Reportaje
a Ricardo Antunes (*)
"El
PT concluyó su ciclo como un partido de izquierda"
Por
Mario Hernández (La Maza)
Argenpress, 12/05/04
MH: Se
está conformando el lanzamiento por el nuevo Partido de Izquierda
Socialista y Democrático en Brasil como alternativa al PT oficial. El
26 de marzo se realizó una importante reunión en Porto Alegre,
previamente se realizaron otras en Río de Janeiro, San Pablo, Goiana
y Belem ¿Cuál es tu participación en este movimiento?
RA: En
los últimos meses quedó claro para muchos que el PT concluyó su
ciclo como un partido de izquierda. La política económica de
subordinación al FMI y a la banca internacional, la política con los
transgénicos atendiendo a la presión de la transnacional Monsanto y
ahora la denuncia de corrupción en el núcleo del poder del asesor más
importante de José Dirceu, Waldomiro, que fue filmado cobrando coimas
del juego de azar. En mi opinión todo esto configura que el PT se
transformó en lo que Marx llamaba un partido del orden. Las alianzas
con la derecha son otra expresión de este cambio. Y, por último, la
expulsión de los parlamentarios Luciana Genro, Babá, Joao Fontes y
Heloísa Helena, porque mantuvieron su coherencia, las que fueron sus
posiciones políticas en las últimas dos décadas: defender el carácter
público y social de la salud, de la previsión social, no permitir el
cobro de impuestos a los jubilados, etc., etc. Todo esto configuró
una situación en la que el PT aunque todavía tiene una izquierda
importante en su seno, este sector no tiene ninguna posibilidad de
imponer una política de izquierda dentro del PT.
MH: Hay
una izquierda que continúa en el PT ¿qué relación se da entre este
sector y el movimiento por un nuevo partido de izquierda?
RA: El
PT quebró la izquierda brasileña y ese vacío debe ser cubierto. La
izquierda del PT se encuentra hoy en una situación de turbulencia.
Hay 2 posiciones. Una, es la que sostiene que el PT completó su ciclo
y no tiene ninguna posibilidad de mantenerse como un partido de
izquierda, socialista y, por lo tanto, comienzan a salir del PT. Es el
caso de Paulo Arantes, Chico de Oliveira, un intelectual muy
reconocido, mi caso, a consecuencia de la expulsión de los
parlamentarios. Por otro lado, hay otros agrupamientos de izquierda
que trabajan con 2 posiciones. Una, la idea que todavía se puede
cambiar por dentro al PT. Recientemente, hicieron una importante reunión
pidiendo el cambio de política económica (se refiere al Seminario
Queremos Otro Brasil que se desarrolló en San Pablo, marzo 2004). Por
otro lado, hay un movimiento que dice: 'vamos a salir del PT pero
vamos a esperar que pase este año electoral para disputar con
Articulación los espacios y salir el próximo año con más fuerza'.
Parte de esta izquierda ve con simpatía y empieza a participar de
este movimiento por el nuevo partido. Otros van a tender a quedarse
tratando de cambiar al PT por dentro. Incluso hay otro movimiento
-podríamos decir que son bloques diferentes, ramificaciones-, que
sostiene que es imposible permanecer en el PT pero los tiempos de
salida tienen que ser construidos con tranquilidad para fortalecer
esta perspectiva.
Hay una
situación de descreimiento por parte de los militantes que se
preguntan: ¿qué pasó con este partido? ¿Cómo es posible cambiar
tanto de posición? No se trata que el PT fuera un partido
revolucionario en el pasado, nunca lo fue, el PT era un partido
socialista amplio, con una fuerte tendencia socialdemócrata. Siempre
fue una combinación de socialistas anticapitalistas y fuerzas
socialdemócratas, pero ahora es muy claro que las fuerzas socialistas
pueden quedarse dentro del PT sólo para convalidar las decisiones del
gobierno.
