En una semana, el país ha cambiado, ya nadie sale a las
calles para pedirle a Mesa que siga
Bolivia en la incertidumbre por los vaivenes de su
Presidente
Por J. Osvaldo Calle Quiñonez
Bolpress, 17/03/05
Pocas veces en su historia democrática, Bolivia ha
tenido tanta incertidumbre como la que en estos momentos tiene por los
vaivenes del presidente Carlos Mesa. Dos semanas atrás, su anunciada
renuncia provocó la salida a las calles de centenares de personas que
le pedían seguir en el mandato, ahora son varios sectores sociales
que aceptaron de hecho la "cuasi" abdicación presidencial.
"Sí se puede", decía Mesa hasta el cansancio
durante la campaña electoral de 2002, cuando de la mano de Gonzalo Sánchez
de Lozada --el hombre considerado símbolo de la extrema derecha en
Bolivia-- llegó a la vicepresidencia de la República.
En octubre de 2003 llegó a la presidencia después de
abandonar, al menos en las palabras, su ortodoxia neoliberal. Después
de octubre, se alió al MAS y buscó el respaldo de los sectores
sociales, con cuyos líderes apareció en varias manifestaciones
populares en las que él mismo se proclamó portador de la llamada
"agenda de octubre", es decir de un plan que incluía la
convocatoria a una Asamblea Constituyente, el juicio de
responsabilidades contra el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y
la aprobación de una nueva ley de Hidrocarburos.
Entre sus primeras medidas, Mesa utilizó el reclamo marítimo
para unir al país en su favor. Eran los tiempos en los que él
reclamaba ninguna negociación con Chile, si antes ese país no
aceptaba discutir la cuestión marítima con Bolivia. Sin embargo,
tiempo después, Mesa inició conversaciones en la que aceptó incluso
la supresión de pasaportes para que ciudadanos chilenos ingresen a
Bolivia --y viceversa-- olvidando la cuestión marítima.
En ese mismo tiempo. Mesa decía que "ni una molécula
de gas" iría a Chile, aunque al mismo tiempo firmaba acuerdos
"de emergencia" para proveer el energético a Argentina, que
a su vez lo usaba para abastecer a Chile.
En julio de 2004, Mesa logró que la mayoría de la
población responda afirmativamente a cinco preguntas que él planteó
en el referéndum sobre el gas, preguntas que después se estableció
fueron elaboradas con el asesoramiento de técnicos pagados por las
petroleras a través del tristemente famoso Anexo "D" de las
petroleras.
Mesa, quien organizó una oficina para la lucha
anticorrupción, despidió a Juan Carlos Virreira quien denunció una
millonaria corrupción en el caso Enron, y posesionó en su lugar al
italiano Francesco Zaratti, un oscuro personaje que se estableció
cobraba dineros de Petrobras, la misma empresa a la que luego él
investigó para determinar si el campo San Alberto era
"nuevo" o "existente", una definición que, según
estimaciones del ministerio de Desarrollo Económico, le cuesta al país
1.900 millones de dólares.
En los 17 meses de su mandato, Mesa no se separó nunca
de la ortodoxia neoliberal, ni tampoco se de las líneas de
comportamiento económico recomendadas por el Fondo Monetario
Internacional y otros organismos de financiamiento, aunque, irónicamente,
él mismo se declara como un presidente de izquierda.
Los intereses de las petroleras, afectados con la tibia
ley de Hidrocarburos aprobada en la Cámara de Diputados, trajeron de
nuevo al "viejo Carlos Mesa", al defensor del interés de
las petroleras y la capitalización.
Las últimas semanas se convirtieron críticas para el
presidente quien, ante la imposibilidad de evitar la aprobación de la
norma, intentó organizar su propia bancada --según denuncias de
diputados-- por medio de prebendas.
Dos semanas atrás, en un intento por evitar la aprobación
de la Ley de Hidrocarburos, Mesa presentó su renuncia al Congreso,
una medida considerada como un "chantaje" por Evo Morales y
el MAS, que hasta hace poco le había servido de aliado.
La renuncia, presentada después de una emotiva
presentación televisiva en la que intentó polarizar al país y
estigmatizar negativamente a los sectores sociales que estaban
movilizados en demanda de mejores condiciones económicas para el país
en el negocio petrolero, provocó la salida de centenares de personas
a las calles para pedirle que continúe en la presidencia.
Mesa, quien quiso aprovechar el secular desprecio que los
sectores enriquecidos de las ciudades sienten hacia los indígenas,
logró la realización de marchas y el enfrentamiento entre los
bolivianos, además de una crisis política en el Parlamento que
terminó pidiéndole que siga gobernando hasta el 2007.
La renuncia del Presidente buscaba evitar la aprobación
de la Ley de Hidrocarburos y formar un pacto social en el que logró
alinear a todos los partidos del sistema, es decir a los mismos que
apoyaron a Gonzalo Sánchez de Lozada cuando se produjeron los
enfrentamientos sociales que dejaron el saldo de 60 muertos. Pero al
no contar ya con el apoyo del MAS y del MIP, el acuerdo fracasó y se
organizaron multitudinarios bloqueos de carreteras que pedían al
Congreso elevar las regalías que las petroleras pagan del 18 al 50
por ciento.
El Congreso no atendió el pedido de los sectores
sociales, sino que optó por una propuesta intermedia, aunque de todas
maneras esta propuesta fue desahuciada por el presidente quien, en un
esfuerzo de última hora para evitar la aprobación de la ley, envió
al Congreso una propuesta para adelantar las elecciones, a la par que
sus seguidores afirmaban que si el Parlamento se negaba, Mesa
renunciaría irrevocablemente.
Pero Mesa no contaba con que el Parlamento apruebe, de
todas maneras la Ley, y sólo después de eso considerar su pedido que
ya fue calificado como inconstitucional por varios juristas.
Ahora ya no hay nadie que haya salido a las calles para
pedirle que "por favor siga", sino que esta vez son varios
sectores que interpretaron la propuesta presidencial como una abdicación
del mando y ya se aprestan para encarar la nueva situación política
que se vive en el país, aunque ahora, los mismos seguidores de Mesa
dicen que ya no quiere renunciar.
Bolivia está en la incertidumbre, su presidente es como
un péndulo que va de izquierda a derecha, que se declara
nacionalista, pero defiende a las petroleras; que renuncia y que no...
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