Brasil bajo Lula

 

Privatizan parte del pulmón del mundo

Alerta Amazonas

Por Pamela Damia y Emiliano Guido
Desde la Redacción de APM, 13/03/06

El Congreso brasileño promulgó una ley que permite privatizar 15 millones de hectáreas de la selva amazónica. El Mercosur deja gran parte de sus recursos naturales en manos extranjeras.

Lo que hasta ahora era una amenaza, se convirtió en ley. Los sectores privados podrán, mediante licitación, explotar 15 millones de hectáreas de la mayor fuente de biodiversidad del planeta. El Congreso brasileño abre entonces la concesión de las forestas públicas y legales a manos privadas pero quedando la titularidad de las tierras en manos del Estado.

Esta decisión va más allá, en volúmenes de superficie, de lo que hasta ahora era solo un polémico proyecto en danza. Dos años atrás, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, presentó una normativa para dar a manos privadas el 15 por ciento de la selva amazónica con la intención de "proteger" el área de las distintas formas de depredación, especialmente de aquellas explotaciones forestales de carácter ilegal.

No obstante, en el caso de la ley antes mencionada, los voceros del gobierno justifican la decisión con que, de esta forma, cesará la apropiación ilegal de las tierras por parte de aventureros que se las ingeniaban para fraguar títulos de propiedad sobre posesiones estatales. Por caso, Cecilio do Rego Almeida con la fachada de una empresa constructora se adueño de más de 5 millones de hectáreas en el sur del estado de Pará. Otro artículo de la ley garantiza a las arcas del Ministerio de Economía un canon por las áreas concesionadas. Esta inyección tributaria, si bien aliviará la severidad fiscal que impone el ministro Antonio Paolocci, tendrá un costo muy alto al perder el Planalto (casa del Gobierno Nacional) el control de los recursos naturales que ahora pueden ser explotados sin planificación estratégica por corporaciones varias: desde madereras hasta farmacéuticas.

Las fracciones de selva a privatizar son disímiles. La ley establece tres variables: pequeñas, medianas y grandes; esa distinción tiende, según el gobierno, a garantizar que accedan al tesoro amazónico empresas de distinta escala: desde Pymes hasta nacionales y multinacionales. A estas últimas se les pide apenas que tengan una filial con oficinas en Brasil.

El plazo de las concesiones llega a ser de hasta de cuatro décadas. Y por toda prevención para un uso "sustentable" se establece una auditoria de la gestión forestal cada tres años.

La expansión de las fronteras productivas siempre provocó altos índices de deforestación pero en las últimas tres décadas ese proceso adquirió un ritmo vertiginoso, provocando un desgaste en la masa de biodiversidad. En la economía del siglo XXI será la materia prima que moverá al mundo, baste ver como corren los marines estadounidenses tras los pozos de petróleo o la ansiedad de los organismos internacionales por monitorear los estudios de las reservas del agua como en el Acuífero Guaraní, una de las mayores cuencas de agua dulce del mundo. De la información genética y biológica del Amazonas se pueden multiplicar fármacos, agroquímicos, materiales médicos, órganos para transplantes, materiales de construcción, energía y materias primas para todo tipo de industria.

Elsa Bruzzone, experta en biodiversidad del Centro de Militares por la Democracia Argentina (CEMIDA), ya había advertido a APM en una oportunidad, la peligrosidad de la iniciativa de Lula Da Silva. “Este plan puede significar la entrega de territorios a gobiernos provinciales y municipales estrechamente ligados con corporaciones privadas de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE). Se llevarían hasta el último árbol y la última especie animal. Se intensificaría la desertificación y desmonte con el objetivo de incrementar la siembra de soja transgénica, envenenar la tierra, el agua y el medio ambiente".

Eso sí, en un año electoral Lula Da Silva “contempló” otorgar a los pueblos originarios un espacio, denominados eufemísticamente “unidades de conservación de florestas nacionales”, para comercializar a pequeña escala sus productos regionales (básicamente frutos). Pero ésta medida pierda su relevancia ya que se trata de una porción muy exigua del territorio privatizado. También se oficializa el Servicio Forestal Brasileño, que otorga la facultad de identificar los bloques -especies de yacimientos- de selva y, también, le da la tarea de organizar el proceso licitatorio.

A pesar de las idas y vueltas del bloque regional, los países del Mercado Común del Sur (Mercosur), y en general de toda Sudamérica, tienen algo en común: las mayores reservas naturales para el futuro de la humanidad. Es hora de que todos despierten.