Radiografía
de la economía boliviana
Econoticiasbolivia,
mayo 2007
Cae
la deuda, trepan las exportaciones y se consolida el crecimiento de
las principales actividades productivas. Las finanzas lucen lozanas al
igual que la economía del Estado y de las grandes empresas. La economía
popular, en cambio, sigue de capa caída, con desempleo, bajos
ingresos y mucha pobreza
1. Tercer año de crecimiento
Durante
el primer trimestre del 2007, la economía boliviana consolidó por
tercer año consecutivo un crecimiento superior al cuatro por ciento y
registró alentadores indicadores con crecientes exportaciones, menor
deuda externa, mayores inversiones, control de las finanzas públicas,
bajas tasas de inflación y elevadas reservas internacionales.
Este
buen manejo de la macro no alcanza, sin embargo para atenuar, y menos
resolver, los grandes problemas estructurales de una economía que
tiene su lado oscuro en el fuerte déficit en el empleo, la extrema
desigualdad en la distribución del ingreso y los irrelevantes avances
para mejorar la mala calidad de vida de la mayor parte de la población.
Los
datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de
la Unidad de Análisis de Políticas Económicas (Udape) establecen
que la economía nacional creció en un 4,1 por ciento en el 2005, en
4,5 por ciento en el 2006 y en alrededor del 4 por ciento en los
primeros tres meses de este año. Este crecimiento se registra a pesar
del duro embate de los desastres naturales, que afectaron a los
sectores productivos especialmente del agro y jalaron para abajo en un
punto los iniciales pronósticos oficiales.
Indicadores
positivos
Este
crecimiento se sustenta básicamente en el mayor valor de las
exportaciones de gas natural a los mercados de Brasil y Argentina, en
el auge de precios de los minerales y en el mayor dinamismo de la
industria manufacturera, en el transporte, la construcción y las
agroexportaciones.
“Los
datos muestran el buen estado de la economía, basado en un excelente
desempeño simultáneo tanto a nivel del sector real, como del sector
externo, sector fiscal y sector financiero, que no se había obtenido
en un largo periodo de nuestra historia económica”, señala una
evaluación preliminar de la Udape.
Al
primer trimestre del 2007, las exportaciones y las reservas
internacionales han roto todos récords históricos, mientras que la
deuda externa ha caído a niveles no vistos desde la década de los años
70 y las finanzas públicas muestran una saludable recuperación con más
ingresos para el Estado y las regiones.
“Estamos
dando cátedra a los neoliberales sobre cómo se maneja la economía”,
dice el ministro de Hacienda, Luis Arce, reclutado por el presidente
Evo Morales de las filas de los burócratas forjados en la escuela del
Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estos
buenos resultados macroeconómicos están muy lejos de las agoreras
previsiones de los sectores empresariales y de derecha que auguraban
poco menos que un descalabro total con un indígena en el gobierno,
que administró el modelo neoliberal con mayor sapiencia que ellos
durante más de un año.
Fuerte
déficit social y productivo
El
buen manejo de la macroeconomía no alcanza, sin embargo, para superar
los grandes problemas de una economía diminuta, frágil, escasamente
competitiva, poco industrializada, desarticulada y en la que coexisten
pequeños sectores desarrollados y modernos en un mar de atraso tecnológico
y productivo.
Lo
que no cambia, tampoco, es la crítica situación de un tercio de la
población que pasa hambre y otro tercio que apenas tiene lo
suficiente para comer, pero nada más. Según el Ministerio de
Trabajo, el índice de desempleo alcanza a cerca del 10 por ciento de
la población activa en las ciudades, mientras que el subempleo
(fuentes de trabajo precarias con bajísimos salarios) afecta a por lo
menos a la tercera parte de la fuerza laboral activa.
