Documento del Departamento de Justicia
estadounidense habla de nexos con el narcotráfico, lavado de dinero y
conspiración para asesinar
Memorándum filtrado: agentes de la DEA
colaboran con narcos y paramilitares
Por
Bill Conroy
The
Narco News Bulletin, 09/01/06
Se supone que la guerra contra las drogas sigue
un guión muy claro: de acuerdo a los guionistas oficiales, el sistema
judicial estadounidense se opone a los actores corruptos de otros países,
que están tratando de llenar las calles de Estados Unidos con drogas
ilícitas. Los narcotraficantes, policías corruptos y políticos
ladrones en la guerra contra las drogas están siempre ahí, en América
Latina, y en cualquier parte, y los agentes de la ley estaodunidenses
son siempre los chicos buenos que combaten estas fuerzas del mal.
Pero ¿qué pasa cuando aparece evidencia que
cambia el guión de tono? ¿Qué pasa si ruge prueba de que es el
sistema judicial estadounidense el corrupto? Un documento obtenido
recientemente por Narco News hace que una de esas preguntas sea algo más
que simple interrogación hipotética. En él, el abogado del
Departamento de Justicia Thomas M. Kent afirma que agentes federales
de la Oficina para el Control de Drogas (Drug Enforcement
Administration, DEA) de la sede de en Bogotá, Colombia, son actores
corruptos en la guerra contra las drogas (la DEA es parte del
Departamento de Justicia).
La información en ese documento es también
corroborada por un número de otras fuentes que hablaron directamente
con Narco News, incluyendo a ex funcionarios del gobierno familiarizados con las operaciones de la DEA en
Bogotá.
El memorándum de Kent contiene algunas de las más
serias acusaciones jamás lanzadas contra funcionarios antinarcóticos
estadounidenses: que agentes de la DEA en el frente de la guerra
contra las drogas en Colombia están en las nóminas de los
traficantes de drogas, son cómplices en los asesinatos de informantes
que sabían demasiado y, más asombroso aún, directamente
involucrados en ayudar a los famosos escuadrones de la muerte
paramilitares de Colombia a lavar su dinero.
El memorándum va más lejos en sus afirmaciones
de que, en vez de ser unas cuantas “manzanas podridas” las que
necesitan ser denunciadas a sus superiores, estos supuestamente sucios
agentes están siendo protegidos por una cobertura en marcha
orquestada por las oficinas de “monitoreo” dentro del Departamento
de Justicia.
Estos cargos disipan el humo que disimula la
pretensión de la guerra contra las drogas. Si son ciertas, no podrán
ser dejadas de lado en conferencias de prensa pre acordadas.
Cualquiera que esté al tanto de estos alegatos estará forzado a
considerar a dónde vamos desde este punto en la así llamada guerra.
El “memo” de Kent
El 19 de diciembre de 2004, Thomas M. Kent, un
abogado de la unidad de intervención telefónica de la Sección de
Drogas Peligrosas y Narcóticos (NDDS, por su nombre en inglés), en
el Departamento de Jusiticia, envió un “memo” a su jefe de sección.
Fuentes en el trabajo de prosecución legal dicen a Narco News que un
cierto número de otros funcionarios de alto nivel dentro del
Departamento de Justicia y de la DEA recibieron pronto copias del
documento. En él, Kent hizo una serie de acusaciones de corrupción
centradas en la oficina de la DEA en Bogotá.
Kent dice que sus afirmaciones se apoyan en
algunos agentes de la DEA en Florida que la agencia amordazó y
reprimió luego de que intentaron exponer dicha corrupción. Específicamente,
Kent sostiene que la Oficina de Responsabilidad Profesional de la DEA
(o OPR, por sus siglas en inglés, y básicamente su oficina de
asuntos internos) y que elementos de la Oficina del Inspector General
del Departamento de Justicia (OIG) han trabajado para mantener un velo
sobre los cargos de corrupción. De acuerdo a Kent, estas oficinas
–que se supone deberían servir como agencias de monitoreo que
investigan la corrupción– sabotearon las investigaciones llevadas
adelante por los agentes de la DEA en Florida y por uno de los agentes
de la propia OIG.
