Las jornadas de mayo / junio (Parte
I)
Un ensayo general
Por Roberto Sáenz
Socialismo o Barbarie, 19/06/05
En homenaje al compañero minero
Juan Corro, muerto por la represión en la localidad de Yotala, a
pocos kilómetros de la ciudad de Sucre.
“Cenizas y alambres tiznados de
negro, escombros y basura regados en lotes baldíos son las huellas
que se siguen manteniendo en El Alto como producto del paro cívico
sindical indefinido que se cumplió hasta el viernes pasado, llegando
a los 18 días de ejecución de la medida de presión que provoco la
caída del segundo presidente de la Republica (...). Las huellas de
las llantas quemadas y de los escombros que están desparramados en la
parte sur y norte de El Alto; durante el paro cívico, estaban llenos
de mujeres, niños y adultos, quemaban llantas que botaban extensas
lenguas de humo negro”.
Se ha vivido en Bolivia un ensayo
general revolucionario.
Día a día, en forma creciente, las masas populares fueron copando
las calles de La Paz y El Alto; pero también de Cochabamba, Oruro,
Sucre y Potosí, dándole a su lucha un alcance nacional. Los rasgos
cuasi insurreccionales que se expresaron en las últimas jornadas,
destacaron la puesta en pie de embrionarias expresiones de un poder
alternativo a las instituciones formales del Estado.
En lo inmediato, la situación se
ha descomprimido con la asunción de Eduardo Rodríguez
a la Presidencia y el apoyo otorgado por parte del MAS. Lo hace, con
el mandato de convocar a unas elecciones anticipadas a realizarse en
el próximo mes de diciembre. Pero nadie sabe si la situación
aguantará hasta esa fecha. Rodríguez se ha encargado de subrayar
que los reclamos por la nacionalización del gas y la constituyente
“deberán esperar hasta el nuevo presidente”. Pero difícilmente
la situación aguante. Esto, a pesar del trabajo cotidiano de zapa de
Evo Morales que una y otra vez han venido intentando meter y volver a
meter todo el proceso en el cuestionado canal institucional. A pesar,
también, de la tregua otorgada por las direcciones de la COB, la
Fejuve y la COR.
En estos momentos, es la hora de
los balances. La sensación mayoritaria es que “no se ganó
nada”; que “íbamos por el gas y no por un mero recambio de
presidente”: hay una cierta frustración. Aunque, al mismo tiempo,
el pueblo trabajador ha podido sentir nuevamente, en estas semanas, su
tremendo poder.
Desde organizaciones como la
“Coordinadora del Gas”[4]
encabezada por Oscar Olivera se intenta pasar otro balance. Hablan de
“triunfo”; de que se “evitó el baño de sangre” que hubiera
podido significar la asunción de Hormando Vaca Diez.
Pero el hecho absolutamente cierto
de que la burguesía no se animo a desatar una represión masiva
(probando sus fuerzas en un choque abierto con las masas), no puede
servir para esconder que el objetivo de la movilización no era un
mero “cambio de fichas” dentro de los mecanismos de la democracia
de ricos, sino obtener la nacionalización del gas.
Las reivindicaciones elementales de
la “agenda de octubre” han sido nuevamente postergadas. Es
muy difícil prever cual podrá ser la dinámica a mediando plazo. El
vértigo de los acontecimientos todavía es reciente. Entre otras
cosas porque, además, de ninguna manera se sabe si las elecciones
anticipadas serán sólo a presidente y vice o se renovará la cámara
entera; si Santa Cruz mantendrá el referéndum por las autonomías el
12 de agosto; si se realizarán las elecciones de prefectos, etc. Toda
una serie de “misterios” que todavía esperan ser dilucidados por
el ilegítimo Congreso de la “megacoalición” y que pueden ser los
que marquen la dinámica ulterior.
