EEUU presiona, China contiene
Por
Antoaneta Bezlova
Inte
Press Service (IPS), 20/10/06
Beijing.–
Mientras la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos,
Condoleezza Rice, realiza una gira por Asia en busca de apoyo para
aplicar las sanciones de la ONU contra Corea del Norte, China lleva
adelante esfuerzos diplomáticos para aliviar la tensión regional.
Beijing
envió una misión diplomática especial a Pyongyang para transmitir
un mensaje personal al líder norcoreano Kim Jong–Il de parte del
presidente chino Hu Jintao.
Kim
Jong–Il le aseguró al enviado chino, Tang Jiaxuan, que su gobierno
no realizaría nuevos ensayos nucleares, según trascendió este
viernes. Mientras, Beijing informó que la misión había concluido
con un "entendimiento mutuo" entre ambos países.
Tang
Jiaxuan sería el primer diplomático en reunirse con el líder
norcoreano desde que éste ignoró las advertencias internacionales y
ordenó un ensayo atómico el 9 de este mes.
"Es
una visita muy significativa en el marco de una situación de grandes
cambios para la península coreana. Esperamos que los esfuerzos de
China den frutos", dijo el jueves el portavoz de la cancillería
china Liu Jianchao.
Beijing
se indignó ante la prueba nuclear y en particular por el hecho de que
el gobierno norcoreano le notificó sobre su realización apenas 20
minutos antes de la explosión. El ensayo atómico fue realizado en
momentos en que se desarrollaba en la capital china la reunión
plenaria del Comité Central del Partido Comunista.
La
respuesta de China fue de un inusual malestar y de expresiones duras
hacia Pyongyang. Beijing calificó la prueba nuclear de
"descarada y flagrante", y prometió una "fuerte, enérgica
y apropiada" respuesta.
Beijing
consideró la prueba norcoreana una bofetada, ya que ha protegido al régimen
Kim Jong–Il durante varios años de la fuerte presión
internacional.
China
no sólo provee regularmente a Corea del Norte de granos, sino que
también de 80 por ciento del petróleo que necesita. Beijing es además
el mayor socio comercial de Pyongyang, respondiendo por 39 por ciento
de sus ventas y compras al exterior en 2005.
Al
enviar combustible y alimentos, Beijing ha intentado persuadir al régimen
de Kim Jong–Il para que emule el modelo chino de reformas económicas,
con una apertura al mundo y dando lugar a iniciativas de mercado. Pero
el gobierno norcoreano ha preferido concentrarse en su plan nuclear.
Cuando
Pyongyang expulsó a los inspectores de la Agencia Internacional de
Energía Atómica (AIEA) y abandonó el Tratado de No Proliferación
Nuclear (TNP) en 2003, China contuvo los esfuerzos en el Consejo de
Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para
aplicar sanciones.
A
China se la atribuye en la comunidad internacional una influencia
capaz de persuadir al régimen norcoreano.
Esa
reputación fue aprovechada por Beijing cuando fue sede de las
negociaciones de las Seis Partes (China, Corea del Norte, Corea del
Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia) destinadas a aliviar la crisis,
arguyendo que sus amistosas relaciones bilaterales con Pyongyang le
permitían ejercer el papel moderador.
Sin
embargo, Pyongyang ignoró en dos ocasiones los pedidos de Beijing
para que dejara de realizar amenazas internacionales con su poderío
nuclear. La primera de ellas fue cuando hizo pruebas como misiles de
salva en julio, y luego con su ensayo atómico subterráneo el 9 de
este mes.
Entonces,
el gobierno chino entendió la necesidad de dar pasos más firmes para
aliviar la tensión regional.
"Las
acciones de Kim Jong–Il fueron vistas como una imprudente muestra de
arrogancia. Muchos no podían creer que fuera tan descarado en
presumir con su poder nuclear mientras su país es tan dependiente de
la ayuda exterior para todo", señaló He Liangliang,
comentarista sobre asuntos de actualidad para el canal Phoenix TV, de
Hong Kong.
Beijing
apoyó sin dudar la resolución 1718 adoptada por el Consejo de
Seguridad el sábado pasado, que condena el ensayo nuclear de Corea
del Norte e impone sanciones no militares obligatorias, de acuerdo con
el capítulo VII de la Carta de la ONU.
Pero
la ambigua interpretación hecha por China de las inspecciones de
transportes de carga que entren o salgan de Corea del Norte, ordenadas
por la resolución, despertó dudas sobre el cumplimiento efectivo de
esas sanciones.
Rice
llegó a Beijing este viernes con la misión de asegurarse de que
China coopere en la implementación de la resolución del Consejo de
Seguridad.
La
secretaria de Estado, que previamente visitó Tokio y Seúl, se reunió
con el canciller Li Zhaoxing y con el presidente Hu Jintao. Su próxima
escala es Moscú.
"Estados
Unidos no quiere hacer nada que agrave la situación. Queremos dejar
abierto el camino de la negociación. No queremos que la crisis se
ponga peor", dijo Rice a periodistas el jueves en Seúl.
Las
sanciones autorizadas por la ONU incluyen un embargo a las
exportaciones de armas pesadas, así como a material relacionado con
armas de destrucción masiva y bienes suntuosos.
Todos
los miembros del foro mundial son requeridos a congelar cuentas
bancarias de personas acusadas de tener vínculos con el programa
nuclear norcoreano e impedir a éstas que viajen.
De
todas las sanciones, las inspecciones de transportes de carga son las
más polémicas. La resolución de la ONU permite a los países
detener a barcos que entren o salgan de Corea del Norte y constatar si
llevan armas de destrucción masiva o materiales relacionados con su
fabricación.
China
teme que esas inspecciones deriven en enfrentamientos navales cerca de
sus fronteras marítimas.
Pyongyang
consideró una "declaración de guerra" la resolución del
Consejo de Seguridad.
Aunque
apoyó las sanciones, Beijing expresó reservas sobre las inspecciones
de barcos, señalando que no detendría a ninguno pese a la presión
de Washington.
"Todas
las partes deben considerar cómo implementar la resolución 1718 en
una forma equilibrada y no idear vías para expandir las
sanciones", afirmó Liu Jianchao, en su habitual conferencia de
prensa en la cancillería. "Las sanciones son una señal, no una
meta" en sí mismas, añadió.
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