Santa Cruz es un
bocado suculento para los intereses económicos de Estados Unidos. Los
mediocres localistas quieren patrias del tamaño de su ambición:
patrias microscópicas
Santa Cruz y los
nacionalicidas
Por José Steinsleger
La Jornada, México,
26/01/04
¿Qué intereses
acechan y cuán legítimas son las pretensiones
"autonomistas" de los departamentos (estados) bolivianos de
Santa Cruz y Tarija? En días pasados, Guillermo Almeyra develó
algunas claves de la crisis y la manipulación del concepto
"autonomía", que en la jerga del proyecto anexionista y
desestabilizador del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
es presentado como sinónimo de "civismo" y
"democracia" ("Santa Cruz: la autonomía
reaccionaria", La Jornada, 23/1/05).
Hace unos años, la
reaparición de tendencias separatistas en Ecuador hizo que un
dirigente indígena dijese: "Los oligarcas de Guayaquil son los
primeros que nos mandaron al diablo cuando pedimos autonomía, y ahora
son los primeros en plantearlas para ellos".
¿Qué fuerzas
criollas fomentaron el separatismo de Texas (1835), acabaron con las
Provincias Unidas de América Central (1838), se declararon "súbditos"
de la reina Victoria de Inglaterra en Yucatán (1849), solicitaron el
protectorado de Francia en Ecuador (1859), impulsaron la
"independencia" de Panamá (1903) o propusieron formar la
República del Soconusco al tirano de Guatemala Manuel Estrada Cabrera
(1913)? ¿Qué linaje de "demócratas" promueven hoy la
"autonomía" de la provincia ecuatoriana de Manabí (donde
una base militar del Pentágono opera como factor de
"desarrollo") y en la República Bolivariana de Venezuela
abogan por la "independencia" del Estado de Zulia?
En carta a Bernardo
de Monteagudo, secretario del Libertador José de San Martín, Bolívar
comenta un proyecto de sometimiento a Inglaterra, impulsado por la
oligarquía de Buenos Aires y "el viento pampero que ocupa el
cerebro de don Bernardino" (en alusión al argentino Rivadavia):
"... Luego que Inglaterra se ponga a la cabeza de esta Liga
seremos sus humildes servidores, porque, formando una vez el pacto con
el fuerte, ya es eterna la obligación del débil. Todo bien
considerado, tendremos tutores en la juventud, amos en la madurez y en
la vejez seremos libertos..." (5 de agosto de 1823).
¿El proyecto del
ALCA merece comentario distinto? Tras ser proclamada la Confederación
de los Andes (Lima, 1826), que debía reunir en un solo haz a la gran
Colombia, Perú y Bolivia, el Libertador dejó en la presidencia
interina del Perú al mestizo boliviano Andrés de Santa Cruz y se
devolvió a Bogotá para conjurar "la pérfida ingratitud"
de Francisco de Paula Santander (vocero de tenderos y cafetaleros) y
otros generales reacios a los hábitos democráticos de los pueblos
liberados en las guerras de independencia.
Durante la efímera
Confederación peruano-boliviana (1837-39), Santa Cruz trató de
impulsar la integración subregional. Sin embargo, su propia
pertenencia a la casta clásica de la dominación racial, la feroz
oligarquía de Perú y las intrigas de pequeños o grandes caudillos,
como el chileno Agustín Gamarra y el argentino Juan Manuel de Rosas,
hicieron que en la Bolivia naciente también abortase el ideal
bolivariano.
La vocación
entreguista del nuevo eje económico que pasaba por Valparaíso y
Buenos Aires (sobre el viejo centro Charcas-Potosí) hizo de Bolivia
un país empobrecido, aislado y mordido por sus vecinos. Si en el
norte de la subregión andina Ecuador siempre vivió al borde de la
desintegración nacional, en el sur Bolivia la vivió de modo
descarnado: Chile le arrebató la provincia de Antofagasta, dejándola
sin mar (guerra del Pacífico, 1879-83); Brasil ocupó parte de su
territorio amazónico (guerra del Acre, 1901-03) y Paraguay extensas
regiones del suroeste, ricas en petróleo (guerra del Chaco, 1932-35).
Ahora llegó el turno
de Santa Cruz. Con cerca de 2 millones de habitantes, limítrofe con
Brasil y Paraguay y poco más extensa que Alemania (82 millones de
habitantes), la economía de Bolivia depende de la ubérrima y próspera
Santa Cruz: recursos agrícola-ganaderos, industria forestal avanzada,
oro, gas y petróleo, a más de guardar en sus entrañas uno de los
yacimientos de hierro más importantes del mundo: el Mutún.
Santa Cruz es un
bocado suculento para los intereses económicos de Estados Unidos
liderados por el Instituto de las Américas, en cuyo directorio figura
el ex presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Losada (derrocado por
una rebelión popular en octubre de 2003), junto a representantes de
Enron, British Petroleum, Shell y Maratón Oil. Sánchez de Losada
también integra el American Council (que preside David Rockefeller),
junto con delegados del Chase Manhatan Bank, el City Group y grupos
económicos de la oligarquía chilena.
Al escribir sobre
Santander, el venezolano Rufino Blanco Fombona (1874-1944) observó:
"Quería a Cundinamarca, su patria chica, como Páez quería al
Apure, como Nariño quería al Oriente. Estos mediocres localistas
fueron, andando con el tiempo, los nacionalicidas de la gran patria
que nos legó Bolívar. Ellos querían patrias del tamaño de su
ambición: patrias microscópicas".
|