Esta es
la campaña más violenta desde 1985, cuando se inició la apertura
democrática
¡Alto a
los asesinatos políticos!
Por
Armando Tezucún
El Socialista Centroamericano Nº 67, agosto de 2007
El aspecto más
deplorable de la actual campaña electoral en Guatemala es la gran
cantidad de atentados, amenazas y asesinatos contra activistas políticos
y candidatos a cargos públicos. Esta es la campaña más violenta desde
1985, cuando se inició la apertura democrática. En las últimas
elecciones de 2003 los asesinatos políticos fueron 29. Esta vez, hasta el
30 de julio, los atentados sumaban 55 con 38 asesinatos.
Once partidos han sido
afectados con atentados contra sus integrantes. El hecho de que la
mayoría de las víctimas pertenezcan a los partidos de la burguesía da
fuerza a la explicación del Ministerio de Gobernación, que atribuye al
crimen organizado, en especial a los narcos, la autoría de los atentados.
Y es que la esencia misma de la práctica política y la estructura de los
partidos que representan los intereses de capitalistas y terratenientes
permite que los criminales los infiltren y extiendan en ellos sus
tentáculos.
El clientelismo
político, el tráfico de influencias, la corrupción y la ausencia de
prácticas democráticas campean en estos partidos, sobre todo a nivel de
los municipios y más aún de los que se encuentran en la ruta del
tráfico de drogas. Por eso para los narcos resulta fácil colocar gente
afín a sus intereses en los puestos de alcaldes, concejales o síndicos.
Según algunos analistas
(ver diario El Periódico 30/7/07), el crimen organizado ha penetrado en
las cúpulas dirigentes de algunos partidos políticos, y desde allí
maniobran para dejar espacios abiertos a sus simpatizantes, asesinando a
quienes se les oponen.
También se da el caso de
organizaciones políticas que se resisten al ingreso de individuos afines
a las bandas criminales y son blancos de ataques, con el fin de que los
narcos puedan colocar a sus partidarios.
El partido Unidad
Nacional de la Esperanza, que va a la cabeza en todas las encuestas, es el
que más víctimas ha tenido, con 17 atentados desde abril del año
pasado. Podemos intuir la pugna que se está librando por el control los
cargos y del botín gubernamental después de las elecciones.
Mientras escribimos estas
líneas (14 de agosto) nos enteramos del asesinato de Werner Velásquez,
alcalde de Santa Ana Huista, Huehuetenango, perteneciente al Partido de
Avanzada Nacional, quien pretendía reelegirse. Velásquez fue asesinado
dentro de su vehículo por individuos que portaban fusiles AK-47.
Pero no podemos culpar de
todos los asesinatos al narcotráfico. En Guatemala aún subsisten las
bandas armadas de la ultraderecha, que tienen vínculos con el ejército,
los organismos de seguridad y la oligarquía terrateniente. Los partidos
de izquierda han sufrido su cuota de víctimas, entre militantes,
funcionarios municipales y candidatos.
Los frecuentes asesinatos
de dirigentes campesinos y líderes de comunidades son obra también de
estos grupos paramilitares al servicio de la extrema derecha.
De los partidos
reformistas, el que está mejor colocado en las encuestas es Encuentro por
Guatemala, que postula a Rigoberta Menchú y según la encuesta de Borge y
Asociados del 30 de julio, está en cuarto lugar. Este partido ha sido
recientemente objeto de una seguidilla de atentados. Fueron asesinados
Mario Pacheco en Escuintla, y el 4 de agosto Carlos de León, candidato a
síndico en Catarina San Marcos. Además -en dos hechos separados- el ex
comandante guerrillero miembro de EG César Montes y la candidata a
diputada por EG Olga Marina Lucas López fueron víctimas de ataques
armados el 7 de agosto, de los que resultaron ilesos.
Los marxistas
revolucionarios exigimos al gobierno que ponga freno a la violencia
electoral.
Berger y su equipo, que
pomposamente se anunciaron al inicio de su mandato como "gobierno de
empresarios" han fracasado rotundamente en controlar al crimen
organizado y no han hecho nada para desmantelar los organismos armados
clandestinos de la ultra derecha. La postulación a cargos públicos sin
temor a ser víctima de ataques es un derecho democrático básico de los
ciudadanos guatemaltecos que nosotros reivindicamos y defendemos.
¡Basta ya de
asesinatos! ¡Exigimos seguridad para todos los candidatos!
