Nicaragua

 

Particularidades del actual gobierno sandinista

Por Sebastián Chavarría Domínguez
Revista 1857 Nº 1, septiembre / diciembre de 2007

Después de tres fallidos intentos (1990-1996- 2001), Daniel Ortega conquistó por segunda ocasión la Presidencia de Nicaragua con el 38% de los votos validos. A diferencia de 1979, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) encabezó la lucha popular y la insurrección contra la dictadura somocista, desarrollando la movilización revolucionaria de las masas populares, en esta ocasión estamos ante un triunfo electoral en el marco de las instituciones de una frágil democracia burguesa que el mismo FSLN ayudó a construir después de 1990. Con muchas contradicciones internas, y manipulando a un sector de las masas populares, el FSLN ha sido objetivamente el principal impulsor de la reconstrucción del Estado burgués nicaragüense en los últimos 30 años.

La burguesía sandinista

En 1979 el FSLN era una organización nacionalista pequeño burguesa, antiimperialista, que apelaba a las masas en su lucha contra los agentes criollos del imperialismo yanqui. Sin embargo, en el transcurso de la guerra civil, se podía apreciar nítidamente el fenómeno del fortalecimiento de una nueva burguesía ligada al sandinismo, producto de una decisión consciente de la Dirección Nacional del FSLN de incentivar a los "empresarios patrióticos".

En el período de transición (Febrero-abril de 1990) los bienes más valiosos expropiados al somocismo y sus allegados, fueron privatizados a favor muchos comandantes y cuadros sandinistas, a través de leyes y decretos de última hora. Se produjo un salto de calidad en la naturaleza social de la alta dirección del FSLN. En un tiempo muy corto los antiguos guerrilleros se transformaron en nuevos y poderosos ricos, sobre todo en el sector agropecuario. Nació una nueva clase capitalista emergente, aunque las bases sociales del sandinismo continuaron siendo plebeyas o populares.

La burguesía sandinista ha desarrollado características muy particulares. Ha defendido violentamente sus propiedades contra cualquier intento de devolución de sus bienes a los antiguos propietarios. Para garantizarse en un entorno social de defensa de sus propiedades, tuvo que repartir tierras y asignar lotes urbanos a miles desposeídos, que son el escudo de protección del candente e irresoluto problema de la propiedad. Cuando sus intereses económicos corren peligro, no vacila en apoyarse en la movilización de masas y pronuncian encendidos discursos revolucionarios a favor de los pobres. Nunca aplica una sola política, sino que desarrolla y ensaya varias variantes al mismo tiempo.

Para sobrevivir se ha visto obligada a desplegar la astucia, ya que tiene muchos enemigos que ansían eliminarla físicamente.

La fortuna de la burguesía sandinista no es producto de un auge económico en la producción, como ocurrió en la época somocista, sino de la decadencia y barbarie heredados de la derrota de la revolución. Sus bienes fueron arrancados a otros propietarios mediante la insurrección, la guerra civil y las confiscaciones. Su ascenso social implicó el aniquilamiento de la burguesía somocista. Tiene un fuerte resabio nacionalista y es relativamente independiente, lo que le ha permitido desarrollar una capacidad de maniobras y maquiavelismo político un tanto inusual en la política nicaragüense caracterizada por regimenes totalitarios o dictatoriales. Aprendieron a pronunciar sus primeros discursos en las manifestaciones callejeras y no en el parlamento. Cuando se ven obligados a negociar y a realizar concesiones, dan fuertes golpes sobre la mesa y amenazan de muerte al adversario.

A pesar de su origen plebeyo y mafioso, aspira a que se le reconozca como una burguesía tradicional, de saco y corbata. Maniobrando con mucha habilidad, la burguesía sandinista logró superar con creces la derrota electoral de 1990, reteniendo los instrumentos claves del poder, como el Ejército y la Policía, la mayoría dentro de la Asamblea Nacional, manteniendo el control total sobre el Consejo Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, estableciendo un nuevo statu quo del poder. Sin mostrar el menor rubor, es proclive a llegar a pactos y componendas, con otros sectores de la burguesía, como ocurrió con Antonio Lacayo y el Grupo Pellas en el periodo 1990-1996.

Tres décadas no pasaron en vano, sobre todo cuando la alta dirigencia sandinista ha estado administrando total o parcialmente las instituciones del Estado que reconstruyó después de 1979. Este proceso produjo profundos cambios políticos y sociales dentro del sandinismo.

El FSLN ya no es una dirección nacionalista pequeño burguesa, permeable a la presión de sus bases, sino una dirección burguesa cada vez menos nacionalista, con un indiscutible líder político: Daniel Ortega Saavedra.

Doble discurso

Daniel Ortega mantuvo durante algún tiempo, especialmente bajo el gobierno de la Sra. Violeta Chamorro, un discurso revolucionario que le permitió conservar cierto caudal de votos.

En una democracia burguesa, cada cierto tiempo, el control de las instituciones y las cuotas de poder se resuelven o negocian por medio de los votos obtenidos. Esto le permitió al FSLN desarrollar la habilidad de manejar un discurso revolucionario y una aparente sensibilidad sobre los problemas sociales, al mismo tiempo que aprovechaba cualquier resquicio para obtener mayores cuotas de poder.

En las elecciones de 1996, por ejemplo, Daniel Ortega fustigó duramente a Arnoldo Alemán, al que consideraba la personificación de la restauración somocista. Fue la ultima ocasión que el FSLN desarrolló una campaña electoral con un discurso de izquierda. Tres años después, a finales de 1999, el FSLN inició una negociación política con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que concluyó con las reformas constitucionales del año 000, que modificaron las reglas del juego electoral, restauraron un sistema bipartidista de repartición de los cargos públicos entre las dos principales fuerzas políticas: el liberalismo y el sandinismo.

La reforma del 2000

La reforma constitucional del año 2000 sirvió para repartirse por la mitad los cargos públicos y el control de los Poderes e Instituciones del Estado.

