Carlos Mesa rearma la 'megacoalicion' de Goni
Por Alex Contreras Baspineiro, ALAI
Reproducido por Argenpress, 09/03/05
Bolivia en las últimas 48 horas fue noticia mundial: la renuncia -léase
chantaje- del presidente Carlos Mesa fue aprovechada al máximo por la
denominada 'clase política', los empresarios, las transnacionales y
también por el poder mediático que transmitieron la visión parcial
de que 'la mayoría' de los bolivianos y bolivianas, con pañuelitos
blancos, queremos paz, respaldamos la unidad y condenamos los
bloqueos.
'¡Mano dura, mano dura!', exigían los que clamaban paz; '!Evo y Mamani
al paredón!' coreaban los que pedían unidad, mientras el Jefe de
Estado les aplaudía desde los balcones de Palacio de Gobierno.
Pero, la Bolivia profunda, rebelde y ahora criminalizada no participó en
lo más absoluto del 'show' mediático: algunos se encuentran
bloqueando y cortando caminos y carreteras, otros se movilizaron por
demandas concretas de una agenda nacional y los más trabajan para
buscar su sobre vivencia diaria. Todos, como siempre, viven ignorados.
Este país, ubicado en el corazón del continente americano, se reconoce
como mayoritariamente indígena. Esa mayoría, históricamente fue
silenciosa, pero cuando se rebela es capaz de derrocar dictadores y el
mejor ejemplo es la destitución del símbolo de la política
neoliberal, el tirano de Gonzalo Sánchez de Lozada, ahora refugiado
en Estados Unidos.
Según datos del último Censo Nacional (INE 2001), el 62 por ciento de
los bolivianos y bolivianas de 15 o más años, se identifica con algún
pueblo originario: el 31 por ciento se considera quechua, el 25 por
ciento aymará y el seis por ciento se identifica con otras etnias.
Esa Bolivia fue, es y siempre será ignorada, pero ahora con un
ingrediente más, referido a las políticas impuestas desde el imperio
de Estados Unidos y sus aliados: la criminalización de los
movimientos sociales, pilar de los pueblos indígenas, campesinos,
colonizadores, sin tierra y otros sectores sociales.
En este período de horas y días de incertidumbre, Carlos Mesa renunció,
chantajeó y ahora continúa en la Presidencia de Bolivia. ¿Quiénes
le apoyan? Los parlamentarios del MNR, MIR, NFR, UCS y ADN, los mismos
partidos que conformaban la 'megacoalición' de Goni y que ahora
firmaron un 'Pacto de Unidad Nacional' con el compromiso de aprobar
una nueva Ley de Hidrocarburos, impulsar el referéndum sobre las
autonomías, la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la suspensión
de las medidas de presión y los bloqueos de caminos.
El Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales y el Movimiento Indígena
Pachacuti (MIP) de Felipe Quispe, los dos líderes indígenas con
representación parlamentaria, rechazaron la firma del acuerdo político
y, mas bien, hoy sellaron la unidad en el 'Pacto por la Defensa de la
Dignidad y Soberanía Nacional'.
Por una parte se unificó la clase política tradicional con el
presidente Carlos Mesa y por el otro los movimientos sociales con la
Central Obrera Boliviana (COB), las organizaciones campesinas, indígenas,
sin tierra, colonizadores, originarias, vecinales y populares.
El domingo 6, el presidente Mesa a tiempo de presentar su renuncia fustigó
sin piedad a dos representantes del movimiento popular: el diputado
cocalero Evo Morales y el dirigente vecinal alteño Abel Mamani,
tratando de satanizarlos y criminalizarlos con la población como los
causantes de todos los males de esta nación; el martes 8, cuando fue
ratificado en su cargo, el Jefe de Estado, le solicitó a Morales que
con su espíritu patriótico inicie diálogo para que se sume al pacto
condicionado.
Ninguna de esas premisas tramadas desde el gobierno y el imperio
norteamericano fueron logradas: aunque desde diferentes esferas
gubernamentales obligaron, fichas de por medio, a todos los
funcionarios públicos y sus familiares a salir a la calles para
apoyar a Mesa y fustigar a los dirigentes del movimiento popular, no
los pudieron derrotar, tal vez coyunturalmente satanizar en algunos
medios de comunicación comerciales, pero no con esa mayoría
silenciosa.
