Nuevo
orden petrolero mundial: trasnacionales
vs. estados
Alfredo
Jalife–Rahme
La Jornada, 29/11/06
En el contexto de la
abrupta caída del dólar y la desglobalización que arrecia
su ritmo en Europa y el cono sur, el geoestratega W Joseph Stroupe (WJS),
quien acaba de publicar el libro El Rubicón de Rusia: inminente
jaque mate a Occidente, aborda el "nuevo orden petrolero
mundial" (Asia Times, 23 y 24/11/06). WJS, director del
portal geostrategymap.com, es acusado por sus detractores de
ser excesivamente rusófilo, vicio que a veces enturbia
innecesariamente sus excelentes investigaciones geopolíticas en
materia energética.
En vísperas de
la desastrosa invasión ilegal de la dupla anglosajona a Irak
detectamos una dicotomía entre la posesión catastral del petróleo,
dominado ya por la mayoría de los estados productores, y el gas,
avasallado por las trasnacionales anglosajonas (donde sobresalen Shell,
Exxon–Mobil, BP y Chevron–Texaco, seguidas por la francesa Total,
las niponas Inpex y Matsui, y la italiana Eni), gracias a la tecnología
de punta con la que disponen para su licuefacción y cuyo conocimiento
ostentan los países consumidores del G–7.
Alguien nos
pudiera corregir con justa razón y aducir que ejecutamos una
clasificación cualitativa engañosa, que si bien es real en
cuanto se refiere a los lugares segundo, tercero, cuarto, décimo y
onceavo en el rango mundial de las trasnacionales gaseras anglosajonas
y sus "hermanas" del G–7, sería errónea desde el punto
de vista cuantitativo respecto al primer lugar estatal (Gazprom,
de Rusia), el quinto (Sonatrach, de Argelia), el sexto (INOC, de Irán),
el séptimo (ADNOC, de Emiratos Arabes Unidos), y el octavo (ARAMCO,
de Arabia Saudita), según Energy Intelligence Group (datos de 2002
que habría que actualizar).
Todas las
clasificaciones cualitativas se derrumban cuando se
compara la producción de Gazprom (ahora es mucho mayor): 48 mil millones
de pies cúbicos al día (mpcd), que sola supera la producción
sumada (37 mil 484 mpcd) de las trasnacionales del G–7 citadas en la
clasificación cualitativa, ya no se diga la de sus cuatro
seguidoras estatales productoras de gas que suman 24 mil 894 mpcd.
En síntesis:
descontados los trucos taxonómicos, el mundo gasero mundial es
eminentemente ruso y desde el punto de vista cuantitativo se
encuentra predominantemente bajo control estatal desde Rusia hasta Irán,
respectivamente primera y segunda reservas mundiales de gas.
Gazprom merece
toda una enciclopedia, pero baste señalar que sin mucho ruido se
ha posicionado como la tercera empresa mundial a punto de desbancar a
Exxon–Mobil. Más allá de sus azorantes reservas (Rusia detenta el
primer lugar con alrededor de 40 por ciento global, seguido por Irán
con 16 por ciento), Gazprom, donde seguramente saldrá el delfín del
zar Putin, ostenta la mayor red de gasoductos del mundo:150 mil kilómetros.
En forma peligrosa Gazprom se ha vuelto sinónimo de Rusia ("La
nación Gazprom", Pepe Escobar; Asia Times, 26/5/06), lo
cual eleva la puja de la subasta geopolítica por la posesión del gas
global, donde no hay que perder de vista las tendencias recientes en
Bolivia (desprivatizado exitosamente), Argentina (privatizado
perversamente por Repsol, pero que en un descuido con Kirchner pudiera
ser renacionalizado) y a México (privatizado clandestinamente por la
puerta trasera fiscal por los parásitos neoliberales).
El mundo
petrolero es más sencillo de abordar en lo que se refiere a su
posesión catastral en manos estatales de prácticamente todos los
estados productores; en los cuatro primeros lugares brillan
intensamente ARAMCO, de Arabia Saudita, INOC, de Irán, Pemex (la única
empresa mexicana que aparece en la clasificación de la revista Fortune
entre las principales 500 empresas globales, y que manejará la
inexperta Georgina Kessel, desde la Secretaría de Energía, tan
ignara en la materia como quien la nombró: Felipe El Breve)
y PDVSA (Venezuela), seguidas por las trasnacionales anglosajonas.
Queda claro que
el mundo petrolero es eminentemente estatal y pareciera que las
trasnacionales anglosajonas (sumadas de Repsol) se encuentran a la
ofensiva en el mundo gasero, pero a la defensiva en el mundo petrolero
tendencia que se profundizará aún más con la llegada de Rafael
Correa a la presidencia de Ecuador y su retorno a la OPEP.
WJS sustenta que
"Rusia ha impuesto la agenda para una transición global a un
nuevo modelo de seguridad energética internacional diseñada para
paliar las preocupaciones intensas, especialmente de la emergente
Asia", mediante la "promoción de una vasta red de alianzas
a escala mundial con lazos que se caracterizan con rígidos contratos
privados bilaterales de largo–plazo" que han puesto en jaque el
control financiero por EEUU y Gran Bretaña del mercado spot
y del especulativo "papel–petróleo".
El nuevo modelo
de suministro ruso le "da la vuelta al establecido mercado
liberal petrolero global apoyado por EEUU denominado en dólares".
El problema es que Occidente depende del orden vigente para su
seguridad energética. No puede funcionar sin él". Este es, a
juicio de WJS, el "talón de Aquiles de Occidente".
Aduce en forma
persuasiva que en los pasados años, el papel distintivo de Rusia para
la transición del orden global se ha distinguido en tres esferas: la
energía, la economía y la geopolítica. Rememora que a los seis
meses de haber tomado el mando, el zar ruso Putin inició la recaptura
estatal de los energéticos rusos secuestrados por la voraz oligarquía
privatizadora que se había vuelto "cómplice" de las
trasnacionales petroleras y las instituciones financieras de Occidente
con su séquito de multimedia y ONG.
El éxito ruso
de la "soberanía democrática" ("el crecimiento de un
estado corporativo rico y poderoso basado en los recursos")
instigó una "ola global de nacionalizaciones y la consolidación
del control estatal sobre los recursos energéticos, con la pérdida
consiguiente de la influencia y el control de las trasnacionales
petroleras de Occidente". Cita a David Goldwyn, investigador del
Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por sus siglas
en inglés) con sede en Washington, quien considera que "EEUU se
encuentra ahora más inseguro en materia energética que hace 30 años":
el mercado petrolero global se ha vuelto "más frágil" y la
"dependencia creciente de energéticos de China e India erosionan
rápidamente el poder global de EEUU y su influencia en el
mundo".
China e India
sienten haber sido boicoteadas por la Agencia Internacional de Energía
"dominada por las trasnacionales", por lo que han replicado
con su participación accionaria en importantes yacimientos del mundo.
China ha rodeado las exigencias del mercado capitalista controlado por
EEUU y Gran Bretaña, mediante "inversiones cruzadas de varios
niveles" en las que usa la "diplomacia estatal" y ha
concretado "asociaciones estratégicas de energía" con
nueve estados: Rusia, Irán, Venezuela, Brasil, Australia, Sudán,
Indonesia, Kazajstán y Angola.
Las poderosas
trasnacionales solamente controlan 10 por ciento de las reservas
totales del mundo y EEUU depende del "mercado" en 60 por
ciento de sus necesidades energéticas. ¿Cuál será el revire de las
trasnacionales anglosajonas? ¿Cuántas guerras más?.
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