Pero, con la visión estratégica que caracteriza a las direcciones guerrilleras, el FSLN insistió en bajar el porcentaje votos para obtener el triunfo electoral.

En 1995, la reforma constitucional estableció el sistema de dos vueltas electorales y la cantidad mínima del 45% de los votos validos para conquistar la Presidencia de la República. La reforma del año 2000 alteró sustancialmente las reglas del juego electoral, al bajar el requisito del 45 al 40% de los votos validos "salvo el caso de aquellos que habiendo obtenido un mínimo del treinta y cinco por ciento de los votos válidos superen a los candidatos que obtuvieron el segundo lugar por una diferencia mínima de cinco puntos porcentuales".

En la mayoría de los países de América Latina se ha establecido el sistema electoral de dos vueltas, con la excepción de México, Honduras, Panamá, Bolivia y Paraguay. Solamente en Argentina y Ecuador se contempla la posibilidad de que no hubiese una segunda elección, si la diferencia entre el primero y segundo lugar es del 10% de votos. Sin embargo, en Argentina el requisito para ganar en primera vuelta es del 45% y en Ecuador del 40%.

Al haber reducido del 45% al 35 % los votos necesarios para ganar en primera vuelta, la reforma del año 2000 preparó las condiciones para el regreso del FSLN al gobierno. Con esta modificación constitucional, el "pacto" entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán estableció en los hechos la alternabilidad en el gobierno por parte de las dos principales fuerzas políticas. Este cambio en las reglas del juego provocó un distanciamiento entre el gobierno de los Estados Unidos y el presidente Arnoldo Alemán, por que el Departamento de Estado consideró que el "pacto" había revitalizado al FSLN, como efectivamente sucedió. En realidad se pasó del sistema de dos vueltas electorales al sistema de mayoría relativa, es decir, podía ganar las elecciones la minoría más importante.

Las condiciones para que el FSLN recuperara el gobierno por la vía electoral estuvieron dadas en el año 001, pero el imperialismo norteamericano frustró los planes de "alternabilidad", en la medida en que intervino decididamente reagrupando las fuerzas antisandinistas bajo la candidatura de Enrique Bolaños.

Ante la apabullante derrota electoral, en el periodo 2002-2004, el FSLN realizó un nuevo giro político: se alió con el presidente Enrique Bolaños Geyer para debilitar al PLC y doblegar al caudillo liberal, Arnoldo Alemán Lacayo. A finales del 2004, el FSLN realizó un nuevo giro político, restableciendo su alianza con el PLC contra el gobierno de Bolaños, con el objetivo de realizar una nueva repartición del poder y las instituciones.

El giro a la "derecha"

En la campaña electoral del año 2001, el FSLN ya no utilizó un discurso de izquierda. En esa ocasión, conformó la llamada "Convergencia Nacional" con los despojos de partidos burgueses que fueron aniquilados por el triunfo de Arnoldo Alemán en 1996: socialcristianos, conservadores, renovadores sandinistas y conjunto de pequeños partidos.

Abandonó la tradicional bandera roja y negra por una bandera rosada, pero encabezando siempre los cargos propietarios y dejando los cargos suplentes para los aliados. Fue la primera vez que el FSLN formó una alianza electoral. El esfuerzo de amplitud y unidad electoral dio resultados: obtuvo el 44% de los votos validos, subió 7 puntos en relación a la votación de 1996. Esta fue la votación más alta en los últimos 16 años.

Pero esta votación no fue producto de una radicalización de las masas nicaragüense, específicamente de las bases del FSLN, sino más bien de un nuevo giro a la derecha por parte de Daniel Ortega. Andrés Openhaimer reconoció que durante la campaña electoral, Daniel Ortega "se presentó como un abanderado de la Iglesia Católica, adoptando una ley impulsada por la Iglesia contra el aborto terapéutico.

Ortega también prometió mantener el acuerdo de libre comercio de Nicaragua con Washington (...) la idea de un tsunami izquierdista en América Latina es frágil.

Lo que hay en el continente son varios países con líderes de izquierda moderada (...) América Latina está girando hacia la izquierda, pero con el agregado de que en la mayoría de países la izquierda está girando hacia la derecha". (El Nuevo Herald, 10/1 /0 )

Un gobierno débil, minoritario

La segunda gran duda que debemos despejar es si el FSLN ha logrado ganarse nuevamente la simpatía de las masas populares. A pesar de que las elecciones del 5 de Noviembre pasado, entró a votar una significativa nueva masa de votantes jóvenes que en 1990 tenían un año o estaban naciendo, este crecimiento del padrón electoral no se tradujo en un incremento de los votos sandinistas.

Contrario a lo que se puede creer, la votación del FSLN decrece en el tiempo.(Ver Cuadros) En 1984, en plena revolución, obtuvo el 62,89% de los votos validos. En 1990 perdió el gobierno con el 38,38% de los votos validos. En 1996 mantuvo estancada su votación con el 37,74% de los votos validos. En 2001 aumento su votación hasta el 44,18% de los votos validos. Y en el 2006 obtuvo el 38,06% de los votos validos, una cantidad de votos similar cuando perdió el gobierno en 1990. Aquí es donde la reforma constitucional del 000 nos muestra su verdadera importancia.

Si comparamos los votos del FSLN en relación al padrón electoral, la caída es estrepitosa. En 1984 obtuvo el 47,43 % del padrón electoral, en 1990 se redujo al 33,09% del padrón electoral, en 1996 esta cantidad se redujo al 27,65% del padrón electoral, para incrementarse levemente al 30,21% en el año 2001, para descender al 23,30% del padrón electoral durante las elecciones del 2006.

Y si comparamos la cantidad de votos validos a favor del FSLN en las ultimas cinco elecciones presidenciales, observamos que obtuvo 50,000 votos menos que 2001. Daniel Ortega conquistó por segunda vez la Presidencia de la República con el mismo 38% con el que fue desalojado del gobierno en 1990.

