China
abandona el dólar
Por
Alfredo Jaliffe Rahme
La
Jornada, 11/01/06
Peter
Grandich, titular de la Carta Grandich, especializada en el mercado de
metales, califica el abandono del dólar por China de "golpe
mortal", mientras Mike Whitney (MW), de Information Clearing
House ("China coloca un collar de fuerza al dólar",
9/1/06), sopesa en forma dramática las consecuencias de la decisión
china de diversificar sus reservas en una canasta, que pueden tornarse
un "Armagedón (sic) económico".
Las
reservas foráneas de China alcanzaron a fin de año la asombrosa
cifra de 800 mil millones de dólares: más que el PIB de México y
casi 2.5 veces más que todas las reservas del moribundo FMI, lo cual
exhibe el desequilibrio planetario en todo su resplandor. Pero no es
lo mismo que Chile diversifique sus magras reservas de 15 mil millones
de dólares, que no le quitan ningún pelo al felino dolarcéntrico, a
que China amague solamente con hacer lo mismo.
Se
acentúa así la "guerra financiera global" que no se atrevía
a pronunciar abiertamente su nombre. Hace seis meses Bajo la Lupa
(27/7/ 05) había adelantado el escenario presente: ¿Revaluación del
yuan o sepultura del dólar? Se sabía que China más temprano que
tarde iniciaría la diversificación de sus reservas que, en lugar de
ganar, pierden debido a la gran proporción de devaluados dólares
chatarra en su cartera.
Tanto
la primera reserva mundial, Japón, con alrededor de un millón de
millones en reservas, como Sudcorea, con cerca de 210 mil millones de
dólares (casi tres veces más que las del Banco de México, para que
no presuma tanto Fox), habían advertido con bastante antelación su
deseo de diversificar sus tenencias a otras divisas que por necesidad
serían el euro, el yen y, en un futuro cercano, el yuan chino –no
se diga el oro y la plata.
Tampoco
hay que perder de vista que el anuncio chino viene días después de
que el unilateralismo bushiano, mediante el muy tóxico Robert Bruce
Zoellick (el segundo de a bordo de la amazona Condy Rice, ex consejero
de la mafiosa gasera texana Enron, y firmante del irredentista Nuevo
Proyecto Estadounidense) puso en la lista negra de su alucinante
boicot económico a empresas chinas que comercian con Irán.
Desde
que Baby Bush llegó al poder, señala MW, el oro pasó de un rango de
200 dólares a 540 la onza y refiere que el anuncio de la Reserva
Federal –de ocultar la medición del M3 "con el fin de imprimir
más billetes y así absorber las ondas de choque de la venta masiva
de dólares sin que el público se entere"– contribuyó a la
decisión de China, que también sufre fuertes embates de EEUU para
revaluar al yuan.
"La
decisión china significa", a juicio de MW, "que entramos a
un periodo de inestabilidad económica donde el futuro de EEUU se
encuentra ampliamente en manos de sus acreedores. Ahora la política
económica en China determinará las tasas de interés de las
hipotecas en EEUU. Bienvenidos al nuevo orden mundial,
camaradas."
El
6 de junio pasado la Administración del Estado de Divisas Foráneas
de China (SAFE, por sus siglas en inglés) anunció la
"reorganización la estructura de sus reservas" para
apuntalar su "estrategia nacional". Ya el pasado septiembre,
Zheng Xinli, economista de la Oficina de Investigación de Política
Central, había aconsejado que China debería invertir sus reservas
foráneas en "recursos energéticos de ultramar". Ni tarda
ni perezosa, la petrolera china CNOOC (siglas en inglés),
especializada en compras foráneas, adquirió 45 por ciento de las
acciones de una empresa análoga de Nigeria por 2 mil 269 millones de
dólares (Xinhua, 10/1/06), el mismo día de la visita del flamante
presidente Evo Morales a China, la cual se apresta a realizar
importantes inversiones en el sector energético de Bolivia que
detenta las segundas reservas más importantes de gas en el continente
americano.
