Entrevista a Ricardo
Antunes
"Pienso que en
las próximas elecciones el PT
va a sentir la primera derrota"
Por Mario Hernández,
Coordinador de la revista La Maza (Argentina)
y radio La Urbana de Buenos Aires
M.H.: Estamos con
Ricardo Antunes, profesor de sociología de la Unicamp (Universidad de
Campinas), de Campinas, San Pablo, Brasil, pero Ricardo no es solamente un
profesor, es un activo militante del PT, y uno de los principales
firmantes del manifiesto de la izquierda del PT, junto con Luciana Genro,
Joao Fontes, Babá y otros compañeros en julio de este año. Nuestra
intención era fundamentalmente, si bien él está de visita en la
Argentina realizando una actividad de presentación de la segunda edición
de su libro ¿Adiós al trabajo?, nuestra intención era charlar sobre la
situación en Brasil y sobre el gobierno de Lula. En ese sentido queríamos
empezar la entrevista preguntándote por el reciente comentario del sociólogo
André Gunder Frank que comparó a Lula con Lech Walesa.
R.A.: Es una comparación
que por un lado tiene sentido y, por otro, no. Como Lech Walesa, Lula nació
de un movimiento obrero espontáneo y fuertemente sindical, sin la
participación política partidaria. Lula emergió de un movimiento de
base, de los sindicatos de San Bernardo, y tiene una importancia política
a partir de la lucha sindical. Más hay una diferencia que yo pienso que
debe ser acentuada, Lula durante los últimos 20 ó veintipico de años
fue poco a poco convirtiéndose en la principal dirección política de un
partido de los trabajadores, el PT, que a su vez se convirtió a lo largo
de los últimos 10 ó 15 años en un partido socialdemócrata, fuertemente
institucionalizado y hoy se caracteriza por ser un partido del sistema.
Es un partido de izquierda
dentro del sistema. Lech Walesa no tiene esta trayectoria y pienso que hoy
tiene una participación muy secundaria. Lula no, tiene una importancia
política hoy, más su gobierno, y esto es lo que lo aproxima a Walesa,
está dand o claras señales que llegó al poder para convertirse en el
gestor del sistema burgués, llegó al poder para ser el administrador de
la crisis o, como yo dije provocativamente, al Folha de San Pablo, Lula
actúa como paladín del neoliberalismo y muestra como va mal su gobierno
cuando la perspectiva es de cambios, que se podrían estar haciendo a
favor de los intereses populares pero, hasta ahora, no vi ningún cambio
que se esté haciendo a favor del pueblo, ni de la clase trabajadora, ni
de los desempleados, al contrario, el desempleo esta ahora en su décimo
mes de crecimiento, aumentó mucho el desempleo y disminuyó mucho la
renta del trabajo en los últimos años en Brasil.
M.H.: Ricardo, este análisis
que vos hacés, de alguna manera tiene algunas contradicciones con algunas
otras opiniones de importantes dirigentes como, por ejemplo, Joao Pedro Stédile
del MST, que ha señalado que el gobierno de Lula es un gobierno en
disputa entre tres sectores, un sector neoliberal, un sector que plantea
pequeños cambios y un sector integrado por los movimientos sociales,
partidos políticos y las iglesias progresistas. ¿Qué apreciación tenés
de esta opinión de Joao Pedro?
R.A.: Primero, debo decir
que yo soy un estrecho colaborador del MST, que es el más importante
movimiento social y político del Brasil y, tal vez, de América Latina
hoy. El MST tiene en Brasil 600.000 ó 700.000 personas que están
acampadas luchando por la tierra, por su propiedad colectiva, etc.
