puedan por minimizar
nuestra indignación. Nada de lo que digan los periódicos de las
noticias felices puede cambiar el hecho de que a través de todo
India, desde las ciudades más grandes hasta las aldeas más pequeñas,
en lugares públicos y hogares privados, George W. Bush, el que ocupa
la presidencia de Estados Unidos de América, la pesadilla mundial
encarnada, simplemente no es bienvenido.
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Arundhati Roy es una famosa escritora y activista india, premio Sydney
de la Paz 2004 por su trabajo en campañas sociales.
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