Recuerdos del futuro
“Bolivia parece acercarse al
completo colapso. A las protestas violentas, la visible fractura
social entre ‘blancos’ y campesinos –y entre Oriente y
Occidente– y la completa impotencia del Congreso (...) se sumaron en
las ultimas horas los bloqueos de caminos que amenazan con provocar
desabastecimiento en las principales ciudades. Mas del 60% de las
rutas se encontraban ayer intransitables y la situación empeoraba con
el correr de las horas (...). Desde las primeras horas de la mañana,
el clima en esta ciudad parecía enrarecido. La cada vez más
‘ciudad peatonal’, estaba paralizada desde el amanecer, dado
que había entrado en vigencia un paro de 48 horas dispuesto por los
sindicatos del transporte (...). Hacia la tarde, cuando las marchas de
campesinos, indígenas, estudiantes y sindicatos parecían extenderse
por toda La Paz y El Alto, los legisladores no lograban consenso
(...). Al cierre de esta edición, los cachorros de dinamita
sacudieron nuevamente la fría noche paceña. Comenzaba otra noche difícil
para Bolivia”.
Como venimos señalando, lo que se
vivió en Bolivia ha sido un verdadero ensayo general
revolucionario. El que no sepa ver, comprender y sacar las
lecciones del caso de la experiencia social que acaba de ocurrir
delante de nuestros ojos, perderá irremediablemente de vista una
de las expresiones de lucha de clases más rica y aguda de las ultimas
décadas.
Desde esta perspectiva, si se pone
sobre la mesa las fuerzas sociales y la experiencia acumulada entre el
octubre del 2003 y estas ultimas jornadas revolucionarias, se tendrá
prácticamente la “prefiguración” más cercana que se pueda
desear acerca de la dinámica de la revolución social en Bolivia.
Claro que entre un “ensayo
general” y una revolución social efectiva y triunfante, median una
serie de agudos problemas de magnitud que deberían ser resueltos y
que, precisamente, no lo están. Problemas que son los que
impidieron (y pueden volver a impedir) que nuevos “ensayos
generales” se transformen realmente en revolución lisa y llana. Y
no es un hecho menor la tremenda paradoja de que –en lo
inmediato– de estas jornadas revolucionarias salga el miserable
resultado del adelantamiento electoral.
Como es archisabido, para los
revolucionarios rusos de principios del siglo XX, la revolución de
1905 fue una “anticipación” de las dos revoluciones del año
1917, dejando planteados todos los problemas y debates estratégicos.
Pero no es eso lo que nos interesa
desarrollar aquí: sólo subrayar el carácter “prefigurador” de
las fuerzas sociales, políticas y organizativas (su disposición
en el “terreno”), que muestran cómo podría ser el desarrollo
de una verdadera revolución en Bolivia, en las condiciones de
principios del siglo XXI. Revolución que necesitaría para su
triunfo, una serie de decisivas condiciones “subjetivos” que
siguen completamente ausentes y por las que hay que
trabajar por resolver.
“Democracia” desbordada
Un elemento nuevo de estas últimas
jornadas revolucionarias, es que por primera vez en años la
democracia burguesa amenazo con ser desbordada tanto por derecha, como
por izquierda.
La burguesía cruceña y el
imperialismo, realmente vacilaron sobre si hacer asumir a
Hormado Vaca Diez para que desate un baño de sangre “legal” que
suprimiera al movimiento de la masas, imponiendo un franco giro
“bonapartista” en el régimen político.
No se animaron. No había unidad
entre las clases dominantes. El ejército difícilmente hubiera
soportado la presión de un choque frontal de esa magnitud, que en
el caso de El Alto podría haber sido una lucha casa por casa.
Que esta era una perspectiva
cierta entre algunos sectores, se expresa en las propias
declaraciones del presidente de la Confederación de Empresarios
Privados, expresión del sector mayoritario que estuvo por la salida
“institucional”: “El que asuma la presidencia, que se comprometa
a realizar elecciones. Si uno de los candidatos significa mayor sangre
y enfrentamiento, tiene que ponerse la mano en el pecho y
renunciar.”[6]
En caso de detonarse una represión
masiva y la consecuente reacción de parte de las masas en las calles,
en particular en el ámbito de la Comuna de El Alto, la situación
hubiera amenazado con desbordarse “por la izquierda”.
Es decir, las masas populares y
trabajadoras de El Alto, sumadas a los docentes urbanos y rurales,
importantes contingentes mineros, los fabriles, los sectores
campesinos con crecientes cortes de rutas en sus regiones, fueron
recorriendo día a día un proceso de tipo prácticamente “semiinsurrecional”.
