Debates
en la izquierda
“Un
PT que resulte bien no es posible”
Práxis,
corriente marxista revolucionaria del PSOL, diciembre 2005
El
desastre del gobierno Lula ha dado impulso a los procesos de
recomposición política (y también sindical) a la izquierda del PT.
Entre esos procesos se destaca la conformación del PSOL (Partido
Socialismo y Libertad), que está agrupando políticamente a una parte
importante de la vanguardia brasileña.
En
marzo o abril próximos, el PSOL realizará su primer congreso. Los
compañeros de Praxis (corriente marxista revolucionaria del
PSOL), que forma parte de Socialismo
o Barbarie Internacional, han elaborado una primera contribución al
Congreso. Aquí publicamos el capítulo final de ese texto. (El texto
completo puede leerse en www.grupopraxis.org) En él, los compañeros
de Praxis analizan el dilema que se plantea al PSOL: ¿Se va a
constituir finalmente como un partido clasista y socialista, que no
entre en ninguna alianza ni componendas con partidos o figurones de la
burguesía? ¿O va a reintentar “hacer bien” el fracasado proyecto
del PT, es decir, simplemente, un PT “que no se corrompa”? (SoB)
El PSOL: ¿partido clasista y socialista o un PT
que “resulte bien”?
Esto nos lleva,
finalmente, a una cuestión fundamental: la recomposición política.
A nuestro modo de ver, éste es el elemento más dinámico. La
realidad ha demostrado el gran acierto que fue la constitución del
PSOL. Después de la expulsión del PT de los llamados
“parlamentarios radicales”, se constituyó en un importante
instrumento de aglutinamiento de la izquierda socialista.
Aunque limitado, el
PSOL ha dado pasos importantes en el sentido de consolidarse como
referencia política para amplios sectores de la clase trabajadora.
Como una de las corrientes internas del PSOL, tenemos empeñados
nuestros esfuerzos militantes en su construcción. Y hemos dado, junto
con los compañeros con los cuales formamos Luta Socialista [1]
En verdad, el
PSOL no es un fenómeno único en la izquierda latinoamericana. Su génesis
está ligada al proceso de victorias electorales de partidos llamados
de “centro-izquierda”, donde Lula y el PT son una de sus mayores
expresiones. En varios países latinoamericanos, en el último período,
se conformaron gobiernos donde las corrientes típicas de la izquierda
reformista subieron al poder, y desde allí aplican el conocido
recetario neoliberal. Ese pasaje sin mediación al campo de la burguesía,
por parte de direcciones y organizaciones históricas del movimiento,
ha abierto espacios que dan origen a diversos fenómenos políticos,
generalmente en la forma de coaliciones de distintas corrientes e
individuos.
Así, en
Venezuela, a la izquierda de los partidos oficiales de Chávez se ha
constituido el PRS, que reúne a importantes dirigentes obreros; en
Bolivia se ha iniciado un proceso accidentado, que si tuvieses éxito
podría llevar a la constitución de un Instrumento Político de los
Trabajadores bajo el auspicio de los sindicatos combativos, que se
ubica a la izquierda del MAS de Evo Morales; en México, el zapatismo,
después del rotundo fracaso de su aislamiento en Chiapas, ha salido a
promover una corriente nacional a la izquierda del PRD, etc.
El PSOL surge
entonces como una coalición que se ubica en el espacio dejado a la
izquierda por la bancarrota política del PT, que, como ya analizamos,
es parte de un fenómeno de trascendencia mundial, por el hecho de
haber sido Brasil una especie de laboratorio internacional de la idea
de que «otro mundo es posible». La vanguardia mundial miró hacia
nuestro país con la esperanza de que este otro mundo podría ser
construido aquí. Esta misma vanguardia ahora se pregunta cuál fue el
error, porque el partido y el gobierno que habían nacido como
“predestinados” para construir ese otro mundo posible, se
transformaron en los más fieles seguidores de los modelos económicos
y políticos de la burguesía mundial.
Por eso,
teniendo en cuenta esta experiencia de alcances mundiales que fue el
PT, decimos: ¡un PT “que dê certo” (que resulte bien) no
es posible! ¡Tenemos que construir
el PSOL como partido clasista, realmente democrático y socialista!
Como ya señalamos, el PSOL desde su fundación ha
cumplido un rol bastante progresivo en la reorganización de la
izquierda brasileña, y ha sido acompañado por grandes sectores de la
izquierda mundial, como lo demostró la amplia participación en el
Seminario Internacional realizado en Río de Janeiro en agosto.
