Una
respuesta necesaria a: Un vendaval oportunista recorre el mundo
Un artículo
que empuja al sectarismo
Por
Pedro Fuentes (*)
Revista Movimento, Brasil, 21/07/04
Enviado por Correspondencia Internacional
El
periódico “Opinión Socialista”, órgano informativo del PSTU, ha
publicado un articulo de Martín Hernández, uno de los principales
dirigentes de ese partido y de su
organización internacional LIT Un vendaval oportunista recorre el
mundo (1) . En el mismo, se afirma que la izquierda reformista y
revolucionaria, toda ella, está ganada por el estado burgués. Se trata de un
movimiento irreversible ya que según el articulo “la izquierda
mediante la democracia burguesa ha sido cooptada al estado capitalista
a partir de los privilegios materiales que este les otorga”.
La lista
incluye a José Genoino, Lula y toda la dirección del PT, numerosas
corrientes trotskystas entre los que se menciona el MST de Argentina
por ejemplo, y por supuesto y muy especialmente al P-Sol.
Quedan liberados de esta caracterización el PSTU y su
corriente internacional, a lo que se suma una vanguardia
independiente, compuesta por una nueva generación de luchadores y un
sector de más experiencia aunque, según el periódico, un poco
cansado. La lógica del artículo es de hierro, por lo que la única
alternativa para que esta vanguardia se haga revolucionaria es la
entrada en el PSTU o su corriente Internacional. Vamos a demostrar la
verdadera lógica de esta visión, o mejor dicho, de este esquema cuyo
objetivo es el de descalificar el nuevo hecho político que ha
significado el surgimiento del P-Sol, como respuesta a la degeneración
absoluta del PT.
No
estamos solos rodeados de contrarrevolucionarios
Para
ello el artículo hace un clásico razonamiento utilizado por
organizaciones que proclaman que “los únicos revolucionarios somos
nosotros”. Se crea una realidad artificial que nada tiene que ver
con los hechos concretos que ocurren para “demostrar” que las demás
corrientes revolucionarias son todas oportunistas, reformistas etc. De
esa manera, desde un escritorio se las pasa al campo de la traición o
de la contrarrevolución, para que todas las corrientes existentes
reformistas o revolucionarias entren en el mismo saco. No se mencionan
diferencias, contradicciones; por ejemplo se ignora la existencia de
corrientes centristas.
Es
algo increíble, ya que desde los revolucionarios rusos se viene
estableciendo la existencia de
corrientes reformistas, revolucionarias y centristas; con sus
distintas variantes, lo que obliga a los marxistas a un análisis
concreto da la situación concreta, para definir a los sectores
centristas que van a la derecha, los que están cristalizados, los que
son progresivos y, concretamente, los que pueden y deben ser ganados
para una política revolucionaria. Siquiera se apunta la necesidad de
unidad de las fuerzas revolucionarias existentes. No, en el texto de
Martín nada de eso existe. En cuatro páginas se tira a la basura
todo el bagaje histórico de la izquierda marxista revolucionaria. Se
justifica así ante los militantes que solo están ellos para hacer la
tarea de la revolución y que de lo que entonces se trata es de ganar
a esa vanguardia para el partido y resolver así el problema de la
dirección revolucionaria.
Esta
posición de los compañeros está vinculada a la caracterización que
su organización sustenta de que se vive una situación revolucionaria
mundial según el análisis aparecido en su revista “Marxismo
Vivo” Nº7. Como parte de esta caracterización mundial los
documentos del último congreso del PSTU afirman que en Brasil se está
caminando para una situación de ese tipo. Y el articulo mencionado
avanza más y ya menciona que en Brasil “de hecho ya se esta
haciendo una revolución”.