Con
ello, los beneficios del crecimiento económico no llegaron a los
trabajadores ni a la población más pobre, donde se asegura que
siguen tan mal como siempre. “ Se vende más gas y está entrando más
plata, en algunos casos se ha doblado y se ha triplicado. Pero para
nosotros eso es sólo discurso, la plata del gas no ha llegado al
bolsillo de los trabajadores”, aseguró el dirigente de la Central
Obrera , Pedro Montes, que expresa la decepción sindical ante la
ausencia de cambios de fondo en la economía, exigiendo ir más allá
que sólo una buena administración del modelo neoliberal .
Sectores
líderes
En
lo que va del 2007, el crecimiento de la economía nacional marchó de
la mano del sector extractivo con el “boom” de la minería,
especialmente con la producción y exportación de zinc, plata, estaño
y oro, con cotizaciones que casi se duplicaron con relación a la
gestión pasada, y de las crecientes exportaciones de gas a Brasil y
Argentina, valorizadas más con el aumento de los precios pactados
bilateralmente.
Otros
sectores que contribuyeron activamente al crecimiento fueron los de la
industria manufacturera, la agropecuaria, a pesar del impacto negativo
de El Niño, la construcción y el comercio.
Otros
sectores que mostraron alto dinamismo en la primera parte del 2007
fueron los servicios, la producción de electricidad y los servicios
financieros (4.400 millones de dólares en todo el sistema) junto a
las actividades de transporte y comunicaciones.
Indicadores
de coyuntura
El
creciente dinamismo de la economía nacional se refleja también en la
favorable evolución de los denominados indicadores líderes. Este es
el caso, por ejemplo, del aumento en un 3,5 por ciento en el índice
de la cantidad de consumo de energía eléctrica y del alza del 25,9
por ciento en el índice general de transporte, registrados hasta
inicios del primer trimestre del año.
La
positiva evolución en la actividad de la construcción, que se
refleja en un aumento en el consumo de cemento y en la masiva aprobación
de permisos de construcción, es otra muestra de dinamismo. Así, con
relación al 2005, las ventas de cemento aumentaron en casi 15 por
ciento en los dos primeros meses del 2007.
Se
acelera la inversión pública
Con
la distribución directa de recursos a las regiones y la supresión de
trabas para agilizar la contratación de obras y servicios en los
municipios, el Gobierno nacional aceleró en el primer trimestre la
inversión pública, que es uno de los motores fundamentales para
dinamizar la economía.
La
intención oficial es profundizar la tendencia abierta en el 2006,
cuando se llegó a ejecutar un total de 879,5 millones de dólares,
según la información difundida por el ministro de Planificación,
Gabriel Loza.
Balance
oficial
Según
el balance de la Udape , el crecimiento que desde el 2006 registra con
mayor énfasis la economía boliviana sería resultado de una serie de
factores: i) un entorno internacional favorable, que se expresa en
mayores precios de los productos de exportación, en la mejora de los
términos de intercambio y en elevadas remesas desde el exterior, ii)
la aplicación de una política económica que privilegia la
estabilidad y un adecuado manejo de la política monetaria, cambiaria,
fiscal y financiera y, iii) el incremento de los ingresos fiscales
producto del nuevo relacionamiento con las petroleras extranjeras (GTS/La
Época).
2. Auge de materias primas
Las
exportaciones bolivianas avanzan con paso seguro en el 2007 para
volver a romper un récord histórico por encima de los cuatro mil
millones de dólares. Los datos preliminares del primer trimestre del
2007 muestran un crecimiento cercano al siete por ciento, por lo que,
de mantenerse esta tendencia, se llegaría a fin de año con un total
de ventas cercano a los 4.500 millones de dólares.
En
los dos primeros meses del año, el INE ya registró un total de
ventas por 603,2 millones de dólares, cifra mayor en casi 45 millones
de dólares a la presentada en similar periodo del año anterior,
cuando llegaron a 559,4 millones de dólares. El incremento registrado
es de 7,8 por ciento y se genera fundamentalmente en las exportaciones
de minerales.
