Evo Morales es el responsable
“No
queremos muertos, queremos soluciones”
Por
Martín Squatter, desde Huanuni
Socialismo Revolucionario, periódico, Socialismo o Barbarie
Bolivia, 10/10/06
Con
esta exigencia, irrumpieron el martes 10 los mineros de la FSTMB en la
Plaza San Francisco (sede del gobierno) de La Paz. En la movilización,
convocada por la COB, participaron unos 2.000 compañeros, al tiempo
que el MAS pretendió armar una “contramanifestación”, que fue
dispersada con dinamitazos. Los obreros mineros le atribuyeron al
gobierno de Morales la total responsabilidad por los acontecimientos
de los días pasados. Y se juegan, en esta pelea, su derecho a la
existencia como una de las clases obreras con más tradición no sólo
de Latinoamérica, sino del mundo.
El
jueves 5 y viernes 6 de octubre, ocurrió un hecho dramático en el
centro minero de Huanuni (Oruro). Los cooperativistas intentaron copar
la mina de estaño Posokoni para desplazar a los obreros mineros
asalariados dependientes de la COMIBOL (Corporación Minera de
Bolivia). Unos 400 cooperativistas atacaron con dinamitas y fueron
respondidos con la misma “medicina”. El saldo del enfrentamiento:
16 muertos y más de 80 heridos, muchos de ellos por armas de fuego.
Los hechos acontecieron luego de concluida una asamblea de los
cooperativistas, cuya resolución determinó “ocupar la mina”.
Quisieron con esto hacer valer su número: los cooperativistas de la
región alcanzan unos 4.000, mientras que los obreros asalariados son
unos 1.000 (con otros 1.500 que podrían entrar a trabajar próximamente).
Hay
que aclarar que los cooperativistas no son “obreros”: son pequeños
propietarios que trabajan individualmente o de manera familiar un
pedazo de la mina, aunque hay también los enriquecidos que
superexplotan asalariados a su cargo.[1] Estos últimos son los
que dirigen el FENCOMIN (Federación de Cooperativas Mineras, que
agruparía a unos 60.000 en el orden nacional). No utilizan sistemas
de trabajo ni técnicas “racionales”: las ganancias
extraordinarias que obtienen son a costa de la degradación y saqueo
del medio ambiente natural. De esta forma (según denuncia la
FSTMB) agotarían el Posokini (una de las mayores minas de estaño de
Latinoamérica) en escasos tres años, mientras que si es explotada
racionalmente y por el Estado, su vida útil puede alcanzar los 40.
Resistencia
a bala y dinamitas
Los
cooperativistas desde hace años vienen enfrentando a los mineros
asalariados.[2] En operaciones similares a la que les fracasó en
Huanuni desalojaron a obreros de la Comibol de otras minas y regiones.
No casualmente, al llegar al gobierno, Evo Morales (también
representante social de pequeño propietarios, pero en su caso
agrarios) hizo un acuerdo con ellos [3]: les entregó el Ministerio de
Minería (Villarroel), en abierta provocación a los obreros
asalariados. En estas condiciones, lo que aconteció fue la “crónica
de una muerte anunciada”. De ahí la responsabilidad de Morales y
Linera en esta carnicería.
En horas de la mañana del jueves 5, los cooperativistas
arrojaron dinamita en la máquina que provee oxígeno dentro de la
mina para forzar a salir a los trabajadores de sus lugares de trabajo.
A lo largo de todo el 5 y la madrugada del 6 se sucede el intercambio
de dinamitazos. Los comentarios de los jóvenes, mineros y vecinas que
estuvieron en los enfrentamientos dan testimonio de que sólo se
descansaba unos cinco minutos y se seguían arrojando cachorros de
dinamita.
La mayor parte del pueblo de Huanuni y los familiares de
los mineros participaron de lleno en la lucha: vieron en
peligro sus casas y su propia vida. Los cooperativistas, apostados en
la parte alta del cerro Posokoni, arrojaban neumáticos llenos con
ANFO (nitrato de amonio y dinamita), que echaban a rodar hasta la
población de Huanuni. La causa de muchas muertes y heridos fue cuando
explota un almacén de explosivos que los cooperativistas tenían como
puestos de aprovisionamiento.