Es decir: empezaron a recorrer el camino de poner en pie
embrionarias expresiones de un doble poder que amenazó con el
desborde por la izquierda de las instituciones.
Esta experiencia
de desborde hace parte del ensayo general que estamos señalando:
porque los embrionarios elementos de doble poder que se expresaron,
serán muy posiblemente (de no mediar una derrota) el piso del cual
partirá un próximo gran ascenso en las luchas.
En este sentido va el comentario de
un periodista. Lo citamos en extenso: “Las acciones sociales pueden
ser indirectas o directas (...). Si tiene éxito, si no es contenida,
la acción directa se vuelve contagiosa. Al ver que algún
sector es mas ‘eficaz’ al obrar por fuera del ordenamiento
legal, otros sectores pasan a imitarlo, con lo cual las
acciones directas se expanden bajo el riesgo de convertirse en una
epidemia (...). Como lo aconsejo Sorel, Evo Morales apela al método
de las movilizaciones revolucionarias.
Como lo probo Lenin en la Rusia de 1917, el mito de la huelga
revolucionaria es un principio inviable, pero puede resultar viable si
lo acompañan dos condiciones. Una, la crisis política generalizada.
La otra, la renuncia del Estado a imponer la ley (...). La renuencia
del Estado democrático a usar la fuerza legal de la que dispone
frente a la violencia desatada es un enigma de nuestro tiempo
que no se limita a Bolivia o a Ecuador, sino que se ha extendido hasta
nosotros (...). Nuestros presidentes prefirieron perder el poder antes
que enfrentar a los manifestantes. Evitaron un baño de sangre, pero
también debilitaron la autoridad del Estado democrático.”
Claro que este “enigma” no es
tal: se trata de las condiciones en las cuales las relaciones de
fuerza no dan para imponer salidas “de fuerza”, en las que hay que
aceptar la presencia y la lucha de las masas con sus métodos de acción
directa, buscando aprovecharse al mismo tiempo de su agudo déficit
“subjetivo” en el sentido de la crisis de alternativas, de
partido y dirección que aún las atraviesan.
La derecha cruceña
“Hay otro conflicto paralelo: la
exigencia del llamado ‘referéndum autonómico’ impulsado por las
elites mas conservadoras del oriente y sur. Si en enero terratenientes
y empresarios orientales desmovilizaron a la población tras la
promesa de Mesa de autorizar la elección directa de los prefectos
departamentales, hoy se clarifica su interés: realizar un referendo
que apruebe lo que llaman ‘autonomía económica’. Esto es, que se
establezca la ‘potestad regional para decidir sobre los recursos
naturales’. Esto significa que cada departamento podrá decidir e
imponer sus regulaciones. Y las elites que promueven estas ‘autonomías’
son las mas viscerales defensoras de que el gas y el petróleo
se sigan vendiendo en las condiciones actuales.”
Bolivia vive una descomunal crisis nacional.
¿A qué queremos aludir con esta definición? A la dimensión de una
crisis que no se puede caracterizar solamente como económica, política
o institucional, sino en la que esta en juego la unidad nacional
del país.
A la cabeza del reclamo
autonomista, esta una oligarquía racista, repugnante, que se
identifica menos y menos con Bolivia tal cual es hoy, y que tiene
fuertísimas tendencias centrífugas, es decir, separatistas.
Veamos una “pintura” de la
misma para entender la dinámica del fenómeno: “Acá, en
Santa Cruz, la cosa es muy interesante; en realidad, es el lugar más
peligroso actualmente, ya que es el centro de operaciones de la
derecha. La burguesía acá es de lo mas retrograda y fascista.