Con
esta caracterización se completa el esquema y se refuerza aún más
la idea de la inprescindibilidad absoluta e inmediatista de la
construcción de “su partido” como única orientación posible,
tratando siempre de descalificar aún más cualquier otra corriente o
partido. Pero la pregunta inmediata que surge es; ¿como puede ser que
en una situación mundial revolucionaria solo este el PSTU y su
organización internacional rodeado de un vendaval de oportunistas
contrarrevolucionarios?
En
los finales del 90, en la UIT (Unidad Internacional de los
Trabajadores), también surgió esta pregunta en una discusión
similar sobre las caracterizaciones de situación revolucionaria
mundial. En uno de los aportes sobre la misma, Aníbal Ramos,
dirigente trotskista de Cataluña, infelizmente ya fallecido, con
quien discordábamos en muchas de las conclusiones prácticas, se
esforzó en demostrar como una situación mundial de este tipo con
todas las corrientes traicionando era una irrealidad. “Considerando
el numero reducido de fuerzas que hoy militan en el trotskysmo, mas
consecuente, hay que reconocer que la supuesta “frente
contrarrevolucionaria mundial” no solo engloba a todas las clases
sociales intermediarias, sino también a los partidos del 99.99% del
proletariado mundial. Una situación dramática. Cómo puede darse un
fenómeno tan monstruoso en una situación que ellos mismos llaman de
revolucionaria?. La conclusión de una situación revolucionaria con
una proporción tan abrumadora de fuerza dirigidas por el contrario no
tiene sentido, palabras vacías de realidad.
Se
trata de caracterizaciones alejadas de la realidad actual de la lucha
de clases. Son para consumo interno, para disolver la realidad
presente y entusiasmar a los militantes con las perspectivas futuras.
De esa forma se ocultan las contradicciones, los movimientos reales
progresivos que ocurren en el movimiento de masas y en su vanguardia.
Se descarta, entonces, la orientación estratégica de que el partido
se construye con alianzas y fusiones con otras corrientes y sectores
revolucionarios, inserido en en movimiento de masas y en los procesos
progresivos que ocurren y que nunca se dan puros.
Esa
ha sido siempre la estrategia defendida por la organización
internacional dirigida por Nahuel Moreno de la cual tanto el PSTU como
nosotros hemos sido parte. Un razonamiento opuesto al de que
“estamos solos ante la revolución y el que no quiera aceptar los
moldes nuestros es un obstáculo que hay que destruir”. Esa posición
lleva incluso a tendencias al aparatismo sobre las mismas
organizaciones de masas y los procesos de autoorganización que
ocurren. Y en Brasil, claro está a considerar al P-Sol un enemigo, un
obstáculo para la construcción de su partido y del partido
revolucionario con influencia de masas tan necesario para el futuro de
la revolución socialista brasileña.
Por
lo tanto, se trata de una polémica que no tiene nada de libresca,
sino que es muy importante por sus conclusiones prácticas. En nuestro
continente, si bien existen importantes dificultades que tenemos que
vencer, se ha abierto un espacio para la construcción de alternativas
políticas anticapitalistas radicales donde los revolucionarios tengan
un peso decisivo. En el caso de Brasil y ante el salto degenerativo
del PT, se ha abierto una oportunidad histórica para los
revolucionarios, para construir una alternativa con influencia de
masas. Y ya se ha
iniciada un nuevo proceso como una respuesta a la crisis del PT: el
del reagrupamiento de fuerzas socialistas en el P-Sol, con apoyo en
sectores de masas.
Es
un proceso que también ocurre en otros países y que apunta por
primera vez, luego de una década de crisis de organizaciones
socialistas y de rupturas, a la posibilidad de superación de una
situación de fragmentación y al reagrupamiento de fuerzas
socialistas revolucionarias. No por casualidad se acaba de hacer un
seminario en el cual participaron las corrientes brasileras integradas
al P-Sol, y numerosas organizaciones y partidos latinoamericanos en
una importante mayoría de origen trotskysta de Europa y de los
Estados Unidos, en Porto Alegre.