Lo anterior convierte al gobierno sandinista en un gobierno débil, de la minoría más importante y mejor organizada de Nicaragua, pero siempre es una minoría en relación al conjunto de la población. Esta debilidad intrínseca del nuevo gobierno presagia grandes conflictos políticos y sociales.

Nueva política de tolerancia del imperialismo A diferencia del año 2001, cuando el embajador norteamericano en Managua, Oliver Garza, forzó a los partidos de derecha a presentar una candidatura unificada contra el FSLN en torno a Enrique Bolaños Gayer, en las elecciones del 2006 el Departamento de Estado no insistió en la unificación de las candidaturas liberales de José Rizo Castellón del PLC y Eduardo Montealegre Rivas de la ALN. Más bien mantuvo una posición dual. Analizando retrospectivamente los hechos, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el embajador Trivelli atacó más duramente al PLC, que al propio FSLN.

Sin embargo, con una ambivalencia diplomática Trivelli declaró que "(...) estamos dispuestos a cooperar con gobiernos nuevos en cualquier país del mundo. Uno, que sea elegido democráticamente; y dos, que gobierne democráticamente. Que tenga una política económica sensata y esté dispuesto a cooperar con nosotros en temas de seguridad.

Cualquier administración que cumpla con esos requisitos estamos listos a trabajar con ellos". [1] En Junio del 2006, Thomas Shannon visitó Nicaragua para respaldar políticamente a las dos fuerzas "emergentes" que desafiaban a los partidos tradicionales (FSLN y PLC). En esa ocasión se reunió únicamente con Eduardo Montealegre y con Herty Lewites, que lideraba al Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), quien falleció tan sólo unos días después.

En esa ocasión Shannon comenzó a dar muestras de un reacomodo en la política de los Estados Unidos hacia Nicaragua. En Managua declaró que "lo importante no es si un candidato es la izquierda o la derecha, o si un partido es a la izquierda o a la derecha, lo importante es si hay un compromiso de democracia, si hay un compromiso a gobernar democráticamente (...) nosotros estamos dispuestos a trabajar con el liderazgo que el pueblo nicaragüense seleccione; pero la cuestión no es si nosotros estaríamos listos de cooperar con él [Daniel Ortega], la cuestión es si él estaría listo de cooperar con nosotros". [2]

Después de reconocer oficialmente el triunfo electoral del FSLN con el 38% de los votos validos, el Departamento de Estado operó un giro político de 180 grados. Bush llamó personalmente a Ortega para felicitarle. Poco a poco el discurso imperial comenzó a bajar de tono y mostrarse más conciliador. Shannon dijo que Estados Unidos "busca poder mantener un diálogo para asegurar que tenemos una relación abierta y fructífera. Vamos a hacer todo lo posible por desarrollar una relación respetuosa y una relación que funcione con el nuevo gobierno, siempre en el marco de la democracia y el libre comercio". [3]

Esta inusitada tolerancia de Washington en relación al gobierno sandinista no es algo especial, forma parte de una política continental para hacerle frente a los gobiernos de "izquierda" de América Latina.

Thomas Shannon es el personaje que abandera esta nueva política: "Creo que estamos ante un cambio significativo y diría histórico en América Latina. (...) Hay expectativas revolucionarias que han germinado y que expresan el deseo de los pueblos de participar no solo en los beneficios del crecimiento económico y social sino en el gobierno de sus destinos nacionales, lo que supone mucho más que ir a votar. (...) En este contexto vemos una dinámica interesante. Por ejemplo, el populismo de figuras como Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Por más izquierdistas que puedan ser vistos, están actuando en un marco democrático aun cuando puedan ser autoritarios de corazón. Y esto es positivo, es una cosa buena. (...) La lucha política que se desarrolla dentro de Venezuela ahora es conducida a través de instituciones democráticas. Esto es muy importante (...) La relación entre [Daniel] Ortega y su vicepresidente Jaime Morales, ex portavoz de la llamada contra nicaragüense, muestra hasta qué punto ha cambiado Nicaragua. (...) [Rafael] Correa se encuentra ante un tremendo desafío porque nadie recuerda la última vez que un presidente pudo concluir su mandato en Ecuador. Pero Correa tiene que saber que hay muchos países en la región que desean el éxito de Ecuador, incluido EEUU". [4]

Estas no son frases sueltas, reflejan una nueva orientación política de la administración Bush y del propio Departamento de Estado. Shannon insiste que "No es motivo de preocupación para EEUU los anhelos de los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia de refundar sus sociedades con asambleas constituyentes ya realizadas sin éxito en el pasado (...) La democracia está mejor que hace 5 o 10 años, porque hay más personas participando, y más reconocen que los grandes temas tienen que ser confrontados por la vía del voto. (...) Lo que es importante entender es que esta región está en el proceso de transformar gobiernos democráticos en estados democráticos. (...) Lo que la región necesita es solidaridad, y un compromiso de todas las democracias de ayudar a los países que se encuentran en una crisis institucional".[5]

En relación a Venezuela y al estridente discurso de Chávez, Shannon declaró que "Creemos que debemos mantener un diálogo (...) Creemos que hay aspectos de esta relación que son importantes para las dos partes (...) Un importante aspecto de la diplomacia es que tenemos que ser pacientes (...) más allá de las diferencias que existen entre nosotros y Venezuela sobre desarrollo económico, funcionamiento institucional y proceso democrático, creemos que debemos tener un cierto nivel de diálogo (...) En este punto, Venezuela no pareciera interesada en un diálogo, pero vamos a continuar reiterando nuestro interés". [6]

Indudablemente, el FSLN tiene una coyuntura internacional sumamente favorable marcada, por un lado, por el desgaste político de la segunda administración Bush, y el auge de gobiernos de "izquierda" en América Latina, por el otro, que han forzado al imperialismo norteamericano a desarrollar una política de tolerancia y coexistencia.