Ejes del mal
El 15 de enero de 2005, un informe del Consejo de Inteligencia de Estados
Unidos, denominado 'Mapa del Futuro Global' identifica a Venezuela y
Bolivia como dos países que forman parte del 'eje del mal'.
La administración de George W. Bush, bajo el pretexto de 'terrorismo
internacional' puso en la mira al gobierno bolivariano de Hugo Chávez
y al Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.
El 17 de febrero, la Secretaria de Estado de EEUU, Condolezza Rice, afirmó:
'estamos muy preocupados por ese partido (MAS)', días antes, el 20 de
enero, el funcionario del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los
EEUU, Jimmy Hill, acusó a Morales de recibir ayuda financiera de
Venezuela.
Esa es la estrategia impuesta desde EEUU y ahora ejecutada a pie de la
letra por la gestión Mesa.
'Los movimientos sociales estamos más fortalecidos que nunca. Nuestra
lucha es por la defensa de los recursos naturales, por la dignidad y
soberanía nacional, nuestra lucha -a diferencia de la clase política
corrupta, de las transnacionales y del imperialismo norteamericano- es
por la vida y para eso incluso estamos dispuestos a morir', aseguró
Evo Morales.
A pesar del acuerdo político de los partidos tradicionales con Carlos
Mesa, los conflictos sociales siguen y suman; los gobernantes aún no
entienden que los pactos no se los debe hacer sólo con ese grupículo
de parlamentarios y políticos que ya no representan a nadie sino con
las mayorías nacionales que están en las calles. El primer artículo
de la Constitución Política del Estado dice: 'Bolivia, libre,
independiente, soberana, multiétnica y pluricultural, constituida en
república unitaria, adopta para su gobierno la forma democrática
representativa, fundada en la unión y la solidaridad de todos los
bolivianos' debe ser recordado por los gobernantes; caso contrario,
surgirán nuevos conflictos sociales.
Demandas populares
En esta coyuntura es bueno recordar que el bloqueo de caminos, las
masivas movilizaciones, la toma de pozos petroleros y otras medidas de
presión que se iniciaron el lunes 21 de febrero en todo el territorio
nacional se realizaron en defensa de la unidad del país, la
recuperación de los hidrocarburos, la realización de la Asamblea
Constituyente, la defensa de la soberanía y dignidad nacional y la
expulsión de la transnacional Aguas del Illimani.
Los movimientos sociales se unieron en torno a una agenda popular.
* La defensa de la unidad del país, entendida como el rechazo a
cualquier tipo de convocatoria de un referéndum sobre autonomías o
la aprobación de una ley de autonomías, por constituir sólo
pretextos para dividir el país y evitar la Asamblea Constituyente.
* La recuperación de los recursos naturales con la aprobación inmediata
de la nueva Ley de Hidrocarburos que garantice la recuperación de
todos los hidrocarburos para el Estado Boliviano, el incremento de las
regalías al 50 por ciento, la refundación de YPFB para que opere en
toda la cadena productiva y con un título de derechos indígenas y
originarios y de protección del medio ambiente.
* La aprobación de la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente
que garantice una Asamblea Constituyente Soberana, Participativa,
Incluyente y Originaria.
* La expulsión de la ciudad de El Alto de la empresa Aguas del Illimani
y la transnacional Suez y la constitución de la nueva empresa de agua
potable en La Paz y El Alto de carácter social y sin participación
privada.
* El rechazo a la aprobación de la inmunidad para soldados y súbditos
norteamericanos, lo mismo que a las negociaciones del país sobre el
TLC y el ALCA hasta que la Asamblea Constituyente defina el nuevo
Estado.
* El inmediato procesamiento mediante juicio de responsabilidades a
Gonzalo Sánchez de Lozada y a todos los actores materiales e
intelectuales de la masacre de octubre de 2003.
Esas son las demandas populares basadas en la 'agenda de octubre de 2003'
sobre las cuales el presidente Mesa juró cristalizarlas.
A 17 meses de su gestión, el Jefe de Estado que tenía orfandad política
y se sentía acorralado por diferentes sectores, se alió a los
partidos tradicionales y se alejó de los movimientos sociales.
Con esa actitud maquiavélica, la brecha social que existía y existe en
este país lamentablemente creció peligrosamente…el futuro es
incierto: si no se solucionan los problemas estructurales para esa
mayoría nacional seguirán creciendo los conflictos con imprevisibles
consecuencias…
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