Viejas deudas que se
arrastran, nuevos y futuros desafíos políticos…
Notas sobre una
cierta izquierda radical
Por Charles–André
Udry (*)
Correspondencia de Prensa , 16/03/05
Traducción de Aldo
Andrés Romero
1. Cuando en
la “arena” de esta reunión del Comité Internacional de la IV
Internacional (antes SU, Secretariado Unificado, hoy CI, Comité
Internacional) se hable de Brasil, me parece que se debe evitar un sueño
tranquilizador: la IV Internacional tendría una nueva fuerza que
crecerá en Brasil: el P–SOL (Partido
Socialismo y Libertad)
Esto no sería más
que un sueño. Por un lado, porque los hechos no son así: el P–SOL
no es una sección de la IV Internacional; y por suerte ese partido en
formación no es miembro de ninguno de los actuales reagrupamientos
“internacionales”, porque eso no representaría un real proceso
político organizativo desarrollado en Brasil. Por otra parte, las
dificultades con las que realmente se enfrenta y se enfrentará el
P–SOL, así como el conjunto de la izquierda radical en el Brasil,
son enormes. Este país de 180 millones de habitantes, sacudido por
los ocho años de políticas neoliberales de F.H. Cardoso y por los
dos de Lula –que incrementan la dimensión de las contrarreformas–
es un país distinto. La derrota política infligida por el PT y
quienes avalan su política tiene, por supuesto, raíces en el período
de Cardoso. Sin embargo, la orientación de Lula a través de una
sucesión de breves etapas antes y después de las elecciones tiene un
gran papel, no sólo en términos de decepción organizada de
trabajadores y campesinos pobres, de la desilusión de un sector de la
intelligentsia –y no discutiremos acá las raíces sociológicas de
la desilusión, que no es solo ideal–, sino también en términos de
relanzamiento del social–liberalismo que beneficia al capital
financiero internacional.
Estamos ante una
configuración en la que se articulan tres elementos. En primer lugar,
la presentación engañosa, desde el punto de vista de los explotados,
de un “bloque regional
progresista” Kirchner–Lula–Tabaré Vázquez y
posiblemente mañana Morales en Bolivia. El segundo, una militarización
rampante, de la que el Plan Colombia representa la punta del iceberg y
los ataques imperialistas contra la Venezuela de Chávez la línea de
flotación del iceberg. Tal vez el termino militarización parezca
exagerado: lo utilizamos para subrayar, por una parte, la total
continuidad de las instituciones militar–policíacas y represivas,
en Brasil entre otros, y por otra parte, las iniciativas exploratorias
que se ven aparecer en Argentina, en Perú, en Bolivia y últimamente
en Brasil. Lo que debería dar un especial relieve a las
reivindicaciones democráticas ligadas a las necesidades y derechos de
los asalariados y sus aliados. El tercero, un considerable retroceso
en relación con diversas esperanzas, engañosas y desengañadas, de
la izquierda clasista y la urgencia de la reorganización–recomposición
de una izquierda anticapitalista y socialista que tenga en cuenta este
hecho: el tejido social brasileño y latinoamericano ya no tiene nada
que ver con los años de la creación del PT y de las organizaciones
que “acompañaron” su nacimiento (o inversamente). Este es
el continente en el que organizaciones pequeñas –aunque su
audiencia mediática pueda ser más o menos grande– deben prever su
intervención social y política.
1.1. En
febrero 2003, el XVº
Congreso Mundial de la IV Internacional con muy pocas
excepciones (entre ellas la de Joao Machado,
desgraciadamente, el espanto le impidió
decir al conjunto del Congreso lo que realmente pensaba)
terminó avalando la
participación en el gobierno Lula de un miembro de la Democracia
Socialista (DS): Miguel Rossetto, ministro de Desarrollo
Agrario (ex dirigente sindical de los químicos). Una
participación, pues, en un ministerio estratégico: el de la Reforma
Agraria, donde se plantean simultáneamente la cuestión de la
concentración de la propiedad (en este caso agraria, pero de todas
maneras relacionada con las demás concentraciones de la propiedad y
por tanto del poder) y la cuestión de la movilización de capas que
se cuentan entre las mas desheredadas de la sociedad brasileña. Este
ministro emblemático de la “izquierda del PT” y de la DS, sección
de la IV Internacional–SI,
ocupó su sillón en un gobierno burgués. Este sillón le fue
atribuido en parte para neutralizar a la izquierda, y hasta el mismo
movimiento campesino pensó en poder utilizar a ese ministro: el hecho
de que dirigentes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin
Tierra (MST) hayan respaldado a Rossetto fue utilizado como una
justificación de su cooptación al gobierno. Durante el Congreso
Mundial una frase resonaba a orillas del mar belga (mar del Norte, un
Norte que la gran mayoría de la IV Internacional había perdido):
“la victoria del PT es (también) nuestra”.