El apoyo petrolero del gobierno nacionalista de Hugo Chávez, mas la copiosa ayuda de los "países donantes" (Estados Unidos, Europa, Japón) constituye la base material sobre la cual descansa la estabilidad macroeconómica de Nicaragua y, en cierta medida, la estabilidad política del gobierno de Daniel Ortega.

Pero esta tolerancia o "luna de miel" con el imperialismo yanqui puede terminar en cualquier momento. No se requiere ser un experto en alta política internacional para mencionar las condiciones impuestas por Estados Unidos para apoyar al gobierno de Ortega: mantener el CAFTA o tratado de libre comercio, lucha decidida contra el narcotráfico, contribución en la lucha contra el terrorismo, desarme del ejército, no inmiscuirse en Irak y Palestina, y mantener cierto juego democrático. En realidad, a Estados Unidos no le interesa el desarrollo de la democracia en Nicaragua, sino la ampliación del libre comercio y la estabilidad política de América Central, su patio trasero.

En el último periodo, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Nicaragua con Irán, la reciente intervención judicial sobre la transnacional ESSO, y el hecho que Ortega ha comenzado a subir el tono del discurso antiimperialista, han causado un tensionamiento de las relaciones con Washington.

A pesar de ello, el embajador Trivelli responde con suma moderación. Tomas Borge nos da la explicación de estos constantes giros políticos:"(...) va haber un cambio importante en los Estados Unidos con un nuevo gobierno (...) me parece que luego llegará una gente civilizada, más abierta al diálogo, con una visión diferente hacia a América Latina (...) en las nuevas circunstancias no va haber represalias económicas ni militares, son otras realidades. El gobierno de Bush es tan débil que no se atreve a tomar iniciativas verbales, pero yo sí creo que toma iniciativas por debajo de la mesa". [7]

El antiimperialismo ha sido utilizado a conveniencia del FSLN para cohesionar a sus bases, sobre todo cuando existen conflictos con otros sectores de la burguesía, y pleitos por el poder. Todo indica que en el futuro el aumento o disminución del discurso antiimperialista estará determinado por el hecho de si el Partido Demócrata gana las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Mosaico ideológico

En esta nueva fase, el FSLN ha abandonado por completo su famoso himno antiimperialista.

Últimamente en los actos partidarios se canta solamente la primera estrofa de la Internacional: "arriba los pobres del mundo". Como un ladrón de símbolos e ideologías, el FSLN ha tomado algún icono de las corrientes políticas más disímiles.

Al frente de la nueva ideología se encuentra Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, quien plantea que "(...) Vamos a trabajar con un nuevo estilo, un nuevo lenguaje, una nueva imagen. Y lo haremos porque tenemos una nueva propuesta. Un nuevo contenido. Esencial. Espiritual. Evolucionario. Se trata de la evolución de la Revolución. Seguiremos haciendo Revolución, en Paz (...)".

Hablar de "evolución en la revolución" significa que el gobierno sandinista no pretende realizar cambios revolucionarios como el periodo 1979-1990, sino mantener la continuidad del último período, caracterizado por una ofensiva neoliberal en el plano económico, con algunos cambios formales.

En relación a la economía, Murillo afirma que "(...) es coincidente y necesario, instalar como contenido temático la apertura al comercio exterior.

Abrimos puertas y en esas líneas bienvenido sea el CAFTA, el ALBA y todos los tratados de comercio, alianzas cono todos los mercados posibles: Europa, Asia, Pacífico, Rusia, Irán... Se deben entender como acciones complementarias y nunca excluyentes".

Durante muchos años el FSLN se opuso a los tratados de libre comercio, por considerarlos dañinos para las economías de los países atrasados.

Sin embargo, a finales del año 2005 los diputados sandinistas no rompieron el quórum en la Asamblea Nacional, facilitando la aprobación del CAFTA.

Ahora, desde el gobierno, no solo no denuncia al CAFTA, sino que lo consideran complementario del ALBA. La critica al CAFTA se reduce a"(...) corregir asimetrías y perfeccionar el tratado". Exhalando júbilo por los poros, Murillo concluye: "(...) bienvenidos los inversionistas norteamericanos, y de todas partes, que respeten nuestra legislación económica, social y ambiental (...)" [8]

El espiritualismo ha sido asumido plenamente por Daniel Ortega en los últimos actos públicos.

Rosario Murillo ha sido la maestra de ceremonias, con discurso, poses y rituales espiritistas, que nada tienen en común con la anterior ideología revolucionaria del FSLN. El antiimperialismo ha desaparecido del lenguaje cotidiano de los líderes sandinistas, salvo cuando se trata de actos públicos o visitas de dirigentes de otros países. Antes se criticaba al neoliberalismo, pero ahora ocurre todo lo contrario.

Los Consejos del Poder Ciudadano

La crisis de la democracia burguesa, el rechazo de las masas a las elecciones tradicionales, el desencanto con los partidos políticos, ha producido el fenómeno de creación y proliferación de modelos alternativos. En América Latina se han puesto de moda los conceptos de "poder ciudadano" y "participación ciudadana". Mel Zelaya utilizó ampliamente el discurso del "poder ciudadano" para ganar las elecciones. En Venezuela, Hugo Chávez incorporó en la Constitución de 1999 el "poder ciudadano", y ahora con la reforma constitucional pretende establecer los "consejos" por cada sector social: estudiantes, trabajadores, campesinos, comunales, etc. La conquista democrática del sufragio universal, como mecanismo de la soberanía popular entra en abierta contradicción con este tipo de democracia sectorial, circunscrita a determinados sectores sociales.

Para enfrentar una posible unidad de la derecha en la Asamblea Nacional, el FSLN está desarrollando la estrategia de crear "Consejos de Poder Ciudadano" (CPC), como una especie de fuerza paralela a las instituciones de la democracia burguesa que aun no controla. Pero esto es solo una parte de los objetivos.