Volviendo
a tu pregunta sobre mi participación en el nuevo movimiento. Pienso
que el PT gobernante quebró a la izquierda brasileña produciendo un
vacío que debe ser llenado. En ese sentido hay presión de las bases
del partido, de los trabajadores públicos, a los que el PT trató
como los enemigos de la nación. No lo hizo con el FMI ni los bancos,
tampoco con las transnacionales o sus capitales, para el PT los
enemigos son los trabajadores públicos. Estos sectores sociales que
están en clara oposición al PT comenzaron a exigir la creación de
un nuevo movimiento político que tenga la forma de un partido. Por
otro lado, los parlamentarios que fueron expulsados son figuras de la
lucha social y acreditan que ésta debe tener una organización política,
radical y anticapitalista. Mi posición junto a otros intelectuales
marxistas es la de apoyar este movimiento, participando en él y
procurando que sea un movimiento radical. La única posibilidad de un
partido o movimiento avanzado en Brasil es tener una propuesta
radical, es decir, no tener ilusiones en relación al capitalismo ni
ninguna de sus variantes neoliberal o socialdemócrata que hoy en
verdad son lo mismo. Lo que eufemísticamente se llama
social-liberalismo es la fusión de los socialdemócratas que se
transformaron en neoliberales. El gobierno del PT es su expresión en
Brasil así como Tony Blair lo es en el escenario europeo. Mi posición
es ayudar a organizar un partido radical, claramente socialista y
anticapitalista, plural, profundamente ligado a las luchas sociales.
No puede ser un partido institucional parlamentario porque entonces no
tendrá futuro y repetirá la tragedia del PT. Tampoco un viejo
partido de vanguardia, marxista-leninista, donde la cúpula decide y
la masa no cuenta. Tiene que ser renovado y radical, profundamente
ligado a las luchas sociales y a las fuerzas sociales del trabajo. A
este proyecto estoy ayudando y participando.
MH: En
la reunión de Porto Alegre que se desarrolló el pasado 26 de marzo
se insistió, diría que excesivamente, en la importancia del nombre
de Heloísa Helena como candidata a las elecciones presidenciales del
2006 ¿no es contradictorio con lo que me estás planteando? ¿Hay
tendencias dentro de este nuevo movimiento que apuntarían hacia una
solución electoral/parlamentaria más que al desarrollo de un partido
de lucha, de organización de los trabajadores? ¿Existe ese peligro?
RA:
Seguramente. Este peligro siempre existe pero no por causa de la
candidatura de Heloísa. El riesgo electoral/institucional es
creciente en todas las organizaciones de izquierda.Nosotros estamos
muy atentos al caso venezolano
MH: Te
lo pregunto porque en el caso de Bolivia asistimos a una situación
similar en relación a Evo Morales. El MAS participa recién hacia el
final en la gran movilización que da por tierra con Sánchez de
Lozada y luego apoya a su Vicepresidente en función de una
perspectiva electoral donde supuestamente el MAS tendría todas las
posibilidades de acceder al gobierno por esa vía.
RA: De
hecho los riesgos de una política con una tendencia más electoral e
institucional existen, pero es muy importante expresar aquí que este
movimiento por un nuevo partido, que lo es también por una nueva
corriente de pensamiento y acción en dirección al socialismo, tiene
claro que una de las principales tragedias del PT fue convertirse en
un partido electoral, parlamentario e institucional. Todos los grupos
y tendencias críticos, desde los más moderados a los más radicales,
tienen claro que esto fue un error.
La
cuestión de Heloísa Helena es diferente. Ella tiene claro que la
vitalidad de este partido no es electoral ni institucional, sino que
existirá en la medida que sea un partido de las luchas sociales. Por
otra parte, ella representa el más importante liderazgo actual de la
izquierda en Brasil. Heloísa se consolidó como una mujer que viene
del pueblo más auténtico, no se dobla, confronta el poder de la
oligarquía en su estado de Alagoas. Para que tengas una idea es el
estado dominado por Collor de Melo. Llega a la condición de senadora
y el gobierno del PT pretende que secunde su política previsional y
ella no acepta. Ese gesto dio al público en general la idea que es
una figura profundamente coherente, corajuda, crítica y radical. Es
natural que muchos que están participando de este nuevo partido digan
que en el 2006 no van a votar a Lula de ninguna manera, pero hay una
historia reciente de la lucha política y electoral en Brasil de los
últimos 20, 30 años, que mostró los límites del llamado voto nulo.