Del memorándum de Kent:
“Como se expuso en mi (anterior) memorándum,
con fecha de diciembre 13 de 2004, muchas investigaciones sin relación,
incluyendo la Operación Snowplow, identificaron agentes corruptos al
interior de la DEA. Como se expuso más adelante en mi memorándum, el
manejo de la OPR de las investigaciones sobre las acusaciones ha sido
cuestionado y el investigador de la OIG que las estaba revisando
activamente ha sido removido de la investigación. Como expuse en mi
correo electrónico, del 17 de diciembre de 2004, quiero hablar
directamente con la Sección de Integridad Pública [del Departamento
de Justicia] porque quiero asegurarme de se investigarán
completamente las acusaciones y se actuará en consecuencia si son
ciertas.
“Como prometí, le proveo con información
adicional sobre las acusaciones y evidencia que ya está en los
archivos de la OPR y la OIG. Agentes que conozco pudieron responder
por mi credibilidad y muchos individuos cercanos a investigaciones
previas que descubrieron la corrupción aceptaron hablar conmigo. Tuve
un tiempo limitado para hablar con ellos y hacer preguntas. Pudieron
proveerme con algunos puntos destacados, pero ciertamente no toda la
información que se asienta en la OPR y en la OIG. Tal reporte, basado
en lo que conocí en unas cuantas horas, tomaría días.
“Habiendo sido abandonados por muchos
anteriormente y encarando tremendos riesgos para sus carreras y su
seguridad, y la seguridad de sus familias, estaban comprensiblemente
titubeantes para revelar la información que pedí, incluyendo los
nombres de los directamente involucrados en la actividad criminal en
Bogotá y los Estados Unidos. Aceptaron revelarme los nombres con la
condición de que no los diseminara en ese momento. Están listos para
dar a la Sección de Integridad Pública esos nombres y todo en los
archivos de la OPR y la OIG, y luego más, si se les solicita.”
¿Por qué un abogado del Departamento de
Justicia teme revelar los nombres de los confidentes de la DEA aparte
del temor de que podría poner en riesgo sus carreras y las vidas de
sus familias? ¿Y por qué, como sostiene Kent, está todo siendo
cubierto?
¿Qué tanto saben Glenn Fine, cabeza de la OIG
del Departamento de Justicia, y Rogelio E. Guevara, quien actualmente
supervisa la OPR en la DEA, sobre las acusaciones de Kent, que fueron
hechas en su memorándum hace más de un año?
Una mirada en la naturaleza de la supuesta
corrupción podría darnos algunas pistas.
(Recuerden que todas estas acusaciones vienen
estrictamente del memo de Kent, aunque fuentes en la prosecución
legal han corroborado mucha de esta información en forma anónima).
Lavado de dinero y paramilitares
Kent alega que uno de los agentes corruptos en
Bogotá fue atrapado en una intervención telefónica en algún
momento de 2004 discutiendo actividad criminal relacionada al enorme
grupo paramilitar conocido como las Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC). El grupo es ampliamente reconocido por su involucramiento en el
narcotráfico y la venta de armas a altos niveles. Trabajando de cerca
con varios sectores de los militares colombianos, ha creado
escuadrones de la muerte responsables por la muerte de miles de
colombianos.
Lo que sigue es de un informe de 2004 preparado
para el Congreso de los Estados Unidos por el Servicio de Investigación
Congresal:
“Las AUC persiguen a simpatizantes, tantos
reales como presuntos, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), así como
a activistas políticos, policías y jueces. El grupo es conocido por
su brutalidad y ha asesinado a más civiles que los grupos insurgentes
de izquierda: en 2001, las AUC mataron al menos 1.015 civiles,
comparado con los 197 civiles asesinados por las FARC. Las AUC también
cometieron más de cien masacres en 2001, una táctica utilizada para
desplazar grandes porciones de población campesina para mantener así
firme control sobre las tierras con mayores cultivos de coca.”
Kent sostiene, en el memorándum, que durante la
intervención, el agente corrupto de la DEA en Bogotá “expone su
involucramiento en el lavado de dinero para las AUC”. Pero pese a
haber sido atrapado en la cita, admitiendo ayudar a la fuerza política
más asesina que hay hoy en el hemisferio a lavar dinero de sus
grandes operaciones de tráfico de drogas, el agente no encaró
sanciones. De hecho, dice Kent, el agente fue esencialmente promovido:
“Esa llamada fue documentada por la DEA y ese agente está ahora a
cargo de numerosas investigaciones de narcóticos y lavado de
dinero”.