Segundo, y esto es muy
importante, mi compañero Stédile habla en nombre de un movimiento, no
habla en su propio nombre, porque siempre que Stédile habla lo hace en
nombre de un movimiento que tiene más de un millón de personas, cuando
hablo yo lo hago sólo en mi nombre. ¿Qué pasa entonces que es
importante comprender? El MST en los últimos 8 ó 10 años, por lo menos,
viene mostrando a su base militante que era importante la elección de
Lula, que sería una oportunidad real de cambiar el país. Por una serie
de motivos que podemos hablar durante la entrevista, Lula que ganó en el
2002, es representante de un partido desvertebrado, un partido que se
desfibró, que se desvertebró, a lo largo de los '90 por lo menos. Más
cuando fue la elección de Lula, o era Lula con reales posibilidades de
ganar o el esquema de Fernando Enrique Cardoso, no había otra
alternativa, la candidatura del PSTU que fue una candidatura positiva y
corajuda, de mi amigo y compañero José María Almeida, era para marcar
posición, tanto que sacó menos del 1 %, era una candidatura para hacer
la denuncia del ALCA, la necesidad de una crítica de izquierda, en este
sentido fue una candidatura positiva, pero sin ninguna pretensión
electoral, sacó 0,6 o 0,7 puntos, o algo así.
Muy bien, el MST preparó a
su base para apoyar a Lula, en mi opinión no fue errado, también yo lo
voté, no había otra alternativa, el voto nulo hubiera sido una cosa
completamente fuera de lugar. No había y no hay hoy en Brasil una
izquierda social y política con fuerza electoral alternativa. Hay una
fuerza social y política como el MST que no tiene correlación directa
con la lucha político electoral. Como resultado el MST tiene que preparar
a sus bases, y en las bases del MST hay muchos hombres y mujeres que nunca
tuvieron vida política, que fueron al MST por la barbarie, por las
penurias, por la precarización y el proceso de concientización de estas
bases muy populares es largo. Si el MST habló durante años pidiendo a
sus bases que votaran a Lula y, 2 ó 3 meses después le dicen que Lula no
da más, los tiempos de un movimiento social y político, con más de un
millón de personas es un tiempo diferente, por lo tanto, lo que hace hoy
Stédile, lo que hace hoy el MST, no es una confrontación directa con
Lula en el plano verbal, pero están ocupando todas las tierras donde hay
espacio en el Brasil.
La ocupación de las bases
crea una situación de hecho y le dicen a Lula tenemos que negociar. Y yo
creo que el MST está haciendo lo correcto, porque el tiempo del MST es
diferente de nuestros tiempos. Para mí es claro que el gobierno de Lula
hoy abandonó sus compromisos esenciales con el pueblo incluso en la
cuestión agraria. La política económica es del FMI, la autonomía del
Banco Central también es cosa del FMI, la trágica política de desguace
de la previsión pública es del FMI, la reforma tributaria también, la
única cosa que Lula dice que va a hacer es la reforma agraria, claro que
hay un debate dentro del gobierno, ¿será una "reforma agraria"
como quiere el FMI, los latifundios y los terratenientes o será una
reforma agraria mínimamente comprometida con los intereses populares? El
MST propuso hacerlo responsable del proyecto de la reforma agraria de Lu
la a un intelectual de izquierda muy comprometido con las luchas
populares, que es Plinio de Arruda Sampaio, que es el responsable de la
elaboración del proyecto por indicación del MST, entonces el MST espera
ahora el diseño del proyecto de reforma agraria y lo que Lula va a hacer.
Es por esta razón que el
MST ve el gobierno de Lula como un gobierno en disputa. Yo digo que si
estuviese en la dirección del MST también estaría diciendo estas mismas
cosas, pero como intelectual crítico que soy, colaborador y profundo
admirador del MST, pero con autonomía y para ayudar en el debate, no
puedo dejar de decirles que el gobierno de Lula va muy mal, inclusive en
la gestión agraria. El MST pidió el asentamiento este año de 120.000
propiedades, el gobierno de Lula empezó hablando de 60.000, ahora habla
de 7.000, pero estamos a fines de octubre y no se realizó ningún
asentamiento.