Votar nulo por la presidencia era también limitado. Entonces, es
natural que el nombre de Heloísa Helena sea levantado por su
importancia aunque ella no autoriza usarlo. Es evidente que si este
movimiento gana en densidad popular, se acerca a las luchas sociales y
a las fuerzas sociales del trabajo, hay un claro entendimiento por
parte de muchos participantes que será necesario presentar en las
campañas electorales una propuesta radical que tendría como
corolario la posibilidad de una candidatura de Heloísa Helena. Una
semana antes, en la primera quincena de marzo, participé del acto en
San Pablo con más de 500 personas para lanzar el nuevo partido y allí
no lanzamos ninguna candidatura sino que hablamos de la necesidad de
organizar un partido radical. No es un partido que va a rechazar la
lucha política electoral, en ese sentido no es un partido anarquista,
es un partido que no puede privilegiar la lucha electoral. El ejemplo
de Bolivia es preocupante, pero nosotros estamos muy atentos al caso
de Venezuela.
¿Qué
pasa en Venezuela? Hubo una lucha política con base social que resultó
en la victoria política-electoral de Chávez. La derecha, el
imperialismo norteamericano, las transnacionales y la burguesía
venezolana, se encuentran hace años intentando derrocar a Chávez. ¿Por
qué no cae? Porque hay una presión popular, de los barrios pobres,
de los habitantes de los morros, de la periferia donde vive la población
pobre, que dice: 'Chávez es nuestro representante en el poder'. Esto
demuestra que cuando hay un representante popular en el poder que
tiene una base más radical, este poder puede ser colocado a favor de
cambios que beneficien a la población. Este es el impacto y la
importancia del gobierno de Chávez y esto no pasa para nada en
Brasil. No hay ningún punto del gobierno Lula que tensione a los
capitales a favor del pueblo como hace Chávez, al contrario, Lula es
cada vez más servil, se coloca como una especie de Bonaparte que
quiere ayudar a los capitales y a los pobres al mismo tiempo. De allí
el fracaso enorme de su gobierno que hoy tiene por primera vez, después
de un año, una caída de la popularidad muy evidente que afecta su
programa, sus propuestas y su persona.
MH:
Ratificando la impopularidad que mencionás, el gobierno ha recibido
una suerte de ultimátum de los movimientos sociales del campo en el
sentido que si no inicia inmediatamente la reforma agraria de manera
masiva va a enfrentar una ola de protestas, intensa y sin precedentes.
El MST ha señalado que hay aproximadamente 200.000 familias acampadas
esperando respuesta y, por otro lado, el gobierno anunció que no habría
recursos suficientes para asentar las 115.000 familias a las que se
había comprometido en el corriente año.
RA:
Recordarás lo que te decía hace 5 meses atrás cuando me hiciste la
anterior entrevista de que era necesario comprender los tiempos del
MST, que es un movimiento popular y social enorme que agrupa a un millón
de personas y organiza a aquellos estratos de la población que como
diría Marx no tienen nada que perder, ni la propiedad de la tierra,
ni la condición de trabajadores rurales o urbanos, ya que son
desempleados del campo y de la ciudad. El MST trabajó los últimos años
en apoyo de Lula, por lo tanto, el proceso de desgaste de Lula debería
ser más lento. Sin embargo, ocurrió ahora. ¿Por qué? El MST esperó
15 meses pero la política económica del gobierno de subordinación
al FMI, a favor de los transgénicos, siendo que el MST es el
movimiento social más importante en Brasil y en muchas partes,
articulado con otros movimientos del mundo entero, contrario a los
transgénicos. ¿Qué hizo Lula? Autorizó la producción de transgénicos.