Kent también alega en el documento que los
funcionarios del Departamento de Justicia acallaron la investigación
de lavado de dinero porque descubrieron que estaba relacionada con la
supuesta corrupción de la DEA en Bogotá. Afirma que el clavo en el
ataúd fue puesto por la OPR luego de descubrir que un agente de la
OIG estaba investigando la corrupción en Bogotá y la operación de
lavado relacionada.
“En junio de 2004, la OPR y la DEA, las dos
agencias avergonzadas por los alegatos previos (que involucraban a
agentes de Bogotá) y queriendo estar bajo un tremendo escrutinio de
sus propias acciones en respuesta, demandaron que mi agente de caso
diera toda la información… a la OPR”, señala Kent en el memorándum.
“Una semana después de enviarla a la OPR, se terminó la
investigación sobre lavado de dinero”.
Kent detalla otros tres casos de corrupción
extrema en su memo, todos involucrando agentes de la DEA en Bogotá en
persecución de o conspirando para asesinar a informantes colombianos
que amenazaron con derrumbar sus actividades. Fuentes dijeron a Narco
News que estas acusaciones de corrupción involucran casos iniciados
en 1999 o 2000, pero que resultaron en investigaciones llevadas
adelante por meses o años.
(Kent escribió su memorándum a fines de 2004,
solamente luego de que se diera cuenta de la supuesta corrupción y
luego hubo agotado otros canales internos en el Departamento de
Justicia para resolver estos problemas).
Alegato 1:Agentes corruptos de la DEA en Bogotá
conspiraron para asesinar informantes que los traicionaron
Durante el curso de una investigación de una
operación de narcotráfico colombiano, un grupo de agentes de la DEA
en Florida apuntaron a muchos objetivos, con la ayuda de muchos
informantes colombianos. Una vez que los objetivos eran identificados
como parte del círculo de la droga, comenzaban a cooperar con los
agentes en Florida.
“…Hicieron asombrosas revelaciones respecto a
los agentes de la DEA en Bogotá”, escribe Kent. “Alegaron que habían
sido asistidos en sus actividades en narcóticos por los agentes [en
Bogotá]. Específicamente, alegaron que los agentes les daban
información sobre investigaciones y otras actividades afines en
Colombia”.
Los traficantes eventualmente dieron a los
agentes de Florida copias de informes confidenciales de la DEA, que
los agentes de Bogotá supuestamente habrían pasado a ellos. Luego de
que los agentes de Florida llevaron estos documentos a la OPR y a la
OIG, uno de ellos recibió un “licencia sin goce de sueldo” –el
primer signo de que la cobertura estaba en marcha.
Mientras el agente de Florida estaba fuera, los
agentes de Bogotá marcaron un encuentro con uno de los informantes.
“Mientras el informante debaja la reunión, fue
asesinado”, afirma Kent. “Otros informantes… que también
trabajaron con el grupo de la DEA en Florida fueron asimismo
asesinados. Cada asesinato fue precedido por un pedido de
identificarse por parte de un agente de Bogotá”.
Alegato 2: Los agentes de la DEA en Bogotá
encarcelan y posiblemente conspiran para asesinar informantes para
prevenir su viaje a Estados Unidos
Un grupo aparte de la DEA, también con sede en
Florida, tuvo problemas con la misma oficina de la DEA en Bogotá
mientras investigaba otra operación de narcotráfico colombiano. Los
informantes avisaron a los agentes de Florida que este círculo de la
droga había desarrollado un método ingenioso para contrabandear cocaína
a los Estados Unidos, un método que parece haber sido sacar de un guión
de la película de la guerra contra las drogas Traffic.
“Específicamente, los traficantes de droga en
Colombia fundían acrílico con cocaína y le daban forma de varios
bienes comerciales”, afirma Kent. “El acrílico era entonces
embarcado a los Estados Unidos y a Europa donde, mediante
procesamiento, la cocaína era extraída del acrílico”.
Informantes trabajando para los agentes de
Florida enviaron ejemplos de la cocaína unida al acrílico a la DEA,
pero los químicos de la agencia no pudieron saber cómo se extraía
la cocaína. Como resultado, los agentes de Florida decidieron hacer
ir a los informantes a Estados Unidos con una muestra del acrílico,
así podrían ayudar a los químicos de la DEA en el proceso de
extracción.