Es más, aumentaron las
muertes de los militantes del MST en el campo, peor aún, hay presos políticos
del MST, la justicia empezó una campaña de criminalización y el
gobierno de Lula no hace nada para impedir esta política. Para concluir
esta cuestión, que es compleja, creo que poco a poco va a quedar claro
para el MST que las chances de una reforma agraria profunda son pequeñas.
Es más, e l MST es el movimiento social y político más grande que lucha
en Brasil contra el ALCA. Si Lula continúa su política sobre el ALCA,
diciendo no sé, vamos a conversar, vamos a discutir un ALCA bueno, este
va a ser el límite para el MST. Porque el MST perdió la batalla de los
transgénicos, el MST era profundamente crítico a los transgénicos y
hace dos semanas Lula liberó los transgénicos. Otra tragedia. Ahora
resta para el MST la política agraria, la política del ALCA, la política
económica y yo pienso que en algunos meses más el MST va a empezar un análisis
también crítico, pero lo fundamental, es que el MST hace la crítica
fundamental que es ocupar tierras, carreteras, almacenes, todo lo que se
puede ocupar, para mostrar que los desposeídos del campo y la ciudad no
soportan más vivir sin tierras, sin trabajo, sin salario, ni alimentos.
M.H.: Por otro lado se
lanzó una importante campaña, el plan Hambre Cero, que tengo entendido
lleva adelante Frei Betto, quien señaló que es un programa no
asistencialista, que es un programa de inclusión social, que ha reducido
la mortalidad infantil, que ha mejorado la calidad de vida, que los
empresarios participan porque están motivados y, como conclusión, Frei
Betto señala que Lula formó un gobierno muy amplio, con lo mejor de la
sociedad brasileña. ¿Que reflexión te merecen estas opiniones?
R.A.: Bueno, de nuevo tengo
que hacerte una aclaración. Frei Betto es también un intelectual de
izquierda de origen católico muy respetable, estuvo en los últimos 30 ó
40 años ligado a las luchas populares en Brasil.
Frei Betto, en mi opinión,
es lo mejor que tiene el gobierno de Lula, que es muy negativo, Frei Betto
es la punta mejor, porque el gobierno de Lula es concesión tras concesión.
Hace poco tiempo murió el presidente del PTB, del viejo peleguismo, de lo
peor de Getulio Vargas, y Lula fue a este entierro y tuvo que escoger el
horario de la visita para no encontrarse con Collor de Melo. Pienso que
esto simboliza que aquellos y aquellas que 10 años atrás apoyaron a
Collor hoy apoyan a Lula, entonces naturalmente el gobierno de
Lula no es el mejor, hay
figuras muy negativas como el Ministro de Agricultura, que es el defensor
del peor agro-business, es un defensor de la multinacional Monsanto; el
presidente del Banco Central es del Banco de Boston, es un gendarme del
capital financiero. Bastaría nombrar a estos dos.
También está Palozzi, el
Ministro de Planeamiento, que es la derecha, de la derecha, de la derecha,
de lo que un día se llamó izquierda. Entonces, la situación del
gobierno del PT es muy negativa. El programa Hambre Cero es una
propaganda. Claro que hay una situación en Brasil que es de hambre
brutal, entre 30/40 millones de personas tienen hambre, no comen un mínimo
por día, entonces yo puedo estar de acuerdo que es necesaria una campaña
de emergencia contra el hambre.
Cualquier gobierno de
izquierda que gana una elección y ve que cuarenta millones de personas no
comen tiene que tomar una decisión de emergencia, pero el programa Hambre
Cero no hace los cambios estructurales, sería preciso hacer la reforma
agraria, una política de aumento salarial, porque el salario mínimo en
Brasil hoy es de U$S 80 y hay un 40/50% de la población que recibe menos
que U$S 80, esa suma por mes es nada, no alcanza ni para pagar una casa en
una villa miseria, que cuesta más caro que esto para alquilar. Como
resultado, el programa Hambre Cero, es una especie de distribucionismo
reformista, con mucha propaganda y no hace ninguna reforma estructural. Lo
único que funciona hoy bien son los hombres de marketing, es Duda Mendonça,
"un gran hombre" que hace algunos años hacía el marketing político
de Maluf que es de extrema derecha, proto-fascista. Hace algunos años
emigró para el lado de Lula, es un hombre de marketing muy competente,
vende Coca-Cola, McDonald's, vend e todo lo que debe ser vendido, hace
mucha propaganda del gobierno de Lula, e incluso es el responsable de la
propaganda del programa Hambre Cero, el que hasta hoy se puede decir que
es un fracaso completo, no tiene ningún sentido de reforma estructural.
