Cunde
la decepción
Por
Mario Osava
Inter
Press Service (IPS), 29/06/05
Río
de Janeiro. ”Es el fin de nuestra última esperanza”, se lamentó
Dircilea da Silva Vieira, expresando la desilusión que se expande en
las últimas semanas en Brasil, como consecuencia del escándalo de
corrupción que afecta al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
”Sí,
hay corrupción” que compromete incluso al presidente, ”quien fue
avisado antes y no creyó” en las denuncias, dijo Silva Vieira, de
48 años, portera de un edificio de clase media de Río de Janeiro que
siempre votó a candidatos del izquierdista Partido de los
Trabajadores (PT), fundado en 1980 por Lula.
”Nunca
más votaré a Lula y al PT”, afirmó a IPS, para luego añadir que
es un sentimiento que manifiestan muchos de sus amigos y conocidos.
En
cambio, Helio Dutra aún cree en Lula, ”que continúa siendo mi
esperanza”. El mandatario sabrá superar esa crisis con su sensatez,
declaró este viejo militante del PT que fue secretario de Deportes de
Belo Horizonte, la capital del meridional estado de Minas Gerais,
durante el gobierno municipal de ese partido en los años 90.
Pero
también Dutra, un defensor incondicional de la ética, admite que
”hay podredumbre en el PT”. ”Todo ser humano está sujeto a
errores, sea en la política, en la iglesia o en cualquier lugar”,
razonó, resaltando su convicción de que ”Lula no es culpable”,
aunque no pone ”las manos en el fuego por los demás”.
Es
necesario comprobar quiénes son los responsables y ”limpiar el PT y
otros partidos”, extendiendo a esa área el combate sin precedentes
que el gobierno realiza contra la corrupción, con la Policía Federal
deteniendo ”una cuadrilla tras otra”, acotó Dutra, odontólogo y
católico fervoroso.
El
PT ”no es un partido de Dios, también tiene muchos demonios”, y
le conviene realizar ”una reflexión” para recuperar la coherencia
perdida y superar la ”soberbia” del poder y volver a sus
principios éticos y políticos. Si se convierte en ”un partido como
los demás no tendré razones para permanecer en él”, concluyó
Dutra.
Son
opiniones que reflejan las dificultades que afrontan el gobierno, Lula
y su partido ante una opinión pública acostumbrada a oír al PT
presentarse como defensor intransigente de la ética y que ahora lo ve
del otro lado, tratando de obstruir investigaciones parlamentarias
sobre denuncias de corrupción.
Las
denuncias son corroboradas por varios indicios y testimonios, pese a
que el acusador, el diputado Roberto Jefferson, tiene escasa
credibilidad, señaló Vieira.
Jefferson,
separado de la presidencia del Partido Laborista Brasileño (PLB),
acusa desde hace tres semanas al PT de sobornar diputados de dos
partidos conservadores para asegurar su apoyo al gobierno. El PTB es
aliado del gobierno.
Empero,
Jefferson consideró aceptable que su partido obtenga dinero
ilegalmente, por medio de empresas estatales, ya que ”todos lo
hacen”, según expresó.
El
presidente del PT, José Genoino, y el ex jefe de la Casa Civil de la
Presidencia (especie de primer ministro), José Dirceu, niegan
tajantemente las acusaciones del diputado.
Sin
embargo, Dirceu, acusado de dirigir una red de corrupción, dejó ese
cargo con rango de ministro la semana pasada para volver a su escaño
de la Cámara de Diputados con el objetivo de ”defender su persona,
al gobierno y al PT”, según sus propias palabras.
El
escándalo puede acentuar la caída de popularidad del gobierno y del
propio Lula, una tendencia persistente reflejada en las últimas
encuestas, comentó a IPS Ricardo Guedes, director del Instituto
Sensus, de sondeos de opinión pública.
La
última encuesta realizada por Sensus, a fines de mayo, indicaba que
39,8 por ciento de la población evaluaba al gobierno de manera
positiva, frente a 41,9 por ciento del mes anterior. Sólo recogía
efectos de la divulgación de indicios de corrupción en la empresa
estatal de Correos en provecho del PTB de Jefferson, hecho que provocó
sus acusaciones contra el PT, como represalia.
Encuestas
más recientes hechas por otras firmas ya reflejan un poco la pérdida
de confianza provocada por las denuncias de Jefferson, pero a un ritmo
siempre ”inferior al esperado”, según Guedes.
Esa
tendencia se debe, en su evaluación, a que la economía está creando
nuevos empleos por encima de las expectativas de una población ”que
espera el mínimo”, y a los programas sociales del gobierno que
distribuye ”becas” que pueden alcanzar el equivalente a 40 dólares
mensuales a más de seis millones de familias.
Son
factores que sostienen la popularidad de Lula, sostuvo el cientista
político. Pero los índices de confianza en el gobierno cayeron a
poco más de 35 por ciento, según las encuestas, y 33 por ciento es
el ”punto critico” por debajo del cual se hace muy difícil una
recuperación, explicó.
Además,
por primera vez en las encuestas del Instituto Sensus, la corrupción
fue señalada como el primer motivo para ”no sentir orgullo de
Brasil”, apuntado por 27,1 por ciento de los entrevistados,
superando la violencia, el principal motivo anterior, y la pobreza.
La
última encuesta de Datafolha, instituto especializado del diario
Folha de Sao Paulo, indicó que 65 por ciento de los militantes del PT
creen que hay corrupción en el gobierno.
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