Alza de
precios con salarios congelados
Por
Armando Tezucún
El Socialista Centroamericano Nº 67, agosto de 2007
Según el último reporte
del Índice de Precios al Consumidor, la inflación en lo que va de 2007
ha sido de 3.74%.
En el rubro de alimentos
y bebidas, el alza ha sido de 4.53 %, y 8.13% en los últimos doce meses.
Para los obreros, asalariados y demás sectores de las clases populares
guatemaltecas esto significa que la canasta básica de alimentos ha
aumentado en Q46.56, ascendiendo a Q1,574.05 para una familia de cinco
miembros.
Esta cantidad casi iguala
al salario mínimo, que es lo más que puede aspirar a ganar un gran
porcentaje de nuestra mano de obra asalariada.
Si tomamos en cuenta que
la canasta básica vital, que incluye además de alimentos, vestuario,
vivienda, salud y transporte, equivale a Q2,872.35 mensuales para una
familia de cinco, entenderemos que para el pueblo trabajador la situación
es cada vez más desesperada. Ni siquiera un sueldo de Q2,500 mensuales,
bueno según lo que acostumbran pagar los patronos, alcanza ya para sacar
adelante a la familia. El golpe más reciente a los bolsillos del pueblo
fue el aumento del pan, que llegó a Q0.30 la unidad.
La lógica capitalista de
que los ricos se vuelven cada vez más ricos y los pobres cada vez más
pobres, queda evidenciada en informaciones publicadas recientemente en los
diarios. La economía guatemalteca ha crecido en los últimos años como
no lo hacía en mucho tiempo (4.6% en 2006, 5.2% se espera en este año).
Pero los salarios reales de los trabajadores han perdido en los últimos
tres años el 7.1% de su valor real con respecto al año 2000.
Según el Banco de
Guatemala, el volumen total de salarios pagados aumentó en un 36% de 2001
a 2005, por debajo sin embargo, de la inflación del 38.9% en el mismo
período; o sea que a pesar del aumento que ha habido en los salarios, el
incremento de los precios se ha encargado de anular su efecto en el nivel
de vida de los trabajadores.
Mientras, las ganancias
totales de los patronos y capitalistas aumentaron en un 45%, de Q56 mil
millones a Q81 mil millones aproximadamente en esos años. El crecimiento
de la economía ha traído beneficios sólo a los dueños de las
fábricas, empresas y plantaciones.
Aquellos que producen la
riqueza con su trabajo y sudor sólo han visto cómo sus sueldos cada vez
alcanzan menos para sostener a sus familias.
El desempleo está
afectando gravemente la situación de los trabajadores. Como resultado de
cambios en la economía capitalista a nivel mundial en el comercio de
textiles, desde el año 2005 han cerrado en el país alrededor de 70
maquilas textileras, dejando sin empleo a unos 45 mil trabajadores.
Esta tendencia aún se
mantiene; un poco más del 40% de las fábricas de textiles reporta una
menor cantidad de pedidos y una baja en la producción en este año en
comparación con el año pasado. Eso a pesar de la vigencia del Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos.
La situación se
agravará con la actual crisis financiera por la que atraviesan los USA.
El alto número de
desempleados puede anular el efecto que tengan sobre el nivel de empleo
otros sectores en crecimiento. Uno de éstos es el de la construcción,
que desde el año 2006 pasa por un período de bonanza, que ha provocado
un aumento en la producción de cemento del 14.5% y un aumento en la
demanda de créditos para construcción. Para este año el sector espera
crecer un 7.5%, con créditos bancarios por mas de Q8 millones.
Este auge de la industria
de la construcción puede significar un fortalecimiento de los obreros del
sector, un aumento del empleo y por consiguiente de su capacidad de
ejercer presión en luchas por mejoras salariales y de condiciones de
trabajo.
Se pone a la orden del
día la lucha contra el aumento de los precios de la canasta básica.
Hacemos un llamado a las organizaciones sindicales, estudiantiles y
populares para iniciar jornadas, marchas, bloqueos, etc. en protesta por
el incremento desmedido en el precio de los alimentos y productos
básicos.
Debemos organizar a los
desempleados, y exigir del gobierno y los empresarios empleos dignos.
Que los sectores de
trabajadores que gocen de empleos estables se solidaricen con sus hermanos
de clase menos afortunados. ¡Que los salarios aumenten automáticamente
con el aumento de los precios!
¡No al alza en el costo
de la vida!
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