Yo tengo un respeto
verdadero por Frei Betto, porque sufrió la represión durante la
dictadura, porque cuando el MST es agredido lo defiende, porque cuando las
luchas obreras son acosadas, él que tiene mucho acceso a la prensa los
defiende, tiene el coraje de defender a Cuba y en ese sentido merece todo
mi respeto. Más yo no estoy hablando de la política de Frei Betto sino
de la política de Hambre Cero del gobierno de Lula y mi análisis es
profundamente crítico.
M.H.: La reforma
previsional, que en la Argentina se ha demostrado un fracaso absoluto, se
quiere implementar en Brasil. Hubo un ataque muy duro a los trabajadores
del sector público de parte del gobierno de Lula. ¿Cuál es tu opinión
respecto de esta reforma previsional?
R.A.: Yo pienso que esta
fue la gestión crucial, después de ella se pudo tener en claro el
sentido del gobierno de Lula. Antes de ella podíamos tener dudas, para mí
fue el punto culminante. Yo escribí en el diario del MST un artículo que
se llama "La contrareforma de la imprevidencia", o sea, la
contrareforma de la no previdencia. Yo dije en ese articulo que así como
Fernando Henrique, desnudó su rostro cuando reprimió la huelga de los
petroleros en 1995, así como Margaret Thatcher desnudó su verdadero
rostro en la huelga de los mineros en 1983, que duró un año, el gobierno
de Lula se desnudó en la forma nefasta en que trató la previsión pública.
Yo solamente voy a resumir, porque sino hablaríamos más de una hora:
primero, la reforma de la previsión es una imposición firmada por
Fernando Henrique Cardoso con el FMI. Segundo, el PT siempre estuvo contra
la reforma de FHC. En 1999 Lula dijo que esta era una medida ilegal,
imposible de ser llevada adelante y ahora él practicó la ilegalidad. Eso
pasó por una confluencia de muchos elementos: primero, es evidente la
exigencia del FMI y el gobierno de Lula cometió un error muy grave.
En los primeros meses en
vez de utilizar su fuerza político-electoral de 53 millones de votos para
decir, eso no, eso no, eso no, buscó ganar la confianza del FMI y del
sistema financiero internacional, quiso mostrarse como un gobierno
moderado y confiable y pasó a tratar la cosa pública, la previsión pública,
la salud pública, la educación pública, los servicios públicos, como
si los asalariados o los funcionarios públicos fueran los responsables de
la tragedia del país. Empezó una política de fragmentación dentro de
la clase trabajadora enfrentando a los trabajadores asalariados privados
contra los públicos. Ni Collor, ni FHC, consiguieron hacer esto.
Lula pasó a decir que los
funcionarios públicos eran los responsables de la crisis del país. No
era el sistema financiero, no era el Fondo Monetario Internacional, no era
la burguesía, no eran las multinacionales, no eran los terratenientes, no
eran los burgueses nacionales, eran los funcionarios públicos. Después
de es to hizo una cosa muy nefasta. Al privatizar los fondos de pensión,
o al permitir que los fondos públicos de pensión ingresen en el mercado
financiero, imagina desarrollar el capitalismo brasileño aliando al
capital financiero con el sindicalismo, porque en la idea de los líderes
del gobierno muchos sindicatos fuertes crearon fondos de pensión que serán
administrados según la lógica financiera, por los mismos sindicatos.
