El Banco Mundial lucra con los países pobres
Por
Anil Netto
Inter
Press Service (IPS), 19/09/06
Singapur.– El Banco Mundial recibe más dinero
de los países pobres del que les da, advirtió la red internacional
Social Watch (Control Ciudadano), mientras transcurre en esta
ciudad–estado asiática la reunión anual conjunta de esa institución
multilateral de crédito y el FMI.
El informe anual de Social Watch de 2006, que
postula una profunda reforma del actual sistema financiero
internacional, fue presentado este martes, al mismo tiempo que el
Banco Mundial presentaba un controvertido plan contra la corrupción
en los países en desarrollo.
Las transferencias netas del Banco Mundial a los
países en desarrollo han sido negativas todos los años desde 1991,
señala el informe.
Es decir que la suma de las cuotas y los
intereses pagados por esos países al Banco Mundial es superior a la
de los giros de estas instituciones a sus gobiernos.
El único aporte al desarrollo del Banco
Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), rama del Banco
Mundial al servicio de países de ingreso mediano y pobres con
capacidad de repago, consiste en desembolsos para que los estados que
le deben dinero puedan honrar esas deudas, según Social Watch.
La Asociación Internacional de Fomento (AIF),
que ofrece créditos sin intereses y donaciones a los países más
pobres para estimular su crecimiento económico, es la única fuente
de financiamiento neto del Banco Mundial.
Pero el monto de esos desembolsos asciende apenas
a entre 4.000 y 5.000 millones de dólares al año. El aporte neto de
todo el Banco a las finanzas del mundo en desarrollo es negativa en
unos 1.200 millones de dólares.
Por tanto, la institución "fracasó en el
cumplimiento de su misión", dijo Social Watch, red de unas 400
organizaciones de la sociedad civil de 60 países que impulsan la
erradicación de la pobreza.
Mientras, el Banco Mundial se ha embarcado, según
sus críticos, en una ofensiva de relaciones públicas que apela a la
retórica de la gobernanza y la erradicación de la pobreza.
Esa campaña tiene el objetivo, aseguran, de
enmascarar su agenda neoliberal, que incluye desregulaciones,
privatizaciones y la eliminación de los subsidios gubernamentales a
servicios esenciales.
La gobernanza no es un fin en si mismo, sino la
base del camino hacia la erradicación de la pobreza, dijo este martes
el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, ante la conferencia
conjunta de su institución y el FMI (Fondo Monetario Internacional).
"Ella lleva a acelerar y fortalecer el
crecimiento. También asegura que cada dólar es usado para combatir
la pobreza, el hambre y la enfermedad", dijo.
Wolfowitz aseguró que la gobernanza, "un
concepto mucho más amplio que la anticorrupción", está
concebida como mecanismo de reducción de la pobreza y no como una
nueva condición para otorgar préstamos.
"Los gobiernos son los socios clave del
Banco en los programas de gobernanza y anticorrupción. Aunque, de
acuerdo con su mandato, el Banco debería estar abierto a otros
socios, como instituciones locales, de acuerdo con las características
de cada país", informó este lunes en un comunicado el Comité
de Desarrollo del FMI y el Banco Mundial.
En el pasado, la corrupción en algunos regímenes
fue alentada por el Banco Mundial, según activistas.
El Banco vertió unos 30.000 millones de dólares
a lo largo de 30 años en las arcas de la dictadura de Alí Suharto en
Indonesia y toleró su virtual desaparición. Al mismo tiempo, no
prestó atención a las evidentes violaciones de los derechos humanos
en ese país, con lo que contribuyó a legitimar el régimen.
Cuando Suharto fue finalmente derrocado, la
credibilidad de la retórica del Banco sobre la gobernanza cayó en
picada.
Organizaciones de la sociedad civil consideran
que la credibilidad de las demandas de transparencia del Banco Mundial
mejoraría si la institución fuera, ella misma, transparente, a través
de auditorías sobre sus proyectos y el apoyo a los funcionarios que
denuncian malas prácticas.
Un ex funcionario del Banco, que solicitó
reserva de su identidad, manifestó dudas sobe la viabilidad de las
normas anticorrupción formuladas por Wolfowitz.
"¿Cómo crearán los equipos anticorrupción?
¿Serán consultores, funcionarios del banco, organizaciones de la
sociedad civil?", se preguntó.