Una
analogía equivocada
Situación
revolucionaria quiere decir que están las condiciones para la
revolución, o casi todas las condiciones y por lo tanto se producen
revoluciones. Equivale a decir que lo dominante en el mundo son
situaciones donde está en juego la cuestión del poder, que alteran
el signo de la correlación de fuerzas o tienden a marcar cambios
importantes en la misma. Visto desde ahora, uno de los problemas de
esta caracterización comenzaron con una analogía equivocada que
hicimos al inicio del 80 comparando
la situación mundial de esos momentos con la que Lenin definió
en el 15 ya en vísperas de la revolución rusa. La definición de
Lenin que se refería a Europa, se asentaba en el hecho de que había
una guerra interimperialista que dislocaba la dominación imperialista
que era en esa época el centro del mundo. Esto en el marco de la
existencia de una fuerza del proletariado cada vez más desarrollado,
dinámico y en ascenso. El pronostico culmino con la revolución rusa
y la oleada de revoluciones europeas Alemania, Polonia, Hungría
y luego Italia y Austria. Una situación en donde se desarrollaron
fuertes organizaciones de masas revolucionarias, los soviets, y los
partidos comunistas surgidos de las divisiones de la socialdemocracia.
La
lucha de clases difícilmente repite situaciones parecidas por lo que
las analogías siempre se tienen que tomar con cuidado. Podemos
definir que también hubo una situación revolucionaria mundial con la
segunda guerra mundial cuando se abrieron situaciones revolucionarias
en los países ocupados por el nazismo, (Francia, Italia, Grecia), se
produjo la revolución en Yugoslavia y luego con la ocupación del
ejercito rojo en el resto de los países del Este y más tarde la
revolución China. En esa situación mundial se produjo una oleada de
independencia nacional (India, Egipto..) y de regímenes en clara
contradicción con el imperialismo,
en particular en Latinoamérica.
Una
primera aproximación del escenario mundial: una situación de
polarización
No
estamos en una etapa o período que sea similar a alguno de ellos. En
las ultimas dos décadas han sucedido fenómenos mundiales de enorme
importancia, que si bien no son tema de esta articulo, no pueden dejar
de ser citados. Con la llamada ofensiva neoliberal y la globalización
ha ocurrido un salto en la concentración del capital y la riqueza, un
salto en la financierización de la economía, el desmantelamiento de
los servicios estatales públicos, un proceso de semicolonización en
los países periféricos. No se trata de ningún desarrollo de las
fuerzas productivas sino por el contrario vivimos un periodo de
decadencia y crisis de la economía capitalista, con un desempleo crónico
que ha significado cierto debilitamiento de la clase obrera
industrial. En este periodo se dio el derrocamiento de los regímenes
totalitarios del Este y Rusia y posteriormente la restauración
capitalista. Esas movilizaciones de masas terminaron con el aparato
estalinista un fenómeno histórico enormemente progresivo que ha
abierto nuevas posibilidades para la reorganización del movimiento
obrero y los revolucionarios. Sin embargo tuvieron un efecto
contradictorio sobre la conciencia de las masas, ya que dificultó la
idea que la alternativa al capitalismo es el socialismo. Apoyados en
esa situación y en la ofensiva neoliberal hubo un giro a la derecha
de las direcciones reformistas.
A
mediados de los 90 y más definidamente a partir del 97 con la crisis
de los tigres asiáticos, comenzó un cambio importante en la realidad
mundial. Se hizo evidente la crisis estructural de la economía
capitalista y a
desarrollarse una confrontación contra el neoliberalismo que cada vez
más desde entonces se ha ido ampliando. Ese ascenso de la lucha de
clases dio origen al enormemente progresivo movimiento antiglobalización
con sus grandes manifestaciones iniciadas en Seatle y que en Europa y
los EEUU continuó con el importante movimiento contra la guerra de
Irak.