Es lo que llamo la fusión
del sindicalismo de negocios financieros, esto está dando nacimiento a
una casta sindicalista financiera de la peor especie. Lo que es más grave
es que hace 10 años atrás estaba ligada a las bases o era lo que llamábamos
en Brasil el Nuevo Sindicalismo. La reforma de la previsión es
privatista, es financista, es fiscalista, no resuelve la cuestión de la
previsión, no dice una sola palabra, sólo hay un artículo que dice que
futuras leyes van a cuidar de 40 millones de hombres y mujeres que están
en el mercado informal. El gobierno dice que es una reforma pública y
universal, en realidad es una farsa impuesta por el FMI que el gobierno de
Lula compró porque los recursos, dicen algunos economistas, serán más
voluminosos que los que aportaron las privatizaciones durante el gobierno
de FHC, es decir, que es una mina de oro. Y esta mina de oro va a parar a
las manos de los privados y de los sindicalistas que controlan los fondos
de pensión de los grandes sindicatos. Esto tiene otra consecuencia
nefasta.
Los grandes sindicatos no
van a luchar más por salarios, van a pasar a luchar por administrar bien
el sistema financiero, van a buscar la forma de invertir bien en el
sistema financiero. No van a combatir más el sistema financiero, van a
ser parte de él. Nosotros no imaginábamos en diciembre del 2002 que la
primera medida de Lula sería la intensificación de aquello que Lula y el
PT impidieron que FHC hiciera, y para mí este fue el punto, objetivamente
hablando, crucial, que dejó claro de qué lado estaba Lula. A partir de
ese momento el gobierno de Lula no esta más en disputa, fue ganado por
los sectores del sistema, por eso es que nosotros empezamos una campaña,
ahora sí, claramente de crítica, pero tenemos que comprender una cosa,
53 millones de personas votaron a Lula, este voto y el voto militante del
PT, en mi análisis, le estará dando al gobierno de Lula más o menos un
año de tiempo, para después empezar a cambiar.
Completado un año el
pueblo va a decir: 'y ahora, el empleo, y ahora, la reforma agraria, y
ahora, la política salarial, y ahora, el enfrentamiento al hambre', y la
cosa se va a tornar más crítica. Por fin, debo decir, que la reforma
previsional, ha sido aprobada por el gobierno de Lula con las alianzas más
espurias posibles con la derecha, el peor tipo de alianzas.
Hubo un movimiento muy
importante que llevó a colocar en Brasilia, la capital federal, 60.000
trabajadores en franca oposición al gobierno de Lula, fue la primera
manifestación de masas que el gobierno de Lula enfrentó. De esto se
analiza que una parte del mundo del trabajo no tiene más expectativas en
el gobierno de Lula y lo considera su enemigo. Yo pienso que en los próximos
tres años nosotros tendremos muchos combates por delante.
M.H.: Lula y 12
directivos de la CUT forman parte del gobierno. La CUT celebró en junio
su octavo congreso donde además cumplió 20 años de su fundación.
Actualmente, agrupa seis millones de afiliados. ¿Cómo se vive toda esta
situación que vos estás desarrollando al interior de la CUT?
R.A.: Es una situación de
clara, profunda y, yo diría, irreversible división. La CUT hoy esta
dirigida por Marinho, que es del grupo muy íntimo de Lula, fue señalado
por el Planalto, para sustituir al antiguo líder, Felicio, que también
era del sector interno de la Articulación, pero estaba ligado a los
funcionarios públicos, y el gobierno de Lula cambió, indicando una
negociación para tirar a Felicio y colocar a Marinho del ABC; con esto la
CUT se muestra como un brazo del gobierno. Puede hacer algunas críticas,
pero en lo fundamental es un soporte del gobierno. Es más, los empleados
públicos ya toman a la CUT dominante, la CUT-Articulación como su
enemigo.