Este debate, en
febrero–marzo del 2005, no puede ahorrarse esta visión
retrospectiva. La principal sección de la IV Internacional en América
Latina participó y participa en un gobierno burgués, aliado–junior
del imperialismo (ocupación de
Haití, política económica, relaciones con los grupos
transnacionales imperialistas, organización de un espacio económico
para la inversión imperialista, reforma neoliberal del Estado, etc.).
En la IV Internacional en su gran mayoría reinó hasta hace muy poco
el silencio, acompañado por operaciones de salvataje –con una
canoa– del pequeño Titanic que se hundía. Es verdad que ahora
todos dicen: “yo tenia dudas...”. Por definición, como decía
Descartes y mas modestamente Ernest Mandel desde su lugar:
“hay que dudar de todo”. Pero esto no constituye una línea política,
sobre todo a posteriori
Y algunos querrían
hacer creer que sólo era un sueño... hasta que fue enviada a la DS,
en ocasión del FSM de 2005, una carta firmada por Daniel Bensaid,
Francisco Louça y Michael Lowy.
Bueno, es mejor que nada. Pero aún así: ¿es posible decir que “el
FSM ofrece la ocasión de hacer el balance del gobierno Lula”,
cuando la prensa financiera internacional –para hablar sólo de
ella– alababa a este gobierno desde el inicio de su mandato en el
2003? Cuando se sale de
una pesadilla, es preferible saber que fue una pesadilla, para no
chocar de nuevo con una realidad que “nos”escaparía todavía más,
a nivel analítico y político. Una realidad que, ante semejante
olvido, inconciencia o cobarde duplicidad política, “nos”
castigará una segunda vez.
2. No hace
falta ser un especialista en el efecto mariposa ni en sofisticados
modelos económicos –sin gran valor predictivo, incluso en términos
de grandes tendencias– para comprender dos elementos claves:
1º) El primero, es
que desde junio de 2002, todos los candidatos presidenciales (excepto
Zé Maria, del
Partido Socialista de los Trabajadores–Unificado, PSTU)
habían firmado un acuerdo con el FMI. Les pusieron las esposas en las
muñecas. Lula distribuyó las esposas entre sus coequipers y entregó
las llaves de las mismas al gran capital internacional (Meirelles, del
Banco Central, entre otros), a sus instituciones (FMI, OMC, etc.) y al
gran capital exportador (especialmente el agrobussines pero
también otros sectores del capitalismo brasileño). El Vice–presidente
José Alencar durante algún tiempo defendió al sector textil. Pero
está actualmente perdiendo posiciones dominantes en un holding
decisivo, ¡y su designación en el Ministerio de Defensa le asegurará
el suministro de vestimenta al ejército sin tener que enfrentar la
competencia del nuevo amigo chino! Por eso, desde hace algunos meses
se calla. Ya no insiste más con medidas de “desarrollo” del
mercado interior.
2º) A partir de 1994
el PT experimentó una acelerada mutación. El centro de gravedad
programático–directivo pasó al círculo del Instituto de Ciudadanía.
Y hay que valorar la fuerte dinámica sociológica que trabajaba al PT:
la creciente institucionalización con “la cultura de gobierno”
que se difundió entre todos los cuadros del PT. Y la DS, cuyo centro
de gravedad estaba en Río Grande, no escapó a ese proceso. Tanto más
que la DS (y esto fue motivo de muchos debates: incluso Ernest Mandel,
en su momento, alertó contra esta evolución) no construyó jamás
una tendencia verdaderamente bien organizada. Se mantuvo como una red
de militantes, cuyo anclaje institucional aseguraba cada vez más su
estabilidad como “corriente de ideas y posiciones”.
Ciertamente, esta
descripción es un poco unilateral. Pero se corresponde con la
realidad aritmética. Basta hacer las cuentas entre los que defienden
y aprovechan el gobierno de Lula en el seno de la DS gubernamental;
los que critican al gobierno pero se quedan en el nido del PT; y
finalmente aquellos y aquellas (con Heloísa Helena en primer lugar)
que se pusieron a construir una alternativa, con el apoyo de algunos
militantes de la DS y van a sumarse al P–SOL. Sólo cabe esperar que
su número sea el mayor posible, si esta definición implica no
solamente una ruptura con la política de la DS gubernamental, sino
una especie de “reconversión” hacia la construcción de una nueva
organización, en el sentido de una organización que esté “en
armonía” con la rebelión, que por ahora es verdaderamente
molecular (con algunas excepciones importantes), de las masas
oprimidas y explotadas que pagan el precio elevado de la mundialización
del capital, con toda su brutalidad, y también de la política
neoliberal del gobierno Lula.
Es verdad que entre
el análisis de los factores de evolución del PT y la elección del
momento de una ruptura con el PT no hay simultaneidad. Pero el juicio
debe y debió ser claro. Y pudo serlo.