En
nuestro continente, el ascenso de la lucha de clases ha producido
movimientos revolucionarios e incluso revoluciones (de los cuales el
argentinazo, la
insurrección boliviana y la derrota del golpe en Venezuela han sido
las más notables) Sin embargo, que haya situaciones revolucionarias
en países no significa una situación revolucionaria mundial. Ya que
no se ha alterado o no se ha producido un clivaje o una dislocación
en el sistema de dominación imperialista existente, y los países
centrales de Europa, de los EEUU y Japón no son alcanzados por estos
procesos. La crisis económica sin salida, el empantanamiento en el
que se ha metido EEUU en Irak y la crisis política que eso ha creado
en EEUU, son elementos dinámicos de una situación transicional. Pero
lo que actualmente existe es una situación mundial de polarización,
de inestabilidad, donde el imperialismo por un lado logra ciertos
triunfos políticos como es el de la cooptación de direcciones y
organizaciones como el PT en Brasil. También golpea con su feroz
ofensiva económica y mete sus golpes, y si bien estos no aplastan a
las masas no dejan por ellos de ser golpes, como los que reciben las
masas palestinas.
El
imperialismo utiliza la democracia burguesa pero también
el militarismo, las guerras y golpes
El
articulo Vendaval oportunista afirma que el imperialismo, después de
la derrota de Vietnam, no ha podido utilizar las guerras y sostiene su
dominación mediante la democracia burguesa o mediante lo que se llama
la reacción democrática. Indudablemente que la democracia burguesa
ha sido una herramienta usada para canalizar el descontento de las
masas y fue un medio importante para la restauración del capitalismo
en el Este y Rusia, o así en el gigante chino.
Pero
en el afán de explicar la capitulación de toda la izquierda el texto
olvida la política militarista del imperialismo hegemónico. No se
mencionan dos hechos monumentales que están ocurriendo y que todos
los días son título de todos los diarios y noticieros: 1) que hace
solo un año los Estados Unidos emprendieron una feroz guerra de
conquista colonial pasando sobre la ONU, con la oposición de Francia
y Alemania, provocando
incluso una situación nueva en las relaciones inter-imperialistas; 2)
que esa guerra ha originado las mayores manifestaciones antiguerra en
un solo día; y que desde hace dos meses una enorme resistencia del
pueblo irakí que amenaza toda la maquinaria montada por Bush que ha
utilizado una nueva tecnología militar desarrollada en las dos
ultimas décadas para provocar una gran carnicería humana y la
tortura como en Vietnam.
Sharon
es una expresión cabal de la política militarista de Bush con la
sistemática ocupación militar de los territorios palestinos, la
guerra directa contra la población y la matanza selectiva. La población
Palestina resiste heroicamente pero sufre brutales consecuencias de
esta ofensiva, que no es precisamente de la reacción democrática.
También
en nuestro continente existe esta cara de la política de Bush. La
ocupación militar de Haití, el plan Colombia, segundo país en
asistencia militar por los EEUU, el despliegue de bases militares
yankees en el continente, la política de reforzamiento del embargo a
Cuba. Y la sistemática política golpista hacia Venezuela, en donde
si bien fue derrotado su primer intento de golpe, continúa actuando a
favor de la desestabilización política para crear nuevas condiciones
para el golpe o incluso una intervención militar latinoamericana. No
jerarquizar este problema, despreciar la política agresiva y
militarista del imperialismo, termina conduciendo al oportunismo de no
tener como eje la derrota del imperialismo en países como Venezuela.
Así, el ultraizquierdismo en el análisis se transforma en
oportunismo en la política.
No
dar jerarquía para la política militarista del imperialismo es
injustificable cuando esta política
viene gestándose desde la invasión a Panamá, en 1990, las
intervenciones en Bosnia, Kosovo, la primer guerra de Irak. Las
razones de este cambio estratégico de la política yankee han sido
analizados en contribuciones hechas entre otros por Serfati,
Callinicos, Chesnais. Si bien se combinan varios factores se puede
resumir en la necesidad de sostener su hegemonía mundial cada vez mas
cuestionada en medio de una crisis económica estructural por la fase
de decadencia imperialista.