Todas las veces que la
dirección de la CUT, a través de Luiz Marinho, intentaba hablar en las
huelgas de los empleados públicos, no se le permitía. Actualmente, hay
un 30 % de la CUT que son críticos, algunos completamente contrarios al
gobierno de Lula, que son los que lideraron la huelga de más de 30 días
de los emplead os públicos y hay otros sectores que son críticos pero
participan del gobierno, tienen un pie en la crítica y otro pie en el
gobierno. Yo imagino que no va a ser fácil la convivencia de lo que podríamos
llamar las dos CUTs, una CUT pro-gubernamental y otra anti-gubernamental.
Es más, una parte fundamental no va a aceptar la conversión de la CUT en
una central financiera, involucrada en los fondos de pensión. Porque no
es la convivencia de los diferentes, sino de los contrarios. Yo diría que
es muy difícil, que como sucede en el PT, la CUT no sufra una escisión.
M.H.: ¿El triunfo de
Lula evita de alguna manera que en Brasil se produzca una situación como
la que vivió Argentina en diciembre 2001 o Bolivia el fin de semana
pasado con las caídas de De la Rúa y Sánchez de Losada producto de
movilizaciones populares que cuestionaron seriamente el modelo neoliberal?
R.A.: Sí y no. Sí, en la
medida en que una parte del pueblo depositó muchas esperanzas en Lula,
una parte de los 53 millones que lo votaron tiene la esperanza que Lula va
a hacer cambios importantes. En este sentido esta esperanza dificulta la
intensificación de las luchas sociales. Por otro lado, el gobierno de
Lula, el partido de Lula, el PT, siempre participó de las luchas
sociales, especialmente en los '80, en la década posterior el PT consolidó
su cambio hacia un partido social-demócrata.
Actualmente, el desempleo
aumenta, el salario es muy bajo, la reforma agraria no ocurre, los riesgos
del ALCA, esto abre una situación en la que muchos van a decir, si Lula
no lo va a hacer, nosotros tenemos que luchar y hay una dificultad
adicional, grande. Yo explicaba hace algunos días en una charla sobre el
ALCA en Paraná, Entre Ríos, con estudiantes, que hace un año atrás
nosotros hicimos un plebiscito de once millones de votos contra el ALCA,
apoyado por la CUT y también por el PT , y ahora todo lo que se hace en
Brasil contra el ALCA tiene la oposición o la distancia de la CUT y el PT
dominante. Esto dificulta las cosas porque son 2 herramientas que nacieron
como del pueblo y hoy son herramientas que se vuelven contra el pueblo. Lo
que pasó en la Argentina y lo que pasó en Bolivia la semana pasada es señal
de que América Latina no soporta más el neoliberalismo, venga de Menem,
de De la Rúa, venga de Fujimori, venga de Lula, venga de donde venga. Yo
tengo la certeza que estos gobiernos que nacieron con una expectativa
popular, como Gutiérrez en Ecuador, que fue líder de una rebelión
popular hace 3 años, y ahora a 6 ó 7 meses de asumir el gobierno
practica un gobierno dentro del sistema, esos gobiernos que fueron electos
con votos de la izquierda, como Gutiérrez y Lula, en la medida en que no
realicen los mínimos cambios que los pueblos esperan sufrirán fuerte
oposición. El problema es que en mi punto de vista eso va a demorar mucho
más tiempo porque h ay muchos que tienen la ilusión que son gobiernos
que van a hacer cambios.
M.H.: Todo este panorama
que nos estás desarrollando en función de la situación de Brasil, del
gobierno de Lula y la situación del PT, hace de alguna manera preveer la
conformación de una nueva fuerza política de izquierda. Yo he leído,
por ejemplo, que vos hablás de la necesidad de un movimiento que combine
renovación con radicalidad. Me gustaría que nos explicaras que querés
decir con esto.
