27
de agosto
Jornada
nacional de lucha unitaria
Por el relanzamiento de la Coordinadora
Nacional de Resistencia Popular, recuperando la lucha unitaria
nacional con acciones de masas
Por
Carlos Amaya Fúnez
El
Trabajador Nº 64, Honduras, agosto de 2007
Ante
el fracaso de la política del FMI y el gobierno liberal de Manuel
Zelaya para resolver las necesidades más elementales de la población,
han continuado las luchas de diversos sectores, desde los trabajadores
sindicalizados hasta las comunidades urbanas y rurales.
Desde
las reivindicaciones gremiales y sectoriales específicas, hasta los
grandes temas nacionales son levantados en las luchas cotidianas de
nuestro pueblo.
Todas
unidas por una característica común: el cuestionamiento a la política
neoliberal consistente en la apertura de mercados, la privatización
de las empresas estatales y los recursos naturales nacionales, la
flexibilización laboral, la concentración de tierra en pocas manos,
y la desatención del estado de sus obligaciones más elementales como
salud, educación, vivienda.
Divisiones
entre la burguesía
La
falta de perspectivas económicas a largo plazo también se evidencia
en la desesperación de diversos sectores burgueses, que sin tener
ningún proyecto de país salvo el que les recomiendan los organismos
financieros internacionales, ven en la conducción del estado la única
forma de obtener ganancias seguras de las migajas de la privatización
y mediante la corrupción. Esta desesperación es la que explica la
“guerra de guerrillas” entre las facciones burguesas del partido
liberal y nacional. De un lado los viejos sectores oligárquicos y del
otro la nueva burguesía surgida al calor del desmonte del estado y la
corrupción generalizada.
No
se trata de un enfrentamiento “izquierda– derecha” desde un
punto de vista de confrontación de modelos económicos y mucho menos
ideológico, ya que ambas facciones impulsan la misma política del
Banco Mundial y el FMI. La pelea es por ver quién llega al gobierno
para beneficiarse con la administración de dicha política en un país
al borde de la quiebra.
Hacia
la centralización del movimiento popular
La
multiplicación de conflictos abarcando a todos los sectores sociales
desde los asalariados hasta los cuentapropistas y pequeños
propietarios, desde las zonas urbanas hasta las rurales, ponen a la
orden del día la necesidad de unificar, coordinar y centralizar las
luchas.
En
las décadas que van desde la huelga del 54 hasta principios de los
noventa en el siglo pasado, dicha tarea centralizadora la realizaban
las centrales obreras. Primero la CTH y luego la CGT y la CUTH.
Si
bien el movimiento obrero se fragmentó en estas tres centrales, ellas
englobaban también a los campesinos, al magisterio y otros sectores
populares.
La
derrota del movimiento sindical a inicios del los ‘90, debida a la
traición de los dirigentes de las centrales obreras agrupados en la
llamada “Plataforma de Lucha” atomizó y aisló más al movimiento
popular.
Los
dirigentes de cúpula se acomodaron a la política de concertación y
conciliación de clases; y desde las bases y desde el interior del país
fue surgiendo una El
resultado de este proceso, que duró una década, llevó al
surgimiento en el año 2003 de la Coordinadora Nacional de Resistencia
Popular, unificando regiones de todo el país, organizaciones de base
obreras, campesinas, magisteriales y comunales.
Pero
lo más importante: sentó las bases de un nuevo tipo de organización
basada en la democracia interna, la independencia de clase y
la movilización unitaria permanente, rompiendo con la política
de concertación.
Coordinadora:
democracia de los luchadores
La
Coordinadora nació al calor de la lucha unitaria contra la aprobación
de la Ley Marco del Agua Potable en el año 2003, protagonizando una
de las acciones de masas más audaces del movimiento popular hondureño
desde la huelga bananera de 1954: el bloqueo de todos los accesos a la
capital y su paralización.
Las
acciones de solidaridad de la Coordinadora también se hicieron sentir
en las luchas magisteriales del 2004, y el apoyo a los diferentes
sectores en lucha.
La
herramienta fundamental para lograr ese grado de beligerancia estaba
en el carácter profundamente democrático de las asambleas de la CNRP:
los Conversatorios Nacionales convertidos en verdaderos parlamentos
populares donde la base decide sobre todos los asuntos que se
someten a su análisis.
Desde
entonces la CNRP ha estado asociada a la movilización, a la lucha
unificada y solidaria y a la democracia interna.
Sin
embargo, en los últimos años estas características se han ido
perdiendo generando un aislamiento de la CNRP de los sectores en lucha
y una nueva fragmentación del movimiento popular.
Muchas
razones han contribuido a este proceso regresivo. Sin embargo entre
las más destacadas está la ingerencia de las ONG y sectores no
populares que han tratado de poner condiciones al movimiento popular
(no apoyo al magisterio en lucha por ejemplo) y han introducido sus métodos
verticalistas, de consenso y no democráticos al interior de la
Coordinadora desplazando la toma de decisiones de las asambleas de los
Conversatorios a las reuniones de Conducción.
Coordinadora:
para la lucha de masas
La
pérdida de protagonismo de las bases de la Coordinadora ha debilitado
la política de acompañamiento de las luchas que libra nuestro
pueblo, alejando la CNRP de las masas en lucha.
Atrapada
en su pasado y su discurso radical pero lejos de los conflictos
reales, las acciones de la Coordinadora se hicieron de vanguardia: la
movilización y la participación de quienes tenemos posición política
tomada y terminamos alejándonos del pueblo.
Y
como ocurre muchas veces en las acciones de vanguardia con el enorme
peligro de ser utilizadas por los diferentes sectores burgueses
enfrentados en la pelea por el pastel o caer víctima de provocaciones
policiales.
Relanzar
la CNRP
La
Jornada Nacional de Lucha Unitaria del próximo 27 y 28 de
agosto es la oportunidad de retomar el camino de la lucha unitaria de
masas.
La
participación de las organizaciones de base en la toma de decisiones
ha permitido ir definiendo los objetivos, contenidos y métodos de
lucha que más convienen al fortalecimiento del movimiento popular.
El
acercamiento de la CUTH y CGT a las acciones unitarias abren una
importante perspectiva de lucha en la medida que sus máximos
dirigentes no traicionen los intereses de sus bases.
La
jornada de lucha llega en un momento muy especial de los roces
interburgueses y permite al movimiento popular medir sus propias
fuerzas unificando sus reivindicaciones de clase.
La
jornada de agosto es un paso importantísimo en las luchas futuras que
se avecinan en la medida que se empiecen a sentir con mayor fuerza las
consecuencias del TLC.
De
las diversas demandas unitarias que se levantarán, merece un
tratamiento muy particular el tema del agua potable.
Las
acciones de El Progreso, ponen a la orden del día la posibilidad de
echar para atrás la Ley Marco del Agua Potable y lograr su derogación.
Está en manos de la CNRP el poder lograrlo con el actual cambio de
rumbo.
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