Bush,
el fanático del déficit
Por
Michael Parenti michelcollon.info, 01/06/06
Traducido del francés por Beatriz Morales Bastos
La política
oculta de los gastos excedentes: Cuando los gastos del gobierno
exceden a sus ingresos se habla de gastos excedentes. Para afrontar su
déficit anual, el gobierno pide prestado a personas e instituciones
financieras ricas, tanto estadounidenses como extranjeras. La
acumulación de estos déficit anuales constituye la deuda nacional.
Los dirigentes
conservadores que cantan las alabanzas de la « responsabilidad fiscal
» son los más empeñados en acumular estos gastos excedentes. En
ocho años (1981–88), la administración Reagan triplicó la deuda
nacional y la hizo aumentar de 900.000 millones de dólares a
2.700.000 millones. Durante los siguientes cuatro años la
administración Bush padre (1989–92) la hizo ascender a 4. 500.000
millones.
La administración
Clinton (1993–2000) ralentizó el ritmo de acumulación de la deuda
e incluso produjo un importante excedente presupuestario en el curso
de sus tres últimos años proyectando un enorme excedente que se
suponía iba a aligerar en una década la mayor parte de la deuda.
Pero la administración
de Bush hijo invirtió esta tendencia con reducciones masivas de
impuestos y tasas, y con gastos excedentes récord, e hizo pasar la
deuda nacional de 5.800.000 millones de dólares a casi 9.000.000 en
menos de seis años. Cuando Bush abandone la Casa Blanca, esto es, en
enero de 2009, la deuda superará sin duda alguna los 10.000.000
millones de dólares.
En 1993, los pagos
anuales del gobierno federal concernientes a la devolución de la
deuda nacional se elevaban a 210.000 millones de dólares. En 2006
pasaron a unos 430.000. Diversos elementos explican esta deuda
nacional:
En primer lugar, los
miles de millones de dólares de la supresión de las tasa para
personas y sociedades ricas representan una pérdida de ingresos que
cada vez se ha compensado más con préstamos. El gobierno se endeuda
frenéticamente con los grandes intereses financieros en vez de
aplicarles impuestos como sería mucho mejor.
En segundo lugar,
existe el impacto, nefasto para el presupuesto, de los gastos
militares, lo mismo que los costes operativos adicionales de las
guerras actuales. En consecuencia, entre 2003 y 2006 Bush hijo gasta
al mes en su guerra de Iraq 10.000 millones de dólares además de su
presupuesto normal de gastos militares que únicamente para el
ejercicio fiscal de 2006 él ha aumentado a más de 420.000 millones
de dólares.
En tercer lugar, la
propia deuda nacional creciente contribuye a la acumulación de la
deuda. Como la deuda aumenta, los intereses que hay que pagar aumentan
también. Cada año una parte más elevada de la devolución de la
deuda se reserva únicamente a los intereses y, en consecuencia, se
dedican montantes menores a la devolución de la propia deuda. En 1990
más del 80% del conjunto de los montantes que el gobierno había
pedido prestados han servido para pagar los intereses del dinero que
se había pedido prestado antes. En consecuencia, la deuda se
convierte en su propio motor de alimentación. Los intereses pagados
sobre la deuda federal cada año constituyen el segundo elemento en
importancia en el presupuesto disponible (después de los gastos
militares).
El cuarto lugar, de
esto se sigue que los enormes déficit constituyen una manera de
privatizar el propio presupuesto federal. Cuanto más elevada es la
deuda, más importante es la parte de cada dólar de impuesto retirado
del sector público para alimentar las cuentas privadas de las
personas muy ricas.
En quinto lugar,
cuanto más elevada es la deuda, más excusas tiene los dirigentes de
derecha para deshacer los fondos de los servicios sociales. Así,
sabemos ahora que con semejante déficit, sencillamente no hay dinero
para "futilidades" como los cuidados hospitalarios, la
vivienda y la enseñanza.
Para obtener prestado
dinero el gobierno vende bonos del tesoro. Estos bonos son órdenes de
pago reembolsables al cabo de un número determinado de años. ¿Quién
cobra los cientos de miles de millones de dólares de intereses
anuales de estos bonos? Sobre todo individuos, sociedades de inversión,
bancos e inversores extranjeros que tiene suficiente dinero como para
obtener los bonos. ¿Quién paga los intereses (y lo principal)? En
gran parte, los simples contribuyentes estadounidenses.
El pago de los
intereses de la deuda federal constituye una redistribución de la
riqueza producida por las personas que trabajan hacia quienes viven de
su riqueza personal, es decir, una redistribución que se opera
esencialmente hacia arriba.
Es una forma ocultad
de tasación privada. Como decía Karl Marx hace casi 150 años : «
La única parte de la llamada la riqueza nacional que entra realmente
en la propiedad colectiva de los pueblos modernos es su deuda nacional
».
