Tailandia
Primeras
voces contra el régimen militar
Por
Marwaan Macan–Markar y Johanna Son
Inter
Press Service (IPS), 22/09/06
Bangkok.– Al
cumplirse tres días del golpe de Estado en Tailandia, se oyeron las
primeras voces contra esta "solución militar" a la crisis
política que atravesaba el país. Manifestantes se reunieron este
viernes para expresar su oposición a la junta, aunque también al
derrocado primer ministro Thaksin Shinawatra.
"No a Thaksin.
No al golpe", rezaba una pancarta ostentada por unos 20
disidentes congregados frente a un centro comercial capitalino.
"No lo llamen reforma. Es un golpe", indicaba otra.
Aunque pequeños en número,
estos disidentes dejaron grietas en la entusiasta imagen pintada por
los medios oficiales, que aseguraban que el golpe del martes contra
Thaksin, que se encontraba en Nueva York para participar de la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, contaba
con apoyo universal.
Los militares tomaron
la medida arguyendo que así pondrían fin a la crisis política sin
precedentes que vivía el país, motivada por una creciente oposición
a la administración del primer ministro, y salvarían a la nación de
una división.
Thanaphol Eiwsakul,
editor de la revista Fah Diew Kan y defensor de las libertades civiles
y políticas, es una de las principales voces contra los líderes
golpistas.
"Este golpe es
contra la democracia, contra la ley. Los anuncios en televisión
apoyando el golpe nos piden que respaldemos algo que es ilegal. ¿Daría
usted el apoyo a algo que va contra las leyes?", dijo a IPS.
Sombat
Boongnam–among, destacado activista por los derechos de las minorías
en la septentrional provincia de Chiang Rai, también se levantó
contra el nuevo orden político impuesto en este país a través de la
ley marcial.
Los líderes
golpistas "están censurando la opinión del pueblo y sólo se
presenta una opinión, la de ellos. No tengo miedo de ser arrestado.
Estoy en mi derecho de expresar mi opinión política
abiertamente", dijo a IPS.
Este activista de 38
años, que lidera la protesta, ya sufrió la censura del nuevo régimen.
Un sitio web que había lanzado el jueves para expresar sus opiniones
sobre el golpe fue clausurado en la mañana de este viernes.
"Tuvimos casi
5.000 visitas en nuestro primer día. El proveedor de Internet dijo
que nuestra información era demasiado peligrosa", indicó.
Sombat participó de la manifestación este viernes usando una mordaza
blanca con la palabra "libertad" repetida tres veces.
El grupo de
disidentes, integrado por estudiantes, académicos, periodistas y
activistas, parece estar determinado a continuar exigiendo el respeto
de la democracia y de los derechos humanos.
Los líderes
golpistas han prohibido actividades políticas y reuniones públicas
de más de cinco personas, anularon la Constitución y clausuraron el
parlamento, de 500 miembros.
También se adoptaron
restricciones a la prensa. Además de exigirle a los periódicos y
estaciones de radio y televisión que difundan información para
promover la "unidad nacional", el gobierno militar también
amenazó con tratar con mano dura aquellos que violen las nuevas
disposiciones de control de la información.
El analista político
Giles Ungpakorn, de la Universidad Chulalongkorn, de Bangkok, subrayó
la ironía de las medidas adoptadas por la junta militar, cuyo nombre
oficial es Consejo para la Reforma Democrática bajo la Monarquía
Constitucional.
"Una de las críticas
contra Thaksin usada para justificar este golpe era su control de los
medios. Lo que tenemos ahora es 10 veces peor. Estoy contento de que
haya voces de disidencia", dijo a IPS.
"Pertenecemos a
una red de personas opuestas al golpe. Siempre hemos estado contra
Thaksin, pero no queremos una reforma política en un clima de
dictadura militar", dijo Giles este viernes a periodistas durante
la protesta.
Los militares deben
dejar de interferir en la política y volver a los cuarteles,
restaurar la Constitución y los derechos de libre expresión, de
asociación y de prensa, agregó.
Esta incipiente
oposición contra la junta militar surgió en momentos que se busca al
candidato ideal para convertirse en el nuevo primer ministro. El jefe
del Ejército y líder golpista, Sonthi Boonyaratglin, anunció esta
semana que cedería el poder dentro de dos semanas para permitir la
asunción de un jefe de gobierno interino.
Entre los nombres
mencionados en los medios de prensa locales figura el respetado ex
director general de la Organización Mundial del Comercio y actual
presidente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo, Supachai Panitchpakdi. Otras figuras manejadas son el
presidente de la Suprema Corte y el gobernador del Banco de Tailandia
(central).
"La tolerancia a
este golpe no será indefinida. Tienen que entregar la autoridad a un
gobierno civil pronto", dijo a IPS el académico alemán Michael
Nelson, especialista en política tailandesa.
Golpe
de seda deja grandes dudas
Por
Johanna Son y Larry Jagan
Inter Press Service (IPS), 20/09/06
Bangkok.– Muchos
tailandeses respiraron al constatar que en el golpe de Estado contra
el gobierno del primer ministro Thaksin Shinawatra no se disparó una
sola bala, pero ahora se preguntan qué es lo que va a suceder.