En los días del conflicto, se
armaron grupos ‘juveniles’ de la ‘Unión Juvenil Cruceñista’
(que normalmente operan en la ciudad) en las poblaciones cercanas a
los lugares de bloqueo. Se pagaba en las puertas de los colegios y en
los barrios populares de a 100 bolivianos (12 dólares) a cada
muchacho que vaya a ‘desbloquear’. Es decir, a golpear a los
campesinos que bloqueaban. Valga aclarar que el movimiento en la zona
(...) es primordialmente indígena y campesino, pero la reacción
tiene tomada Santa Cruz ciudad capital. Así que los conflictos
son principalmente rurales y se quiso hacer que dentro de estas
poblaciones se dé el enfrentamiento entre los pobladores de las zonas
urbanas con los de las zonas rurales. En la zona donde yo trabajo
hubieron fuertes enfrentamientos, en los que hubieron heridos de
ambos bandos. Pero en otras zonas, la gente de los centros urbanos
no se animó a salir en contra de los campesinos, por más que
les ofrecieron mayor cantidad de dinero.
La “Unión Juvenil Cruceñista”
es un grupo de jóvenes casi paramilitar que los forman en el neonazismo.
Son tremendamente racistas y ‘anticollas’; llevan al extremo lo de
la “Nación Camba”. Como que somos “una raza diferente y
mejor a toda la porquería esa...”.
Estas circunstancias no son
“normales”. No todo los días se llega a la situación en que
esté en riesgo la unidad nacional de un país y se desarrollen
movimientos (todavía embrionarios, pero muy reales) con rasgos
abiertamente fascistas: otra expresión del desborde de la democracia
burguesa y del extremo grado de polarización social y política que
vive el país. En todo caso, es característico de situaciones de
extremada crisis e impasse de su clase dominante.
¿Hacia España del ’36?
Las analogías históricas deben
ser tomadas con sumo cuidado a la hora del análisis de los procesos
sociales y de la lucha de clases que siempre tienen su especificidad.
Tomando los recaudos del caso, pueden ser utilizadas a titulo ilustrativo.
En este sentido se puede señalar
que Bolivia de principios del siglo XXI tiene una serie de
características que la podrían “asimilar” al proceso
revolucionario en la España de la década del ’30.
Esta claro que de ninguna manera
Bolivia ha llegado aún a tales extremos (ni está escrito que
llegue), pero podría alcanzarlos. Esto es: en las condiciones de un
país polarizado geográfica, social y políticamente, no se puede
descartar la perspectiva de que los gérmenes y / o elementos de
“guerra civil” (que se expresaron en las últimas semanas), lleguen
realmente a desatarse en algún momento en el futuro. Esto,
producto de la abierta crisis de hegemonía y de unidad nacional que
viene dividiendo a la propia clase dominante, así como a la irrupción
de un movimiento de masas de potencialidades revolucionarias, sobre
todo en el Occidente del país.
Ya hemos señalando en otras
oportunidades la situación de “incertidumbre geográfica del
poder”,
dando cuenta de la crisis y la quiebra del Estado burgués
boliviano, que sigue teniendo su centro político–social en el
altiplano, mientras que el eje económico “moderno” se ha
trasladado al Oriente.
En las condiciones del desarrollo
de una tremenda crisis global en Bolivia y de división de las clases
dominantes, sumadas a la irrupción de un movimiento de masas
revolucionario y al choque casi absoluto de “agendas” en torno del
gas y a una eventual Constituyente, de ninguna manera se puede
descartar como una de las probables hipótesis de evolución (en la
eventualidad del fracaso de esta nueva “salida” en los marcos de
las elecciones anticipadas convocadas para diciembre o aun después de
realizadas las mismas), un choque social y político que termine
adquiriendo elementos de guerra civil.
Insistimos: aún no se ha llegado a
ese extremo. Las fuerzas sociales y políticas decisivas de la clase
dominante están en contra de este posible escenario: es el caso del
imperialismo yanqui (que, sin embargo, tiene una clara crisis de
orientación para la región); los actuales gobierno del Brasil y la
Argentina; el propio Ejército (cuya razón de ser es la unidad del país),
la Iglesia, etc.
Pero si la movilización en el
Occidente se volviera a radicalizar, esta posible dinámica no puede
descartarse. Aunque insistimos que –en lo inmediato– la pelea es
contra la renovada trampa “normal”, institucional, de canalizar
todo el proceso por la vía la convocatoria anticipada a elecciones,
camino incapaz de resolver realmente ninguna problema. Sólo los
posterga, apostando al “adormecimiento” de las masas. Y contra el
factor y rol estabilizador del MAS y Evo Morales, que
cotidianamente se esmera por aislar a los sectores más radicalizados
de El Alto y La Paz.