Algunos activistas consideran simplista una
excesiva atención sobre la corrupción, y advierten que la encomiable
meta de la gobernanza no es suficiente para alentar el desarrollo.
"La agenda de la gobernanza puede percibirse
como precondición para el desarrollo más que como un objetivo
importante y deseable. Nosotros cuestionamos eso", dijo la semana
pasada el profesor de economía Mushtaq Husain Khan en un informe al
Grupo de los 24, que representa al Sur ante las instituciones
multilaterales de crédito.
Las reformas del Banco deberían incluir sus
mecanismos de toma de decisiones, que favorecen a los países ricos.
Estados Unidos, por ejemplo, cuenta con un director ejecutivo y 17,5
por ciento del poder de voto. Japón también tiene un director y
siete por ciento de los votos en la dirección del Banco.
Mientras, África cuenta con tres directores
ejecutivos en representación de 53 países, que suman ocho por ciento
del poder de voto.
A pesar de contar con tan magro poder dentro del
Banco y el FMI, los países pobres son los que financian el grueso de
los costos administrativos de ambas instituciones, mediante el pago de
intereses y otros servicios de deuda, según Social Watch.
Las recetas del Banco y el FMI han beneficiado a
grandes compañías privadas, pero no a los pobres de los países que
reciben los créditos, según Social Watch.
Los proyectos financiados con esos préstamos han
tenido efectos desastrosos en algunos de esos países. Esos créditos
estuvieron, en muchas ocasiones, condicionados a privatizaciones,
desregulaciones y apertura de mercados a las importaciones.
En Sri Lanka, por ejemplo, los bancos de
desarrollo como el Mundial han defendido el recorte de subsidios a los
fertilizantes y semillas, la privatización de las empresas que
producen esos insumos y la venta de molinos.
"El Banco Mundial destruye nuestros sistemas
agrícolas tradicionales y nuestro modo de vida", dijo D.R.
Jayatilake, del Movimiento por la Tierra Nacional y la Reforma
Agraria.
"El Banco promueve una 'reforma agraria
asistida por el mercado'", dijo Henry Saragih, coordinador
general del movimiento internacional de agricultores La Vía
Campesina. Otros proyectos financiados por el Banco derivaron en el
desalojo de comunidades rurales de sus predios, en beneficio de compañías
transnacionales.
El FMI se maquilla
Por
Anil Netto
Inter
Press Service (IPS), 18/09/06
Singapur.– El FMI aumentó este lunes el peso
de China, Corea del Sur, México y Turquía en la toma de decisiones
de la institución, la mayor reforma en la historia de esta organización
multilateral, aunque considerada cosmética por activistas.
La resolución fue adoptada en Singapur por 90
por ciento de los votos de la Junta de Gobernadores del FMI (Fondo
Monetario Internacional), en vísperas de la reunión conjunta de esta
institución con el Banco Mundial.
Organizaciones de la sociedad civil advirtieron
que la decisión parece un intento de parte del Fondo por recrearse
ante las fuertes críticas de la sociedad civil y la creciente crisis
presupuestaria interna.
Poco antes, 13 activistas acreditados para
asistir a la conferencia protestaron dentro del Centro de Convenciones
Suntec contra los condicionamientos impuestos por el FMI a sus créditos
a los países pobres.
Los activistas vestían camisetas que rezaban
"acaben con los condicionamientos", estaban esposados y
llevaban candelas prendidas. También gritaban "FMI, no dañes más
a los pobres", y llevaban carteles que decían "las
condiciones dañan la democracia".
El Comité Monetario y Financiero de la Junta de
Gobernadores del FMI destacó la importancia de sus "reformas de
voces y cuotas" de votación en un comunicado emitido luego de su
reunión del domingo.
En una primera etapa, se asigna a cuatro países
––China, Corea del Sur, México y Turquía–– un pequeño
incremento en su poder de voto, a pesar de la oposición de 23
naciones en desarrollo preocupadas por la posible dilución de sus ya
inaudibles voces.
En la segunda etapa, a comienzos de 2008, habrá
pequeños ajustes en la proporción de votos de otras economías
emergentes y países pobres.
La medida, según el Comité, implica un
importante avance en cuanto a "adecuar las cuotas de votación
con la posición relativa de los miembros en la economía
mundial" y "fortalecer la participación de los países de
ingreso bajo en el FMI".