Además, las analogías
entre la evolución del PT y la de la socialdemocracia alemana no son
pertinentes, reflejan una sobredosis de historia de un
“trotskismo” que no responde a las exigencias de pensamiento crítico
y por tanto creativo que es propio del marxismo. En efecto, el SPD
anterior a 1914 era una organización que contaba más de dos millones
de miembros y simpatizantes organizados (sin contar el conjunto de
estructuras del tipo de cooperativas, sociedades deportivas, lectores
de más de 50 diarios, etc.). Dos millones en un país de 60 millones
de habitantes, hacia 1910. Un país que en 1907 tenia la siguiente
estructura social, según la distribución de la población activa:
34% agricultura, 40% artesanado e industria y 26% servicios
(incluyendo las instituciones estatales). Según categorías
socio–profesionales, de acuerdo a la denominación de entonces, se
tenía: 51% de obreros (en porcentaje sobre la población alemana),
14% de empleados, incluyendo funcionarios, 8% domésticos y empleados
en granjas, 27% independientes. Todo eso no tiene nada que ver, ni con
el Brasil de hoy, ni con un PT cuyos miembros pueden afiliarse por
Internet y cuenta con unos 100.000 miembros “mas o menos activos”
sobre 180 millones de habitantes.
Estamos pues en otro
contexto, en otra formación social de la “periferia”. Este es un
tema sobre el cual habrá que volver. Sin embargo, algo salta a la
vista: un tipo de organización
política como el PT puede ser fácilmente cooptada por las instituciones estatales y
para–estatales, particularmente cuando estas últimas disponen de
toda la fuerza y toda la tradición de la “fisiología brasileña”.
El PT tenía ya muchos de esos rasgos. Y mientras más evolucionó,
mas se asimiló a las líneas de fuerza que estructuran la “política
desde arriba”, la única política oficial en Brasil, la que está
divorciada del “mundo de abajo”, la que se encuentra en la Folha
de Sao Paulo, la que se interesa sobre todo en los distintos
movimientos de diputados y en los diversos negocios –en el estricto
sentido del término– que están en curso en los parlamentos y los
restaurantes que los rodean. Así, es el análisis de este proceso
específico el que debe atraer la atención y no las seudo analogías
con el SPD de antes del 1914 que sólo sirven para hacer algunas citas
de los clásicos para destacar una cultura que, como las confituras,
se exhibe mas cuando es poca.
Todo esto tiene una
implicación política inmediata: ciertamente, es necesario fortalecer
al P–SOL –más concretamente, a la construcción a mediano plazo
de una organización socialista–revolucionaria que pueda articular
un bloque social (ver más adelante) importante–, con actuales
miembros del PT, con sectores de la izquierda de la Central Unica de
los Trabajadores (CUT), con elementos de la intelligentsia que
manifiesten lealtad política y moral hacia los asalariados y todos
los explotados y oprimidos, con elementos que en el MST saquen el
balance de los impasses de una gestión demasiado diplomática de las
relaciones con el gobierno (sin dejar de comprender las dificultades
en que éste último, y en particular Miguel Rossetto, hundieron a los
sin tierra que esperan, sin recursos, la ocupación virtual de tierras
no disponibles y tienen necesidad de las pobres raciones alimenticias
financiadas por el gobierno), etc.
Pero es preciso también
tener conciencia de que el PT de hoy ya no es el de los años 1990, y
que cuatro “generaciones políticas” lo contaminaron: 1º la que
se integró con armas y bagajes en la institución estatal y
parlamentaria, 2º la que se precipitó hacia el PT, incluso por
Internet, después de las presidenciales del 2000, 3º la que se unió
en el momento de las municipales del 2004, y 4º la que se prepara
(haciendo tal vez un cálculo equivocado) para las futuras elecciones
del 2006 (presidenciales, federales, y estaduales), que pueden ofrecer
nuevas oportunidades a los recién llegados que leyeron el evangelio:
“Los últimos serán los primeros”.
Entonces, la atención
del P–SOL y de la izquierda radical no debe dirigirse
prioritariamente, hacia la izquierda del PT, aunque en la actual fase
constituya un elemento importante de una orientación. Porque para que
l@s militantes con raíces sociales efectivas vayan al P–SOL, es
preciso que éste sea atractivo en términos de elaboración política,
de debates, de iniciativas prácticas. Es preciso que sobrepase el
estatus de mas o menos una confederación de fracciones con toda una
historia anterior, en gran medida del movimiento trotskista. La
realización de un congreso en el otoño de 2005 es una piedra de
toque para impulsar su mutación en partido en construcción.
Desde ahora, las
preocupaciones deben dirigirse hacia los “movimientos sociales”,
hacia las luchas aunque su amplitud sea aún limitada, para comprender
los nuevos rasgos que puedan desprenderse, hacia los sectores críticos
del MST, etc. Para esto es necesario poner en marcha una política en
positivo, en término de iniciativas y programa de urgencia, y no una
política de denuncia de todos los “traidores” que pueblan la
tierra brasileña y la Tierra toda, ni una política de autoafirmación
político–organizativa.
