El
Alto, once meses después de la masacre
Por
Julio Mamani Conde (APA)
Especial para Econoticiasbolivia, 01/09/04
El
financiamiento se lo llevan las ONGs y la fama los dirigentes. La maldición
de los muertos persigue a los que negociaron con su muerte. El imperio
comienza a poner plata para evitar otra explosión social en El Alto.
Los partidos y las agrupaciones ciudadanas usan como bandera las
jornadas de octubre y quieren capturar la Alcaldía en las Elecciones
Municipales. El Referéndum fue una derrota de los falsos comandantes
de octubre. El gas a domicilio y el juicio de responsabilidades contra
el masacrador, reclamo principal de los alteños
EL
Alto.- El zaguán de plancha metálica de turril que lleva agujeros y
abolladuras en una de las calles de Villa Ingenio, situado al norte de
la ciudad de El Alto, permanece igual que aquel domingo 12 de octubre,
donde los efectivos del ejército sorpresivamente irrumpieron
disparando a quemarropa contra todo lo que se movía.
En
esas calles polvorientas donde las balas de guerra abatieron por la
espalda a quienes no estaban en las barricadas esperando al ejército,
se sigue respirando rabia de impotencia porque los muertos aún no
descansan en paz, porque el gringo y el zorro que ordenaron el
genocidio siguen manejando a la clase política, porque algunos
dirigentes y presuntos líderes de octubre siguen negociando a su
nombre.
Pasaron
11 meses desde que el ejército masacró en El Alto, la ex tranca de Río
Seco, Senkhata, Ballivián, Villa Ingenio, el puente de la avenida
Bolivia, el cruce de Villa Adela y la Ceja, siguen oliendo a combate y
sangre. Seguirá oliendo así hasta que los genocidas sean
encarcelados, afirman los representantes de los comités de huelga que
condujeron la Guerra del Gas en El Alto.
Son
63 las víctimas que las balas cobraron en aquella otra victoria que
el Ejército boliviano tuvo contra el pueblo boliviano, esta vez a la
cabeza del más notable icono del neoliberalismo en América Latina,
Gonzalo Sánchez de Lozada. Él con su acento inglés bajó el pulgar
en la Guerra del Gas.
El
costo de la dignidad alteña
El
Alto que actualmente tiene más de 700 mil habitantes, tuvo que pagar
un alto precio para desprenderse de esa falsa imagen que con
injusticia le dieron algunos medios de comunicación controlados por
la autodenominada clase política que por mucho tiempo le pusieron el
sello de una ciudad violenta, rica en crónica roja, ignorante al
conocimiento general y protagonista de actos vandálicos. Esos medios
hasta le crearon sus héroes y caudillos.
Los
acusadores tras la heroica jornada de octubre después de que los alteños
lograron echar del poder y hacer huir al ex presidente de la República,
Gonzalo Sánchez de Lozada, fueron los que más alabaron y celebraron
la gesta de los alteños. Resultado de esa gesta de sus habitantes, El
Alto es ahora objeto de un incesante bombardeo de investigaciones.
Las
investigaciones que ya se han realizado, la vida cotidiana de los alteños
ha demostrado en los hechos de que se trata de una población, que
pese a su pobreza, ha ido construyendo con su esfuerzo propios sus
derechos a la vida, a la educación y al pan. Injustamente, a través
de los columnistas de crónica roja ha recibido el rótulo de una de
las ciudades violentas donde abunda el crimen y el robo.
La
burla y el abandono que fue sometido desde que se configuró como una
de las ciudades más jóvenes de América, la soberbia y la
prepotencia con los que pretendieron tratar tanto el alcalde Paredes,
como el ex presidente Sánchez de Lozada, han encontrado en la furia
alteña una muralla de dignidad y lucha que sólo cesa cuando echa del
poder a los soberbios y tiranos.
Octubre
del 2003, fecha en que las puertas anchas de la historia del Siglo XXI
se abren de par en par para los alteños, marcando a El Alto como a un
pueblo que lucha por la dignidad de los humildes, de los pueblos
originarios y de sus recursos naturales. Sin embargo, para conseguir
pasar ese umbral que está destinado para los que protagonizan gestas
nobles y trascendentales, tuvo que probarse en las duras jornadas del
12 y 13 de febrero, cuyo movimiento ya fue una señal de que El Alto
estaba a punto de estallar.
Danza
de los millones de dolares
El
Alto ya no el mismo que fue antes de octubre, las Organizaciones No
Gubernamentales (ONGs) reciben más montos de plata, los izquierdistas
frustrados ahora se atrincheran en las organizaciones para proyectar
sus propuestas, los tecnócratas economistas y politólogos forman
romerías para disertar sobre sus proyecciones. Antes del Referéndum,
se realizaron más de 80 seminarios donde fundamentaron su oposición
con la esperanza de que El Alto explote nuevamente.