¿Qué hizo con la reforma agraria? Inicialmente había nombrado a
Plinio Arruda Sampaio, un importante intelectual de izquierda de
origen católico, muy radical, muy comprometido con las luchas
populares, para hacer un plan de reforma agraria. Cuando lo entrega prácticamente
no tiene respuesta.
El
gobierno desconsidera este plan de reforma que era importante y
utiliza un plan de asentamientos del Banco Mundial y de los organismos
financieros internacionales que se ocupan de la cuestión agraria. Es
una política de asentamientos totalmente condicionada por la política
económica que destina el mayor volumen de la riqueza brasileña al
pago de la deuda externa e interna, de tal modo que no hay recursos
para la reforma agraria. El gobierno le dice al MST que va a hacer una
reforma agraria, pero lo máximo que hace es abrir la puerta de
algunos recursos para asentamientos. El problema brasileño es muy
complejo. Tenemos una concentración enorme de la tierra, un volumen
de tierras improductivas enorme y el MST es un movimiento que
cuestiona la propiedad de la tierra, pero esperó más de un año y la
política de Lula es igual o peor que la de Fernando Enrique Cardoso.
Por eso, ahora tomó la decisión de invadir las tierras en todas
partes como la única posibilidad de obligar al gobierno a empezar una
reforma agraria que no sea la política de los asentamientos del Banco
Mundial. En mi opinión, es evidente que el MST cambia de un apoyo crítico
al gobierno durante el primer año hacia una crítica social más
profunda en este segundo año y esto crea una situación completamente
nueva porque el gobierno vive su peor momento.
Por otro
lado, la política económica aumenta el desempleo. Los índices
oficiales muestran que las grandes ciudades capitales como San Pablo,
Río, etc., tienen un desempleo del 20%. Para darte una idea en San
Pablo son 2.000.000 de hombres y mujeres sin trabajo. En esta situación
una parte importante de la población que votó a Lula en 2002
comienza a decir que no varió el desempleo ni cambió la política
económica, y otra cosa importante, en el último año cayó el
salario real medio de los trabajadores e inclusive hay un proceso de
reducción del PBI, o sea, la política económica del gobierno Lula
es un fracaso completo.
También
una parte del capital comienza a hacer oposición porque con altos
intereses no puede producir. Es más atractivo invertir en las
finanzas que en la producción. Entonces, una parte del empresariado
comienza a decir que esta política no beneficia a la producción sino
a la especulación. Por otra parte, una parte importante de la población
empieza a percibir que el gobierno de Lula tiene una política económica
muy destructiva, en cierto sentido, igual o peor que la de FHC. Por
eso nosotros decimos que el gobierno Lula es el tercer gobierno
Fernando Henrique Cardoso (FHC 3).
Hay otra
cosa importante. Desde el inicio de febrero se hizo pública la
corrupción de la que hablaba al comienzo, involucrando a un asesor
directo del Ministro de la Casa Civil, José Dirceu, que es el hombre
central del gobierno, la cabeza política y de sus formulaciones prácticas.
Este episodio se convirtió en la muestra de que también en el plano
de la ética, de la corrupción, el PT es lo mismo que el resto de los
partidos. Hace 40 días que la prensa está publicando noticias sobre
pequeños y grandes casos de corrupción. Dirceu había nombrado a
Waldomiro para cuidar la relación del gobierno con el Parlamento, era
el que hacía las negociaciones y se aprovechó con el juego del bingo
y el caso de la Caja Económica Federal que organiza la lotería en
Brasil muestra que Waldomiro intercedió para que ese banco público,
el más importante de Brasil, hiciera un acuerdo ventajoso para la
transnacional GTX. Todo esto está en discusión pero la prensa de la
derecha política partidaria como el PFL, Partido Frente Liberal y el
PSDB de FHC, han encontrado argumentos contra el gobierno del PT que
vive una crisis política muy profunda por la falencia de su política
económica y el descontento que va desde sectores populares hasta
sectores del capital con la excepción del único sector que aplaude
todo. Son los bancos que dicen: 'la política de Lula es acertada y
está haciendo lo correcto'. Es sintomático cuando un gobierno de
izquierda tiene el aplauso de los bancos. La oposición política no
quiere mantener a Lula en el 2006 y ha comenzado a hacer una oposición
profunda para organizar una alternativa de centro-derecha al gobierno
del PT que es del mismo signo político.