La deuda sirve
verdaderamente a la clase capitalista. Los capitalistas en vez de
invertir su riqueza acumulada en una nueva producción que obstruiría
el mercado y quedaría sin pagar, invierten en bonos del tesoro de
Estados Unidos. Prestar dinero al gobierno se convierte en una inversión
relativamente poco arriesgada pero mucho más rentable.
Las predicciones de
importantes excedentes presupuestarios no tiene en cuenta tampoco unos
déficit adicionales pero ocultos ya existentes. En primer lugar, está
el déficit « fuera de presupuesto », una argucia de contabilidad
que permite al gobierno pedir prestado miles de millones
suplementarios fuera del presupuesto normal. El gobierno crea una
sociedad nominalmente « privada » para pedir prestado dinero en su
nombre.
Por ejemplo, los
fondos destinados a subsidiar los préstamos agrícolas son recaudados
por el Farm Credit System, una red de bancos fuera de presupuesto, en
vez de ser proporcionados por el departamento de agricultura vía el
presupuesto normal. El Congreso ha creado también una agencia fuera
de presupuesto conocida con el nombre de Financing Corporation para
pedir prestados los centenares de miles de millones de dólares
necesarios para el reflotar el ahorro y préstamo en vez de
recurrir al departamento del tesoro. Esta sumas son retiradas de los
ingresos general, con las felicitaciones del contribuyente
estadounidense.
Otro déficit oculto
se sitúa en el comercio. Como consumimos más de lo que producimos, e
importamos y pedimos prestado del extranjero más de lo que
exportamos, aumenta sin cesar la deuda estadounidense cara a los
acreedores extranjeros. El pago de los intereses de los miles de
millones de dólares pedidos prestados al extranjero también tiene
que ser asumido por los contribuyentes estadounidenses.
La Seguridad Social
también es utilizada para camuflar el verdadero déficit. La deducción
salarial de la Seguridad Social – una tasa regresiva –aumentó
considerablemente durante los años Reagan y produce un excedente
anual de más de 120.000 millones de dólares. En 1991 el 38% de los
contribuyentes estadounidenses pagaban más en tasas de la Seguridad
Social que en impuestos federales sobre los ingresos. Muchos
estadounidenses aceptan de buen grado estas deducciones salariales
porque creen que estos fondos se reservan para sus pensiones. A
principios de 2006 los fondos de excedente de la Seguridad Social eran
sobre el papel unos 1.800.000 millones de dólares.
Pero todos estos
fondos se han utilizado para compensar los déficit del presupuesto
normal, pagar las limusinas de la Casa Blanca, las guerras, a los
agentes del FBI, los subsidios a las sociedades, el interés de la
deuda y otros aspectos del presupuesto federal. Puesto que los
excedentes no son invertidos sino que se gastan en otras finalidades
del presupuesto federal, algunos políticos pretenden que el Trust
Fund está « vacío » o que ya se ha gastado. El propio Bush no dice
ni una palabra de la existencia (o no–existencia) de estos 1.800.000
millones de dólares.
Los dirigentes políticos
estadounidenses han ignorado sistemáticamente los remedios más
eficaces para reducir esta astronómica deuda nacional:
(a) reducir
considerablemente los créditos de tasas, deducciones y refugios
fiscales para personas y sociedades;
(b) practicar fuertes
recortes a los colosales subsidios concedidos al mundo de los negocios
y al agro–business que contribuyen poco a la creación de
empleo y mucho a llenar las arcas de los más ricos;
(c) reintroducir un
impuesto progresivo sobre los ingresos que reportaría centenares de
miles de millones de dólares de más a las arcas del Estado, y
(d) reducir
considerablemente el infladísimo presupuesto militar y redirigir los
gastos a sectores más productivos y socialmente más útiles a la
economía.
En resumen : En casi
cualquier tipo de empresa el gobierno [estadounidense] ha ofrecido al
mundo de los negocios oportunidades de ganancias privadas en
detrimento de todo aquello que es público. El gobierno favorece la
acumulación de capital privado por medio de un proceso de subsidios ,
de apoyo financiero y de gastos excedentes, así como por medio de un
sistema de impuestos cada vez menos equitativo.
Desde los
propietarios de ranchos a los propietarios de hoteles, desde los
corredores a los banqueros, desde los constructores de automóviles a
los fabricantes de misiles, lo que prevalece es, para los ricos, una
prosperidad de tal magnitud que lo único que podemos hacer es
quedarnos estupefactos ante la audacia de los dirigentes de sociedades
cuando predican las virtudes de sólo contar con uno mismo cada vez
que unas formas menores de asistencia publica corren el riesgo de
llegar a manos que no son las suyas.
.-
Entre las obras más recientes de Michael Parenti : Superpatriotism
(City Lights), The Assassination of Julius Caesar (New
Press) [Publicado en castellano como El asesinato de julio César,
Hiru, Hondarribi, 2005] y recientemente, The Culture Struggle
(Seven Stories Press).
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