3. En las
secciones europeas de la IV Internacional hay un conocimiento muy
superficial de la realidad brasileña, y más precisamente de la
sociedad brasileña. Sin caricaturizar demasiado, algo como lo
siguiente: “Brasil es una democracia mas o menos como Portugal o
España, pero con muchas más injusticias sociales”. Esto es 100%
falso. Es una formación social dominada, marcada todavía, por su
historia colonial y esclavista. Es una sociedad donde la violencia es
dominante, se ejerce sin restricción y se enlaza con las exigencias
imperialistas en mas de una ocasión (se ve en el marco del
relanzamiento del Plan Amazonia, inaugurado en épocas del dictador
Medici, plan que está la institución militar no cambió después de
la dictadura y casi toda la izquierda se calla. También hay que tomar
en cuenta la “modernización” de Brasil, por ejemplo el hecho de
que la productividad de la parcialmente relacionado con el Plan
Colombia de los Estados Unidos). Es una formación en la que, como
dice Janio de Freitas (Folha de Sao Paulo, 22–2–05) “La
favelización es ininterrumpida, filas de miseria llenan los pasillos
de los hospitales y puestos de salud, y millones de niños son
maltratados...”.
Podría agregarse que
la policía militar mata a esos chicos y la izquierda se calla. Podría
agregarse que General Motors en Río Grande do Sul es de 100
autos/hombre por año, en relación a una media mundial que oscila
entre 60 y 80 autos/hombre (ver Gazeta Mercantil,
26–1–05). También hay que tener en cuenta el extraordinario
desarrollo del crédito personal (pasó de 418 millones mensuales de
reales en diciembre de 2003 a 474 millones en diciembre de 2004) que
representa, a pesar de tasas usurarias que llegan al 26% anual, la
creación de un mercado de consumo a crédito, respondiendo a las
capas que surgieron con el marcado proceso de desarrollo desigual y
combinado de la formación brasileña, cuya bipolarización social no
podrá ser amortizada durante mucho tiempo por medio del crédito.
Cualquier convulsión coyuntural y de los mercados financieros
desequilibraría esta creación artificial de demanda.
Por el contrario, la
izquierda brasileña, como ya se dijo, habla mucho sobre los
movimientos que se desarrollan en el seno de los partidos, y sobre las
posiciones que toma tal o cual diputado. En gran medida es presa de la
falsa ventana informativa politiquera que dan la prensa y la TV. El
gobierno Lula salvó la red O Globo de la quiebra y esta lanzó una
campaña cotidiana a favor del gobierno Lula. Algunos ingenuos
turistas de izquierda europeos se asombran por la audiencia del
gobierno de Lula. También se hubieran asombrado por la audiencia de
Cardoso, cuyo marxismo era como mínimo tan sofisticado como el de
algunos consejeros ex trotskistas de Lula, reventados hoy con una
cadena de banquetes. Todo esto pasa en un país donde, como dice Cesar
Benjamín, se asiste a un “genocidio social” (artículo en Caros
Amigos). Quien lea "L’Atlas da exclusao social no Brasil"
(Ed. Cortez, 2ª edición 2003, en cuatro volúmenes), se da cuenta de
la superficialidad con que la izquierda, incluyendo lo esencial de la
izquierda del PT, trató las transformaciones producidas en el curso
de los últimos veinte años en Brasil y se inscriben en la historia
larga.
Esta izquierda vive
por fuera de la sociedad, al menos gran parte de ella. La audiencia de
Heloísa está ligada en gran medida al hecho de que ella es una
excepción a este fenómeno. Y esta es la razón por la que ella no
podía dejar de romper con el PT y la DS–gubernamental, por eso,
además, la excluyeron. Era una ruptura de clase. Una ruptura que
algunos quisieron achacar a una cuestión emocional, lo que es una
estupidez y un insulto a Heloísa y sus otros camaradas. Insulto político,
que debió ser dirigido al ministro de la no–reforma agraria: Miguel
Rossetto.
En cuanto a las
construcciones de estrategia política que pretenden que era posible
mantener la independencia del PT ante el gobierno, que era posible
militar en el PT sin asumir responsabilidades, están marcadas por la
ingenuidad o por la incomprensión de los mecanismos político–institucionales.
La dirección del PT y el gobierno Lula tenían necesidad de una
disciplina total de la fracción parlamentaria para tratar de lograr
mayorías. Cuanto más difícil era lograr mayorías, mas se ampliaban
las alianzas con el PMDB, borrando casi las fronteras entre ambos
partidos. Criticar abiertamente las contra–reformas del PT no podía
dejar de llevar al choque y la expulsión. La opción supuestamente táctica
de evitar el choque, en nombre del ritmo de la toma de conciencia de
los miembros, esta de hecho dictada por la visión de que, por fuera
del PT y de las instituciones estatal–parlamentarias, no hay salvación.
