La caída de Solís Rada y la “nacionalización” del
gas
A confesión de parte, relevo de prueba
Por Martín Squatter
Desde El Alto,
Bolivia, para Socialismo o Barbarie, 28/09/06
“Es como si en nuestras casas
elaboramos pan y luego de elaborar la masa vamos al horno y le decimos
al dueño del horno, ‘señor, haga que esta masa sea cocida y salga
el pan’. Yo he llevado la masa, el pan es mío y no estoy
confiscando el horno: cuánto me van a cobrar por haber hecho el
trabajo de hornear” (Andrés
Solís Rada, ex ministro de Hidrocarburos,18-09-06,
www.econoticiasbolivia.com).
No
podía haber definición más ajustada del carácter de pseudo
“nacionalización” del gas que ha llevado a cabo el gobierno de
Morales que la confesada por el propio Solís Rada (el ex ministro
“nacionalizador”) en la conferencia de prensa que dio luego de su
defenestración.
La propia paralización del proceso nacionalizador revela
los límites de su carácter: haber declarado la “estatización”
sólo del fluido, dejando en manos de las multinacionales (“el dueño
del horno”) todos sus
activos. Porque en estas desventajosas condiciones, no hay otra
alternativa que pactar con las “dueñas del horno” que
mantienen el monopolio de la producción de los hidrocarburos.
Éste es el verdadero contenido de la crisis que ha vivido
el gobierno de Morales en este terreno y que derivó, finalmente, en
la salida del “duro” Rada. Es que la “renegociación” de los
contratos con Petrobras, Repsol y Total, en estas limitadas
condiciones, no ha logrado avanzar ni un tranco de pollo.
Crisis en la renegociación,
ineficiencia y estafa al Estado
En
más de 150 días que pasaron después de la “nacionalización” no
se han cumplido las tareas mínimas que se habían acordado. Sin
conseguir el 51% de las capitalizadas (por falta de fondos), apenas se
logró transferir las acciones de la Administración del Fondo de
Pensiones a YPFB. Tampoco se pudo tomar el control de las
refinerías de propiedad de Petrobras y de la compañía logística de
Hidrocarburos, que fue, precisamente, el paso que “in extremis”
intento dar Solís Rada y que al ser “congelado” por García
Linera (luego de que Lula pusiera el grito en el cielo) derivó en la
caída del ministro.
También está atrasado el reparto de fondos por la
comercialización que realizan las empresas de carburantes dentro de
la propia Bolivia. Todo esto acontece mientras las multinacionales se
siguen llevando millones y millones. Y mientras la tan mentada
“nacionalización”, hasta hace pocos días, no había acercado
ni un dólar más al fisco desde que fue decretada.
En estas condiciones, Solís Rada tuvo que ser ratificado
varias veces hasta terminar cayendo, acumulando acusaciones (ciertas)
de inmensa “ineficiencia”. Y, por otro lado, no fue un factor de
peso menor el rápido encaramamiento de una camarilla de burócratas
en YPFB, los primeros en caer (no van a ser los últimos) con
acusaciones de “estafa” al Estado.
La amenaza de la huelga de inversiones
Dentro de esto también está la presión de las
multinacionales, que obviamente no se iban a quedar de brazos
cruzados cuando se les pretendiera sacar una parte de las millonarias
ganancias que obtienen del petróleo y el gas. Además de las
presiones políticas y diplomáticas por parte de los gobiernos de
Lula y Zapatero, Petrobras ha bajado la inversión
proyectada de 2.000 millones de dólares a...
90 millones. Y sólo para asegurarse los actuales niveles
de producción (30 millones de metros cúbicos). Como si esto fuera
poco, también ha paralizado la perforación de dos pozos en el campo
San Alberto. Lula dice que no quiere “depender” de Bolivia, y por
eso chantajea al gobierno de Morales con tratativas para invertir
en otros países del continente.
Este chantaje, a pesar del carácter limitado e incluso
tramposo de la “nacionalización” del MAS, debe ser rechazado
por la izquierda que se considera revolucionaria en Brasil.
Buscando la renegociación sin
expropiación
Evo Morarles ha dimitido a Solís Rada y entregado la
dirección de la negociación al vice (García Linera) al frente de un
equipo de cuatro ministerios que incluyen al ministro privatizador del
Mutún, Villegas.