Pero, como reza el dicho popular, no todo es un mar de
rosas. Ell PSOL porta en su interior contradicciones que, si no se
resuelven, pueden llegar a comprometer su carácter progresivo.
A nuestro modo de ver, parte importante la dirección del
partido tiene como proyecto político la
construcción de un PT «que dê certo»
(que ande bien, que no se corrompa). Un partido que, para sumar a
todos, no tenga una definición ideológica claramente por el
socialismo y la revolución, ni una forma de organización interna
asentada sobre núcleos de base, ni que privilegie la lucha directa de
la clase trabajadora. Un partido que recuerde los tiempos dorados del
PT en sus orígenes.
Por eso, aunque en forma sintética, es necesario hacer un
balance de lo que fue el PT. El PT de los 80 se construyó con un carácter
de confrontación con el régimen militar, en repudio a las alianzas
políticas policlasistas y rechazando, aunque en forma confusa, la
lucha institucional como prioritaria. Pero la contradicción de este
período es que el PT va a definir su programa político a partir de
una fuerte influencia del atraso en la conciencia de las masas y del
limitado proyecto sindical-religioso de sus principales dirigentes y
organizaciones.
Al encuadrarse en los límites de la espontaneidad de las
masas y en el estricto horizonte de un proyecto reformista, el PT se
subordinó a la ideología burguesa. Este elemento, –la subordinación
a la ideología burguesa– lo llevó, en los años 90, después de
las derrotas sindicales de esa década, principalmente la derrota de
la huelga de los petroleros en 1995, a una completa rendición ante la
ideología del posibilismo.
Uno de los elementos de esta rendición ideológica es que
ya en 1987 el programa del PT centra su lucha en las cuestiones democrático-burguesas,
olvidándose totalmente de la lucha por el socialismo, además de
encarar las tareas inmediatas democráticas como tareas independientes
de la transición socialista. Siguiendo en esta perspectiva, el PT va
diluyendo cada vez más su supuesta estrategia, volviéndose cada vez
más “víctima” de un tacticismo sin medidas, subordinando toda su
acción a la lucha institucional.
Así, se hace evidente que el total abandono del
socialismo y del marxismo llevó a ese partido a sucumbir delante de
las ideologías y las prácticas burguesas. Para sus ideólogos, la
lucha de clases dejó de ser una categoría fundamental, como
explicación y guía para la acción política. Y el estado burgués
fue elevado al máximo de la organización política. Esta total
capitulación teórica y política hicieron que ese partido llegase a
donde llegó.
Este pequeño balance se hace necesario, pues nos parece
que parte de la dirección del PSOL está cometiendo el mismo error
del PT. Para la mayoría de la dirección del PSOL, el problema del PT
habría sido un desvío o una traición de sus dirigentes, corrompidos
y degenerados. Por lo tanto, se trata de construir “un PT que ande
bien”, que no falle. O sea, que no se corrompa, que no degenere ni
traicione a la clase trabajadora. Indicios de estas intenciones
infelizmente no faltan. Las resoluciones de la Ejecutiva Nacional,
criticadas anteriormente, van en ese sentido. Más inquietante aún es
la política de alianzas que podría desarrollarse en las próximas
elecciones del 2006.
No somos anarquistas. No desestimamos la necesidad de dar
respuestas tácticas a todos los procesos de disputa de la conciencia
de las masas, que están en curso en la sociedad capitalista. Nuestra
preocupación, sin embargo, es aprovechar en un sentido revolucionario
la actual crisis de legitimidad del régimen en Brasil. Eso no
significa que estemos en contra de intervenir en las elecciones o que
las veamos como una actividad sin importancia. Precisamente por ser
tan importante, nos oponemos frontalmente a la posibilidad de que el
PSOL pierda, en ese terreno, su perfil anticapitalista, repitiendo lo
que fue el camino de desastre del PT: el tacticismo de las alianzas
con el único objetivo de lograr votos. Una línea que rompió todas
las fronteras políticas estratégicas y de clase}.
Desde ya, defendemos
la construcción de un frente electoral de izquierda, compuesto por el
PSOL, el PSTU y el PCB, que presente un programa –fruto de un amplio
debate en los sindicatos, las universidades y los movimientos
sociales– de ruptura con el régimen, que apoye en las luchas en
curso y levante las banderas que atiendan a las necesidades inmediatas
de la clase trabajadora, que puedan abrir el camino para el
socialismo. O sea, un programa transicional.
Nota:
1-
Luta Socialista es una coalición de varios compañeros de diversos
estados, que se alían en el interior del PSOL en defensa del carácter
clasista, democrático y socialista.
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