El FSLN tiene la meta de organizar más de un millón de personas en 16,957 CPCs, una cifra superior a su tradicional caudal electoral. Cada uno de estos CPC no debe reunir más de 150 personas.

La suma de los CPC de una comarca o de un barrio forma un Gabinete, posteriormente la suma de estos constituye un gabinete municipal, hasta conformar los gabinetes por departamento o región autónoma, y esta estructura piramidal culmina en un gabinete nacional de los CPC, el cual será instalado oficialmente el 14 de Septiembre, día de la conmemoración de la batalla de San Jacinto.

Rosario Murillo es la principal ideóloga a favor de los CPC. En un programa televisivo del Canal 4, dijo que "La Democracia Directa no es sino la continuidad de la Revolución Popular Sandinista (...) Hemos creado Consejos para que las personas puedan participar ejerciendo sus derechos (...) La voluntad política del Presidente Daniel, es en primer lugar, compartir la Presidencia con el pueblo.(...) ¿cómo se traduce en la vida cotidiana? Se traduce en la creación de estos mecanismos, los Consejos del Poder Ciudadano".(10/07/07)

Gustavo Porras Cortez, dirigente del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), define con claridad la relación clientelista y de dependencia de los CPC con el gobierno, ya que constituyen "una organización de los ciudadanos para demandar y ejercer esa presión para resolver sus problemas. Los recursos los maneja el gobierno (...) Vamos a poner el puesto de salud donde la gente lo demande, y vamos a poner la carretera donde la gente lo necesite. Por ejemplo, en [el Plan] "Usura Cero" se van a organizar diez personas para conformar un grupo solidario y a ellos se les van a entregar los fondos (...); para que no hubiera confusión [ con los CPC] vamos a crear los Comités de Liderazgo Sandinista (CLS), son las estructuras del Frente (...) es la asamblea de sandinistas de cada localidad".[9]

En un país de extrema pobreza, donde hace falta todo, desde la energía eléctrica hasta el "pan nuestro de cada día", los CPC pretenden organizar y disciplinar a las masas populares. En los barrios se reúnen para ejercer presión por el restablecimiento del servicio de agua potable, el otorgamiento de micro créditos a pulperías y pequeños negocios, en fin, organizando la "solidaridad". Estos programas de "solidaridad" no son otra cosa que el repartimiento de migajas para evitar que la gente se rebele contra el gobierno; ya no se organizarían para luchar, sino para pedir comida o financiamiento.

Los CPC se han transformado en los competidores oficiales de las poderosas ONG, agrupadas en la "Coordinadora Civil". Evidentemente, organizados desde el poder, los CPC se están construyendo como organismos bajo estricto control del FSLN, y serán parte del engranaje vital del sistema de clientelismo político imperante en Nicaragua.

Este discurso del "poder ciudadano" es una trampa mortal para el movimiento obrero y popular. Ante la extrema debilidad del movimiento obrero, el FSLN pretende incorporar al Estado burgués al amplio movimiento popular, creando una nueva variante de corporativismo social. Cualquier organismo de autoorganización popular debe ser independiente del gobierno, y no debe estar supeditado a las instituciones del Estado burgués; para que sean realmente democráticos no deben ser correas de transmisión de las líneas de acción del FSLN, organización que tiene una conducción burocrática, de arriba hacia abajo.

Con la creación de los CPC, el FSLN también ha querido arrebatarle a los partidos de la derecha la bandera de la democracia y la participaron del pueblo en los asuntos del gobierno. En su discurso del 19 de Julio, Daniel Ortega fustigó a la oposición de derecha y defendió los CPC: "tienen miedo, ¿quienes le tienen miedo al control del pueblo? Los que no quieren que los controlen, los que no quieren que le regulen el salario (...) en esos Consejos se le debe decir al alcalde y al concejo municipal, al ministro, o se le diga a la Asamblea Nacional, o se le diga al Presidente hay que reducir los megasalarios".[10] Todo indica que los CPC serán utilizados como fuerzas de choque, no solo contra la oposición de derecha, sino también para depurar el aparato del FSLN, y debilitar a las otras corrientes que se ponen al liderazgo de Daniel Ortega. Algunos CPC ya han planteado la necesidad de destituir a los propios alcaldes sandinistas. Dionisio Marenco, alcalde de Managua, manifestó su pública oposición a los CPC como poder paralelo a los gobiernos municipales.

La comandante Dora María Téllez, dirigente del MRS, analiza este tipo de maniobras internas dentro del FSLN: "una de la funciones más importantes de los Consejos [del Poder Ciudadano] es la de congregar al danielismo y, a la vez, eliminar de la competencia a otros líderes del Frente. ¿Por qué tiene necesidad Daniel Ortega de eso? (...) Para poder reelegirse tendría que haber una reforma constitucional y eso sólo lo logrará continuando su acuerdo, su alianza y su intimidad con Arnoldo Alemán. Pero eso no le basta: para reelegirse también necesita que no haya otros aspirantes a la candidatura presidencial en el Frente. Por eso hay cabezas que ya están rodando o a las que les están dando su sombrerazo para que no estén sobresaliendo. Y para reelegirse necesita tener cohesionada, alineada a su base, al núcleo central de los votos que consiguió en 2001 y en 2006".[11]

Nuevo régimen político

La reforma constitucional del año 005 modificó profundamente el régimen político, de semi-presidencialismo a un parlamentarismo sui generis. [12] La Asamblea Nacional ahora concentra las principales decisiones; adquirió la facultad de ratificar y destituir a los ministros y demás funcionarios nombrados por el Presidente de la Republica. Si a estos nuevos elementos, le sumamos que la Asamblea Nacional elige a los magistrados de los otros poderes, al Fiscal General de la Nación, al Consejo Superior de la Contraloría General de la Republica, y otros cargos importantes, tenemos como resultado que el Presidente de la República dejó de ser la principal institución del poder político, porque en adelante queda subordinado a las decisiones de la Asamblea Nacional.