Es la posición de Raúl Pont [6] Es posible comprenderla, pero sólo
cabe rechazarla, al menos como socialistas revolucionarios, como
marxistas revolucionarios. Semejante posición además solo puede
alimentar las corrientes movimientistas anti–partido que existen
incluso en las organizaciones mas respetables, como la Consulta
Popular. Inversamente, algunas prácticas de organizaciones como el
PSTU pueden también alimentar la desconfianza contra la organización
partidaria. Sobre esto cabe emprender una verdadera discusión, sin a
priori, ente el P–SOL, la Consulta Popular, el PSTU, etc. Aunque
pueda discutirse cuando y como comenzarla.
4. La actual
crisis institucional del gobierno es de una tremenda magnitud y torna
en gran medida ridículo el debate que ahora podamos tener (en el
Comité Internacional) sobre la necesidad de que la DS salga del
gobierno. Realmente, a la luz de la vida social y política brasileña,
hacer ahora esta discusión tiene tanta efectividad como las
declaraciones de un general suizo que a fin de 1944 señalaba la
voluntad incondicional de Suiza a resistir cualquier ataque de la
Alemania nazi. En efecto, a la presidencia de la Cámara fue electo un
candidato supuestamente independiente, Severino Cavalcanti, por 300
votos sobre 498 diputados presentes. Cavalcanti es el prototipo del
dirigente corrupto, descompuesto y reaccionario. Tiene lazos con
Alencar, lazos de negocios. Representa lo peor de las instituciones
politicas brasileñas, con su capacidad de corromper sistemáticamente
a los que las ocupan, asegurándoles un lugar, nuevamente con algunas
excepciones (como Milton Temer en el pasado, Heloísa Helena, Luciana
Genro o Baba hoy). Y el colmo de la concretización de lo que es el
gobierno Lula puede verse con esto: después del fracaso, después de
negociaciones con paquetes de reales, los dos candidatos del PT (el
del gobierno, Luis Eduardo Greenhalg y el petista autopropuesto
Virguilio Guimaraes) perdieron, lo que no impidió al portavoz del PT
decir que en realidad Cavalcanti era uno de los tres candidatos del
gobierno y que su victoria reforzaba la orientación del gobierno de
Lula. La farsa deviene tragedia.
Esta dimensión de
las instituciones brasileñas debería ser tomada en cuenta en
cualquier discusión futura sobre la construcción de organizaciones
socialistas revolucionarias. Sin un debate sobre esto, existe el gran
peligro de que una nueva organización (como el P–SOL) sea víctima
de este virus politiquero. Un virus tanto más aceptado y asimilado
cuanto que “el mundo de la política”está completamente
divorciado, de manera organizada, del mundo de supervivencia de la
mayoría de la población. Sin una ruptura con esta mentalidad
institucional y politiquera –lo que no quiere decir dejar de tomar
en cuenta, seriamente, los acontecimientos electorales en relación
con los acontecimientos sociales– nunca se hará la articulación
orgánica con los diversos movimientos sociales que traducen, con
dificultades, las necesidades y las reivindicaciones de las masas
populares que buscan transformar sus necesidades en derechos. Existe
un futuro para el P–SOL –si se lo considera un partido en
construcción– en la medida en que tome en cuenta, de manera
organizada e hiper–seria, la articulación con todas las luchas, el
estudio de cada una de ellas, la discusión en el conjunto del partido
sobre lo que puede aprenderse de cada una de ellas y ver que ellas
pueden esbozar algunas líneas de fuerza de un futuro bloque
socio–político en el que el P–SOL sería el (o uno de los)
vectores políticos, entre una coalición sindical, campesina, sin
techo, de mujeres pauperizadas, de niños de 10 años ya adultos, etc.
Sin esto, el P–SOL
repetirá lo que otras organizaciones de izquierda ya han hecho en
Brasil. Es bastante fácil, hoy, crear ilusiones mediático–electorales
que, siendo ilusorias, no tienen relación con un verdadero
enraizamiento social, con una red militante estructurada, capaz de
captar lo que ocurre en la sociedad y de reinyectarla a nivel de las
orientaciones políticas, del trabajo militante y las iniciativas que
induzcan las “autoactividades” de las masas, que son en realidad
actividades inducidas a partir de sus propias necesidades, de sus
reacciones y de la capacidad de l@s militantes llamad@s de vanguardia
de interactuar con esos sectores, de concientizarlos, como diría un
teólogo de la liberación. Este proceso de ilusiones mediático–electorales
también se conoce en Europa, desde
Dinamarca hasta Portugal, país que en otro momento colonizó al
Brasil: la
“izquierda de confianza” puede atraer asalariad@s que buscan
delegar sus necesidades y su desesperanza para encontrar una solución.
Pero de eso a organizarlos hay un foso. Es un problema que toca a
todas las fuerzas de la izquierda radical. Y deberíamos discutirlo,
porque en Brasil o acá, es una de las cuestiones que el autor de este
texto plantea desde hace mucho tiempo, hablando, desde 1984, de un
nuevo periodo histórico del movimiento tendencialmente clasista de
l@s explotad@s y l@s oprimid@s.