“Lo que debería
ser una bendición se transformó en una desgracia”
Esto dijo cínicamente
Linera, cuyo gobierno es el responsable directo de lo ocurrido y de
venir sosteniendo una política lisa y llanamente privatizadora y
neoliberal en lo que hace a la minería.[4] Pero ¿por qué “la
bendición se convirtió en tragedia”?
El centro de la cuestión
es que el centro minero de Huanuni (de dominio estatal por parte de la
Comibol) es fuente de la riqueza estannífera más grande de Bolivia,
valuada en más de 4.000 millones de dólares. Como en el caso del
hierro del Mutún, privatizado por Morales, ahora está en pleno
desarrollo gracias a los altos precios, motivados por la gran demanda
de China de este mineral. Por esta razón, las privadas y los
cooperativistas se quieren apoderar de las ricas vetas de estaño que
posee el cerro Posokoni, en el que ya hay cuatro cooperativas
trabajando: Playa Verde, La Salvadora, K´arazapato y Libres,
agrupadas en la Federación de Cooperativas Mineras de Huanuni, con más
de 4.000 socios.
El área que trabajan
los mineros asalariados son desde el nivel –120 metros (que se
comparte con los cooperativistas y es el de mayor conflicto), hasta el
nivel –240, los niveles más ricos en mineral. Los cooperativistas
trabajan del -120 hacia arriba, incluyendo la superficie, pero las
incursiones para robar el mineral llegan a los niveles -200 y más
abajo. La diferencia entre lo que ganan unos y otros es abismal:
un cooperativista puede sacar por día unos 1.500 bolivianos (190 dólares),
cuando un asalariado cobra eso... por un mes de trabajo.
Avanzar en la construcción de un IPT
Queda por verse ahora, después de una aparente
“tregua” tras la renuncia de Villarroel, qué dinámica asume esta
crisis política, la más grave bajo el gobierno del MAS. La combinación
de la crisis en el proceso de pseudo nacionalización del gas, la
Constituyente y las casi dos decenas de muertos con los que ya carga
Morales muestran que la situación política del gobierno se ha ido
deteriorando aceleradamente: la situación del país se está
polarizando y no hay que descartar que más temprano que tarde se
vivan grandes enfrentamientos de clase. Para esto hay que
prepararse.
Frente a la gravedad de
la situación, de una vez por todas, los sectores independientes de la
COB y la FSTMB deben dar un paso adelante: es el momento de avanzar en
la construcción de un Instrumento Político de los Trabajadores (IPT).
Porque ante amplios sectores obreros ha quedado en evidencia el carácter
antiobrero del gobierno masista. Este IPT es imprescindible hoy no sólo
para defender a los compañeros de Huanuni, sino para levantar bien en
alto la lucha por la auténtica nacionalización de todos los medios
de producción y por la industrialización del país.
* Refundar una Comibol que lleve todas las tareas
pendientes.
* Formación de Milicias Obreras para proteger las fuentes
de trabajo y las riquezas que posee el país: la autodefensa es
necesaria para que no nos sigan robando las trasnacionales e imponer
la nacionalización de otras minas en manos del sector privado.
* Fuera las fuerzas de seguridad y el ejército de la mina
de Huanuni.
Notas:
1. Subrayamos esto porque para desprestigiar la justa resistencia
que llevaron adelante los obreros mineros propiamente dichos,
internacionalmente se “vendió” el enfrentamiento como
“fraticida”, entre trabajadores. Desde ya que estamos por el
acuerdo y la alianza de clases entre los obreros mineros y los pequeños
propietarios (la mayoría de los cooperativistas) contra el Estado, el
gobierno capitalista y los empresarios mineros. Pero esto no quiere
decir no tener claridad acerca de la diferencia de clase entre
ambos sectores y el rol reaccionario que, en determinados momentos,
puede cumplir, aún dramáticamente como se ha visto, la forma de
propiedad cooperativa, tan ensalzada por autonomistas y
reformistas de toda laya.
2. Ha habido enfrentamientos similares (aunque no tan luctuosos) en
Colquiri y Viloco.
3.
No casualmente, los
cooperativistas también apoyaron a los gobiernos de Sánchez de
Losada y Carlos Mesa.
4. Ver “Una escandalosa entrega del hierro a las multinacionales”
en SoB 88.
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