Esto
no nos debe llevar a hacer un análisis unilateral de signo, opuesto
al de Martin, y a pensar que todo es militarismo. La democracia
burguesa, la reacción democrática, sigue siendo un arma utilizada
como medio para la cooptación de las direcciones como han hecho con
Lula en Brasil, o Gutiérrez en Ecuador, con el objetivo de fragmentar
y desmoralizar a los trabajadores. Pero la reacción democrática y la
cooptación de las direcciones oportunistas del movimiento de masas se
combina con la agresión económica y la ofensiva militar, eje de la
política en países como Haití, Venezuela y Cuba.
Las
consignas democráticas burguesas en el período histórico que vivimos
El
artículo que mencionamos reproduce una práctica que ha adoptado el
PSTU y su corriente internacional: delimitar a los revolucionarios de
los reformistas según la política que tengan sobre las consignas
democráticas burguesas. Los compañeros desprecian cualquier planteo
de defensa de libertades democráticas y, según su posición,
levantar en una situación de crisis o ofensiva de las masas la
consiga de Asamblea Constituyente es una traición o capitulación. Así
atacaron a los partidos de izquierda de Argentina que levantaron esta
consigna, con diferentes formulaciones, en el argentinazo de diciembre
del 2001. La cuestión de la democracia burguesa y la utilización que
se hace en este periodo de las consignas democráticas tiene su
importancia. La democracia burguesa es una forma de
dominación del estado burgués, es decir de la clase burguesa
ejercer su dictadura de clase. Nadie
puede discutir que las direcciones reformistas se alimentan de la
participación electoral como su estrategia para tomar el poder y
administrar el estado burgués. Su rol histórico es enfrentar y
desviar las movilizaciones y una de las armas son las elecciones. Pero
esta caracterización o análisis general no puede transformarse en
una política sobre la democracia burguesa. Porque la posición también
clásica (desde la época de Marx) es defender las libertades democráticas
conquistadas, ampliarlas y luchar por conquistarlas donde no las hay,
con la movilización sin hacer de esto una estrategia de defensa del
estado burgués
Esto
es cada vez más actual porque en este nuevo periodo abierto en las
dos ultimas décadas, la democracia burguesa clásica, en el sentido
que cada ciudadano elige con su voto a “sus representantes” esta
deslegitimada. Mismo en los EEUU el gobierno de Bush salió de un
fraude y ha pasado a atacar derechos democráticos históricos.
El
régimen democrático burgués clásico se basa en periodos estables
donde se podían hacer fuertes concesiones al movimiento de masas. En
nuestro continente, los regímenes de la etapa de dominación del
neoliberalismo significaron cambios importantes en los regímenes y en
el estado que conocimos luego de la posguerra. Los partidos
tradicionales fueron ejecutores de la política de privatizaciones
convirtiéndose en las herramientas de los monopolios y
multinacionales. Con esto vino el gran auge de la corrupción que
alcanzó también a las direcciones reformistas convertidas en
administradores de privatizaciones y de fondos de pensión. Para
ejecutar esa política se vieron obligados a gobernar pasando por
encima de las propias tradiciones de la democracia burguesa.
Esto
es lo que también explica que en todas los procesos álgidos de la
lucha de clases de nuestro continente, en el Argentinazo, en la
insurrección boliviana, (y mas aun en la lucha contra el golpe en
Venezuela), hayan sido con un alto contenido de reivindicaciones
democráticas junto con las antiimperialistas. El argentinazo por
ejemplo, colocó al rojo vivo el problema del sistema de representación
política y la discusión democrática de que hacer con el país después
del desmantelamiento neoliberal menemista. De ahí que se haya
colocada la consigna de la Asamblea Constituyente.