Hasta
el 2002, y a lo largo de toda su historia, las exportaciones
bolivianas habían oscilado en torno a los mil millones de dólares al
año, por lo que su actual crecimiento significa que los ingresos
generados en esta actividad se han cuadriplicado, en directo beneficio
de los grupos empresariales que manejan esta actividad.
Grandes
debilidades
El
auge en el valor de las exportaciones no ha traído, sin embargo, un
cambio positivo en la estructura exportadora, en sus características
y beneficios: las exportaciones siguen concentradas en pocos productos
(casi todos ellos son materias primas), se destinan a pocos mercados,
benefician a grupos privados muy reducidos y su impacto en la generación
de empleo y bienestar colectivo es muy reducido.
Según
los datos del Viceministerio de Exportaciones, una veintena de grandes
empresas, especialmente petroleras, mineras y agropecuarias, son las
que concentran en sus manos cuatro quintas partes de todo lo que
anualmente se exporta.
Materias
primas
Más
del 90 por ciento de todo lo que vende son materias primas y productos
básicos, agrícolas y extractivos (gas, minerales y soya), mientras
que las manufacturas constituyen apenas el 6,7 por ciento (joyería de
oro y plata y las prendas de vestir).
Otro
rasgo negativo es que el espectacular crecimiento en el valor de las
exportaciones sólo se da en el ámbito de las materias primas (por el
aumento de precio de venta del gas y minerales), mientras que las
manufacturas y productos con cierto valor agregado presentan un
crecimiento casi inercial, tanto en precios como en volumen.
3. la deuda cambia de cara
La
deuda externa, uno de los grandes lastres que arrastró la economía
boliviana a lo largo de toda su historia contemporánea, comenzó a
perder su nefasta influencia a partir del primer trimestre del 2007.
Hasta
el 2006, el peso de la deuda externa equivalía a la mitad de toda la
riqueza generada anualmente por la economía boliviana, y ahora
equivale sólo a una cuarta parte, según explicó el ministro de
Planificación, Gabriel Loza, tras que la Asamblea del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) aprobara en marzo una condonación
de 1.044 millones de dólares a favor del país.
Con
ello, la deuda externa boliviana, que hasta fines de marzo alcanzaba a
3.244 millones de dólares, disminuirá paulatinamente, con lo que la
deuda con los acreedores externos que tiene cada ciudadano (incluidos
los niños) se reducirá a casi 250 dólares. A fines del 2005 la
deuda externa era de 4.942 millones de dólares y la deuda per cápita
de 524 dólares, según los registros del Banco Central y del
Ministerio de Hacienda.
Este
alivio, sin embargo, se ve contrarestado por el enorme y creciente
peso de la deuda interna que se tiene con las Administradoras de
Fondos de Pensiones (AFPs) y otras entidades privadas nacionales. En
junio del 2005, la deuda interna era de 2.000 millones de dólares, a
fines del 2006 de 2.675 millones de dólares y al concluir el primer
trimestre del 2007 ya era de 2.872,9 millones de dólares.
“Lo
que más nos preocupa es la deuda interna, que sigue subiendo (…)
Ahora pesa más la deuda interna que la externa”, dice el director
de la Fundación Jubileo , Juan Carlos Núñez, quien destaca los
perniciosos efectos de este tipo de endeudamiento, cada vez más caro
y peligroso (los intereses son más altos y los plazos para devolver
el capital mucho más cortos).
“Actualmente
se paga por la deuda interna el doble de lo que se paga por la deuda
externa. El 2005 se ha pagado 670 millones de dólares para honrar la
deuda interna, de los cuales casi 80 millones de dólares son para las
AFPs, y por deuda interna se ha pagado 370 millones de dólares. La
deuda interna es muy cara y no puede condonarse porque los acreedores
somos nosotros mismos”, dice.