Con
cuatro días de retraso, The Washington Post (TWP), el rotativo del
establishment, admitió, en referencia al anuncio de SAFE, que
"China pierde confianza en el dólar" (9/1/06). Desde
Shanghai, el reportero del TWP Peter S. Goodman (PSG) agregó: la
"preocupación china de haber ligado sus ahorros tan
estrechamente al dólar, divisa que muchos economistas consideran
destinada a sucumbir", y que también cambiaría su política de
comprar bonos del Tesoro. No lo dice PSG, pero, hasta octubre pasado,
China y los inversionistas privados chinos poseían 247 mil 600
millones de dólares en bonos del Tesoro, la segunda tenencia también
detrás de Japón, lo que no obsta para que exhiba su profunda
preocupación: "aún un mínimo giro en la composición de las
inversiones chinas en dólares (nota: reservas, bonos del Tesoro,
bienes raíces, acciones, etcétera) podrían empujar el valor del
billete verde hacia abajo". PSG cita a Shanghai Securities News,
que divulga la intención de China de "cambiar sus ahorros al
euro y al yen, o a la compra de materias primas como el petróleo (¡supersic!)
como reserva energética estratégica". ¡Vámonos!
Hay
que reconocer que son estratégicamente brillantes las autoridades
chinas, a diferencia de los ultramontanos neoliberales mexicanos tan
cacofónicamente infatuados en proporción a su obscena mediocridad.
Ni los dos hombres más ricos de EEUU (y del mundo), Bill Gates y
Warren Buffett, desde hace ya un buen año apuestan su fortuna al
billete verde, como alucinan los alrededor de 350 dizque economistas
parasitarios del Banco de "México" (sic) que
"dirige" el grotesco fanático monetarista Ortiz Martínez,
quien defiende a capa y espada al dólar, más que Alan Greenspan y
Ben helicóptero Bernanke juntos.
PSG
no dice nada sobre el oro que compran pletóricamente China, India,
Japón, Rusia, Sudcorea, las petrocracias del Medio Oriente y hasta
Australia, que rompió filas con la cohesión anglosajona de la
decadente anglósfera. Si el Banco de México, en la etapa aciaga del
cordobista Ortiz Martínez, y las autoridades hacendarias, en
coordinación con el cada día más patéticamente fatal gobierno
neoliberal foxiano, fueran inteligentes (lo cual sería demasiado
pedir) y no se dejasen conducir por sus amos de la Reserva Federal, ya
hubieran emitido abundantes monedas de plata (de la que México, pese
a la neoliberal kakistocracia –el "gobierno de los
peores"– sigue siendo el primer productor mundial), o su
equivalente en una generosa emisión de platabonos, que seguramente
los países asiáticos con excedentes de corcholatas llamadas dólares
comprarían con singular alegría y agradecimiento.
A
nadie se le escapa en China que la diversificación a otras divisas,
al "oro negro", y al oro amarillo, hacen vulnerables las
reservas colocadas en dólares. Yu Yongding, economista del Banco
Central chino, citado por PSG, aduce que los "países con amplias
reservas foráneas tendrán sus activos encogidos".
PSG
sigue aferrado a su divisa natal y no comparte el tan dramático
desenlace del fin de la "era del dólar", y quizá peque de
excesiva ingenuidad: "Si China y Japón condujeran una caída
significativa del dólar, también sufrirían las consecuencias:
exportaciones abruptamente disminuidas conforme los estadounidenses
pierdan su poder adquisitivo, además de una caída en el valor de sus
activos en dólares". ¿Que querrá decir "caída
significativa"?
En
un enfoque más académico, Martin Feldstein, profesor de economía de
Harvard, fustiga la ligereza de la "prensa de negocios" y
sus "analistas financieros" (nota: no son
"analistas", sino vulgares propagandistas muy bien
lubricados) y considera que el "valor real del dólar ponderado
mercantilmente debe caer por lo menos (¡sic!) 30 por ciento para que
su déficit comercial disminuya a un nivel más sostenible de 3 por
ciento del PIB. (...) Puden ocurrir descensos más profundos. A la
mitad de la década de 1980, déficit de cuenta corriente menores de 4
por ciento del PIB provocaron una caída de 40 por ciento"
("La bonanza del tío Sam podría ser para nada lo que
parece", The Financial Times, 9/1/06). ¿En cuánto se desplomará,
entonces, el hilarante "superpeso" foxiano, con todo y su
delirante blindaje, que ligó su suerte neoliberal al dolarcentrismo
bushiano?
Los
dilectos y avisados lectores de Bajo la Lupa (muchos, inclusive, han
hecho fortuna) no se sorprenderán de que, debido a la vulnerabilidad
del dólar, la onza del oro haya superado los 550 dólares por primera
vez desde hace un cuarto de siglo. ¡Provecho!
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