Una de las primeras grandes negociaciones políticas del Presidente Ortega fue la prorroga de la Ley Marco, por medio de la cual se pospuso la entrada en vigor de la reforma constitucional. Ortega maniobró con facilidad aprovechando la rivalidad existente entre la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), liderada por el disidente Eduardo Montealegre, y el PLC. Con los votos de la bancada sandinista mas los votos de ALN se aprobó la Ley No 610 que prorrogó por un año más la entrada en vigor del nuevo régimen político, con la oposición de los diputados del MRS y del PLC. Con esta decisión, Montealegre demostró ser un político novel, sumamente torpe, al evitar que la mayoría liberal de la Asamblea Nacional controlara las decisiones de Ortega.

¿Por qué el FSLN en la oposición insistió en el establecimiento de un régimen parlamentario, y ahora en el poder se niega a implementarlo? La explicación la encontramos en que Ortega ha utilizado la institución presidencial para concentrar poderes alrededor de su familia, repartir cargos en la administración, premiar a los amigos, castigar a los opositores, e imponer su hegemonía sobre otras corrientes al interior del FSLN.

Un retorno al presidencialismo no será fácil, mucho menos una reforma constitucional que restablezca la reelección continua. La evolución del régimen político dependerá de la lucha de clases y de la lucha interna al interior del FSLN.

La familia en el poder

Durante la revolución (1979-1990), las principales decisiones eran tomadas por la Dirección Nacional de 9 miembros, y dentro de ella una Comisión Ejecutiva de 5 miembros, que era realmente la fuente del poder. Durante los 16 años de oposición, el FSLN sufrió dos escisiones de relativa importancia: en 1994 el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) liderado por Sergio Ramírez Mercado, y en 2005 el Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MPRS) liderado por Herty Lewites. De manera gradual y contradictoria, la fuente del poder se trasladó de los organismos partidarios, en donde las diferentes corrientes resolvían sus contradicciones, hacia el liderazgo personal de Daniel Ortega, quien encontró en su familia la protección necesaria para resistir el aislamiento y las presiones en su contra.

El nuevo gobierno sandinista no representa una revolución en curso, ni la lucha de sectores sociales contra el neoliberalismo, sino los intereses de la burguesía sandinista, que encuentra, por el momento, en Daniel Ortega y su familia a su mejor operador político.

El gabinete está conformado por cuadros desconocidos en su mayoría, pero provenientes del sector de la izquierda del FSLN, que apoyó incondicionalmente a Daniel Ortega en las crisis de los congresos de 1994, 1998 y 2005. Las personas más representativas de esta corriente son Orlando Núñez Soto, Ruth Selma Herrera y Gustavo Porras Córtez, aunque este ultimo por su condición de sempiterno dirigente del FNT no ocupa ninguna cartera o cargo gubernamental.

Henry Petrie, antiguo dirigente de la Juventud Sandinista, analiza las características de los nuevos cuadros sandinistas: "No hay cuadros representativos en las actuales estructuras de gobierno (...) El actual gabinete es frágil, no tanto por su capacidad profesional sino por el concepto con que fue construido, con cuadros emergentes, provisionales (...) Los cuadros formados en los años noventa no solamente asumen la base ideológica sandinista, sino que incorporan a su formación otros valores, como los del empresario.

Ellos tratan de acomodar su sandinismo histórico a una especie de pragmatismo social y económico que se viene desarrollado en la sociedad nicaragüense y que va indicando que el capital y el mercado son los dos grandes exponentes de la vida nicaragüense (...) el bloque de empresarios del Frente Sandinista entiende que sin eso no viven". [13]

Hasta el momento, Ortega ha logrado imponer su hegemonía sobre el resto de las corrientes dentro del sandinismo, en detrimento de la corriente liderada por Bayardo Arce.

Según Petrie, "Bayardo Arce tiene una corriente muy fuerte dentro del Frente y está entronizada en las estructuras del Frente Sandinista (...) no sólo tiene una ascendencia en el bloque de empresarios del FSLN, mismo que él promovió y creó en gran medida (...) Cuidado es la más poderosa en términos estructurales, económicos y políticos. Pero también tiene una debilidad y es que Daniel Ortega tiene el capital político de la gente. A Bayardo no lo sigue una multitud, lo siguen cuadros concretos y capaces, lo sigue un capital instalado dentro del Frente, representantes de un sistema judicial, pero a Daniel Ortega lo sigue la multitud, esa base sandinista que hoy es danielista. Hoy por hoy, ese capital político de Daniel Ortega es el que determina quién debe liderar al Frente Sandinista".

Por su parte, Hugo Torres, ex general del Ejército en retiro, y dirigente del MRS, alertó que el "El Frente Sandinista pretende, fortalecerse como grupo empresarial económico utilizando las ganancias que se obtendrán con los acuerdos firmados por los gobiernos de Nicaragua y Venezuela" [14]

Edmundo Jarquín, coordinador del MRS, es mucho más categórico al afirmar que Daniel Ortega está queriendo construir "un poder político personal, familiar y que inevitablemente termina siendo dinástico".

En la medida en que el matrimonio Ortega- Murrillo desarrolle la tentación de crear un grupo económico familiar, separado de los negocios del resto de la burguesía sandinista, se producirá una confrontación con ésta, incluso con otras fracciones de la burguesía opositora. Esta variante no puede ser descartada, sobre todo si analizamos que la historia de Nicaragua esta plagada de este tipo de contradicciones.