El
propio Linera, en una reciente reunión en el Brasil, ha salido a
declarar que la empresa subimperialista Petrobras, “es un socio
estratégico de Bolivia”.
El cambio de dirección evidencia un paso atrás en
las “formas” de la negociación: la gestión anterior buscaba
forzar la renegociación mediante operativos “espectaculares” como
la detención (por unas horas) de funcionarios de las multinacionales
por “defraudación al estado”.
En estos últimos días, después del recambio de dirección,
YPFB ha salido raudamente a negociar lo que sea con tal de
aliviar un poco el panorama político, que viene bastante conflictivo
con lo de la Constituyente y la ola de conflictos reivindicativos que
se está sucediendo.
Ante la presión de que las empresas tienen que “ceder en
algo y ya”, el gobierno salió a reforzar la negociación haciendo
recordar que los 78 contratos que se realizaron antes del decreto de
nacionalización no tienen validez porque no fueron refrendados por el
Congreso Nacional. Es decir, no respetaron el artículo 59 de la
Constitución Política del Estado aún vigente.[1]
Por esto, con el fin de que “se cumplan con los plazos
establecidos”, el gobierno salió a realizar las negociaciones con
las petroleras, ya que faltan menos de 40 días para que se
cumpla el término de los 180 días que había dado para
establecer los nuevos contratos con fecha tope el 1ª de noviembre de
este año.
En
este sentido, las empresas petroleras (Petrobras, Repsol YPFB y Total)
empezaron a pagar las obligaciones que tenían con el Estado por los
campos gasíferos San Antonio y San Alberto. Estos pagos son el 32 %
del valor de la producción: una suma de 161,7 millones de dólares,
que corresponden a los meses adeudados hasta octubre, pagaderos hasta
diciembre.
Este monto iría a parar a YPFB para el “fortalecimiento
de la compañía” y poder tener un poco más de margen de acción
y así poder comprar una parte de las acciones de las empresas.
Hace falta una verdadera expropiación
En este marco, no se prevé ninguna sanción a las
empresas: sólo se les pide que “regularicen su situación
reviendo los contratos”, y lo pasado, pisado. Es decir, el
gobierno sólo quiere que las empresas permanezcan en Bolivia
explotando el petróleo y el gas en mejores condiciones para el Estado
y con más fondos para
afrontar las exigencias de su gobierno. Por eso sigue ratificando
la presencia de Repsol, que se vio implicada en un caso de estafa al
Estado con su controlada Andina. O incluso de Petrobras, que plantea
(como ya hemos señalado) que no invertirá un peso más que lo que
tiene planificado por la supuesta “falta de seguridad jurídica”.
Mientras tanto, Morales vive aclarando, una y mil veces, que “no
se echará ni expropiará a ninguna empresa haga lo que haga”.
En síntesis: la crisis de las ultimas semanas, así como
los regateos con las multinacionales, muestran los enormes límites
de la pseudo-nacionalización. Sin que las empresas hidrocarburíferas
estén en manos del Estado bajo control de los trabajadores sin
indemnización alguna, todo se reduce a la búsqueda de una
renegociación de mejores condiciones contractuales, pero conservando
el poder de chantaje en manos de las empresas.
La parábola de la “nacionalización”
sólo del fluido, que deja la producción en manos de las
multinacionales, se cierra mostrando los límites del “nacionalismo
reformista” del MAS. Se trata de acuerdos que siquiera llegan a
establecer empresas mixtas en los marcos de la puesta en pie de
mecanismos capitalistas de Estado, pareciéndose más a una suerte de
“neoliberalismo regulado”.
Una auténtica nacionalización sólo puede ser llevada a
cabo de la mano de la clase obrera, tomando el control y la
administración directa de todos los medios de explotación,
transporte y comercialización de los hidrocarburos.
Nota:
1. El artículo en cuestión, en su párrafo
quinto, sostiene que el Congreso Nacional debe “autorizar y aprobar
la contratación de empréstitos que comprometan las rentas generales
del Estado, así como los contratos relativos a la explotación de las
riquezas nacionales”.
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