5. La
derechización del PT no requiere demostración. Pero cada vez que
estos partidos se desplazan a la derecha, capturan nuevas capas de
militantes carreristas y siempre pueden, dada la situación socioeconómica
muy penosa de la mayoría popular, reganar nuevamente, en cierto
tiempo, una frágil credibilidad electoral. Esta el ejemplo de los
partidos socialdemócratas en Europa. Evidentemente no hay que reducir
esta credibilidad renovada –pero muy fragilizada y sin las raíces
del pasado– sólo a la falta de una “alternativa política”, lo
que podría conducir a otra ilusión, la de crear “grandes
coaliciones” que llenarían ese vacío. Para los países
imperialistas, semejante orientación pasa por arriba del
funcionamiento que impregna con el fetichismo mercantil todos los
poros de la sociedad, que se fortalece en el marco de la mundialización
del capital –que suscita reacciones del tipo: “¿que puede hacerse
frente a esta máquina de deslocalizar y ponernos en competencia, en
tiempo real, a escala mundial?”; de la desestructuración de la
presencia sindical en los lugares de trabajo ligada a la minuciosa
reorganización por la patronal de la organización del trabajo y de
las estrategias de individualización del salario, etc. Se podrían
agregar otros elementos sobre el funcionamiento societal. Habría, en
lo que se refiere a los países de la periferia, o al menos a una
parte de ellos, que reflexionar sobre todos los factores que abordamos
en el texto escrito con Ernesto Herrera sobre América Latina, a
comienzos de 2004 [7]
En este contexto de
crisis de una izquierda gubernamental, los restos de corrientes ex PC
(PPS) y desarrollistas burgueses (PDT) podrán lanzarse en el espacio
“a izquierda” dejado por el PT. El hecho que Lula no asistiera a
los funerales de Celso Furtado, la figura del desarrollismo soberano
nacionalista de Brasil, es un signo de la subordinación del PT a los
intereses imperialistas norteamericanos y europeos, buscando siembre
con el apoyo de sectores burgueses, jugar, marginalmente, algunas de
sus cartas económicas (relaciones con China, con la India, rol de powerbroker
para América Latina como representante del país mas importante del
continente: en efecto, Brasil tiene 180 millones de habitantes y su
PBI representa mas del 40% del PBI latinoamericano). Este rol de powerbroker
Brasil lo jugó en el conflicto ente Venezuela y Colombia, pero esto
fundamentalmente en el marco dictado por Estados Unidos y por este
nuevo derecho de persecución sin fronteras del terrorismo, que el
gobierno Uribe, a imagen del de Bush, puso en practica con el
secuestro de uno de los dirigentes de las FARC en Caracas. El PPS y el
PDT muy bien pueden –y ya lo están haciendo– comenzar una campaña
retomando los temas políticos del PT para morder “a la izquierda”
del PT en el electorado, con vistas a las elecciones de 2006.
Si el P–SOL tiene
como único horizonte su legalización y presentación en las
elecciones de 2006, sobre todo la de Heloisa Helena como candidata
presidencial, las momentáneas satisfacciones pueden tornarse rápidamente
amargura. Evidentemente, con las candidaturas de Lula y de Heloísa,
habrá un test ácido, como dicen los ingleses, para los miembros del
PT. Pero contar con un gran éxito electoral de Heloísa lleva el
riesgo de provocar decepciones y falsos debates en el PSOL o entre el
PSOL y posibles aliados a mediano plazo. Estamos ante un período
largo de construcción de una organización capaz, por una parte, de
reunir a los sectores que rompen con el PT y con la CUT (cuyo antiguo
núcleo central es uno de los ejes del gobierno Lula) y, por otra
parte, de interactuar a mediano termino con el radicalismo de las
luchas, aun si estas son cuantitativamente limitadas. Pero ya no serán
las mismas luchas que las luchas de los años 1980.
La represión contra
los campesinos en las últimas semanas es un excelente indicador de la
mezcla entre el viejo y el nuevo Brasil. La reacción frente a estas
masacres existió. Pero no estuvo a la altura de lo que uno podría
esperar de una organización como el PSOL, aunque el PSOL haya hecho más
que otras organizaciones (y aclaro que no estoy al tanto de lo que
sobre esto hizo el PSTU ni puedo referirme a lo que hizo el Movimiento
Tierra y Libertad–MTL).