MH: ¿Cuál
es la posición del gobierno frente al ALCA? Se ha comenzado a hablar
de un ALCA posible, mejorado, más equitativo. También en Argentina
se ha hablado del Acuerdo de Copacabana entre Lula y Kirchner en el
sentido de un frente para negociar la deuda externa, que también sería
un frente opositor a la política estadounidense del ALCA.
RA: Esta
es una cuestión muy importante. Cuando Lula ganó las elecciones en
2002 era claro que su posición había cambiado. No era más contrario
al ALCA. Proponía discutir con EEUU y los otros países de América
Latina un ALCA más blando, lo que se llamó un ALCA light.
Paralelamente, los movimientos sociales mantuvieron su lucha contra el
ALCA. Pero hay una dificultad adicional. Cuando nosotros organizamos
un plebiscito contra el ALCA hace 2 años atrás, el PT y la CUT lo
apoyaron, se manifestaron contra el ALCA. Hoy el movimiento social
contra el ALCA se mantiene pero el PT en su mayoría no se manifiesta
y la CUT tampoco. Entonces, hay un debilitamiento del movimiento
contra el ALCA. ¿Qué está haciendo el gobierno? A mi juicio, una
política completamente equivocada. Lula perdió la posibilidad con 53
millones de votos en el 2002, con un capital político fuerte, de
liderar un movimiento junto con Venezuela, Argentina y otros países
de América Latina, para decir NO AL ALCA.
¿Cuál
fue la política que eligió? Negociar con EEUU un ALCA positivo para
todos, lo que era una ficción. Hoy el gobierno tiene claro que el
ALCA que pretende EEUU es la anexión, la recolonización de América
Latina pero, por otro lado, no quiere liderar un bloque opositor. Lula
ya ha dicho que jamás fue de izquierda sino que se imagina como un
paladín del orden latinoamericano, ser el líder más importante pero
de un bloque moderado. Imagina que puede conversar con EEUU, tener una
buena relación personal con Bush y negociar en el plano técnico un
ALCA que no sea tan nefasto para América Latina como el molde que
concibió EEUU Esa es la política del PT. No es una posición de
confrontación, tampoco de pura adhesión, es una posición
dialoguista que intenta ver como mantener el ALCA pero más reducido
en su dimensión en relación al proyecto original norteamericano. De
lograrlo podríamos decir que sería una semi-victoria o mejor una
semi-derrota porque Lula no aprovechó la presión popular y el apoyo
de Chávez, tampoco la situación política argentina del último año,
para hacer un movimiento claramente anti-ALCA. Le faltó coraje político.
Hoy, su propuesta política no es de confrontación con EEUU sino de
integrarse del mejor modo posible. Si bien no apoyó la guerra de
Irak, se manifestó en contra de un modo moderado, diciendo que era
una guerra sin significado, sin importancia, no recuerdo exactamente
las palabras. Una guerra es nefasta y lo que es peor, tiene mucho
significado. ¿Cuál es el significado de la guerra de Irak? Primero,
mantener el imperialismo norteamericano, un imperialismo con centro
dominante. Segundo, mantener la idea que EEUU domina el mundo, lo que
István Mészaros llama la fase del imperialismo hegemónico global.