Pero los países ricos mantendrán su control
sobre el FMI, pues el poder de voto de estos cuatro países aumentará
apenas 1,8 por ciento.
Ministros del Grupo de los 24 (G–24),
representante de un grupo de países en desarrollo en las
instituciones multilaterales de crédito, propusieron triplicar cuanto
antes sus "votos básicos" ––los 250 que tienen todos
los países para reflejar, en cierto modo, la equidad de los
estados"–– y establecer una nueva fórmula de cuotas que
refleje adecuadamente el tamaño relativo de sus economías.
La fórmula aprobada "maquilla" la
seria crisis que afrontan tanto el FMI como el Banco Mundial, según
diversos activistas y expertos. El FMI sufre cuestionamientos a su
legitimidad tras las crisis financieras del sudeste asiático a fines
de los años 90.
A las políticas, recomendaciones y
condicionamientos de la institución, que incluían la liberalización
de los controles de capital, se les atribuye la facilidad con que el
"dinero caliente" fluyó hacia la región sólo para huir de
ella cuando se asomaron algunas malas noticias.
Los paquetes de rescate del FMI estuvieron
condicionados al recorte de gastos gubernamentales y la remoción de
subsidios clave, lo que condujo a un enlentecimiento del crecimiento
económico y a diversos perjuicios para los sectores más pobres de la
población.
Con el colapso de la economía de Rusia en 1998 y
la desintegración económica de Argentina ––el escaparate con que
el FMI promocionaba sus éxitos–– en 2002, la crisis de
legitimidad se profundizó.
Países acreedores como Tailandia e Indonesia se
apresuraron a pagar sus deudas y pudieron fin a sus acuerdos con el
Fondo o declararon su independencia respecto de la institución.
Otras naciones evitaron contraer nuevos empréstitos
por temor a los condicionamientos que incluyen.
El Banco Mundial también afronta una crisis
presupuestaria tras la aguda caída en los ingresos por pago de
intereses y por sus inversiones bancarias.
Ahora, el FMI trata de reinventarse como
organización capaz de poner fin al "desequilibrio"
comercial del mundo.
"La tarea del FMI en el futuro no será la
mera resolución de crisis, sino también la prevención a través de
mecanismos multilaterales de vigilancia", dijo el presidente del
Comité, Gordon Brown, también secretario de Finanzas del gobierno
británico.
Brown dijo que el Comité manifestó sin fisuras
su profundo descontento con la suspensión de las negociaciones de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) y continuó "urgiendo a
todas las naciones a resistir los llamados proteccionistas".
Pero fueron las magras "reformas" lo
que dejó malestar en los activistas. Las decisiones en el FMI
requieren una mayoría de 85 por ciento de los votos. Aunque, de todos
modos, Estados Unidos conserva 17 por ciento del poder, lo que le
confiere una suerte de poder de veto.
"Es como arreglar las sillas de escritorio
del Titanic", ironizó Stephen Mandel, de la Fundación Nueva
Economía (NEF), institución con sede en Londres.
Según los cálculos de NEF, África, que cuenta
con apenas dos asientos entre los 24 de la Junta de Gobernadores del
FMI, cuenta con apenas 4,4 por ciento del poder de voto. Uno de esos
escaños representa a 24 países africanos, y concentra sólo 1,4 por
ciento de los votos en la institución.
Mientras, los países industriales, que
constituyen apenas un quinto de los países que integran el Fondo,
cuentan con 60,4 por ciento del poder de voto. La mitad más pobre
entre los miembros del FMI suman apenas 4,2 por ciento, menos de lo
que posee Francia.
El poder de voto combina, en la actualidad, una
asignación ponderada de acuerdo con las contribuciones al Fondo y 250
"votos básicos" para cada país, estos últimos para
reflejar la equidad entre países.
Como las contribuciones se multiplicaron por 37
desde 1944, la participación del total de los votos básicos se hundió
a 2,1 por ciento del poder total de voto. Ese porcentaje era de 15,6
por ciento en 1958 y de 11,3 por ciento en 1944, cuando se fundó el
FMI.
"Hasta ahora, nada indica que las grandes
potencias reconozcan su representación excesiva ni que estén
dispuestas a hacer las concesiones necesarias para resolver la crisis
de legitimidad", dijo Jeff Powell, coordinador del Bretton Woods
Project, institución con sede en Londres que vigila las actividades
del FMI y el Banco Mundial.
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