Ciencia y arte de la insurrección
Se llegó a vivir un vació de
poder. Incluso estuvo en la boca de varios dirigentes, más allá
que no se tuvieran la voluntad política real de plantearse como
resolverlo.
Porque aquí hay un problema que es
clásico: nunca se trata con que alcancen las inmensas
movilizaciones de masas; ni que se puede plantear la toma del poder de
manera “espontánea”... La toma del poder es una ciencia y un
arte que requiere una organización planificada. Sin esto, hablar
del “poder de los obreros y campesinos”, como hizo en las últimas
semanas Jaime Solares (de la COB) o Abel Mamani (de las Fejuve), es
puro palabrerío. Porque, obviamente, no se trata de “hablar”
de la toma del poder, sino de crear las condiciones reales para
poder resolver esta compleja tarea. Son interesantes las
reflexiones de quienes conocen bien a estos dirigentes:
“Sin embargo, esta tercer alternativa (la del poder de los
trabajadores), tropieza con serios problemas tanto en el campo político–ideológico
como en el organizativo. Hasta ahora, la radicalidad verbal de los
dirigentes no se ha traducido en una labor unificada y coordinada
para potenciar y consolidar los gérmenes del poder popular que
emergen espontáneamente (...). Esto puede ser clave en su derrota.
“No se ven tampoco, señales
significativas de un trabajo revolucionario para dividir y / o
neutralizar la capacidad de fuego en la Policía y el Ejercito. No se
habla, aun, del tema de las armas y de la insurrección. No hay
dirección revolucionaria unificada.
“En muchos sectores (...) hay la
equivocada confianza de que bastan las gigantescas movilizaciones para
derrotar a la burguesía. Otros confían en las elecciones y son
muchos todavía los que creen que la salida planteada por el MAS (...)
es la mas acertada.”
Sin plantearse realmente las tareas
que implica la toma del poder, ni tomar en sus manos las
reivindicaciones democráticas de las masas (las cuales se dejan
criminalmente en manos del MAS), las bravuconadas y gestos
“izquierdistas” de Solares (como también del POR )
no pueden pasar de eso. Esto es, bravuconadas y gestos que no pueden
resolver el tema del poder, ni sus condiciones organizativas y políticas:
desarrollar realmente los embriones de un poder alternativo tomando
las banderas democráticas de las amplias masas, para poder
arrastrarlas detrás de los contingentes mas avanzados obrero y
populares.
La “paradoja” de las elecciones
anticipadas
Es en las condiciones que venimos
señalando que se explica realmente la paradoja de que habiéndose
llegado a tales extremos, las jornadas revolucionarias se hayan
levantando meramente con la convocatoria a elecciones anticipadas.
Esta claro que el gobierno de Rodríguez
asume mucho más débil que el anterior de Mesa, por un mandato de sólo
seis meses. También está claro que si un primer intento de reabsorción
democrático burguesa del proceso revolucionario fracasó con Carlos
Mesa, ahora la burguesía no apeló meramente a una sucesión
presidencial, sino a la convocatoria a elecciones generales en
las cuales están ya enfrascadas en una nueva discusión sobre si la
misma atañerá sólo a los cargos de Presidente o Vice o jugarse a
una renovación “relegitimadora” del Congreso en su conjunto.
En todo caso, el renovado desvió
“democrático” requiere una doble explicación.
Por un lado, tiene que ver con el
rol del MAS boliviano, que es hoy prácticamente el único partido
nacional en Bolivia. En términos generales, es visto por las masas
(sobre todo campesinas / originarias) como el que encarna sus
aspiraciones. Al proyecto netamente electoralista (y dentro de los términos
del actual Estado y régimen capitalista en Bolivia) del MAS, las
direcciones más radicalizadas de la tradición “lechinista” de la
COB (o indigenistas del MIP de Quispe), han venido siendo incapaces de
oponerles nada coherente.
Al mismo tiempo, el MAS, sabe
explotar los genuinos sentimientos “democráticos” de las amplias
masas originarias, que aspiran a hacer valer su numero,
eventualmente, de manera electoral.
