En
medio del escándalo de los sobornos y la crisis política
Fuerte
respaldo a Lula del gobierno de EEUU
El
secretario del Tesoro dijo que los inversores le dan un voto de
confianza
Por Eleonora Gosman
Corresponsal
en San Pablo, Clarín, 02/08/05
“Los
inversores están dando un voto de confianza en Brasil". La frase
adquirió ayer relevancia para el presidente Lula da Silva por venir
nada menos que del secretario del Tesoro norteamericano, John Snow.
Esta es la primera expresión pública de un funcionario
estadounidense de altísimo rango acerca de la crisis brasileña y
eligió expresar de esta manera que el gobierno de George W.Bush está
muy lejos de pensar que le debe quitar la alfombra a su colega.
Snow
inició el domingo por la noche una gira por Brasil y permanecerá aquí
hasta el miércoles. Ayer se reunió con el ministro de Hacienda,
Antonio Palocci, y fue recibido por la tarde por Lula en el Palacio
del Planalto. Cuando se le preguntó si el gobierno norteamericano está
preocupado con las denuncias de corrupción en Brasilia, respondió
claramente: "Lo importante es que Brasil continúe empeñado en
las buenas políticas económicas. Lo demás es asunto interno".
Para
Snow, las turbulencias creadas por las sospechas de sobornos a
legisladores y uso de fondos ilegales para financiar campañas
electorales, no tienen impacto real. "No afectan los fundamentos
de la economía", subrayó enfático en entrevista con la prensa
brasileña y extranjera. Fue muy claro en ese punto: el mercado
financiero "le saca argumentos" a la crisis política. Y una
prueba es lo bien que reaccionaron los mercados de acciones, de cambio
y de tasas de interés ante las turbulencias que acechan al gobierno
de Lula da Silva desde hace dos meses. Esta calma, dijo, refleja la
"confianza pública y de la comunidad internacional en las
instituciones del país".
De
acuerdo con la opinión del funcionario, que revista en la primera línea
del gobierno de Bush, en Brasil "hay una democracia que funciona
muy bien". Condenó, claro está, la corrupción, un fenómeno
que según admitió corroe las democracias.
En
este viaje, Snow aterrizará en Río de Janeiro, donde hoy presidirá
la comisión bilateral norteamericano–brasileña, y el miércoles
viajará a Vitoria, capital del estado de Espíritu Santo, donde será
recibido por el gobernador Paulo Hartung. Pero no estará en San
Pablo, donde se concentra el foco de reacción contra el presidente
Lula da Silva y el PT.
Para
el secretario norteamericano, las relaciones entre Brasil y Estados
Unidos son de la mayor importancia. Mencionó: "400 de las 500
mayores empresas norteamericanas tienen inversiones en Brasil". Y
es por eso que presidirá hoy la cuarta reunión del "grupo
Brasil–Estados Unidos para el crecimiento", una iniciativa
creada por Bush y Lula. En ese foro se discutirá una propuesta para
que el Banco Interamericano de Desarrollo cree un mecanismo capaz de
ayudar a los inversores a evaluar proyectos de infraestructura. Vendría
a ser una especie de sello de garantía otorgado por el BID que volverá
más atractivos los programas de inversión pública.
La
presencia de Snow en Brasil se convirtió, así, en un respaldo
inestimable para Lula da Silva. Hoy debe declarar en el Congreso
brasileño su ex ministro José Dirceu. Va a contar todo lo que sabe
sobre la financiación clandestina para las campañas electorales del
PT y de las demás agrupaciones brasileñas, tan comprometidas como el
oficialismo.
Hasta
poco después del mediodía, cuando Snow decidió salir al ruedo con
un apoyo explícito al gobierno, el cielo parecía derrumbarse sobre
Lula y su equipo. La oposición, cuyo epicentro está en San Pablo
–donde gobierna el socialdemócrata Geraldo Alkmin y tiene su sede
oficial el ex presidente tucano Fernando Henrique Cardoso–, parecía
empeñada en dar una estocada definitiva contra Lula. Pero el gobierno
de EEUU optó por quedar al margen de una aventura donde tiene poco
para ganar y bastante para perder.
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