Bolivia

 

Polémica acerca de los recientes hechos en Cochabamba

¿Quiénes son los que “capitulan”?

Por José Luis Rojo
Socialismo o Barbarie, periódico, 08/02/07

En su último periódico el PTS (de Argentina) publica un artículo sorprendente. Reproduciéndolo de la página web de su núcleo en Bolivia, se acusa gratuitamente a Socialismo o Barbarie Bolivia de “prepararse para capitular en los momentos decisivos”. Todo por haber respondido de manera inmediata [1] a la elemental obligación de los socialistas revolucionarios de defender incondicionalmente cuando lo que está en juego es el surgimiento de un embrión de poder gubernamental desde abajo, desde la democracia de los trabajadores, originarios y campesinos. Esto es lo que pasó en Cochabamba entre el 16 y 17 de enero pasado con la conformación del efímero “gobierno prefectural revolucionario”.

Los acusadores... acusados

¿En qué marco se dio el surgimiento de este embrión gubernamental? En las condiciones –por todos conocidas– en que no sólo el prefecto reaccionario Manfred Reyes Villa se opuso al surgimiento de este gobierno popular que venía a reemplazarlo revolucionariamente, sino que el propio gobierno de Evo Morales y García Linera se plantó frontalmente contra su reconocimiento afirmando que había que “respetar las autoridades legalmente constituidas”, y postulando la vía institucional de un supuesto “referéndum revocatorio”.

Acto seguido, el propio Morales se apersonó en Cochabamba para desmovilizar las bases cocaleras que habían participado del Cabildo Abierto dejando sin bases de sustentación al emergente gobierno.

Mas allá de que el PTS se ha caracterizado siempre por lanzar ligeras acusaciones al resto del universo, el bumerán que han lanzado les termina golpeando en su propia cabeza. Porque han sido ELLOS los que cometieron una capitulación flagrante. No sólo no fueron capaces de defender esta embrionaria experiencia cuando era necesario. Para colmo, han salido a criticar a diestra y siniestra a los que SI respondimos a esta elemental obligación revolucionaria.

Las palabras y las cosas

Dicen los compañeros respecto del “gobierno revolucionario”: “si bien reflejaba el vacío local de poder y la radicalidad del enfrentamiento, la conformación del ‘gobierno prefectural revolucionario’ en Cochabamba no pasó de un gesto. Su base no eran las organizaciones de masas, sino el Consejo Departamental, una organización del régimen estatal a nivel de la prefectura que asesora y legitima al prefecto (...). Una parte de sus miembros acepto formar ese gobierno bajo presión de la vanguardia que los sitiaba y apenas se liberaron (...) se apuraron a desaparecer de la escena. Conciliadores y obedientes al MAS, no quisieron romper la legalidad. Este intento, de tomar cuerpo, no hubiera constituido un gobierno de los trabajadores y campesinos de Cochabamba en ruptura con la burguesía, sino un fenómeno de conciliación de clases (un abortado frente popular de extrema izquierda) en el marco de las instituciones estatales locales en crisis. Sin embargo, el POR-Masas y otros sectores de la izquierda impulsaron con entusiasmo esa política en vez de plantear una estrategia de autoorganización obrera, campesina y popular (una Coordinadora o Asamblea Popular como órgano de frente único de masas democráticamente organizado)”.

Hasta aquí, las “palabras”, con las que sólo coincidimos en una cosa: el gobierno prefectural revolucionario, de tan efímero, “no pasó de un gesto”. Aunque hay que agregar que hay gestos y gestos: no se trató de un hecho más, sino de uno de potencialidades revolucionarias que era una obligación elemental defender.

Pero lo más grave es su desconocimiento y distorsión de las cosas mismas, es decir, de los hechos. Porque tras su alarde de doctrinarismo absurdo, terminan (ellos sí) en una capitulación ante al gobierno del MAS, frente al cual, insistimos, NO defendieron este gobierno surgido desde abajo.

Efectivamente, el “Consejo Departamental” como tal, es una institución del propio régimen político; eso no es ninguna novedad. Pero este es sólo el costado más formal del fenómeno político que estamos tratando. Detenerse en ese aspecto revela un total cretinismo jurídico o una ceguera sectaria frente a un hecho incontestable, grande como un casa y reflejado por toda la prensa burguesa: que la verdadera base del “gobierno departamental revolucionario” era el Cabildo Abierto [2], del que participaron en esa jornada unos 30.000 a 40.000 campesinos y trabajadores (que para el PTS eran una mera “vanguardia”). Y ese Cabildo Abierto, obviamente, no es una institución del régimen sino un organismo asambleario popular surgido desde abajo.