6. El
horizonte electoral de 2006 planteará múltiples cuestiones de
alianzas políticas. Existe el gran peligro de que en el seno del PSOL
y de la izquierda del PT se ponga la vista en alianzas orgánicas con
fuerzas burguesas que se proclaman opositoras al PT. Para escapar a la
trampa de un debate “viejo–trotskista” sobre las alianzas políticas,
parece preferible plantear ante todo tres preguntas:
1º ¿Que hacen el
PPS y el PDT, prácticamente, ante las masacres contra los campesinos
y la represión a los pobres (por ejemplo, en las cárceles)? ¿Defienden
prácticamente las reivindicaciones democráticas, uno de los
elementos de un efectivo proceso de revolución permanente
actualmente?; 2º ¿Qué hacen el PPS y el PDT para apoyar las
ocupaciones de tierras, que son una exigencia vital inmediata?; 3º ¿Qué
hacen el PPS y el PDT, así como el PT, para enfrentar el creciente
control de los grandes grupos financieros imperialistas sobre las
redes comerciales muy importantes en las diversas regiones del Brasil?
Por ejemplo, el fondo de inversiones norteamericano Acon Investments
tomó el control de toda la red de supermercados B. Barbosa en los
Estados de Sergipe y Bahía. El gran grupo norteamericano Wall–Mart
controla la red de comercios Bompreco. Estas son formas de extorsión
de la plusvalía creada por l@s asalariad@s brasileñ@s por el capital
imperialista. Una extorsión que se agrega a la extorsión de la
deuda.
Para el año 2005, el
pago de intereses y del mínimo de amortización de la deuda a mediano
y largo plazo, así como de la deuda a corto término, alcanzará la
suma de 65 mil millones de dólares. Y esto siempre que no suban las
tasas de interés en los Estados Unidos y el actual gobierno no sea
obligado a, por una parte, aumentar más aún sus tasas de interés
(para atraer capitales y enriquecer el capital financiero brasileño e
imperialista) y, por otra parte, a flexibilizar aún más el mercado,
que es la perspectiva que tiene en el marco de la reforma sindical. La
creación de una institución como PREVIC –institución que
reemplaza la secretaría complementaria de la previdencia– indica
hasta que punto el gobierno de Lula está decidido a disociar al
Estado de la gestión de una de las expresiones del capital financiero
en este período, como son los fondos de pensión. En esta decisión,
adoptada de manera autoritaria (mandato provisorio 233), se traduce
claramente la reforma neoliberal del Estado brasileño.
7. Toda
discusión seria sobre Brasil –vale decir, una discusión que no se
limite a saber con que diplomacia la IV Internacional podrá arreglar
sus relaciones con la DS gubernamental–, debería poner en el centro
de la reflexión las siguientes cuestiones: 1º ¿qué sindicalismo se
conformará en Brasil (izquierda de la CUT, Comlutas)?; 2º ¿cómo se
desarrollarán el MST y sus exacerbadas contradicciones internas, y
frente a esto como poner de relieve los pequeños logros del MTL, que
no tienen ninguna posibilidad de representar una alternativa al MST?;
3º ¿qué programa de urgencia poner en marcha para responder simultáneamente
a las necesidades inmediatas de las masas y a la afirmación de una
orientación antiimperialista y de “soberanía nacional popular”,
programa que sólo puede tener viabilidad apoyándose en la movilización
organizada de sectores populares?; 4º ¿cómo establecer una
verdadera discusión con el PSTU sin demonizarlo ni hacerle
acusaciones erróneas, tal como las que él lanza al P–SOL? 5º ¿cómo
ser parte activa en los debates con la Consulta Popular y los diversos
movimientos sociales, un debate que requiere de una cotidiana
colaboración mutua (unidad de acción)?
Estas son las
cuestiones que se hubieran debido discutir en febrero del 2005. Porque
las relaciones de la IV Internacional–Comité Internacional con la
DS gubernamental debieron haber sido resueltas hace tiempo: debieron
ser interrumpidas, para utilizar un término diplomático. Este atraso
tendrá costos. No hay moratoria cuando se arrastra una vieja deuda
política. Sólo se la puede anular reconociendo que hubo una
equivocación. Esto requiere algo de coraje. Y sobre todo honestidad
política e intelectual. Sin embargo, nunca es demasiado tarde.
(*) Charles–André
Udry, es militante del Movimiento por el Socialismo (MPS) de Suiza, y
director de la revista La Breche. Durante 20 años fue miembro de la
dirección de la IV Internacional–Secretariado Unificado. Estuvo en
numerosas ocasiones en Brasil, últimamente, compartiendo diversas
actividades políticas de la izquierda radical y los movimientos
populares de ese país. Esta vez, según sus propias palabras,
participó de la reunión del Comité Internacional, como un “viejo
observador–observador viejo”.
Notas de Correspondencia de Prensa
1]
Este texto –bajo el titulo original de “Notas sobre Brasil”–
fue escrito el 26 de febrero 2005 y distribuido a los miembros del
Comité Internacional. Para su publicación en Correspondencia de
Prensa, hicimos algunas correcciones de edición y agregamos notas
aclaratorias autorizadas por el autor.