Tercero, la guerra de Irak es la posibilidad de los grupos económicos
norteamericanos vinculados a la industria bélica, al petróleo, de
invertir y ganar mucho dinero en la reconstrucción de Irak. Para
hacerlo, primero era necesario destruirlo. Por lo tanto, la guerra
contra Irak era la expresión de la acción del imperialismo hoy. La
posición de Lula debió ser que era una guerra nefasta, imperialista,
destructiva y pronunciarse claramente en contra de ella.
Esta es
la situación actual de la política exterior del PT. Es como decir
vamos a hacer una política de negociación con EEUU siendo que a este
país no le interesa. La única negociación que le interesa es la
subordinación de América Latina. Vamos a ver en uno o dos años cuál
será la posición de los EEUU cuando se intensifique la pérdida de
la base social del gobierno Lula y los sectores del capital comiencen
a decir que Lula no les interesa. Vamos a ver si el gobierno
norteamericano va a seguir siendo amigo de Lula o va a tratarlo de la
misma manera que siempre trató a los gobiernos latinoamericanos.
También en este punto pienso que la política brasileña es muy
limitada e incapaz de sostener una postura de izquierda.
MH: ¿En
este contexto como analizarías las tratativas del MERCOSUR-Unión
Europea? Se habla de la cercanía de un acuerdo, de un tratado de
libre comercio, incluso algunos analistas han especulado si América
Latina va a permanecer en el área del dólar. ¿Qué alienta estas
especulaciones?
RA:
Si
la postura de Brasil junto con América Latina es intentar una
negociación de un ALCA light, que no sea la anexión pero tampoco la
confrontación, diciendo a los EEUU 'NO AL ALCA', sino una posición
intermedia, 'ALCA sí, pero ...', es importante tener alternativas. ¿Cuáles
son? En el plano interno latinoamericano un MERCOSUR ampliado y en el
plano de la lógica global del sistema del capital tener una relación
con Europa. Pero es evidente para todos nosotros que conocemos al
imperialismo norteamericano que EEUU considera a América Latina como
su patio trasero. Fue así como incentivaron la ola de dictaduras
militares. Justamente se cumple el 40º aniversario de la dictadura
brasileña. ¿Cuál fue su papel? Abrir Brasil a los intereses del
capital internacional, en particular, estadounidense, contra el
proyecto nacional-reformista iniciado por Getulio Vargas y continuado
por Joao Goulart que fue derrotado en 1964. Entonces, la política
norteamericana no es ambigua y diría que una relación directa con la
Unión Europea sin EEUU es pura ficción.
El
MERCOSUR es también una fotografía muy débil de capitalismo
dependiente y subordinado. En la economía mundial globalizada
nuestros países son países capitalistas, subordinados,
lamentablemente dependientes de lo que pasa en el escenario central,
en la tríada. Los EEUU con el NAFTA y ahora el ALCA que quiere
imponer, La Unión Europea con Alemania al frente y los países asiáticos
con Japón, Corea, etc. Al margen está el caso particular de China,
una potencia mundial que se desarrolla intensamente pero que en mi
opinión no es propiamente un país capitalista, tampoco socialista
-una discusión compleja que podemos hacer en algún otro momento-, un
país que intenta estar dentro del marco del capital pero resistiendo
aquí y allá, hasta cuando no se sabe, a una política de tipo
puramente capitalista. Este es el cuadro y es muy difícil imaginar
que Brasil pueda salir del ámbito de los EEUU sin ruptura. Si en
Brasil hubiera un gobierno de izquierda, el desafío sería organizar
un bloque con muchos países importantes del mundo como Venezuela,
Argentina, China, etc., para intentar un bloque claramente crítico al
sistema de dominación de los EEUU pero esto por el momento no existe.
MH: Como
estamos finalizando te dejaría elegir un tema.
RA: Me
gustaría concluir diciendo que gran parte de los años 70 y 80,
particularmente en América Latina, fueron de letargo y sumisión.