No
hay forma que la clase obrera dispute el movimiento de masas sino es
levantando las consignas democráticas -entre ellas la asamblea
constituyente- que son reivindicaciones sentidas por todos los
sectores populares cuando se radicalizan. Y esto es aun más
importante por el relativo debilitamiento de la clase obrera como
consecuencia de los ataques del neoliberalismo; sin las consignas democráticas es imposible
hacer el necesario bloque
o alianza antiimperialista, democrática y revolucionario con las
otras clases explotadas. Estas consignas son parte esencial de un
sistema de ruptura con el capitalismo porque no hay formas de ampliar
la democracia burguesa si no es mediante una fuerte movilización que
choque con las actuales instituciones burguesas y por eso son medidas
que se convierten en transicionales tal como defiende el programa del
P-Sol.
En
Brasil ya asistimos al fracaso de la política de “democracia
radical”. Su experiencia más avanzada ha sido en Porto Alegre. La
corriente Democracia Socialista del PT, que gobierna este municipio,
sostiene que se puede democratizar sustancialmente la gestión del
estado burgués, comenzando por la gestión de los municipios con el
presupuesto participativo. Pero el resultado fue que el porcentaje que
los habitantes de Porto Alegre podían discutir y gestionar no pasó
del 5%, convirtiéndose de esa manera en una discusión de pequeñas
minucias cuando la mayoría del mismo sigue las mismas normas dictadas
por el gobierno nacional. Así ocurrió ahora en esta ciudad con la
retención del 11% a los jubilados siguiendo las normas aprobadas por
la reforma de la previdencia nacional del gobierno de Lula. Entonces,
la defensa de la radicalización de banderas democráticas solo pueden
ser verdaderamente defendidas combinándolas con banderas anti-capitalistas.
El
P-Sol, y la construcción del partido revolucionario en el Brasil
Como
decíamos, el eje y núcleo fundamental de este articulo con el que
polemizamos es descalificar el P-Sol. Y el recurso es hacer una
amalgama entre reformistas y revolucionarios. Prácticamente Genoino,
Mercadante, etc. son iguales a Heloisa Helena, Luciana Genro, Baba o
Joao Fontes. La única diferencia es que estos son oposición al
gobierno pero... oposición burguesa dentro del régimen,...
“el P-Sol ha surgido para hacer oposición parlamentaria y
electoral”. Una afirmación que ya no solo deforma la realidad sino
que es una mentira absurda y calumniosa. El programa del P-Sol es
claro sobre el carácter de las elecciones en el sistema capitalista,
sobre el papel decisivo de la movilización sobre el gobierno de los
trabajadores en base a la ruptura con el estado burgués.
Lo
importante es que este programa no sale solo de la cabeza de una u
otra persona sino que es la expresión de un proceso nuevo que ha
ocurrido en el Brasil.
El
giro de Lula significó un terremoto político que provocó la ruptura
de sectores con el PT, que abrió las puertas para que la vanguardia y
también sectores de masas se reformulen y repiensen el tipo de
partido el tipo de programa, el régimen del partido. Estamos ante un
proceso nuevo de radicalización de un sector de masas y de superación
de lo que fue el PT. Un terremoto no puede dejar de producir
movimientos de intelectuales, de direcciones, de personalidades, de
corrientes y de sectores de corrientes. Un terremoto facilita trazar
la divisoria de aguas para la política revolucionaria y expresarla de
manera más simple para las amplias masas, para construir así una
alternativa anticapitalista revolucionaria que tenga influencia de
masas.
Por
eso el P-Sol es una expresión del reagrupamiento de corrientes
revolucionarias de fuera y dentro del PT. De intelectuales y
personalidades políticas; de numerosos militantes que hacían parte
del PT que salieron a defender las banderas socialistas ante la
degeneración final del PT, de un sector de masas que se radicalizó y
avanzo políticamente en la lucha contra la previdencia y que se amplía
día a día en la medida que el gobierno cumple con la burguesía y da
un salario mínimo de 260 reales.