Por
ello, en promedio, cada boliviano adeuda, otra vez, 500 dólares, la
mitad para cubrir la deuda externa y la otra mitad para la interna.
4. Poco empleo y de mala calidad
El
buen desempeño de la macroeconomía no se ha traducido en un
incremento de los niveles de empleo ni en la mejora en el ingreso y
estándar de vida de la población trabajadora. En la primera parte
del 2007 el desempleo abierto en las ciudades y áreas urbanas alcanzó
a cerca del 10 por ciento de la población activa, según un balance
hecho público por el ministro de Trabajo, Wálter Delgadillo.
Otras
autoridades del área económica no creen que el desempleo abierto sea
tan alto, aunque reconocen que el problema es grave y no de fácil
solución, ya que afecta a por lo menos 250 mil personas que no tienen
una fuente de ingresos ni nada que llevar al hogar.
Al
concluir el primer trimestre, y tras que se evidenciara el drama de
miles de bolivianos que carecen de empleo y emigran por ello a España
y otros países, el ministro Delgadillo anunció el pronto lanzamiento
del Plan "Yo me quedo" que permitiría generar 50.000 nuevos
empleos en el bienio 2007 – 2008.
Las
condiciones y características de estos nuevos empleos no se conocen y
no se sabe con certeza si esta iniciativa replicará los anteriores
planes gubernamentales, en los que se generaron empleos de emergencia,
temporales, precarios y muy mal pagados (500 bolivianos al mes).
Cada
año, según los cálculos de instituciones públicas y privadas, la
economía nacional precisa crear un poco más de 120 mil nuevas
fuentes de trabajo para dar empleo a los jóvenes y adultos que se
incorporan al mercado laboral en busca de ingresos. En los últimos años,
casi todas estas nuevas fuentes de trabajo se han originado en la
economía informal, en el autoempleo, y son muy pocas las abiertas en
la economía formal, en las empresas privadas. Esta tendencia no se ha
modificado en el 2006 y tampoco en el primer trimestre del 2007, por
lo que las necesidades de empleo de la población son crecientes.
Junto
a la desocupación y al ingreso cero, otra mayúscula preocupación en
el ámbito laboral es el subempleo (empleos de bajísima calidad, con
ingresos ínfimos, jornadas laborales de hasta 12 horas, sin seguridad
social ni industrial ni beneficios) que afecta a casi la mitad de la
fuerza laboral en el área urbana.
“Con
el salario mínimo de 500 bolivianos no se puede vivir (…) Sin
exagerar, en nuestro pliego petitorio estamos pidiendo 1.800 como mínimo
nacional y en la canasta familiar para una familia de cinco miembros
de 6.700 bolivianos. Hemos ido por los mercados y eso es lo que cuesta
mantener una familia de cinco miembros”, dice el líder de la COB ,
Pedro Montes que asegura que actualmente “los obreros están ganando
800 bolivianos, 1.000 bolivianos que no alcanza para nada. Nuestros
compañeros jornaleros están con 400, con 500 bolivianos”.
En
este marco, el anuncio gubernamental de incrementar salarios hasta un
tope de 6 por ciento para los sectores del magisterio y salud ha
merecido el rechazo general de los trabajadores. Desde el Ministerio
de Hacienda se ha explicado que este es el límite de lo que puede dar
el Estado. En la COB esta es la prueba de que los beneficios de la
macroeconomía no llegan al pueblo.
5.
SUBE EL COSTO DE VIDA
La
inflación está controlada, pero no deja de subir poco a poco.
Durante el primer trimestre del 2007, el índice de precios al
consumidor aumentó en 2,58 por ciento, lo que reduce el poder
adquisitivo de los ingresos y salarios en esa misma proporción y
afecta con más fuerza a los sectores con pocos recursos.
Según
los datos proporcionados por el INE, la inflación aumentó en 1,43
por ciento en enero, en 0,83 por ciento en febrero y en 0,30 por
ciento en marzo.