R.A.: Yo pienso que esto es
fundamental, yo soy un intelectual marxista, que considera al marxismo
fundamental para un análisis crítico del mundo de hoy. Yo pienso que el
siglo XXI recupera la actualidad de la cuestión socialista porque el
socialismo ha sido derrotado en el siglo XX, después de la experiencia
rusa, pero Seattle, Praga, Génova, el MST, el Zapatismo, la rebelión en
Bolivia, los piqueteros en la Argentina, las huelgas en Europa y en muchas
partes de América Latina, la propia huelga general en Colombia y en
Bolivia, donde hubo movimientos indígenas que junto con la huelga general
crearon una situación de crisis y derrumbaron al gobierno boliviano, todo
eso muestra que el siglo XXI será de profundas luchas sociales en el ámbito
nacional y mundial. Así como el capital se mundializó, las luchas
sociales también se mundializan. Esto nos pone en un desafío, tenemos
que tener un marxismo contemporáneo, yo acostumbro a decir un marxismo
renovado y radical, no un marxism o renovado y moderado, institucional y
dentro del sistema, tampoco un viejo marxismo aparentemente radical.
Por ejemplo, yo pienso que
hoy cuando nosotros hablamos de movimientos populares no podemos defender
los partidos de vanguardia, los viejos partidos marxistas leninistas como
alternativa, en mi opinión estos partidos son parte de la historia que se
quedó en el siglo pasado, nosotros precisamos ahora, por ejemplo, lo que
en Brasil es el MST, movimientos sociales radicales, que son al mismo
tiempo movimientos sociales y movimientos políticos, esta fue la cosa más
positiva de los primeros años del movimiento zapatista, ser al mismo
tiempo movimiento social y político.
Estos dos ejemplos son los
que yo llamo movimientos de una izquierda social renovados y radicales.
Que son capaces de mostrar la contemporaneidad del marxismo. Hubo un diálogo
muy lindo de Marx con sus dos hijas. Una de ellas le preguntó una vez
cual era su lema de vida y Marx les contestó: 'Dudar de todo'. Nuestro
marxismo tiene que dudar de nuestras certezas para poder avanzar y tiene
que ser radical. No es posib le pensar en el siglo XXI la recuperación de
la Humanidad, el fin de la lógica destructiva del mundo actual, el fin de
este capitalismo profundamente destructivo y superfluo si no es
recuperando una concepción profundamente radical contra el sistema de
mercado, contra el sistema del capital, contra su estado y contra su política.
Yo estoy por un movimiento renovado y radical de los marxistas y también
de los no marxistas, como es el caso de Naom Chomsky, que sea
profundamente crítico del sistema.
Yo citaría dentro del
marxismo gente que hace un gran esfuerzo por su renovación y por su
radicalidad. István Meszáros en Inglaterra, James Petras en Estados
Unidos, Francois Chesnais en Francia, nosotros procuramos hacer lo mismo
en Brasil, Alain Bihr y muchos otros.
Es decir, marxistas y otros que no lo son propiamente para hacer una crítica
radical al sistema.
Este es nuestro desafío.
Es evidente que si el PT se convirtió en un partido del sistema, en un
partido institucionalizado, en la izquierda dentro del sistema, si es un
partido social-demócrata, es evidente que la izquierda social brasileña
que es muy grande tiene que buscar otras alternativas. Claro que este es
un proceso muy complejo y largo, tres diputados y una senadora se pueden
ir del PT. Esto va a crear una primera discusión. Muchos van a decir: 'si
ellos salen nosotros también saldremos'. Otros van a decir: 'nosotros no
vamos a salir ahora, vamos a disputar el PT, para hacer una disputa
profunda, para demostrar que la que debería salir es la dirección'.
Claro que a lo largo de los
meses, van a darse cuenta que el PT es una máquina que tiene una dirección
que controla y que, por lo tanto, van a ser colocados en una situación
clara: O se defiende al gobierno de Lula o se esta fuera del gobierno de
Lula.