De
mas esta decir que el P-Sol se hizo fuerte y sus diputados emergieron
gracias a que estuvieron en el principal lugar que había que estar
para ayudar a esa radicalización; en las movilizaciones, en la huelga
de los servidores públicos, de la P M. etc. etc. La pretendida
delimitación entre el PSTU como revolucionario y todos los otros como
reformistas asimilados a la democracia burguesa no solo está fuera de
la realidad sino que es un recurso defensivo, de escritorio, para
sostener su partido que ha quedado por exclusiva responsabilidad de su
dirección, fuera de este proceso.
Dejando
de lado algunos bajos recursos utilizados por la dirección del PSTU,
hay si una verdadera e importante discusión con el PSTU sobre como
encarar la construcción de una partido revolucionario con influencia
de masas en esta etapa que vive el país ante la nueva situación que
no revolucionaria pero que nos ha abierto la posibilidad de la disputa
política de sectores de masas.
Cuando
se iniciaron las discusiones el mismo PSTU reconoció que este nuevo
proceso no se podía hacer desde su partido sino que había que
encarar la construcción de uno nuevo. Pero para hacer esto era
necesario una política amplia de reagrupamiento de fuerzas
socialistas, de apertura hacia la vanguardia y sectores de masas que
si bien ya han roto con el gobierno
traen una conciencia todavía reformista aunque muy progresiva
no solo porque choca con la política del gobierno, sino porque es dinámica,
porque sus aspiraciones se demuestra que no se pueden resolver en los
marcos del sistema capitalista. Esta combinación de factores es lo
que da un carácter transicional, no acabado al partido que se ha
formado. Los partidos no se construyen con recetas prontas, formulas
de escritorio, sin vida, sin dinámica, sin conflictos, y sin
aprendizajes. Son construcciones vivas, al calor de la lucha de
clases. Apostar e incidir sobre la dinámica que hay en ella como ha
sido la tradición histórica de la corriente de la cual nosotros y el
PSTU provenimos es un deber evidente.
Es
tiempo de cambiar
Lamentablemente
el PSTU se alejó de este proceso cuando las condiciones para
concretarlo se alcanzaron. Fue por una profunda lógica política
vinculada a su idea que “el partido ya está construido y solo se
trataba de sumar a los radicales al mismo”. Lógica política que
solo se puede justificar en artículos como “el Vendaval”, lógica
política que lleva al sectarismo. En medio de una realidad tan rica en la que todos estamos
aprendiendo hay condiciones para cambiar y evitar una política
sectaria. Nosotros queremos que eso ocurra, para que de esa manera se
sumen sus fuerzas a la construcción de una alternativa
anticapitalista revolucionaria. La del PSTU sería sin lugar a dudas
una importante contribución.
Por
eso estamos polemizando. También para que se superen prácticas políticas
que hay que dejar de lado y poder enfrentar con mayores fuerzas la
nueva situación. Seria bueno comenzar por dejar de lado los epítetos,
intentar políticas comunes para fortalecer los organismos de la
clase, de la juventud y en ese marco llevar las discusiones
fraternales. Por supuesto eso exige un cambio. Hay que reconocer que
no se puede hacer una nueva herramienta política sin el respeto a
todos las corrientes y sectores, sin el derecho a la expresión de sus
ideas y por tanto el derecho a las tendencias.
(*)
Dirigente del MES (Movimento Esquerda Socialista-MES) y militante del
P-SOL. Miembro del Consejo Editorial de la revista Movimento.
1)
Opción Socialista Nº 175, 26 de mayo a 1º de junio 2004. Ver sitio
web del PSTU: www.pstu.org.br/
Nota
de Correspondencia de Prensa: recientemente, el PSTU prohibió a sus
militantes firmar en la campaña por la legalización del P-SOL.
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