Fue este Cabildo Abierto el que literalmente obligó (si no, los colgaban; los asambleístas hablaban expresamente de “hacer como con Saddam Hussein”) a los funcionarios del Departamental a destituir a Manfred Reyes Villa (contra su expresa voluntad) y a nombrar un nuevo prefecto, Tiburcio Herrada, conocido activista de la “extrema izquierda” de la ciudad, también contra su voluntad.[3]

Que en esta acción las masas allí reunidas hayan encontrado la vía “formal” de llevarla a cabo por intermedio del Consejo Departamental es totalmente secundario y en nada menoscaba el carácter independiente de este eventual y efímero gobierno que, de haberse puesto en marcha, no tenía ni hubiera podido tener por base la estructura formal del Consejo Departamental sino al Cabildo Abierto mismo, que –insistimos–  a lo largo de toda la crisis contó con una participación de entre 30.000 y 40.000 vecinos, regantes, cocaleros, trabajadores, estudiantes, etc.[4]

El ejemplo de la Comuna

En su formalismo, los compañeros contraponen la experiencia real con supuestas “coordinadoras o asambleas populares” que deberían haber sido. Es decir, contraponen el proceso real que ocurrió entre el 16 y 17 de enero (y que, reiteramos, NO defendieron frente a Reyes Villa y el gobierno de Morales) con fantasías que sólo existieron en sus cabezas.

Con ese esquema, tampoco hubieran defendido la experiencia de la Comuna de París frente al cerco combinado, político y militar, de Versalles y Bismarck.[5] Porque, como es sabido, la propia Comuna no se trataba, formalmente, más que... de la intendencia de París, que había en los hechos cambiado su contenido porque los burgueses habían huido de la ciudad. Incluso, en marzo de 1871 (lo que no dejó de constituir una ingenuidad) los comuneros designaron por voto universal y secreto nuevas autoridades a la Comuna parisina, gastando en esto preciosas energías y tiempo.

La ubicación de Marx no fue, por supuesto, la del PTS. Por el contrario, llamó a esta experiencia “la forma al fin descubierta de la dictadura del proletariado”, aunque ésta, claro, no se limitaba al aspecto “formal” de la representación. Más allá de que Trotsky, años después (en Comunismo y Terrorismo, de 1920; por lo demás, un texto con muchos problemas), introdujo la discusión de que en realidad el gobierno proletario lo había constituido básicamente el Comité Central de la guardia nacional y no la propia Comuna.

En todo caso, el problema es de contenido y no meramente formal. Porque es un hecho grande como una casa que la verdadera base de ese efímero poder popular cochabambino fue el Cabildo Abierto integrado por decenas de miles de campesinos y trabajadores. ¡Y es por eso mismo que el gobierno de Morales corrió a sofocar y liquidar esta experiencia en su embrión!

Experiencia que, más allá de su carácter pasajero, tuvo el valor de mostrar el ejemplo de un desborde por izquierda al gobierno de frente popular y a la propia democracia burguesa, y que el núcleo del PTS en Bolivia no supo defender.


Notas:

1. Cabe aclarar que SOB Bolivia –a pesar de sus modestos recursos–  hizo el esfuerzo de hacerse presente de manera inmediata en cuanto comenzó a desencadenarse la rebelión cochabambina. No todas las demás corrientes del trotskismo boliviano hicieron el mismo esfuerzo, lo que incluye a la LOR-CI, el grupo del PTS en este país, ausente en Cochabamba tanto durante como inmediatamente después de los hechos).

2. Llamar “Cabildos” a estas asambleas populares masivas viene sin duda de la tradición de las instituciones municipales de la América hispánica, una tradición de mucho peso en los países andinos.

3. Los compañeros del PTS dicen que estos funcionarios luego “se dieron a la fuga”. Pero este argumento socava su propia posición: ¡cómo no se iban a fugar si el propio Cabildo ya había amenazado, muy explícitamente, con colgar al propio Manfred y su acólitos como a Saddam Hussein!

4. La experiencia histórica muestra que los organismos de doble poder se dan por creación de las propias masas de maneras concretas por lo general muy alejadas de las ideas o “prefiguraciones” doctrinarias que nos podamos hacer los socialistas revolucionarios acerca de ellos. De paso, agreguemos que no es casual que el gobierno departamental revolucionario se aprestara a funcionar en la Central Obrera Departamental de la ciudad.

5. La Comuna surge en oportunidad de la guerra franco-prusiana (1870). El gobierno burgués de Francia, ante el cerco alemán, abandona París y se traslada a Versalles, antigua sede gubernamental de la monarquía. Los obreros parisinos toman entonces el control de la ciudad. Pero ante este “tercer actor”, los trabajadores, el gobierno de Bismarck literalmente para la guerra en Francia.