“Los agentes contactaron a la oficina de campo
en Bogotá para discutir el viaje planificado de los informantes y su
carga de cocaína diluida en acrílico fuera de Colombia”, escribe
Kent. “Fueron aconsejados de que la mejor táctica para los
informantes era sacarla ellos mismos”.
Pero cuando los informantes llegaron al
aeropuerto para irse a los Estados Unidos fueron arrestados. Un agente
de la DEA en Bogotá, se supo, dijo a los funcionarios colombianos que
“los encerrara y tirara la llave”, de acuerdo a Kent. El agente de
Bogotá afirmó entonces que no tenía idea de que los agentes de
Florida hubieran dado permiso a los informantes de transportar cocaína.
“Sus distorsiones fueron apoyadas por otro
agente en Bogotá”, afirma Kent. “Los informantes fuero apresados
nueve meses mientras las acusaciones iban y venían. Una vez que se
pudo comprobar que los agentes en Bogotá mentían, los informantes
fueron liberados. Uno de los informantes fue secuestrado y asesinado
en Bogotá, a donde había ido a esconderse”.
Alegato 3: Un informante expuesto por los traficantes con nexos
con los agentes en Bogotá
En otro caso más develado por el memorándum de
Kent, el segundo grupo de la DEA en Florida estaba trabajando con un
informante en Colombia que afirmaba haber hecho contacto con las FARC
en la cárcel. Fuentes dijeron a Narco News que el informante es un
rico hombre de negocios colombiano con inversiones en firmas de alta
tecnología y nexos con el narcotráfico. Las FARC (acusadas por
funcionarios estadounidenses de tráfico de armas y de drogas)
supuestamente estaban interesadas en comprarle un equipo de
comunicaciones.
Aunque esta investigación eventualmente terminó
en manos de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense, desde el
principio parecía estar relacionada al tráfico de drogas y los
agentes de la DEA en Florida decidieron investigar. Agentes de la
oficina en Bogotá prometieron ayudar, uno de ellos asegurando a sus
colegas en Florida que la liberación del informante podría
arreglarse. Pero cuando los agentes de Florida llegaron a Colombia,
otro agente de la DEA en Bogotá les dijo que el informante se quedaría
preso.
Los agentes de Bogotá parecían obsesionados con
impedir al informante trabajar con los agentes de Florida, y
comenzaron a hacer todo lo que podían para prevenir la investigación
de avanzar. “Como ambas partes discutieron, el informante fue retado
por los agentes de Bogotá a probar sus afirmaciones,” señala el
memorándum. “Lo hizo filmando una conversación que tuvo luego con
un miembro de las FARC en la cárcel, en la que discutieron su deseo
de que les proveyera con equipo de comunicaciones. Cuando fueron
confrontados con la cinta que confirmaba la historia del informante,
los agentes en Bogotá se quejaron de que el informante y el grupo de
la DEA de Florida habían hecho era ilegal y no podrían obtener la
liberación del informante”.
Los agentes de Florida siguieron tratando de
revivir la investigación, pero los agentes de Bogotá continuaron
frustrándola de una forma u otra. Eventualmente, el informante fue
liberado de prisión y trató de comenzar otra vez su trabajo con los
agentes de Florida, pero un agente de la oficina de Bogotá viajó a
Washington D.C. y se las arregló para convencer a los mandos de la
DEA de desestimar la investigación.
Cuando el informante se acercó a la DEA una vez
más con información, escribe Kent, “el agente de Bogotá que viajó
a Washington D.C. afirmó esta vez que el informante era pedófilo. La
investigación se detuvo. El agente de Bogotá fue solicitado de
probar su afirmación pero no pudo aportar evidencia alguna”. El
agente cambió entonces de táctica, arguyendo que la DEA no podía
trabajar con el informante porque las FARC podrían obtener el equipo
de comunicación. También afirmó que uno de los objetivos de la
investigación ligada a las FARC no estaba involucrado en narcotráfico
–inclusive luego de que la oficina de Bogotá identificó
previamente al individuo como narcotraficante.