Negociando con la oligarquía

El FSLN ganó las elecciones presidenciales por la incapacidad de la derecha de presentar su propia alternativa. El pacto Ortega-Alemán y el subordinamiento del PLC al FSLN fueron el principal motivo de la división del liberalismo, y del surgimiento de la ALN liderada por el banquero Eduardo Montealegre, quien durante la campaña electoral fue apoyado por un sector del capital financiero, ligado a los grupos salvadoreños. Pero una vez que el FSLN ganó las elecciones se produjeron los esperados reacomodamientos entre Ortega, la oligarquía y el capital financiero, perdiendo Montealegre uno de sus principales puntos de apoyo.

El Consejo Superior de la Empresa privada (COSEP), no representan directamente los intereses de la oligarquía y el capital financiero, aunque en el ultimo periodo los jefes de los grandes grupos económicos participan discretamente como "Junta de Asesores" del COSEP. Consciente de la debilidad de este organismo, Ortega pasó a negociar directamente con los grandes grupos económicos a través de dos reuniones cruciales en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE). La primera se realizo el 15 de Diciembre del 2006, antes de asumir el gobierno, y la segunda el 19 de Junio del 2007.

En esta ultima se conformaron mesas de trabajo sobre los temas de Energía e Infraestructura; sector Agropecuario, Pesca y Forestal; Turismo y Zonas Francas; Costa del Caribe y sector Financiero. Las relaciones en las alturas son estrechas y secretas.

No hay oposición

En las bases del liberalismo existe un profundo malestar por que Arnoldo Alemán le hizo demasiadas concesiones al FSLN. Montealegre quiso aprovechar el descontento enarbolando las banderas de la reunificación del liberalismo, pero sin Arnoldo Alemán.

La reunificación del liberalismo sería un duro golpe al esquema de dominación del FSLN, quien ha mantenido la política de dividir el voto antisandinista para mantenerse largo rato en el poder político. Por esta razón, para equilibrar fuerzas, Ortega accedió a brindar mayor movilidad a Arnoldo Alemán, concediéndole administrativamente, sin sentencia judicial, el "país por cárcel". El FSLN le ha alargado el mecate a Alemán, pero todavía no lo ha liberado definitivamente.

De esta manera, el FSLN profundiza la división de los liberales y evita la formación de un bloque mayoritario de diputados en la Asamblea Nacional que puede controlar al gobierno, incluso sustituirlo como Presidente de la República.

El pacto Ortega-Alemán se mantiene incólume, aunque ahora le corresponde al PLC estar en la oposición. A finales de marzo, ambos partidos se repartieron nuevamente los cargos gubernamentales.

Esta elección en combo demostró que, a pesar que el FSLN tiene solamente 38 diputados, en realidad no es la minoría más importante del país, sino que junto al PLC constituyen una sólida mayoría parlamentaria, capaz de cogobernar e imponer su voluntad política.

Las rivalidades de la campaña electoral han quedado atrás. En la Asamblea Nacional se ha constituido una mayoría con intereses comunes, profundas similitudes y vasos comunicantes.

Es falso, pues, la teoría que los liberales (PLC y ALN) son mayoría. Ambas fracciones del liberalismo reflejan proyectos políticos diferentes. Los dirigentes del PLC provienen de la clase media baja, al igual que muchos de los dirigentes del FSLN. Ambos partidos tienen bases populares, uno con ideología de izquierda y orto con ideología de derecha. Pero, incluso, hasta este aspecto, esta siendo superado, por que recientemente Alemán se declaro simpatizante de Hugo Chávez.

Estamos ante la resurrección del régimen político imperante en el periodo 1936-1979, que fue destruido por la revolución (1979-1990) y que fue reimplantado en diferentes etapas por el mismo FSLN, con la diferencia que ahora Daniel Ortega encabeza una de las nuevas "paralelas históricas".

Antes de 1979, el poder lo ejercía el liberalismo en contubernio con los conservadores: los cargos públicos eran compartidos por liberales (60%) y conservadores (40%).

Después del inestable y frágil gobierno de la Sra. Chamorro, y específicamente a partir de 1999, el poder y los cargos lo comparten liberales y sandinistas en un 50%.

Existe una nueva redefinición del poder y del statu quo. El sistema esta diseñado para compartir el poder y los cargos, aun que ello no implica necesariamente una coalición gubernamental o ministerial. Esto ya no es necesario.

El caso Bolaños Davis

Alejandro Bolaños Davis, sobrino del ex Presidente Enrique Bolaños, fue el diputado más beligerante del Partido Conservador (PC) y quien más se opusio al acercamiento de Montealegre con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) de Arnoldo Alemán. Bolaños Davis forma parte de la corriente que desea aprovechar el desgaste político del pacto FSLN-PLC, promoviendo la absoluta independencia del Partido Conservador, y un acercamiento con la oligarquía conservadora. Este rol le trajo la enemistad conjunta del FSLN y del PLC.

Las cosas se complicaron para Bolaños Davis cuando denunció que el ex alcalde sandinista, Gerardo Miranda, pretendió extorsionarlo por la cantidad de cuatro millones de dólares. La repuesta del FSLN no se hizo esperar. El diputado Edwin Castro denunció en un programa televisivo que Bolaños Davis era ciudadano norteamericano, y días después el Consejo Supremo Electoral (CSE) de oficio resolvió suspender la condición de diputado a Bolaños Davis, quien tiene doble nacionalidad.

Los hijos de nicaragüenses nacidos en el extranjero son nicaragüenses por el derecho de sangre. Quienes tienen doble nacionalidad desde su nacimiento, no necesitaban renunciar a ninguna nacionalidad para ser candidato a diputado.

Ante la denuncia de corrupción realizada por Bolaños Davis, el FSLN mandó un mensaje claro, intimidatorio. El CSE no tiene competencias para destituir a ningún diputado. Nuestra Constitución no contempla la destitución de ningún funcionario de elección popular, mucho menos de los diputados que gozan de amplios privilegios.

