Evo
Morales privatiza el Mutún
Una escandalosa entrega del
hierro a las multinacionales
Por Martín Squatter
Desde El Alto, Bolivia, para Socialismo
o Barbarie, 28/09/06
“En estos primeros meses de gobierno del MAS, la política
minera se ha orientado a mantener la misma lógica rentista de entrega
de los yacimientos, maximizando ingresos por explotación y exportación,
sin industrialización” (El
Observador, www.cedla.org).
El 1º de Mayo, Evo Morales anunciaba con bombos y
platillos la “nacionalización” del gas en Bolivia. La noticia
recorrió el mundo. Sólo cuatro días después, el 5 de Mayo, el
tercer yacimiento de hierro de Latinoamérica era privatizado por este
mismo gobierno. Casi nadie se enteró. Junto con el carácter cada vez
mas visible de “pseudo-nacionalización” de las medidas tomadas
por el gobierno “popular” respecto del gas, la entrega del Mutún
a la hindú Jindal Steel & Power pinta de cuerpo entero el carácter
de la política del gobierno. Se trata de aumentar la participación
estatal en la renta de los recursos naturales, dejándolos, a todos
los efectos prácticos, en manos de las multinacionales: lo que se
llama “nacionalización sin expropiación”. Pero en el caso del
Mutún, lo que se observa es aún peor: se lleva a cabo una lisa y
llana privatización del mineral del hierro en los marcos del Código
Minero neoliberal de Sánchez de Lozada.
Una entrega al viejo estilo
La privatización de este yacimiento ferro-manganoso se
efectuó tras décadas de estar parado. Se enmarca en el Código
Minero de marzo de 1997, en la ley Nº 3.198 de septiembre de 2005 y
en el Decreto Supremo Nº 28.354 de diciembre de 2005.
En estos dos últimos textos, sancionados por el gobierno
de Rodríguez Velzé, ya quedaba establecida la “urgencia de licitar
el proyecto siderúrgico del Mutún por su gran relevancia en el
desarrollo regional y nacional”.
¿Que ha hecho el gobierno de Evo Morales? Lisa y
llanamente ha regalado tal yacimiento a la más grande empresa
siderúrgica del mundo, la hindú Jindal Steel & Power,
mediante el Decreto Supremo 28.705 del 5 de mayo. Esto se da en el
marco de la tremenda suba del precio del hierro en el mercado
internacional: producto de la creciente demanda de China, se ha
triplicado en los últimos 4 años.
Con la licitación del Mutún se confirma la política
minera del gobierno: el continuismo neoliberal, a pesar de su
cotidiano discurso “antineoliberal”. Porque en materia de minería
se da todo lo contrario: la secular repetición del ciclo de
entrega de los recursos naturales del país a la expoliación
imperialista con la remanida argumentación de que el Estado no
posee los fondos ni el material técnico y humano para explotar el
yacimiento de manera independiente.
Entrega, entrega y más entrega
Algunos datos sobre el contrato que se ha firmado: se
trata, otra vez, de contratos de “riesgo compartido” (como los que
firmaba anteriormente YPFB en gas y petróleo y ahora se busca
“revertir”). La dirección del emprendimiento estará por
20 años exclusivamente en manos de la empresa privada. Y
luego, por otros 20 años, será ejercida de manera rotativa entre la
privada y el Estado. Al mismo tiempo, la gerencia, administración
y operación de las plantas industriales del complejo minero-siderúrgico
será responsabilidad también exclusiva de Jindal durante toda
la vigencia del contrato.
“El Observador” (“Boletín Informativo del
Observatorio Boliviano de Industrias Extractivas”, en www.cedla.org)
da cifras sobre la cantidad de toneladas de minerales y los
millones de dólares que se apropiará la multinacional: de los
40.000 millones de toneladas que se supone posee el Mutún, la empresa
tendría de regalo unos 20.000 millones (se licita “sólo” el 50%
del yacimiento), que a 40 dólares la tonelada en el mercado
internacional bordean la fabulosa suma de 800.000 millones de dólares
(en caso de que se comprueben todas estas reservas). De esa cantidad,
se podrían obtener 7.000 millones de toneladas de acero a un precio
de 650 dólares la tonelada. ¡Se trata de cifras siderales!
Como “contrapartida”, el Estado embolsará la miserable
suma de 120 millones de dólares por año. La excusa del MAS: ante el
hecho de que el yacimiento se encuentra hoy paralizado, la concesión
significará, al menos, otro aumento de la recaudación fiscal. Pero
este cínico argumento pretende esconder el carácter escandaloso
de esta enajenación de otro recurso natural estratégico y con
demanda creciente en el mercado mundial.
Otro
dato de importancia para conocer el grado de entrega es el tratamiento
de los minerales “residuales”del yacimiento (son los que se
encuentran en cantidades “menores”). En esto, la concesión a la
Jindal se basa en el artículo 29 del señalado Código Minero, donde
se señala que “todo residuo minero metalúrgico pertenece al
titular de la concesión minera”. La cuestión es que en el caso del
Mutún esto no es nada despreciable, porque entre esos residuos se
encuentran minerales como el manganeso, níquel, cromo y otros.
¿Industrialización?
“Ya no sólo
tenemos recursos e ingresos produciendo y explotando materias primas,
sino también obtendremos ingresos obteniendo hierro y acero; en otras
palabras, empezamos la
industria siderúrgica
y este es un aporte importante al país, al estado y a la región”
(Carlos Villegas, ministro de Hidrocarburos y privatizador del Mutún).
El
gobierno se jacta de que el emprendimiento “generará 2.000 puestos
de trabajo directos y 10.000 indirectos”. Habla de que con este
contrato se “empieza la industrialización de la materia prima”.
Pero, en realidad, esto bordea la estafa, porque si bien la licitación
incluye “el diseño, suministro, construcción, montaje y puesta en
operación de un complejo minero-siderúrgico en el Mutún”, la tan
mentada “industrialización” se reducirá a una ínfima
proporción del mineral extraído.
Según El Observador: “el nivel de industrialización es minúsculo
comparado con las perspectiva de explotación del yacimiento que
tiene la empresa Jindal. La empresa quiere extraer 50 millones de
toneladas de concentrados, mientras que para producir 1,43 millones de
toneladas de acero laminado anual sólo se requieren 2,5 millones de
toneladas de hierro: es decir, se prevé industrializar sólo el 5%
de la materia prima”.
Entrega, entrega y entrega que coincide con el actual
giro a la derecha del gobierno en su trato con Repsol y Petrobras
en materia de gas.
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