“El agente [de Bogotá] no pudo disuadir a los
involucrados en la investigación, y finalmente la tomaron con la
asistencia de la NSA”, establece el memo. “La investigación
continuó hasta que el informante recibió un fax que lo identificaba
como un informante de la DEA sobre las FARC. El documento reflejaba
información que el grupo de la DEA en Florida había provisto con
anterioridad a los corruptos agentes de Bogotá”.
En otras palabras, alguien expuso al informante
del grupo de Florida, volviéndolo un objetivo de mucha gente
peligrosa, incluyendo a las FARC, y la herramienta para usada para
exponerlo era información propiedad de la DEA que parecía salir de
la oficina de la agencia en Bogotá. Los agentes de la DEA en Florida
buscaron la fuente de esa información y siguieron el rastro a otros
muchos informantes de la DEA. Los agentes de Florida intervinieron
entonces teléfonos y grabaron conversaciones entre sus informantes y
los otros informantes de la DEA que tenían relación con la información
filtrada. Las grabaciones revelaron que un narcotraficante había de
hecho obtenido la información interna de la DEA que fue usada para
exponer al informante del grupo de Florida.
“La persona [el narcotraficante] es también un
informante de la DEA”, afirma el memorándum, “y se cree que ha
sido controlado por la oficina de campo de Bogotá. Entre otras cosas,
se alegó que el informante tenía muchos agentes en su nómina que le
daban información clasificada. Los agentes se creía trabajaban en
Colombia y en Washington D.C.”.
Las grabaciones que revelaron esta información
condenatoria fueron entregadas a la Oficina de Responsabilidad
Profesional (OPR) y a la Oficina del Inspector General (OIG),
establece Kent en el memorándum. Los agentes en la oficina de la DEA
en Florida también trataron de realizar una emboscada contra los
supuestamente corruptos agentes de Bogotá y Washington D.C.
“La reunión [la emboscada] fue desarmada
cuando se supo que los agentes supieron de la trampa”, afirma el
memorándum. “…El informante que fue identificado… como el
traficante de narcóticos con muchos agentes en su nómina, fue
eventualmente traído a Florida para tomar una prueba de polígrafo
sobre los alegatos de que estaba obteniendo documentos clasificados de
agentes en Bogotá y otras partes”.
Kent dice que el narcotraficante pasó la prueba
del detector de mentiras en Florida, cuando fue preguntado si agentes
le pasaban documentos clasificados y el aseguró que no. Pero la OPR
misteriosamente ordenó que el poligrafista no informara sobre la
prueba: “Recibió instrucciones [de decir] que la prueba nunca tuvo
lugar”.
La inundación
Los alegatos de corrupción hechos en el memorándum
de Kent son asombrosos, pero los agentes en la oficina de la DEA en
Bogotá no son los primeros en haber sido acusados de participar en
conspiraciones de narcotráfico. Historias parecidas involucrando a
agentes de la DEA fuera de Estados Unidos han surgido en el pasado. Y
aunque los cargos sostenidos por Kent en su memorándum de 2004 han
pasado ahora ya ante muchos ojos, no han recibido la luz del día. En
vez de eso, como en casos similares en el pasado, han sido enterrados
en los retorcidos pliegues de la burocracia del Departamento de
Justicia.
Kent ya no está en la unidad de intervención
telefónica de la NDDS en Washington. Ha sido transferido a Nashville,
de acuerdo a fuentes familiarizadas con el memorándum. Irónicamente,
el jefe de la NDDS a quien Kent dirigió el memorándun, Jodi L.
Avergun, es ahora jefe de gabinete en la DEA.
Además, el pedido de Kent de enviar los alegatos
de corrupción en Bogotá a la Sección Integridad Pública del
Departamento de Justicia fue denegada, y su memorándum enterrado
hasta hoy.
Una investigación completa de sus alegatos podría
muy bien probar que la oficina de la DEA en Bogotá está tan limpia
como un suspiro. Pero si es ése el caso, ¿porque entonces el
Departamento de Justicia ha escogido silenciar y castigar a los
confidentes en este caso más que dar una mirada a sus quejas?
Del memorándum de Kent:
“Si somos incapaces arreglar una junta entre
los agentes reportados y los abogados dentro del Departamento de
Justicia que tienen la tarea de asegurar que los agentes corruptos no
lo sean, entonces creo firmemente que observaremos desde la orilla
como salen los alegatos en una corte, en las noticias y en Capital
Hill. Los agentes reportados han puesto su confianza en mí… les he
asegurado que sacaré el tema con ustedes con un recuento mucho más
detallado de los alegatos y cómo la DEA y la OPR, y ahora al parecer
la OIG, han fallado en investigar completamente los alegatos y llamar
a cuentas a los responsables.