Los
productos que subieron de precio e incidieron con más fuerza en el
mayor costo de vida son del rubro alimenticio, como el arroz, azúcar
y queso. También subieron de precio los almuerzos y cenas, según el
reporte oficial.
Desde
el Banco Central se ha explicado que este aumento de precios tiene un
carácter “transitorio” y que es una secuela de los efectos
generados por el fenómeno de El Niño.
En
su Informe de Política Monetaria, el instituto emisor señala que por
los antecedentes disponibles, la meta de inflación para esta gestión
estaría en un rango entre 3 y 5 por ciento. Este nivel de inflación
es uno de los más bajos de la región. La inflación acumulada en los
doce últimos meses en Venezuela fue de 20,4 por ciento, en la
Argentina de 9,6 por ciento y en Bolivia de 7,2 por ciento.
6.
Récord en reservas
Al
concluir el tercer trimestre del 2007, el Banco Central registró un
nuevo récord en las reservas internacionales netas con un registro de
3.532,7 millones de dólares, que refleja la estabilidad financiera
del país y los crecientes ingresos por exportaciones y el alivio a la
deuda externa.
Entre
enero y fines de marzo, las reservas crecieron en más de 300 millones
de dólares, según la más reciente información estadística del
instituto emisor.
"Esta
excepcional situación genera un alto grado de confianza en la
estabilidad del sistema financiero", aseguró el presidente del
Banco, Raúl Garrón, quien destacó el crecimiento de reservas a
partir del superávit fiscal, la balanza comercial favorable, la
estabilidad del sistema financiero, las condonaciones a la deuda
externa del país y el incremento de depósitos en el sistema
financiero.
Para
el gerente de Operaciones Internacionales del Banco, David Espinoza,
las nuevas cifras “reflejan una tendencia creciente que se viene
registrando desde el 2005, pero especialmente desde el pasado año. En
estos dos últimos años (2005 y 2006) hemos dado un gran salto que
significa la estabilidad y la confianza que tiene que tener el public
o a través de un incremento sostenido de las reservas".
7.
Los grandes males nacionales
Anclada
en el último peldaño en la escala del progreso, Bolivia, el país más
pobre de Sudamérica, presenta una economía capitalista atrasada y
donde coexisten precarias y rudimentarias formas de producción junto
a enclaves de modernidad y desarrollo.
Su
economía es diminuta, frágil, con enormes problemas estructurales y
altamente vulnerable a los shocks externos. Es, como hace varios
siglos, exportadora de materias primas, que constantemente se van
desvalorizando.
Altamente
dependiente del financiamiento externo, presenta graves falencias en
infraestructura y dotación de servicios, que agravan su marginalidad
y esterilizan sus posibilidades de desarrollo.
Inmersos
en una economía de libre mercado desde 1985, sus sectores más dinámicos
y modernos están en manos de grandes transnacionales, que
virtualmente han constituido un enclave de progreso y modernidad en
medio de un país que se debate en el atraso tecnológico y
rudimentarias formas de producción.
Y
aunque hay una fuerte presencia del capital extranjero en los sectores
de hidrocarburos, minería y telecomunicaciones, estas actividades
tienen una limitada y muy pobre articulación con el resto de la
economía y un escaso impacto en la generación de empleo y riqueza.
En
cambio, el resto de la economía presenta enormes rezagos, bajísimos
niveles de productividad, escasa competitividad y una marcada
inclinación hacia el mercado interno, que es excesivamente estrecho y
con insuficiente capacidad de compra. Este es el caso de una industria
liviana, una agricultura de subsistencia en el occidente y otra más
moderna en el oriente, creciente peso de los servicios, de la artesanía
y del comercio y la informalidad.
Como
hace siglos, Bolivia cuenta con alarmantes niveles de pobreza y de
explotación laboral, muy mala distribución del ingreso y la
persistencia de una fuerte discriminación social y de género.
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