Sólo
la agencia de cooperación estadounidense invirtió 30 millones de dólares
en El Alto después de la Guerra del Gas en proyectos de desarrollo
social y democrático; los gringos reparten plata a ciegas para
financiar proyectos, tienen miedo que se arme otro octubre. La comuna
alteña, por primera vez proyecto en su Plan Operativo Anual (POA) más
de 700 millones de bolivianos, se vio obligado a reformular su
presupuesto por la donación de recursos.
Curiosamente,
las ONGs que organizaron y alentaron el rechazo al Referéndum, tienen
sus arcas llenas, sus programas están "adecuadamente"
financiados. Andan más poderosas que nunca. Para invertir esos
recursos, asedian a las organizaciones de El Alto, para hacer notar
que están cerca de ellas y pueden controlarlas.
En
cambio, a los que derrotaron a Goni, el actual presidente de la República
Carlos Mesa, les ha ofrecido 22 mil instalaciones gratuitas de gas,
una migaja por el alto precio que pagaron los muertos y más de 200
heridos. De esa cantidad, 3 mil beneficiarán a Villa Ingenio donde
cayeron el mayor número de muertos.
El
referéndum y los derrotados
Cual
verdaderas vedettes del altiplano, con poses de iluminados y dueños
de la verdad, los dirigentes de la Central Obrera Regional (COR) de El
Alto, la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve), la Federación de
Gremiales quedaron en una verdadera crisis de credibilidad ante sus
bases y las autoridades, en vista de que se constató que no fueron
los articuladores de las jornadas de octubre, sino los diques de
contención de la furia alteña que tuvo que rebasarlos para tumbar al
gobierno del ex presidente de la República Gonzalo Sánchez de Lozada,
en la denominada Guerra del Gas.
En
todos los confines del país se sabe que el episodio más grande que
escribieron el año pasado los alteños no tuvo comandantes, ya que
los dirigentes de las organizaciones desparecieron misteriosamente;
sin embargo, apelando a los medios de comunicación y algunos
comunicadores que ven desde lejos, fueron auto proclamándose como los
conductores de octubre.
Pero
las auto proclamaciones no terminaron ahí, sino que bajo la sombra de
los muertos y el heroísmo de los alteños, algunos de los dirigentes
comenzaron a conseguir cuotas de poder en el gobierno central, la
Prefectura del Departamento de La Paz y la comuna alteña.
La
realización del Referéndum, finalmente, desnudó toda la realidad y
el alineamiento político que optaron los autodenominados líderes y
conductores de la denominada Guerra del Gas. Varias organizaciones que
se denominan como las más grandes y consecuentes en el momento de las
decisiones, no dudaron en excusarse de las movilizaciones contra el
Referéndum, optando así por acatar la posición del Movimiento Al
Socialismo (MAS).
La
antesala que formó el Referéndum terminó demostrando que los
dirigentes de las organizaciones sindicales y vecinales estaban huérfanos
del apoyo de los alteños y de los verdaderos actores de la denominada
Guerra del Gas que se encarnó en los Comités de Huelga de las juntas
vecinales, quienes hicieron cumplir el paro cívico indefinido que
tumbó a Goni.
Las
denominadas bases que tomaron en cuenta la conducta de la repartija de
las cuotas de poder en beneficio de los dirigentes a nombre de los caídos
de octubre, comenzaron a alejarse de los dirigentes, pese a que no se
tragaron la imposición de las cinco preguntas del Referéndum. Por
esa situación, no participaron significativamente de las
convocatorias de sus dirigentes.
Proselitismo
en torno a octubre
Las
Elecciones Municipales se realizarán bajo el discurso y la evaluación
de las jornadas de octubre. En ese camino, los partidos (MIR, MNR, UCS,
NFR y ADN) que apoyaron al ex presidente de la República Sánchez de
Lozada, ya se sienten derrotados antes de diciembre, su única
esperanza es el prebendalismo.
Bajo
esa lectura, el actual alcalde José Luis Paredes, se desmarcó del
Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), pero no de los métodos
donde se practica el nepotismo, el menosprecio a los alteños y la
utilización de la comuna como un instrumento proselitista. Paredes
preparó la leña para que arda octubre, porque persiguió y encarceló
a dirigentes que cuestionaron su administración.
El
MAS que se considera el partido que puede quitarle el control de la
administración al alcalde Paredes, ha optado por el sacerdote Wilson
Soria, quien fue una de los protagonistas de las jornadas de Octubre,
debido a que ese partido no tiene cuadros que eclipsen la figura de
Paredes, pese a que el actual secretario ejecutivo de la COR, Juan
Melendres, es masista.
Las
12 agrupaciones ciudadanas que se conformaron para participar,
comenzaron a armar su candidatura en torno a las jornadas de octubre.
A
más de 15 kilómetros del norte de El Alto, cerca al relleno
sanitario fueron enterrados la mayor parte de los caídos de octubre.
Las tutukas (fuertes vientos) llevan una especie de serpientes de
polvareda. Las awichas (ancianas) y achachilas (ancianos) dicen que
esos vientos seguirán hasta que las almas de los muertos de octubre
descansen. Los alteños juraron sobre sus ataúdes que Sánchez de
Lozada y sus verdugos serían encarcelados, el juramento aún no fue
cumplido.
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