Esto va a abrir muchas
discusiones con tiempos diferentes, expresando conciencias diferentes,
algunos tienen claro que el PT no les sirve más, otros regresan a sus
casas diciendo que no tienen nada que hacer, algunos buscamos
alternativas, que tienen que ver con que yo hablaba de la CUT, de lo que
yo hablaba en el inicio de esta entrevista sobre el MST, es muy importante
que la nueva herramienta tenga por lo menos la simpatía de estos
agrupamientos. Yo pienso que en las próximas elecciones el PT va a sentir
la primera derrota. Claro que va a hacer una campaña de marketing
norteamericanizado, pero muchos van a decir no votamos más al PT y van a
empezar a ver qué alternativa hay. En mi opinión es prematuro hablar de
un partido nuevo, pero tenemos que caminar para algo nuevo, puede ser un
movimiento social y político, puede ser un embrión de un partido, hasta
puede ser un partido, pero tendremos que caminar con mucha calma, porque
muchos dentro del PT hoy son muy críticos pero e s gente que ha militado
en el PT 20 años de su vida, dejando su familia, sus hijos y ahora no
quieren dejar todo lo que ha sido construido para que esta dirección lo
destruya.
Nosotros tenemos que
respetar a todas esas mujeres y esos hombres que dieron parte de los
mejores años de su vida militando en el PT y ahora quieren disputar,
aunque nosotros sepamos quien va a ganar. Claro, gana la dirección, pero
hay que estar atento al tamaño de las discusiones porque esto va a tener
una relación directa con lo que va a ser creado después. Ya hay una
parte de la izquierda brasileña, el PSTU y otros grupos pequeños que
tienen sus agrupaciones. ¿La izquierda que se escindirá del PT y la que
hoy esta fuera del PT será capaz de constituir un movimiento social y político,
crítico, radical, de base y anticapitalista? Ese es nuestro desafío,
este es el desafío que yo tengo para exponer y explicar en mis
actividades, en mi militancia y en mi reflexión teórico-política que
hago en Brasil.
M.H.: Hemos hecho un
largo recorrido por la situación política actual de Brasil, ¿querés
agregar algo más?.
R.A.: Solamente quiero
decir que hace un año atrás estuve en Buenos Aires en una jornada en la
Universidad y cuando me presenté los argentinos me preguntaron: '¿ cómo
va la cosa en Brasil?'. Y les respondí: 'les voy a decir ya como va la
cosa en Brasil, pero antes quiero decir que soy muy optimista con lo que
pasa en Argentina'. Muchos se sorprendieron. Por supuesto que mi visión
del PT es crítica desde que se fundó en 1980. Se pueden encontrar muchos
archivos de textos que yo escribí, diciendo que el PT era un partido
nuevo, pero no era radical. Este proceso se intensificó en los últimos años.
Yo veo muy positivo esta rebelión desde abajo que ocurre en Argentina.
Por ejemplo, las ocupaciones de las fábricas. Es fundamental que obreros
que son despedidos comiencen un movimiento por la ocupación de las fábricas,
veo con mucha simpatía la rebelión de los piqueteros, aquellos y
aquellas que como dijo Marx, no tienen nada que perder.
Tienen la lucha como única
alternativa. Los veo con mucha simpatía, porque son rebeliones desde
abajo. Nuestro desafío es cómo hacer para que estas luchas, estas
rebeliones, como acaba de ocurrir en Bolivia, cómo hacer para que estas
luchas profundas, de base, de obreros, indígenas, campesinos,
trabajadores, desempleados, etc., en algún momento se conviertan en
transformaciones radicales. Este es nuestro desafío y para esto yo pienso
que el siglo XXI está solamente empezando. Y nosotros vamos a tener
muchas experiencias, laboratorios, que nos van a auxiliar para dar la
lucha social del siglo XXI. Yo pienso como pensaba un intelectual que ya
murió, Daniel Singer, que escribió en 1999 con el titulo de: "El próximo
milenio será nuestro o será de ellos". Ahora ya estamos en el
milenio nuevo y nuestro desafío es luchar para que este siglo y este
milenio sean nuestros. Esta es nuestra función y nuestro desafío
fundamental hoy.
CORRESPONDENCIA DE PRENSA [Nº
139 - Noviembre 22 - 2003]
|
|