Este caso encendió los fuegos dentro de la Asamblea Nacional. Todos los partidos, excepto, el FSLN cerraron filas junto a Bolaños Davis, llegando incluso a amenazar que votarían conjuntamente contra el FSLN. Las claudicaciones de Alemán al FSLN han creado una corriente de extrema derecha al interior del PLC, encabezada por los diputados Enrique Quiñónez y Maximino Rodríguez, provenientes de la contra, quienes procuran canalizar el sentimiento antisandinista que aun predomina en las áreas rurales.

Cuando la votación a favor de Bolaños Davis parecía inminente, se produjo una encerrona de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, y al final todos se pusieron de acuerdo en enviar un "recurso innominado" a la Corte Suprema para que resolviera el asunto. Aparentemente se había encontrado una salida negociada, pero la realidad fue que los magistrados liberales y sandinistas ratificaron la destitución de Bolaños Davis.

La postura de ALN en la defensa de la diputación de Bolaños Davis dejó mucho que desear, y muestra en todo su esplendor la ineptitud de la oposición burguesa. A pesar que Montealegre insistió en que el plenario de la Asamblea Nacional votara una resolución a favor de Bolaños Davis, colocó en bandeja de plata la cabeza de éste al aceptar que fuera la Corte Suprema de Justicia la que resolviera el asunto por la vía del recurso innominado. ALN aceptó que asuma la curul el suplente Staford Cash Dash, un anciano pastor adventista de filiación conservadora. Todo indica que Montealegre en los hechos hizo una unidad de acción entre liberales, pero no contra Daniel Ortega, sino para cortarle las alas al Partido Conservador que tenia en Bolaños Davis su mejor exponente.

Con el decapitamiento de Bolaños Davis, el FSLN y el PLC mataron varios pájaros de un solo tiro: convirtieron al CSE en la guillotina de futuras disidencias parlamentarias, mandaron al ostracismo político a la principal figura del PC, acorralaron a Montealegre, en fin, reafirmaron el pacto.

Fortaleciendo la mayoría parlamentaria

La prorroga de la Ley Marco está a pocos meses de terminar. Es poco probable que Ortega intente restablecer los supremos poderes del Presidente, a través de una reforma constitucional que derogue la reforma del año 2005. Más bien Ortega está ganando tiempo para consolidar su hegemonía dentro del FSLN, para ganar las elecciones municipales del 2008 y preparar las condiciones para el establecimiento de un parlamentarismo pleno. En ese sentido, Ortega podrá aspirara a una nueva prorroga de la Ley Marco, aunque los votos del ALN, o del propio PLC, a favor de esta alternativa no están seguros, sobre todo por la realización inminente de elecciones municipales.

A pesar de las fisuras del PLC, Arnoldo Alemán tiene un círculo de hierro de 15 diputados totalmente fieles, dispuestos a cogobernar con el FSLN.

Nuestras principales tareas

Una de las principales reivindicaciones que los marxistas revolucionarios debemos levantar en la presente coyuntura, es la necesidad de continuar con la lucha antiimperialista que el FSLN abandonó hace algún tiempo. La lucha contra el imperialismo no debe ser retórica, sino de acciones practicas que movilicen a las masas trabajadoras. Bajo la vigencia del CAFTA esta lucha adquiere un carácter especial como es la defensa del empleo, la lucha por nuevos y mejores empleos, así como el reajuste salarial cada vez que suba el costo de la vida.

No vamos a cansarnos de emplazar al Daniel Ortega y al FSLN para que sean consecuentes con las promesas electorales, solo así la base sandinista comprenderá en la práctica que su dirigencia no representa los intereses populares, sino los intereses de la nueva burguesía.

En este periodo adquiere especial importancia la defensa de las libertades obreras y democráticas.

Debemos luchar para que los sindicatos y organizaciones de masas, llámense como se llamen, sean independientes del Estado burgués, del gobierno y del partido de gobierno. Esta lucha también incluye el combate implacable contra los partidos de derecha que, bajo el pretexto que Ortega esta sentando las bases de una nueva dictadura, pretende arrastras a los trabajadores hacia la colaboración de clases y el adormecimiento de la conciencia de clase de los trabajadores. Al mismo tiempo que luchamos por la independencia política de las organizaciones obreras y populares, también debemos luchar por la más amplia democracia al interior de estos organismos.

De igual manera, debemos luchar por la convocatoria de una Asamblea Constituyente, libre y soberana, que reorganice el país y establezca democráticamente el nuevo régimen político, así como el sistema económico que debe prevalecer en Nicaragua. Todos los problemas de los trabajadores: empleo, salarios, reforma agraria, salud, educación, deben estar ligados a la necesidad de convocar esta Constituyente. Lo anterior implica necesariamente una profunda reforma a la Ley Electoral que permita no solo la recuperación de las asociaciones de suscripción popular, y la legalización de todos los partidos políticos, sino también la más amplia participación democrática del pueblo en los procesos electorales.

Debemos insistir nuevamente en la necesidad de construir una agrupación revolucionaria que aglutine a todos aquellos que coincidan total o parcialmente con nuestras posiciones. Esta agrupación debe ser centroamericanista e internacionalista. El debate sobre los aspectos centrales de la revolución y el socialismo siempre estarán abiertos.


Notas:

1.- Confidencial No 479, marzo del 006.

2.- Confidencial No 49 del de Julio del 006.

3.- El Nuevo Diario, 8 de Noviembre 006 4.- Diario El País, de Diciembre del 006.

5.- El Mercurio, Jueves 26 de abril de 2007 6.- El Universal, de Mayo del 007.

7.- El Nuevo Diario, 9 de agosto del 007.

8.- Estrategia de Comunicación, Enero 007.

9.- Confidencial No 0, de septiembre del 007.

10.- La Prensa 20/07/07.

11.- Informe Pastran, 20 /09/07 12.- Miranda Bengoechea Bonifacio, El parlamentarismo sui generis, Managua, 007, paginas 7- 74.

13.- El Nuevo Diario 09/04/07.

14.- El Nuevo Diario 12/04/07.