2]
Joao Machado, miembro del Comité Internacional de la IV
Internacional, integró durante años la Ejecutiva Nacional del PT, y
fue uno de los fundadores y principales dirigentes de Democracia
Socialista. Actualmente integra la Coordinación Nacional del P–SOL
y es militante de la tendencia Libertad y Revolución. En un artículo
sobre el XVº Congreso Mundial, escribía respecto a la discusión
Brasil: “la situación creada con la participación de la DS en el
gobierno es bastante incomún en la historia de la IV Internacional, y
despierta expectativas positivas, de un lado, pero de otro
preocupaciones, dudas y a veces oposición (…) El debate dejó claro
que la visión crítica del proceso del gobierno es compartida por los
militantes de la DS, que han trabado una lucha clara contra las
orientaciones que representan continuidad de la política neoliberal.
Por otro lado, las razones que justificaron la decisión tomada por la
DS de participar en el gobierno (expresadas en la resolución de la
Coordinación Nacional de noviembre 2003) fueron comprendidas por la
gran mayoría de los delegados. De modo general, podemos decir que el
congreso, aunque no haya realizado ninguna votación sobre este punto
(en los congresos de la IV Internacional no se delibera sobre
cuestiones de orientación nacional) expresó su confianza en las
compañeras y en los compañeros de la DS”. (Joao Machado,
“Congreso de la IV Internacional”. Jornal Em Tempo, órgano de
prensa de la DS, mayo 2003).
3]
Por resolución del XVº Congreso Mundial, la dirección de Democracia
Socialista pasó a tener la responsabilidad política de la
“coordinación” de todo el trabajo latinoamericano de la IV
Internacional, incluida la edición en castellano y portugués de
Inprecor: www.inprecor.org.br La dirección de la DS explicaba la
resolución de la manera siguiente: “Muchos contactos fueron
establecidos con la realización de las tres ediciones del Foro Social
Mundial en Porto Alegre, con la Democracia Socialista desempeñando un
papel central en la construcción de la Cuarta en América Latina.
Como consecuencia de este proceso la DS se torna la sección
responsable por el trabajo en América Latina en los próximos años”.
(Coordinación Nacional de la DS, Sao Paulo, 21–22 de febrero 2003)
En cuanto a la orientación política actual de la DS para Brasil, se
puede leer en el “Ante–proyecto de Resolución de la Conferencia
Extraordinaria” a realizarse en el próximo de abril:
www.democraciasocialista.org.br
4]
Daniel Bensaid, filósofo marxista, militante de la Liga Comunista
Revolucionaria (LCR, Francia); Francisco Louça, doctor en economía,
diputado del Bloque de Izquierda, miembro del Partido Socialista
Revolucionario (PSR – Portugal); Michael Lowy, intelectual marxista,
miembro de la LCR–Francia. Tanto en el XVº Congreso Mundial como
después, los tres apoyaron –con mayor o menor énfasis según el
momento– la línea política general de la DS y su participación
ministerial en el gobierno Lula. La carta que los tres le enviaron a
la DS, como la resolución del Comité Internacional sobre Brasil
(febrero 2005) y la carta de la coordinación nacional de la DS
dirigida a la dirección de la IV Internacional–CI (febrero 2005)
pueden leerse en portugués en el sitio de Palavra Cruzada:
www.palavracruzada.cjb.net/
5]
El 4 de marzo 2005, el diario Folha de Sao Paulo publicó un artículo
titulado “La IV Internacional orienta a Rossetto”. Si el título
fuera verídico, sería realmente más catastrófico. De hecho, su
origen son las declaraciones de Rossetto quejándose por los recortes
presupuestarios (ver Correspondencia de Prensa Nº 1088, del 8–3–05)
decididos por el ministro Economía y por el Banco Central. Sobre la
base de estas declaraciones, el periodista que hace la nota injerta la
carta enviada a la DS y distribuida durante el FSM. El injerto crea
una falsa ventana y permite, una vez mas, dar una importancia
demasiado grande a algo que, hacia el futuro, no es la cuestión que
debería estar en el centro de las preocupaciones, de la práctica y
la elaboración de los socialistas revolucionarios. Pero sirve, sin
embargo, como señal de alarma para la IV Internacional, de
advertencia para los que no se conforman con leer la Folha de Sao
Paulo para seguir las evoluciones de los conflictos de clases en
Brasil.
6]
Raúl Pont, fundador del PT y dirigente histórico de la DS. Diputado
estadual y ex–prefeito (alcalde) de Porto Alegre. La DS lo propone
como presidente nacional del PT (ver Correspondencia de Prensa Nº
2010, del 15 de marzo 2005).
7]
"Crisis continental y construcción de alternativas
radicales". Ernesto Herrera y Charles–André Udry; Revista
Desde los Cuatro Puntos Nº 57, México, septiembre 2004; Edición
Revista Movimiento y Movimento Esquerda Socialista (MES), Porto Alegre
2004; y Correspondencia de Prensa/Dossier Nº 5, febrero 2004. El
texto completo también se puede ver en castellano, portugués y francés
en los sitios web de: Rebelión, Espacio Alternativo, Panorama
Internacional, Marxismo Revolucionario Atual, Carré Rouge, A
lencontre–Le Breche.
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