Algunos muestran
alivio porque esperan que el derrocamiento de Thaksin ponga fin a los
varios meses de tensión política motivada por una creciente oposición
a su administración, pero a otros les preocupa la idea de que este país
del sudeste asiático atraviese por otro régimen militar.
Este miércoles, los
tailandeses no fueron a trabajar, ya que el jefe del Ejército y líder
del movimiento golpista, Sonthi Boonyaratklin, declaró feriado
nacional. La mayoría aprovecharon a pasar todo el día frente al
televisor o navegando en Internet para informarse de los últimos
acontecimientos.
Poniendo fin a meses
de una crisis política sin precedentes, una facción militar derrocó
el martes al primer ministro Thaksin cuando éste se encontraba en
Nueva York para participar de la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas.
Varios batallones de
soldados de diversas partes de Bangkok y leales al jefe del Ejército
fueron rápidamente movilizados a posiciones clave. Tanques de guerra
y soldados fuertemente armados se instalaron frente a la casa de
gobierno, frente a la sede del parlamento y frente al palacio real.
El Ejército también
tomó control de las estaciones de radio y de televisión, cancelando
todas las transmisiones y obligándolas a difundir música militar y
mostrar imágenes del rey Bhumibol Adulyadej. Sonthi derrocó al
primer ministro, suspendió la Constitución, clausuró el parlamento
y declaró la ley marcial arguyendo que lo hacía para impedir la
desintegración del país.
Ni una sola bala fue
disparada en toda la operación. "Fue un característico asunto
tailandés, una revolución de seda", dijo una fuente cercana al
Ejército a condición del anonimato. Analistas creen que el golpe fue
orquestado por funcionarios cercanos al palacio real.
"Los generales
del Ejército no se habrían movido tan rápidamente si no hubieran
contado con la aprobación del rey", dijo a IPS el ex senador
Kraisak Choonhaven.
Pero muchos analistas
políticos consideran improbable que el monarca haya avalado el golpe.
Bhumibol siempre ha permanecido por encima de las diferencias políticas
internas tailandesas e insistido en que la crisis debía resolverse en
forma constitucional.
"Tomamos el
poder porque el primer ministro provisional ha causado una división
sin precedentes en la sociedad, corrupción generalizada y nepotismo,
e interferido en las agencias independientes del país, paralizándolas
y haciendo que ya no funcionen en forma adecuada", dijo Sonthi en
su discurso.
Se espera la creación
de una administración civil en las próximas dos semanas para
gobernar el país hasta que se realicen nuevas elecciones en octubre
de 2007.
Por ahora gobierna el
Consejo de Reforma Administrativa, creado por los militares, que ya
hizo varios pronunciamientos relacionados con el control de los medios
y la prohibición de reuniones públicas. Sonthi prometió un completo
plan de reformas políticas y anunció que la Constitución sería
reformulada para fortalecer las instituciones democráticas.
Mientras, Bangkok
permanece en calma. Pequeños grupos de soldados patrullaban la
ciudad, los comercios estaban abiertos y el transporte público
funcionaba con normalidad este miércoles, pero las escuelas, los
bancos y la bolsa de valores estaban cerrados por órdenes de Sonthi.
Thaksin sigue siendo
popular entre los pobres, quienes sienten que ha intentado mejorar su
vida con un programa de salud pública, inversiones en aldeas y la
suspensión de las deudas de agricultores. Pero ni siquiera ellos
parecen estar dispuestos a defenderlo ante el golpe de Sonthi.
"Quizás fue
demasiado lejos y comenzó a convertirse en una amenaza para la
estabilidad del país", dijo Rung, una joven madre soltera llena
de elogios para el programa de salud pública del depuesto primer
ministro.
"Yo creo que
este gobierno militar sólo estará por un período corto, quizás
entre tres a seis meses", señaló por su parte Chao, de 60 años,
empleado de un pequeño hotel en Bangkok.
"Los militares sólo
tomaron el gobierno por un tiempo corto. Devolverán el poder al
pueblo y no lo mantendrán para ellos", agregó.
Pero Noi, una
contadora, sostuvo: "Esto no es democracia. Ahora mismo uno podría
decir que Tailandia no es diferente a Birmania", país gobernado
por una junta militar.
En los últimos 74 años,
Tailandia sufrió 17 golpes de Estado, el último de los cuales se había
producido en 1992, y fue gobernada por dictadores militares durante 46
de esos años. Entre 1932 y 1997, este país tuvo 15 constituciones.
Los tailandeses
quieren esperar a ver qué es lo que harán los líderes militares en
los próximos días. "Después de dos semanas, vamos a
actuar", indicó a IPS el activista y ex senador Jon Ungphakorn.
El activista dijo
estar desilusionado por algunas señales dadas por los golpistas. La
prohibición de reuniones políticas debe ser levantada de inmediato y
se necesita al menos una Constitución interina con claras provisiones
a favor del proceso de reformas, sostuvo.
"Si tenemos un
primer ministro interino civil que defienda la democracia, si
restauran la libertad de prensa y de opinión, si se prometen
elecciones dentro de seis meses, si se crea una Constitución interina
de inmediato, con todos los derechos de las previas constituciones,
entonces estaríamos avanzando hacia una era de reformas
sociales", indicó.
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