Aquí esta la explicación de fondo
de esta paradoja que estamos señalando y que deberá ser resuelta
para que Bolivia realmente constituya una bisagra histórica en la
lucha de clases: la tarea de la construcción de un nuevo partido
socialista revolucionario compuesto por lo más rico y avanzado de la
actual vanguardia en dura lucha política y estratégica con las
actuales direcciones hegemónicas “indigenistas” y “lechinistas”.
Que supere, a la vez, la experiencia históricamente frustrada del POR
y sepa tomar en sus manos las banderas democráticas y nacionales
desde la clase obrera y en la perspectiva de una Bolivia Socialista,
obrera, originaria y popular.
Notas:
[1]
Tribuna boliviana, 13–06–05.
[2]
En rigor de verdad, este ya es el tercer o cuarto episodio de
acumulación revolucionaria de experiencia. El primero fue
localizado en la ciudad de Cochabamba en abril del 2000, donde la
ciudad llego a quedar en manos de la población trabajadora por un
par de días; luego estuvieron los acontecimientos del 12 y 13 de
febrero del 2003; y, posteriormente, la gran rebelión de
septiembre y octubre del 2003. Los últimos acontecimientos, aun
habiendo evitado la burguesía el nivel de polarización y
enfrentamientos del octubre, en algunos aspectos ha sido más
avanzada que esta ultima.
[3]
Ex asesor jurídico de la embajada de Estados Unidos y socio en el
buffete de Carlos Sánchez Berzanin Ministro del Interior de Goñi
que fue responsable directo de la represión en octubre del 2003.
[4]
En este sentido, la
ultima declaración de la “Coordinadora del Gas” capitaneada
por el dirigente fabril de Cochabamba y cercano al MAS Oscar
Olivera, se ubica desde la falsa y defensiva posición de
que haber evitado la asunción de Hormado Vaca Diez ha sido EL
resultado de los objetivos de las jornadas de mayo / junio. Sin
embargo, como ya señalamos, con todo que haber evitado a Vaca
Diez es realmente un inmenso logro popular, el objetivo de la
rebelión no era simplemente ese, ni muchos menos el
adelantamiento de las elecciones generales, sino la
nacionalización del gas, cuestión que aun no se ha obtenido.
[5]
Diario La Nación, Buenos Aires, 3 de junio 2005.
[6]
“Tres fuerzas se disputan el poder en Bolivia”.
Econoticiasbolivia, 8–06–05.
[7]
El concepto de “experiencia” es el exacto en estos casos:
nunca hay que olvidar que es así como aprenden las masas: en la experiencia
practica. Esta experiencia es la que queda acumulada en la
conciencia y tiende a re–emerger en circunstancias similares.
[8]
Esta claro que no ha sido Morales el que apelo al “método de
las movilización revolucionaria”, sino las organizaciones de
masas alteñas y de La Paz, pero ese es el “karma” del Evo, es
un reformista sin retorno, pero el imperialismo aun lo ve casi
como un “cuco”...
[9]
Mariano Grondona. La Nación, 12–06–05.
[10]
“Las piezas de un rompecabezas”, Bolpress, 27–05–05
[11]
Relato anónimo de una joven de Santa Cruz
[12]
Esto implica una serie de complejos problemas políticos y estratégicos
a la hora de no embanderarse con ninguno de los sectores
burgueses en pugna, sino de estar por una perspectiva
independiente y socialista de la clase trabajadora, que al
mismo tiempo plantee la unidad obrera, originaria y campesina del
país, e incluso más: la necesaria perspectiva internacionalista
de unidad latinoamericana y socialista de las clase trabajadora de
toda la región.
[13]
Aguda observación tomada del intelectual Álvaro Garcia Linera.
[14]
Econoticias bolivia, 8–06–05.
[15]
Ya hemos criticado en estas paginas, la pose
“izquierdista” y reaccionaria de dejar el reclamo de
Asamblea Constituyente en las reformistas manos del MAS boliviano.
Pose común tanto a Solares como al POR que considera que el
reclamo por parte de las masas de Constituyente es
“contrarrevolucionario”. Un delirio realmente criminal.
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