“Si podemos poner juntos con la Sección de
Integridad Pública, me aseguran que otros agentes que han guardado
silencio hasta este punto por miedo a la venganza dirán algo. Esos
agentes tienen evidencia adicional que no figura en los archivos en
poder de la OPR y la OIG. Creo, basado en sus representaciones, que
nueva evidencia sola pondría a los agentes corruptos en prisión.”
Dada la pretensión que define la guerra contra
las drogas, el memorándum de Kent (que básicamente rescribe el guión
de esa guerra) no será precisamente un gran vendedor en Washington
D.C. pronto –estando ausente la presión de los grandes medios.
¿Y que hay de los guardianes de la libertad de
los grandes medios? ¿Tomarán el plato de esta historia, dada su
afición a adherirse al guión normal de guerra contra las drogas? El
hecho de que Narco News esté primiciando esta historia puede decirnos
primero todo lo que necesitamos saber sobre este frente.
Pero la verdad, como el agua, siempre saca la
basura a la superficie. Y en este caso, el dique que contiene la
verdad en la así llamada guerra contra las drogas puede estar cerca
de romperse. ¿Por cuánto más las naciones en América Latina y
alrededor del mundo aceptarán la presencia impuesta de los guerreros
de la droga estadounidenses en sus tierras, cuando esos mismos agentes
y burócratas se meten a fondo en el comercio de drogas, que
supuestamente deberían desaparecer, con completa impunidad y protección
de sus superiores en casa?
“Los agentes que informaron los… alegatos [de
corrupción] lo hicieron para corregir los errores cometidos por otros
miembros de la DEA y la OPR”, afirma Kent en el memorándum.
“Estos intentos de hacerlo llevaron a la revancha… las fisuras en
el manto que la DEA y la OPR han tratado de poner a este problema son
cada vez más grandes”.
“Es sólo cuestión de tiempo antes de que la
cosa estalle…”
La DEA respondió a la nota de Narco News
diciendo que investigará a sus agentes en Colombia
Por
Dan Feder
The
Narcosphere, 16/01/06
La DEA ya sintió el calor del explosivo
reportaje de Bill Conroy publicado en Narco News hace una semana.
Conroy recibió filtrado un memorándum interno escrito por el abogado
Thomas M. Kent, que trabajaba en el Departamento de Justicia. El memo
acusaba a agentes de la DEA trabajando en Colombia de corrupción en
masa, de cooperar con narcotraficantes, de asesinar informantes y de
ayudar a los derechistas paramilitares de ese país a lavar dinero de
drogas.
Luego, el viernes pasado, apenas cuatro días más
tarde, la DEA respondió a las preguntas de los periodistas con la
siguiente declaración por correo electrónico, prometiendo una
investigación completa sobre estas acusaciones “extremadamente
serias”...
Declaración de la DEA:
La Oficina de Control de Drogas (DEA)
mantiene nuestra fuerza de trabajo en los más altos niveles éticos y
ve el comportamiento ético en el deber como nuestra primera
prioridad. La DEA toma muy seriamente los alegatos de mala conducta,
abuso de posición o acción criminal. Los alegatos reportados en The
Narco News Bulletin son extremadamente serios. La Oficina de
Responsabilidad Profesional de la DEA está investigando las
acusaciones que se han hecho. La DEA continuará asegurando la justa e
imparcial impartición de justicia y mantendrá la integridad y
reputación de nuestra destacada fuerza de trabajo.
Garrison
K. Courtney
DEA
Public Affairs
Se ha roto el silencio, y pronto la DEA tendrá
que explicar por qué falló en responder a estos alegatos por más de
un año y silenció a los agentes que trataron de denunciar la
corrupción.
Pero tomen este anuncio como un grano de sal. La
misma Oficina de Responsabilidad Profesional de la DEA que promete
investigar estos cargos es nombrada en el memo de Kent como líder en
la cobertura que los detuvo de sacar esto a la luz hace rato.
Esta historia irá solamente cobrando más
velocidad, así que sigan en sintonía...
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