Última
oportunidad del sistema
Crisis
estatal no resuelta
Por
Vincent Gómez-García (*)
Bolpress,
11/06/05
Luego
de los tensos acontecimientos de las últimas horas se respira cierto
alivio en Bolivia, que salvo los ingenuos se sabe es temporal. Con
excepción de la ciudad de El Alto que mantiene sus movilizaciones y
reivindicaciones, el resto del país ha recuperado su tranquilidad,
aunque la mayoría de los actores sociales levantados han manifestado
claramente que se trata de una tregua o cuarto intermedio.
En
este sentido, la situación actual no es más que un episodio más del
empate político en su modalidad de impasse histórico, donde el
sistema trata de ganar tiempo con la promesa de generar el espacio
electoral necesario para la dilucidación del conflicto de poder
latente en la sociedad boliviana.
Sin
embargo, aún este escenario está todavía difuso y no garantiza una
pacificación por lo menos temporal del país. Por un lado está
pendiente la convocatoria a Elecciones Generales adelantadas por un
nuevo período de cinco años, aspecto que requiere de la participación
del Congreso Nacional en la medida que las normas constitucionales
vigentes sólo contemplan la convocatoria para elecciones para
Presidente y Vicepresidente hasta la finalización de la actual gestión
presidencial en 2007. Ahí no existe ninguna garantía sobre la
cooperación del actual Congreso, que de persistir en sus conductas
observadas durante las últimas semanas no harían más que exacerbar
la actual situación de crisis que vive Bolivia.
Adicionalmente,
si consideramos que la posibilidad de un nuevo escenario electoral
para definir la situación de poder todavía no ha sido definida ni
aceptada por los principales actores políticos estratégicos en
escena, no está claro que el Congreso renuncie a su mandato
constitucional hasta 2007 puesto que esta instancia se constituye en
el último reducto de contención del actual sistema político contra
la oleada de demandas y reivindicaciones que emanan de los movimientos
sociales.
Justamente,
el tema de la nacionalización de los hidrocarburos plantea el tema
del acceso al poder en su forma más cruda y realista. Luego de los
eventos de la última semana, está claro que el actual sistema no va
a proceder con esta reforma habiéndole quedado el último recurso de
ofrecer unas Elecciones Generales adelantadas como la única opción
de plantear esta problemática, quedando la interrogante si el sistema
estaría dispuesto a ceder el poder en caso de derrota electoral. La
infinidad de rumores que han circulado el día de ayer son un
indicador que la opción autoritaria está siempre presente en caso de
un desborde de las demandas populares.
Por
el momento queda pendiente la solución al paro cívico de El Alto,
que gira en torno a las definiciones políticas que tome el nuevo
Presidente con respecto al tema de la nacionalización de los
hidrocarburos. Luego, estarán las señales que mande el nuevo
Presidente con el nombramiento de su gabinete y muy pronto, ya la
semana próxima, tendremos nuevamente al Congreso en el ojo de la
tormenta en función de las definiciones que asuma con respecto a
viabilizar Elecciones Generales adelantadas o continuar con sus
maniobras tradicionales. En definitiva, esta simple enumeración
muestra que la luna de miel con el nuevo Presidente ya no se mide en días
sino en horas, evidenciando la dinámica de la crisis estatal no
resuelta boliviana.
(*)
Es PhD. en Ciencias Políticas con mención en Economía Internacional
del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales (IUHEI)
de Ginebra, Suiza. Tiene una maestría en Econometría y Estadística
en la Universidad de Ginebra, Suiza. En su experiencia profesional fue
Consultor de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), entre otras organizaciones
internacionales. Fue viceministro de Comercio Exterior e Inversión.
Es docente universitario de maestrías en varias universidades
bolivianas y columnista de varios periódicos.
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