Después de la ola de los '60, de las revueltas populares, de las
luchas sociales, vinieron los golpes militares, la dictadura en
Brasil, en Argentina, Chile, Uruguay, etc. En los años 90 hubo un
doble proceso, por un lado, fue el período de desertificación
neoliberal, la precarización del mundo del trabajo en escala brutal,
la privatización de todo lo que era la res publica, el desmonte de lo
que significaron las luchas sociales desde los '30 a los '60. Por otro
lado, hacia finales de los '90 y el inicio del siglo XXI se empieza a
percibir que hay una rebeldía contra el neoliberalismo, por ejemplo,
la victoria de Lula fue una derrota, aunque parcial, del
neoliberalismo, que después no se concretó por todo lo que estuvimos
hablando. La derrota electoral fue evidente aunque luego las fuerzas
neoliberales se hayan recompuesto con Lula. Lo mismo pasó en Ecuador
con Lucio Gutiérrez que fue electo por haber liderado un
levantamiento militar-popular, aunque hoy esté completamente
entregado al neoliberalismo. Chávez es la expresión en Venezuela,
tal vez única, dejando de lado Cuba que representa una situación
particular, ya que fue aislada de América Latina por el imperialismo.
La brava resistencia cubana es heroica y excepcional. Si el gobierno
del PT fuese de izquierda, que no lo es, debería hacer una fuerte política
de apoyo a Venezuela y repatriar a Cuba al mundo latinoamericano,
terminando con el aislamiento que le impuso EEUU.
Si Lula
quiere tener una buena relación con Bush no puede tener una relación
osada y corajuda de apoyo al gobierno de Fidel Castro. Mantiene una
buena relación personal con él pero en los momentos cruciales no
hace una defensa pública, con hechos, a favor de Cuba. ¿Qué pasa
entonces?
La
victoria de Lula, de Gutiérrez, de Chávez y la misma situación política
argentina, podrían señalar en el plano político-electoral que hay
un descontento con el neoliberalismo. Los pueblos latinoamericanos están
ejercitando una manifestación de rebeldía contra el neoliberalismo,
no quieren gobiernos de ese tipo. La caída de popularidad de Lula,
que ha comenzado una clara curva descendente, significa que la población
está diciendo: 'este gobierno está haciendo lo mismo que el
anterior'. Pienso que en el siglo XXI estamos desafiados a pensar que
otro mundo es posible. El Foro Social de Porto Alegre y la India, las
huelgas latinoamericanas, los movimientos de los desempleados, nos
indican que otro mundo es una necesidad imperiosa y debemos pensar
como sería, tal vez agregar otro mundo socialista es posible. Esta es
la consigna del siglo XXI. Tiene que ser un socialismo de nuevo tipo,
generoso, humano, sobre nuevas bases, que se convierta en la
posibilidad para amplios estratos de la población, de las fuerzas
sociales del trabajo, de los precarizados, de los desempleados, lo que
llamo 'la clase que vive del trabajo'. Estos sectores que conforman el
mundo del trabajo tienen que desafiarse a pensar qué otro tipo de
sociedad queremos en el siglo XXI.
En este
sentido creo que el nuevo siglo recupera una consigna que parecía
condenada a desaparecer. Caminamos hacia la intensificación de la
barbarie, ya estamos en la barbarie con índices de desocupación del
20/30 % en Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia, un país en guerra
civil. No hablamos aquí, pero la mitad de Colombia está bajo el
control de organizaciones armadas que no aceptan la injerencia del
imperialismo norteamericano. También en este capítulo los gobiernos
latinoamericanos son muy tímidos. A excepción de Chávez los demás
gobiernos se callan frente a lo que sucede en Colombia. Entonces, como
te decía, estamos desafiados a pensar que el siglo XXI puede ser el
siglo de la humanidad social, para utilizar una expresión de Marx.
Para eso va a ser necesario destruir las fuerzas del mercado, las
fuerzas del capital, esta lógica destructiva que domina el mundo.
Este es nuestro desafío.
(*)
Entrevista realizada el 2-4-04 para El Reloj que se emite por FM
Urbana (88.3) los jueves de 18:00 a 20:00, en Buenos Aires.
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